Siempre supe que nunca formaría parte de ningún colectivo, más allá del de los mamíferos omnívoros, con capacidad de pensar. O sea, lo que conocemos como la especie humana.
Y con los años no he hecho más que reafirmarme en esa convicción.
Cuando constato la disciplina inconsciente (que es la buena) de quienes en los guateques rechazan pertenecer a ninguna opción política “pero…”, reconozco la esencia misma de lo que para mí es la verdadera militancia. Bastante días antes de la toma de posesión del nuevo gobierno, de hecho desde que perdieron las elecciones, las fuerzas del progreso ya se saludaban con una frase más o menos común : “prepararos con lo que se nos viene encima”.
Toda una prodigiosa síntesis de lo que hoy y aquí constituye al actitud de quienes representan a la izquierda estética. Es decir, a la única izquierda sobreviviente de la ruina de 1989.
Para empezar, la expresión de su victimismo esencial. No hay una actitud mínimamente crítica hacia las causa de la derrota. Se espera el desastre con un espíritu fatalista, propio de los mártires vocacionales. Estos virtuosos de la derrota, encuentran en ella el alfa y el omega de su existencia social. Como todos los colectivos minoritarios, nacionalistas, gays, leninistas del último día, artistas en paro, etc. suelen tener en común muchas cosas, pero la que no falta nunca es una celebración que recuerda “la derrota fundacional”. Ya sea la del 1 de Abril de 1939 para los republicanos, la del 11 de septiembre de 1714 en Cataluña, la permanente persecución homófoba que resumen en el día de su orgullo los sarasas, el aplastamiento de los proletarios en el 1 de Mayo, el día de llanto palestino, y así hasta la extenuación.
¿Cómo diablos va a haber un colectivo de agredidos históricos que se precie, sin un día que señale el principio del sufrimiento sin fin que los certifica como víctimas?
Luego, ese alimento imprescindible de la paranoia que representa “la amenaza”. ¿La amenaza de qué?¿pues de qué va a ser? De la derecha, naturalmente. La gran confabulación de los poderosos que van a acabar con las míseras ventajas que los trabajadores habían conseguido arañar con su heroica lucha. La tal confabulación no debe ser tan poderosa cuando no ha sido capaz de acabar con los pobres proletarios en el curso de la historia, a pesar de que estos no han cesado un instante de advertirnos sobre la inminencia de la catástrofe.
También hay en la frase/consigna/eslogan, una conminación a extraer de nuevo de los zulos de la honestidad sin fallos de la izquierda, las armas habituales de la resistencia a la opresión. Pancartas con nuevos e ingeniosos eslóganes como lo fue en su día el “Nunca Mais”.
También alianzas estratégicas con aquellos indignados contra el anterior gobierno, a los que se les mostrará su error, proporcionándoles masa crítica y los recursos políticos necesarios para sacarlos de su amateurismo pueril. Luego vendrán las protestas contra los recortes de esos “derechos naturales” de los que ya he hablado otras veces suficientemente.
Y por último, las resistencias numantinas que plantearán los restos del naufragio de las infinitas “agencias nacionales de perjudicados” creadas por el camarada Z para pescar votos entre artistas en paro, malcasados y maltratados, sujetos de sexualidad exótica, nietos de represaliados, y otros simpáticos pícaros, cuyo desmantelamiento espero que constituirá uno de los primeros objetivos de ajuste económico del nuevo gobierno.
He encontrado en un link de uno de mis amigos progres esta perla, que no me resisto a pegar aquí, como ilustración a lo que viene más abajo. (Podéis pincharlo) se titula : Carta de una madre a Soraya Sáenz de Santamaría, y uno de sus impagables párrafos dice así, (ojo al estilo)
(…)“Te voy a explicar lo que significa que tú estés currando a una semana de dar a luz. Voy a explicarte muy clarito las implicaciones que tiene tu sentido absurdo de la responsabilidad y tus ganas de pegar el careto.
1.- Conseguir que las mujeres tuvieran derecho a un permiso de 16 semanas para cuidar de sus hijos, ha costado mucho trabajo y esfuerzo. Ha exigido concienciar a los empresarios y empleadores de lo necesario que era ese periodo de tiempo para cuidar al bebe. Son 16 semanas, sé que se pueden hacer largas por propia experiencia, pero tampoco son un periodo tan largo como para que no hubieran podido pasar sin ti en tu supercurro. Que tu aparezcas a la semana de dar a luz en el curro…lo que dice es “las 16 semanas son superfluas…se puede volver a currar en cualquier momento”. (…)
Y así todo. Forma y fondo.
Naturalmente de los individuos de los que yo hablo aquí, son gente de órbitas cercanas a mí, desde los tiempos en los que creía que los pájaros mamaban. Cultivo la ambigüedad de mí relación con ellos, sin molestarme lo más mínimo en deshacer un malentendido perfectamente entendible, cuya desactivación representaría un esfuerzo intolerable para mí incurable pereza. Es verdad que debería reflexionar un poco sobre la curiosidad antropológica, y sin duda un poco morbosa, que me suelen provocar sus solemnes declaraciones y lamentos, aunque reconozco que suelo dosificarlas convenientemente. No vaya a ser…
Pero todos son gente inteligente; creativa y capaz… También pertenecen a estratos sociales y culturales diversos, tanto de origen como de desarrollo personal. Constituirían un panel muy variado, si no fuera por la homogeneidad de su respuesta política. Tan extrañamente homogénea que me cuesta trabajo aventurar una hipótesis respecto de la naturaleza del nexo que la hace posible.
Debo reconocer que la conclusión a la que he llegado me resulta especialmente repugnante. Creo que el sentimiento que planea inexorablemente en la mente de estas personas y que condiciona y matiza las evidentes contradicciones que les debería enfrentar en teoría, es el odio.
El origen de esa pasión desmedida que es el odio, siempre es muy confuso. Seguramente obedecerá más a una desafortunada combinación de experiencias vitales adversas, que a una desgraciada única causa.
Pero en el contexto en el que estoy planteando hoy la cuestión, interviene otro factor aparentemente absurdo pero que no lo es tanto si pensamos en la escasa carga cultural que soportan habitualmente las generaciones educadas en el franquismo. Ese factor es el frecuente e insospechado carácter hereditario del odio político, o bien su vertiente histórica antagónica, la venganza del Edipo progre contra el Layo falangista.
Esa emoción ciega que es el odio, descoyunta de tal manera la estructura mental del sujeto afectado, que el debate con él queda invalidado ante la incapacidad de acordar unas premisas mínimas para la discusión. La capacidad discursiva de la que esas personas han hecho gala en la multitud de ocasiones en las que uno a debatido con ellas de temas diversos, se esfuma súbitamente en el momento de abrir el debate político.
Cuando se manifiesta esa fobia suele estar dirigida contra alguien concreto. El odio indeterminado es siempre la base, pero para experimentar sus efectos benéficos el odiador necesita una bronca más personal, más próxima; al fin y al cabo no se puede apuñalar a una idea.
Lo malo de todo esto no son, aunque lo sean, las pequeñas quiebras en el afecto que el tiempo no solo no cicatriza sino que agrava, sino más bien la sensación de estar en presencia real de una de las causas más frecuentemente aventuradas para explicar el histórico fracaso de la convivencia entre los españoles.
El odio es uno de los sentimientos más contumaces que afectan al ser humano. Parece un estado de espíritu irreversible. O no tiene marcha atrás o, en el caso hipotético de que se produjera una curación, el sujeto queda en una especie de estado catatónico, como si con el odio se hubiese desvanecido todo signo de vitalidad. El odio ocupa el centro de la vida, una vez que se instala. Se constituye en el objeto de vivir.
Así mismo, cuando esa manía patológica es comunitaria (¡el odio une mucho!) suele crear unas condiciones de realimentación muy eficaces, como sucede por otra parte con toda secta. A los rituales tradicionales, reuniones, tertulias, manis, guateques y otras complicidades, se han añadido ahora los trasmallos virtuales en los que la estimulación mutua y colectiva, mantiene con pleno vigor esa “saludable” fobia compartida.
Lo grande del caso es que ese deprimente colectivo está constituido por personas con una realidad socio-económica desahogada, muchas veces con origen en oportunidades y subvenciones proporcionadas a lo largo de su vida profesional por gobiernos situados en el “lado oscuro” del espectro, o sea “la derechona”, y para cuya obtención estos seres suelen disponer de una rara habilidad.
En fin, lo cierto es que no creo que a pesar de la frase que ha justificado toda esta tabarra, estos chicos vayan a sufrir tampoco esta vez grandes percances en su condición de burgueses acomodados.
Y eso si no ascienden; que esa es otra.
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viernes, 23 de diciembre de 2011
lunes, 12 de diciembre de 2011
¡Help! ¡Vuelve Robespierre!
He sostenido estos días un pequeño debate en facebook con un viejo amigo. ¿Tema? Pues como mi amigo suele estar muy al día, se trató de una de esas cosas que los españoles suelen cultivar con esmero y que consiste en una “querella histórica” sin resolver.
Es curioso como uno de los países civilizados más ignorantes de la historia en general y de la suya en particular (a la que suelen sustituir por un castizo anecdotario apócrifo, con citas inventadas) suele utilizar con una desmedida frecuencia y en las más diversas circunstancias el adjetivo “histórico”. Se diría que con su uso se trata de garantizar la condición de “irrefutable” a cualquier afirmación o reclamación.
Por ejemplo las múltiples deudas históricas que reclaman instituciones varias (nunca conseguí saber ni quiénes ni cómo se contrajeron la dichosas deudas); la memoria histórica (así mismo nadie me pudo explicar como podría existir alguna memoria que no fuese histórica por definición). También suele hablarse de agravio histórico, que es algo situado entre los dos anteriores.
Todos ellos y alguno más que me habré olvidado, dan lugar a las mencionadas “querellas históricas”, sempiterno argumento central e impagable de esa otra sagrada institución carpetovetónica que es “la tertulia”.
Pues bien, durante un par de días me he enredado en una discusión sobre la "querella histórica" del momento. O sea, la provocada por la investigación de ciertos asuntos económicos en el entorno de la Familia Real. Como podéis fácilmente imaginaros esas trifulcas judiciales no ocupan el más mínimo espacio en mi modesto devenir.
Pero, aparte de la razón resentida, es decir la “puta envidia” (en boca de mí amigo El Magnolio) que toma cuerpo en el fuego graneado sobre cualquiera que haya sido favorecido por la vida con algunas ventajas poco frecuentes, léase en este caso el Sr. Urdangarín, y dejando así mismo al margen el probable, pero no probado aún, abuso por parte del mencionado señor de esa práctica ontológica de la vida española que es el tráfico de influencias, "la querella histórica", la de verdad; la fetén; la que no deja dormir a tantos españoles “demócratas de toda la vida”, es la planteada por la insoportable ilegitimidad de la monarquía en general y de la española en particular.
Esto que llevo un rato nombrando en general como la "querella histórica", es, ni más ni menos, el trasunto del drama español que se inicia probablemente con la llegada de los Borbones y que nos ha proporcionado días tan gloriosos, entre otros, como los de las guerras carlistas, los pronunciamientos del siglo XIX, los golpes de estado y, en su última versión, la fiesta de los matarifes de 1936. Afortunadamente, desde la desaparición de la última secuela de ese aquelarre, en 1975, la sangre no ha vuelto a llegar al río.
Pero… la querella sigue en vigor. Y los “agraviados” por un sistema tan poco democrático, en su opinión, que no considera su exigua minoría los suficientemente representativa como para atender sus anhelos republicanos, y cambiar el sistema, vuelven a la carga con ánimo renovado. Esto sucede, supongo que por casualidad, cuando sus camaradas, socialistas y republicanos, han perdido el gobierno en este estado monárquico constitucional en el que, por cierto, se han encontrado tan cómodos durante los últimos ocho años.
Da igual que la constitución haya sido votada mayoritariamente en referéndum democrático. Que sus redactores hayan representado a las minorías políticas más relevantes del momento. Que la propia constitución contemple la posibilidad de cambiar el sistema, si el pueblo lo reclama a través de sus legítimos representantes. Da igual. Da igual porque la “democracia” es republicana y de izquierda. El resto son los “fachas”.
Su discurso teórico está sacado de la mala digestión de cuatro tópicos sobre unos supuestos principios jacobinos, que por supuesto jamás han leído, mezclados con las consabidas verdades a medias sobre la historia de la II República
(Seguramente no aquellas que relatan la votación unánime de la Ley de Vagos y Maleantes, aprovechada en su integralidad por El Caudillo después de la guerra, redactada como medio legal para llevar a cabo un “limpieza étnica” de gitanos o la oposición cerrada de toda la izquierda a la propuesta de la instauración del voto femenino defendido por Clara Campoamor, quien por cierto tuvo que exiliarse desde Madrid en 1937 ante el poco aprecio, y su consiguiente peligro mortal, que le profesaba el poder republicano)
Inglaterra, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Noruega o Suecia deberían consultarles, en opinión de estos expertos demócratas partidarios de la república, sobre la naturaleza impropia de sus respectivos modelos de estado, por no someter cada año su Constitución al escrutinio popular, y condenar de esta forma a las futuras generaciones a un irracional sistema de poder hereditario.
Para un republicano, para el de verdad, no existe más que la monarquía a secas. Sin adjetivos. ¿Qué coño es eso de monarquía constitucional? Un rey es un usurpador del poder, degenerado y ladrón, que se perpetúa en su pináculo merced al truco dinástico que le proporciona su pretendida sangre azul, y el supersticioso origen divino de su derecho a mandar. Todas las monarquías son absolutas por definición. La pretendida constitucionalidad no es más que una máscara con la que consiguen perdurar, con la complicidad de los poderosos y los corruptos, en contra la legitimidad histórica de la voluntad popular.
Naturalmente, a estos “matizados” argumentos hay que añadir, en nuestro caso, el origen franquista de la institución. Así de fácil.
Aunque parezca mentira esos son los argumentos que una persona inteligente maneja actualmente. Las preguntas que yo me hago son: ¿qué clase de mal nos afecta tan profundamente como para mantener esa especie de huida hacia adelante, bordeando la razón y los más elementales principios democráticos? Y, sobre todo, ¿habrán sido, históricamente hablando, actitudes afectadas por este mal las que han dado lugar a las catástrofes históricas mencionadas más arriba?
Aunque los mecanismos míticos que las movilizaron no es el tema de hoy, siempre he pensado que son las personas de condición intelectual mediocre y poco instruidas las que suelen integrar las masas de tontos útiles necesarias para la instalación de los totalitarismos; pero lo que me estoy encontrando en mí entorno próximo, en este confuso período de mudanzas y trayectos erráticos, es algo distinto que debería asombrarme. Si no fuera tan mayor…
¿Será la conciencia de la derrota definitiva de la izquierda en 1989, aplazada e inasumida hasta ahora, la causa de este panorama? La orfandad ideológica se produce cuando una ideología desaparece, no como consecuencia de una evolución en su trayectoria y su consecuente transformación, sino a causa del colapso definitivo de su praxis. En ese caso deja un vacío insondable en la mente de aquellos para los que dicha ideología no es un terreno propicio para la búsqueda o la indagación, sino un conjunto de certezas que narcotiza la angustia de la duda.
El republicano hoy y aquí es un ser ideológicamente unidimensional. Un náufrago sujeto obsesivamente al pecio ruinoso de su antiguo navío, incapaz de divisar los exiguos bordes de la charca en la que chapotea patéticamente. Posee esa vocación de fósil con la que ciertos sectores de la izquierda creen dotar de una cierta nobleza su esteril empeño de supervivencia.
Yo tuve la dudosa fortuna de presenciar hace muchos años un hecho que, en cierto modo, podría resumir simbólicamente este desdichado estado de cosas. Acudí en Abril de 1977 al mitin de la CNT, en el teatro de la Mutualité en París, donde se debatía la conveniencia de legalizarse o no en el interior. Al final de un acto no exento de una gran melancolía, en la que pude estrechar la mano de ciertos dinosaurios de la trágica historia de nuestro país, y mientras emprendía la salida del local, en el hall del teatro y cerca de una puertas de cristal, dos ancianos provistos de sendos cayados intentaban descalabrarse mutuamente en una tragicómica escena digna del mejor Berlanga.
Pero, para nuestra desdicha, la visión goyesca de aquellos abuelos sujetos al terreno por sus artrosis respectivas, pero con un ánimo homicida conservado intacto durante cuarenta y dos años, representaba la crónica más ilustrativa de una realidad, no sé si sociológica o antropológica, cuyas claves podría descifrar fácilmente cualquier español. Lo que hacía que aquellos veteranos fuesen tan viejos no era la edad. No. Era la antigüedad de su rencor. El adhesivo de aquellas fatídicas fechas fue un papel atrapamoscas en el que aún se quedan pegadas ciertas almas melancólicas de hoy en día.
No tenemos remedio
Es curioso como uno de los países civilizados más ignorantes de la historia en general y de la suya en particular (a la que suelen sustituir por un castizo anecdotario apócrifo, con citas inventadas) suele utilizar con una desmedida frecuencia y en las más diversas circunstancias el adjetivo “histórico”. Se diría que con su uso se trata de garantizar la condición de “irrefutable” a cualquier afirmación o reclamación.
Por ejemplo las múltiples deudas históricas que reclaman instituciones varias (nunca conseguí saber ni quiénes ni cómo se contrajeron la dichosas deudas); la memoria histórica (así mismo nadie me pudo explicar como podría existir alguna memoria que no fuese histórica por definición). También suele hablarse de agravio histórico, que es algo situado entre los dos anteriores.
Todos ellos y alguno más que me habré olvidado, dan lugar a las mencionadas “querellas históricas”, sempiterno argumento central e impagable de esa otra sagrada institución carpetovetónica que es “la tertulia”.
Pues bien, durante un par de días me he enredado en una discusión sobre la "querella histórica" del momento. O sea, la provocada por la investigación de ciertos asuntos económicos en el entorno de la Familia Real. Como podéis fácilmente imaginaros esas trifulcas judiciales no ocupan el más mínimo espacio en mi modesto devenir.
Pero, aparte de la razón resentida, es decir la “puta envidia” (en boca de mí amigo El Magnolio) que toma cuerpo en el fuego graneado sobre cualquiera que haya sido favorecido por la vida con algunas ventajas poco frecuentes, léase en este caso el Sr. Urdangarín, y dejando así mismo al margen el probable, pero no probado aún, abuso por parte del mencionado señor de esa práctica ontológica de la vida española que es el tráfico de influencias, "la querella histórica", la de verdad; la fetén; la que no deja dormir a tantos españoles “demócratas de toda la vida”, es la planteada por la insoportable ilegitimidad de la monarquía en general y de la española en particular.
Esto que llevo un rato nombrando en general como la "querella histórica", es, ni más ni menos, el trasunto del drama español que se inicia probablemente con la llegada de los Borbones y que nos ha proporcionado días tan gloriosos, entre otros, como los de las guerras carlistas, los pronunciamientos del siglo XIX, los golpes de estado y, en su última versión, la fiesta de los matarifes de 1936. Afortunadamente, desde la desaparición de la última secuela de ese aquelarre, en 1975, la sangre no ha vuelto a llegar al río.
Pero… la querella sigue en vigor. Y los “agraviados” por un sistema tan poco democrático, en su opinión, que no considera su exigua minoría los suficientemente representativa como para atender sus anhelos republicanos, y cambiar el sistema, vuelven a la carga con ánimo renovado. Esto sucede, supongo que por casualidad, cuando sus camaradas, socialistas y republicanos, han perdido el gobierno en este estado monárquico constitucional en el que, por cierto, se han encontrado tan cómodos durante los últimos ocho años.
Da igual que la constitución haya sido votada mayoritariamente en referéndum democrático. Que sus redactores hayan representado a las minorías políticas más relevantes del momento. Que la propia constitución contemple la posibilidad de cambiar el sistema, si el pueblo lo reclama a través de sus legítimos representantes. Da igual. Da igual porque la “democracia” es republicana y de izquierda. El resto son los “fachas”.
Su discurso teórico está sacado de la mala digestión de cuatro tópicos sobre unos supuestos principios jacobinos, que por supuesto jamás han leído, mezclados con las consabidas verdades a medias sobre la historia de la II República
(Seguramente no aquellas que relatan la votación unánime de la Ley de Vagos y Maleantes, aprovechada en su integralidad por El Caudillo después de la guerra, redactada como medio legal para llevar a cabo un “limpieza étnica” de gitanos o la oposición cerrada de toda la izquierda a la propuesta de la instauración del voto femenino defendido por Clara Campoamor, quien por cierto tuvo que exiliarse desde Madrid en 1937 ante el poco aprecio, y su consiguiente peligro mortal, que le profesaba el poder republicano)
Inglaterra, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Noruega o Suecia deberían consultarles, en opinión de estos expertos demócratas partidarios de la república, sobre la naturaleza impropia de sus respectivos modelos de estado, por no someter cada año su Constitución al escrutinio popular, y condenar de esta forma a las futuras generaciones a un irracional sistema de poder hereditario.
Para un republicano, para el de verdad, no existe más que la monarquía a secas. Sin adjetivos. ¿Qué coño es eso de monarquía constitucional? Un rey es un usurpador del poder, degenerado y ladrón, que se perpetúa en su pináculo merced al truco dinástico que le proporciona su pretendida sangre azul, y el supersticioso origen divino de su derecho a mandar. Todas las monarquías son absolutas por definición. La pretendida constitucionalidad no es más que una máscara con la que consiguen perdurar, con la complicidad de los poderosos y los corruptos, en contra la legitimidad histórica de la voluntad popular.
Naturalmente, a estos “matizados” argumentos hay que añadir, en nuestro caso, el origen franquista de la institución. Así de fácil.
Aunque parezca mentira esos son los argumentos que una persona inteligente maneja actualmente. Las preguntas que yo me hago son: ¿qué clase de mal nos afecta tan profundamente como para mantener esa especie de huida hacia adelante, bordeando la razón y los más elementales principios democráticos? Y, sobre todo, ¿habrán sido, históricamente hablando, actitudes afectadas por este mal las que han dado lugar a las catástrofes históricas mencionadas más arriba?
Aunque los mecanismos míticos que las movilizaron no es el tema de hoy, siempre he pensado que son las personas de condición intelectual mediocre y poco instruidas las que suelen integrar las masas de tontos útiles necesarias para la instalación de los totalitarismos; pero lo que me estoy encontrando en mí entorno próximo, en este confuso período de mudanzas y trayectos erráticos, es algo distinto que debería asombrarme. Si no fuera tan mayor…
¿Será la conciencia de la derrota definitiva de la izquierda en 1989, aplazada e inasumida hasta ahora, la causa de este panorama? La orfandad ideológica se produce cuando una ideología desaparece, no como consecuencia de una evolución en su trayectoria y su consecuente transformación, sino a causa del colapso definitivo de su praxis. En ese caso deja un vacío insondable en la mente de aquellos para los que dicha ideología no es un terreno propicio para la búsqueda o la indagación, sino un conjunto de certezas que narcotiza la angustia de la duda.
El republicano hoy y aquí es un ser ideológicamente unidimensional. Un náufrago sujeto obsesivamente al pecio ruinoso de su antiguo navío, incapaz de divisar los exiguos bordes de la charca en la que chapotea patéticamente. Posee esa vocación de fósil con la que ciertos sectores de la izquierda creen dotar de una cierta nobleza su esteril empeño de supervivencia.
Yo tuve la dudosa fortuna de presenciar hace muchos años un hecho que, en cierto modo, podría resumir simbólicamente este desdichado estado de cosas. Acudí en Abril de 1977 al mitin de la CNT, en el teatro de la Mutualité en París, donde se debatía la conveniencia de legalizarse o no en el interior. Al final de un acto no exento de una gran melancolía, en la que pude estrechar la mano de ciertos dinosaurios de la trágica historia de nuestro país, y mientras emprendía la salida del local, en el hall del teatro y cerca de una puertas de cristal, dos ancianos provistos de sendos cayados intentaban descalabrarse mutuamente en una tragicómica escena digna del mejor Berlanga.
Pero, para nuestra desdicha, la visión goyesca de aquellos abuelos sujetos al terreno por sus artrosis respectivas, pero con un ánimo homicida conservado intacto durante cuarenta y dos años, representaba la crónica más ilustrativa de una realidad, no sé si sociológica o antropológica, cuyas claves podría descifrar fácilmente cualquier español. Lo que hacía que aquellos veteranos fuesen tan viejos no era la edad. No. Era la antigüedad de su rencor. El adhesivo de aquellas fatídicas fechas fue un papel atrapamoscas en el que aún se quedan pegadas ciertas almas melancólicas de hoy en día.
No tenemos remedio
sábado, 3 de diciembre de 2011
¡Que viene el turco…! (3)
Acabo de enterarme de que la Unesco que, aunque haga todo lo posible para despistar, es la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura, ha decidido el pasado 23 de Noviembre elegir por unanimidad a la Siria de Bashir el Assad como miembro del comité de derechos humanos de la institución.
Esta estupenda noticia, confirmada por UN Watch, aun no ha sido divulgada en el portal de Internet de la UNESCO. Ya veremos qué pasa cuando lo sea. De cualquier manera no es tan sorprendente como podria parecer. La organización a acogido recientemente en su maternal seno a paladines de los derechos del hombre tales como, Arabia Saudita; Cuba; Pakistán; Palestina y Rusia. Por otro lado, Siria está ya integrada en su comité ejecutivo junto con Venezuela; Zimbabwe; Bielorusia; China; Vietnam y Argelia.
En su calidad de experta, verificada con el entierro de más de 3500 asesinados en los últimos 8 meses, Siria ha sido invitada por la Organización a participar en la redacción de las recomendaciones que la organización emite para la aplicación de los derechos humanos. En la mente de sus responsables probablemente anide la esperanza de conseguir esa aplicación definitiva mediante la simple desaparición física de los humanos. De ahí la llamada a los más experimentados especialistas en la materia, como el camarada El Assad.
Y para que no nos falte de nada, Navi Pillay, Alto Comisario de la ONU para los Derechos del Hombre ha declarado ayer viernes: “Dado que las autoridades sirias no protegen a sus ciudadanos, la comunidad internacional debe tomar urgentemente medidas eficaces para llevar a cabo dicha protección de la población siria”.
A eso lo llamo yo coherencia y coordinación de funciones, en el seno de una organización cuyo objetivo es, según su acta fundacional : “contribuir al mantenimiento de la paz y de la seguridad, propugnado, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, con el fin de garantizar el respeto universal de la justicia, la ley, los derechos del hombre y las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, lengua o religión, que la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos”.
Claro que una cierta coherencia si se puede detectar si tenemos en cuanta otro bonito texto. Este forma parte de la Carta de la “moderada” Organización para la Liberación de Palestina, que jamás fue derogada hasta la fecha, y que dice textualmente: ”Solo aquellos judíos cuya familia se haya instalado antes de 1917 serán autorizados a quedarse en Palestina” (artículo6º). Promover la paz en el espíritu de las gentes desembarazándose de más de seis millones de judíos, y dejando instalados en el nuevo estado los millones de árabes que emigraron desde 1917 no parece, en principio, que tenga muchas posibilidades de alcanzar su generoso propósito.
La UNESCO acoge a una organización que pretende contribuir a la promoción de los derechos del hombre, educando a su pueblo sobre la intolerable existencia de una mancha que mancilla aquella tierra, y que son los judíos. Tal como se expresa en el artículo 15 de la mencionada carta palestina: ”La liberación de Palestina tiene por objeto purificar el país de toda presencia sionista”. La UNESCO permite que un miembro recién admitido como la OLP, mantenga en sus estatutos que : ”Los judíos no constituyen un pueblo, ni una nación”(artículo 20)”. Frente a que : “ los palestino poseen una identidad auténtica, esencial e intrínsica”( artículo 4).
En definitiva, que una organización para la cultura, como la UNESCO, ignore que históricamente hablando, nunca existió un pueblo palestino, ni una lengua palestina, ni una religión palestina, elementos de los que se hace mención explícita en su acta fundacional, es muy significativo. Al menos en teoría, de esa organización no podrían formar parte más que los estados. No los partidos políticos o las organizaciones privadas como la OLP.
La esperanza para los que padecemos un síndrome de optimismo de grado tres, es la declarada determinación por parte de nuestro guardaespaldas en la zona, Israel, de no permitirle ni una broma a ese matón de esquina que manda en Irán, ni a su miserable recadero sirio.
Entra dentro de lo posible que las instalaciones nucleares del nuevo Ciro el Grande, acaben súbitamente convertidas en unos rentables aparcamientos subterráneos, y que la sabandija alauita tenga que ir a gozar del producto de su rapiña al paraíso de míster Mugabe.
¡Insha’Allah!
Esta estupenda noticia, confirmada por UN Watch, aun no ha sido divulgada en el portal de Internet de la UNESCO. Ya veremos qué pasa cuando lo sea. De cualquier manera no es tan sorprendente como podria parecer. La organización a acogido recientemente en su maternal seno a paladines de los derechos del hombre tales como, Arabia Saudita; Cuba; Pakistán; Palestina y Rusia. Por otro lado, Siria está ya integrada en su comité ejecutivo junto con Venezuela; Zimbabwe; Bielorusia; China; Vietnam y Argelia.
En su calidad de experta, verificada con el entierro de más de 3500 asesinados en los últimos 8 meses, Siria ha sido invitada por la Organización a participar en la redacción de las recomendaciones que la organización emite para la aplicación de los derechos humanos. En la mente de sus responsables probablemente anide la esperanza de conseguir esa aplicación definitiva mediante la simple desaparición física de los humanos. De ahí la llamada a los más experimentados especialistas en la materia, como el camarada El Assad.
Y para que no nos falte de nada, Navi Pillay, Alto Comisario de la ONU para los Derechos del Hombre ha declarado ayer viernes: “Dado que las autoridades sirias no protegen a sus ciudadanos, la comunidad internacional debe tomar urgentemente medidas eficaces para llevar a cabo dicha protección de la población siria”.
A eso lo llamo yo coherencia y coordinación de funciones, en el seno de una organización cuyo objetivo es, según su acta fundacional : “contribuir al mantenimiento de la paz y de la seguridad, propugnado, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, con el fin de garantizar el respeto universal de la justicia, la ley, los derechos del hombre y las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, lengua o religión, que la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos”.
Claro que una cierta coherencia si se puede detectar si tenemos en cuanta otro bonito texto. Este forma parte de la Carta de la “moderada” Organización para la Liberación de Palestina, que jamás fue derogada hasta la fecha, y que dice textualmente: ”Solo aquellos judíos cuya familia se haya instalado antes de 1917 serán autorizados a quedarse en Palestina” (artículo6º). Promover la paz en el espíritu de las gentes desembarazándose de más de seis millones de judíos, y dejando instalados en el nuevo estado los millones de árabes que emigraron desde 1917 no parece, en principio, que tenga muchas posibilidades de alcanzar su generoso propósito.
La UNESCO acoge a una organización que pretende contribuir a la promoción de los derechos del hombre, educando a su pueblo sobre la intolerable existencia de una mancha que mancilla aquella tierra, y que son los judíos. Tal como se expresa en el artículo 15 de la mencionada carta palestina: ”La liberación de Palestina tiene por objeto purificar el país de toda presencia sionista”. La UNESCO permite que un miembro recién admitido como la OLP, mantenga en sus estatutos que : ”Los judíos no constituyen un pueblo, ni una nación”(artículo 20)”. Frente a que : “ los palestino poseen una identidad auténtica, esencial e intrínsica”( artículo 4).
En definitiva, que una organización para la cultura, como la UNESCO, ignore que históricamente hablando, nunca existió un pueblo palestino, ni una lengua palestina, ni una religión palestina, elementos de los que se hace mención explícita en su acta fundacional, es muy significativo. Al menos en teoría, de esa organización no podrían formar parte más que los estados. No los partidos políticos o las organizaciones privadas como la OLP.
La esperanza para los que padecemos un síndrome de optimismo de grado tres, es la declarada determinación por parte de nuestro guardaespaldas en la zona, Israel, de no permitirle ni una broma a ese matón de esquina que manda en Irán, ni a su miserable recadero sirio.
Entra dentro de lo posible que las instalaciones nucleares del nuevo Ciro el Grande, acaben súbitamente convertidas en unos rentables aparcamientos subterráneos, y que la sabandija alauita tenga que ir a gozar del producto de su rapiña al paraíso de míster Mugabe.
¡Insha’Allah!
martes, 29 de noviembre de 2011
Ecos de sociedad
“Desengáñate amigo mío, cada estirpe por fina que sea tiene su Jesús Gil fundador en algún sitio. Si los buscas los encuentras. Todo consiste en revolver un poco. Desde los recientes horteras sobrevenidos con el Régimen en 1939 y, como se dice ahora, actualizados con el Cambio en 1976, hasta el Duque de Alba.
Estos, digamos recién llegados, todavía son muy horteras porque aún tienen a su tío Jesús muy próximo; una o dos generaciones. Ya sabes… las licencias de importación, los cupos de hierro, el estraperlo, Regiones Devastadas -recicladas en puertos deportivos-… en fin todos aquellas oportunidades u obsequios con los que Su Excremencia fue construyendo su burguesía. Porque, claro, todo poder ha necesitado una corte corrupta de lameculos bien cebados. Luego vino la actualización del patio de Monipodio del rey Felipe.”
Quien se expresa con esa deslumbrante lucidez es mí amigo El Magnolio; hombre de múltiples y sólidas erudiciones que, por alguna razón que se me escapa, siempre ha tenido una cierta debilidad por asuntos relacionados con la silvicultura genealógica.
De cualquier manera, no es que el poder y la corrupción vayan de la mano, como una fatalidad. No. Es peor. Una vez adquirido el poder, vaya usted a saber cómo, el nuevo problema que trae consigo es la necesidad de conservarlo; y para ello hay que contar con amigos. Con conseguidores, como se dice ahora ¿La solución? Vender un poco de poder en trocitos pequeños. Cuanto más se tenga, más fácil es renunciar a un trocito. Por eso si el poder ya corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Seguramente desde el final de la Edad Media, los conseguidores de los monarcas, católicos o no, hacían méritos a punta de cuchillo, o de espada que para el muerto era lo mismo, y por ellos eran recompensados. O rendían otros servicios más ordinarios, como financiar la aventuras militares con los beneficios que sus rebaños de merinas les proporcionaban. Sus herederos aprendían a leer y listo. Acababan siendo unos marqueses de Lozoya presentables.
Hay una familia en el oriente asturiano en la que un ancestro, allá por el Renacimiento, cargó sobre sus fuertes hombros de gañán al joven Emperador flamenco, para preservar el delicado terciopelo de sus escarpines, cuando aquel mozalbete de Gante vino a conocer su finca heredada y desembarcó en San Vicente de la Barquera -¿o fue en Santillana? A lo mejor fue en Villaviciosa- Resultado: fundación de la estirpe del Marquesado del Real Transporte, con uno de cuyos últimos avatares, hace años, tuve el honor de desparramarme en torno a unas cajas de sidra. Yo, no él, que siempre vestía un blazer para ir a las sidrerías.
Y así es como el comentario de mí compadre -impagable maestro de agudezas- me parece hoy muy pertinente, como de costumbre.
Se produce en un momento en el que, inesperadamente, se ha acabado un llamado período electoral, cuya duración parecía no tener fin, y nuevas o novísimas prosapias colocarán, si Dios no lo remedia, el primer sillar de su pelaje. Ya se sabe; se empieza haciendo una marca de tijera en el lomo de un choto en el mercado de ganado y se acaba colocando un blasón en la tapia del adosado. Es lo que ahora conocemos por “logofilia”, pero que es una manía muy antigua.
De todas formas, hay que reconocer que ser cesado en un período como el actual, con un horizonte tan sombrío, es una verdadera putada. Aunque… a lo mejor, lo es algo menos.
A lo largo de un disfrute del poder de ocho años hay que ser un manazas o un soñador para no crearse una red de estómagos más o menos agradecidos, que le proporcionen a uno la plataforma adecuada desde la que desarrollar toda la potencialidad contenida en el más valioso de los bienes adquiridos : la agenda. O la Blackberry que, mira tú como son las cosas, resulta que no es una zarzamora.
Así nacen las nuevas sagas. Los linajes de los que nadie recordará su origen en un productivo ERE, pasados unos decenios. Y eso es así porque a los propios vástagos de los corruptos, o sea sus descendientes directos, en los colleges de North Caroline donde estudiarán, nunca les hablarán de los sucios barrizales en los que chapoteaba su padre.
Todo lo contrario de lo ocurrido a sus predecesores en el dudoso arte de la hijuela mal adquirida, que se educaron en el Colegio del Pilar, y a quienes el padre Anselmo les glosaba a menudo la figura benefactora de su papá. El de ellos, no el del cura.
Tampoco sus futuros partners, en el despacho de marketing en el que los colocarán al final de sus estudios, pensarán que son otra cosa que unos niños mimados como ellos mismos. O sea lo que ahora se conoce como pijos.
Luego construirán con otras gentes ideológicamente decentes una urbanización muy exclusiva llena de Cayenes y Termomixes. En ella habitarán una buena proporción de ex-algo, y sus raíces poco presentables se irán difuminando en virtud de una eficaz endogamia. Y la llamarán tal vez 110 Villas, para distinguirla de la de la generación del tío Felipe; pero eso sí; también esta estará llena de artistas, actores, diseñadores y otros graciosos de vitrina.
Y encima los pobres ingenuos no sabrán que son unos horteras, porque ¡oye tú! los horteras siempre han sido de derechas… ¿o qué?
Eso sí, hay una saga que se está consumiendo. Aquello que daba tanta risa y que era llegar a ser un notable de izquierdas teniendo un progenitor falangista de primera hora, reciclado o no, se está acabando por simples razones biológicas. Ya no hay Oucas-Leles que paren la circulación en la Plaza de la Cibeles un día laborable a las 13 horas, para hacer una fotografía-obra-de-arte de a cinco millones de pesetas la pieza por encargo del Ayuntamiento.
Y todo porque papá Tomás Allende y García Baxter, falangista de vieja cepa, de los que en los ’80 aún conservaban intacta su revolución pendiente, y presidente de Telefónica a la sazón, use uno de sus artefactos para hablar con el alcalde, o alguno de sus guardaespaldas políticos, de la niña hiper-progre que le ha salido.
Por cierto y hablando de crisis; de entre los personajes que conocí en mis tiempos de “La Gaceta”, este mismo sujeto fue el único que se permitió desmelenarse con un speech digno del Benito Mussolini más efervescente –de quien por otro lado se declaró abiertamente rendido admirador- al hablar de las medidas gubernamentales más adecuadas en su opinión para salir de la crisis económica de la época en que lo entrevistamos.
Y por seguir con urbanizaciones; la crónica del corazón, que se ha ocupado estos días del transcendental asunto del futuro hogar de los Rodríguez (José Luis y Sonsoles), señalaba alarmada la desavenencia manifestada por el dúo gótico, respecto del proyecto expresado en su día por los papás -y las mamás- de volver a la bucólica calma provinciana de León.
El rechazo de las raíces que encierra ese gesto, por parte de las nuevas generaciones, ilustra lo expresado más arriba. Pero la querella ocasionada por el afán juvenil de permanecer en la capital, no se ha resuelto de cualquier manera. Oye, no se trata de instalarse en la Milla de Oro, como el tío Felipe. Ni en Chamberí, donde vive gente tan poco recomendable como yo. Ni mucho menos de Chueca, que es jardín de florecillas tempranas como Zerolo. No. La cosa va de Somosaguas, no sé si me entiendes…
Bueno, pues nada. Acomodémonos en nuestra butaca y a gozar del espectáculo, que no por previsible hasta la náusea será menos grotesco.
Pero es que la alternativa sería mirar a Rajoy, con una sombrilla en la mano y todos los focos reflejados en su ajustado traje de lentejuelas, intentando dar el triple salto mortal en la cuerda floja de la crisis.
Y oye, uno no está para sustos.
Estos, digamos recién llegados, todavía son muy horteras porque aún tienen a su tío Jesús muy próximo; una o dos generaciones. Ya sabes… las licencias de importación, los cupos de hierro, el estraperlo, Regiones Devastadas -recicladas en puertos deportivos-… en fin todos aquellas oportunidades u obsequios con los que Su Excremencia fue construyendo su burguesía. Porque, claro, todo poder ha necesitado una corte corrupta de lameculos bien cebados. Luego vino la actualización del patio de Monipodio del rey Felipe.”
Quien se expresa con esa deslumbrante lucidez es mí amigo El Magnolio; hombre de múltiples y sólidas erudiciones que, por alguna razón que se me escapa, siempre ha tenido una cierta debilidad por asuntos relacionados con la silvicultura genealógica.
De cualquier manera, no es que el poder y la corrupción vayan de la mano, como una fatalidad. No. Es peor. Una vez adquirido el poder, vaya usted a saber cómo, el nuevo problema que trae consigo es la necesidad de conservarlo; y para ello hay que contar con amigos. Con conseguidores, como se dice ahora ¿La solución? Vender un poco de poder en trocitos pequeños. Cuanto más se tenga, más fácil es renunciar a un trocito. Por eso si el poder ya corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente.
Seguramente desde el final de la Edad Media, los conseguidores de los monarcas, católicos o no, hacían méritos a punta de cuchillo, o de espada que para el muerto era lo mismo, y por ellos eran recompensados. O rendían otros servicios más ordinarios, como financiar la aventuras militares con los beneficios que sus rebaños de merinas les proporcionaban. Sus herederos aprendían a leer y listo. Acababan siendo unos marqueses de Lozoya presentables.
Hay una familia en el oriente asturiano en la que un ancestro, allá por el Renacimiento, cargó sobre sus fuertes hombros de gañán al joven Emperador flamenco, para preservar el delicado terciopelo de sus escarpines, cuando aquel mozalbete de Gante vino a conocer su finca heredada y desembarcó en San Vicente de la Barquera -¿o fue en Santillana? A lo mejor fue en Villaviciosa- Resultado: fundación de la estirpe del Marquesado del Real Transporte, con uno de cuyos últimos avatares, hace años, tuve el honor de desparramarme en torno a unas cajas de sidra. Yo, no él, que siempre vestía un blazer para ir a las sidrerías.
Y así es como el comentario de mí compadre -impagable maestro de agudezas- me parece hoy muy pertinente, como de costumbre.
Se produce en un momento en el que, inesperadamente, se ha acabado un llamado período electoral, cuya duración parecía no tener fin, y nuevas o novísimas prosapias colocarán, si Dios no lo remedia, el primer sillar de su pelaje. Ya se sabe; se empieza haciendo una marca de tijera en el lomo de un choto en el mercado de ganado y se acaba colocando un blasón en la tapia del adosado. Es lo que ahora conocemos por “logofilia”, pero que es una manía muy antigua.
De todas formas, hay que reconocer que ser cesado en un período como el actual, con un horizonte tan sombrío, es una verdadera putada. Aunque… a lo mejor, lo es algo menos.
A lo largo de un disfrute del poder de ocho años hay que ser un manazas o un soñador para no crearse una red de estómagos más o menos agradecidos, que le proporcionen a uno la plataforma adecuada desde la que desarrollar toda la potencialidad contenida en el más valioso de los bienes adquiridos : la agenda. O la Blackberry que, mira tú como son las cosas, resulta que no es una zarzamora.
Así nacen las nuevas sagas. Los linajes de los que nadie recordará su origen en un productivo ERE, pasados unos decenios. Y eso es así porque a los propios vástagos de los corruptos, o sea sus descendientes directos, en los colleges de North Caroline donde estudiarán, nunca les hablarán de los sucios barrizales en los que chapoteaba su padre.
Todo lo contrario de lo ocurrido a sus predecesores en el dudoso arte de la hijuela mal adquirida, que se educaron en el Colegio del Pilar, y a quienes el padre Anselmo les glosaba a menudo la figura benefactora de su papá. El de ellos, no el del cura.
Tampoco sus futuros partners, en el despacho de marketing en el que los colocarán al final de sus estudios, pensarán que son otra cosa que unos niños mimados como ellos mismos. O sea lo que ahora se conoce como pijos.
Luego construirán con otras gentes ideológicamente decentes una urbanización muy exclusiva llena de Cayenes y Termomixes. En ella habitarán una buena proporción de ex-algo, y sus raíces poco presentables se irán difuminando en virtud de una eficaz endogamia. Y la llamarán tal vez 110 Villas, para distinguirla de la de la generación del tío Felipe; pero eso sí; también esta estará llena de artistas, actores, diseñadores y otros graciosos de vitrina.
Y encima los pobres ingenuos no sabrán que son unos horteras, porque ¡oye tú! los horteras siempre han sido de derechas… ¿o qué?
Eso sí, hay una saga que se está consumiendo. Aquello que daba tanta risa y que era llegar a ser un notable de izquierdas teniendo un progenitor falangista de primera hora, reciclado o no, se está acabando por simples razones biológicas. Ya no hay Oucas-Leles que paren la circulación en la Plaza de la Cibeles un día laborable a las 13 horas, para hacer una fotografía-obra-de-arte de a cinco millones de pesetas la pieza por encargo del Ayuntamiento.
Y todo porque papá Tomás Allende y García Baxter, falangista de vieja cepa, de los que en los ’80 aún conservaban intacta su revolución pendiente, y presidente de Telefónica a la sazón, use uno de sus artefactos para hablar con el alcalde, o alguno de sus guardaespaldas políticos, de la niña hiper-progre que le ha salido.
Por cierto y hablando de crisis; de entre los personajes que conocí en mis tiempos de “La Gaceta”, este mismo sujeto fue el único que se permitió desmelenarse con un speech digno del Benito Mussolini más efervescente –de quien por otro lado se declaró abiertamente rendido admirador- al hablar de las medidas gubernamentales más adecuadas en su opinión para salir de la crisis económica de la época en que lo entrevistamos.
Y por seguir con urbanizaciones; la crónica del corazón, que se ha ocupado estos días del transcendental asunto del futuro hogar de los Rodríguez (José Luis y Sonsoles), señalaba alarmada la desavenencia manifestada por el dúo gótico, respecto del proyecto expresado en su día por los papás -y las mamás- de volver a la bucólica calma provinciana de León.
El rechazo de las raíces que encierra ese gesto, por parte de las nuevas generaciones, ilustra lo expresado más arriba. Pero la querella ocasionada por el afán juvenil de permanecer en la capital, no se ha resuelto de cualquier manera. Oye, no se trata de instalarse en la Milla de Oro, como el tío Felipe. Ni en Chamberí, donde vive gente tan poco recomendable como yo. Ni mucho menos de Chueca, que es jardín de florecillas tempranas como Zerolo. No. La cosa va de Somosaguas, no sé si me entiendes…
Bueno, pues nada. Acomodémonos en nuestra butaca y a gozar del espectáculo, que no por previsible hasta la náusea será menos grotesco.
Pero es que la alternativa sería mirar a Rajoy, con una sombrilla en la mano y todos los focos reflejados en su ajustado traje de lentejuelas, intentando dar el triple salto mortal en la cuerda floja de la crisis.
Y oye, uno no está para sustos.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Carta abierta a los alegres compadres de Sol.
Estimados conciudadanos indignados, concienciados, solidarios y otras hierbas (toleradas, que no legalizadas)
Os envío esta nota como respuesta a las supuestas invitaciones que me ha parecido ver sugeridas en vuestras declaraciones animando a participar en referéndums, ocupaciones de espacios públicos, asambleas, manifestaciones y otras divertidas tareas.
Creo que es deber de todo ciudadano libre expresar sus opiniones sobre aquellos acontecimientos que afectan a la convivencia. No tanto para tratar de influir en ellos – al menos en mí caso- como para dejar constancia de que nada de eso me resulta en absoluto indiferente.
En consecuencia, me veo obligado a declarar, ahora y aquí, mí más cordial desacuerdo con los principios esenciales de vuestra propuesta y a exponer asimismo las razones de mi rechazo.
Tal vez sea bueno aclararos ante todo que el objeto de mí rechazo son los “fundamentos políticos” de vuestra actitud y no los aspectos concretos de vuestra reclamación. Respecto de esto último, algunas de vuestras observaciones sobre el mediocre, cuando no nefasto, funcionamiento de muchos de los instrumentos del Estado, habría que ser un necio para no suscribirlas.
Pero el verdadero problema no radica, en mí opinión, en algo tan evidente como la pésima gestión desarrollada por los dirigentes elegidos libremente por nosotros. No. La cuestión esencial se sitúa en un terreno mucho más difícil de manejar. Es este un terreno en el que no hay papel de víctima en el que refugiarse. En él es inútil pretender trasladar la responsabilidad a ”un culpable”. A un demonio “origen de todos los males”.
Ese es un escenario que nunca montarán los políticos. Porque a muy pocos autores se les ha ocurrido nunca escribir una obra declarando culpable de algo al publico cuyo aplauso se ambiciona. Y si ha habido alguno probablemente haya acabado dedicándose a otros menesteres.
Y, sin embargo, yo opino que nada se conseguirá en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas colectivos sino empezamos a indagar por el principio, de una vez por todas. Es decir, en torno a algo tan aparentemente absurdo como es la hipótesis de que los primeros, verdaderos y únicos responsables de cualquier situación que nos afecte podamos ser nosotros mismos; los propios ciudadanos.
Y el caso es que no se trata de nada absurdo ya que desde hace treinta y tres años los españoles hemos aceptado vivir en un Estado regido por un sistema democrático. Sistema, por cierto, que nos fue impuesto afortunadamente, porque si por el pueblo soberano fuera, aún seguiríamos venerando la imagen de “aquel santo”, ante el catafalco del cual hemos visto desfilar tres millones de afligidos adoradores. (Supongo que todos ellos votarían al PSOE algunos meses más tarde)
[Lo expreso así porque, siempre en mí modesta opinión, los pueblos suelen vivir bajo el régimen que prefiere la mayoría; ya sea este dictatorial o democrático. Y ya sea así mismo motivado por voluntad, por complicidad, por desidia cívica o por todo ello a un tiempo]
Lo que suele conocerse por democracia [digamos “moderna” para distinguirla de la “clásica” de los atenienses] no es ni más ni menos que un mecanismo de relaciones políticas. Un sistema. Una herramienta sin cualidades. Y por lo tanto neutral. O sea que en ningún caso puede ser de izquierdas, de derechas, de arriba o de abajo…
Aunque en boca de Alexis de Tocqueville y hablando de la Revolución Americana, sería mejor describirla como “actitud individual”; un estado de ánimo adoptado por una mayoría. Definición (o más bien deseo) con la que no puedo estar más de acuerdo. No se puede simplemente asumir la democracia. Eso significaría que también se podría asumir cualquier otra ocurrencia política, o dejar de asumirla si las circunstancias cambiasen.
Se es demócrata, como se es decente. Y probablemente por razones análogas. Y no se deja nunca de serlo porque para ninguna de las dos cosas hay alternativa.
En cualquier caso, ese sistema es lo que es. Con todas las limitaciones que le impone el problema esencial que tratamos de resolver con él : la convivencia con nuestros semejantes. Y a nadie se le ha ocurrido nada menos malo, de momento.
Si os soy plenamente sincero, al ver el adjetivo calificativo REAL de vuestro lema, se me disiparon algunas de las dudas que la novedad de vuestra aparición me había suscitado.
Para mí, que empecé a suspirar adolescentemente con el término DEMOCRACIA allá por los últimos cincuenta, todo adjetivo asociado a esa palabra, por ejemplo “popular, orgánica, bolivariana, islamista, progresista, real o imaginaria”, denota en quien lo utiliza una de estas dos cosas: a) O no ha alcanzado el grado de madurez política mínimamente exigible a un adulto consciente (pocos), y b) O simplemente es un anti-demócrata (la mayoría).
Con las frecuentes fórmulas bienintencionadas que tratan de mejorar la "mala salud" sempiterna de la dichosa democracia, pasa exactamente lo mismo. “Hay que profundizar en la democracia”. “Reclamamos una regeneración democrática...”
Al parecer Diderot, Montesquieu, Jefferson y compañía no fueron lo suficientemente buenos como para detectar la superficialidad de su invento, ni su probable degeneración. Menos mal que han aparecido entre vosotros unos inspirados “expertos en cada materia” que van a salvar a nuestra recién estrenada/caducada forma de convivir, sacándonos de nuestro porfiado error.
Lo malo es que algunos de nosotros procedemos de los ambientes políticos en los que se inventaron hace muchos años todos esos trasnochados cachivaches ideológicos [que parecen tener siete vidas] que presentáis como el top del top político. El olor a naftalina que desprenden es tan persistente que se percibe incluso a través de esa maraña reticular en la que tanta gente anónima parece estar ”enredada”.
De momento, vuestros “expertos” no me han contado nada que no sepa que es falso desde hace más de cuarenta años. Y a no ser que tengan alguna idea original guardada donde yo no puedo verla, creedme, no tienen mucho futuro. O a lo mejor sí. Y entonces… ¡ Dios nos coja confesados!
¿Qué decir del “referendum”, arma predilecta de todo dictador que se precie?
¿Qué legitimidad tienen sus organizadores? ¿Alguien los eligió y no me enteré? ¿A quién se refiere en concreto el impersonal SE en vuestra expresión: “La formulación exacta de las preguntas SE irá concretando durante los próximos meses”?¿Es un impersonal o un reflexivo ese SE? ¿Cuánta gente se supone que es suficiente para legitimar el proceso, sus mecanismos, su contenido y las conclusiones derivadas de su “resultado”? ¿Con qué autoridad moral, u otra, una minoría (necesariamente) decide quién o quienes dirigirán esa experiencia? ¿Cuántas consultas populares habrá que convocar al cabo del año? ¿Puede un país moderno estar sometiendo permanentemente sus decisiones urgentes a un proceso asambleario?¿No correrá ese país el riesgo de morirse de igualitarismo que es, al fin y al cabo, una muerte como otra cualquiera?
Leyendo al profesor Ferrán Gallego de la Universidad de Barcelona, y uno de los especialistas más respetados en el estudio de los precedentes y desarrollo del nazismo en la Alemania de entreguerras, se llega a la conclusión de que una de las estrategias más eficazmente utilizadas por la peste parda para ganar las elecciones de Septiembre de 1930, fecha de la "postura" del huevo fatídico, fue la de una política de presencia física, de ocupación de los espacios públicos de la indefensa República de Weimar.
Esa presencia permanente, ubicua y obsesiva de unos signos de identidad y la tabarra cacofónica de unos símbolos astutamente escogidos, acabó por convertirse en una especie de refugio virtual para el espíritu del ciudadano alemán, aún no recuperado del terrorífico trauma de la Gran Guerra , en el que esconder sus temores crecientes a un colapso total. Temores realimentados durante varios años por la verborrea demagógica y el populismo ramplón de los profetas del apocalipsis democrático.
“En cierto sentido tienen bastante razón” aseguraban ciertas almas cándidas. “En realidad son un mal menor” declaraban los optimistas incorregibles. Parecería un mal mayor o un mal menor, pero tres años más tarde, y precisamente mediante un referendum sin sombra de duda respecto de su rigor democrático, se otorgaron al fantoche bohemio los plenos poderes con los que inició su portentosa carrera. Su hazaña culminó doce años más tarde con un “aligeramiento” de la población mundial estimado en 70 millones de sus habitantes.
También los nazis contaban con “experten" en muchas materias útiles para sus fines y supieron emplearlos con gran eficiencia. Las técnicas de integración de masas, desarrolladas entonces en base a la recientemente inventada “propaganda”, lo fueron con tal eficacia que algunos de sus preceptos siguen en vigor actualmente, noventa años después.
Un buen ejemplo fue su innovadora utilización de un lenguaje semántico–emotivo en textos, imágenes y sonidos. La sustitución del discurso por la consigna. El uso de la emoción y no de la razón como vector primero del entendimiento. El slogan integrador como síntesis conceptual.
Fue algo así como el invento del fast food de la comunicación.
Aunque parezca increíble, algunas de las frases ingeniosas con vocación de grafittis de deslumbrante brillantez; obras maestras del tumultuoso triunfo de la adrenalina sobre el cerebro en el momento de su aparición en las paredes del París de los años sesenta, están sustituyendo aquí y ahora a la reflexión individual. Con la misma eficacia que tuvieron en su tiempo. Y con la “ventaja” añadida de que no hay ni siquiera necesidad de re-inventarlas, pues gracias al analfabetismo insuperable que afecta a las actuales masas de nuestro país, con traducirlas tal cual es suficiente.
¿Y qué decir de símbolos como el de “La Acampada”? Concepto este perfectamente absurdo, ya que solo se acampa en el campo, o por lo menos así era hasta la aparición de los trasmallos sociales. Ese bucólico enunciado, de astuta ambigüedad, reiterado infatigablemente mediante una apabullante tautología, se convierte en un aglutinante social poliédrico casi perfecto. Se le pueden atribuir toda clase de cualidades; el ser provisional, colectivo, horizontal, igualitario, molesto, “colorista”, okupa, alternativo, ruidoso, transversal, multicultural, transgresor...etc. Sin embargo, a pesar de eso y por encima de todo, lo que es de verdad es MEDIÁTICO.
Cuando una pintoresca anécdota protagonizada por una exigua minoría de ociosos aburridos alcanza su warholiano cuarto de hora de fama impreso en una página del “The New York Times”, la cosa empieza a ser inquietante. Y así fue efectivamente como se inventó la “Espanich Revoluchion” de mí querido Luis Español.
El mismo eco que consiguieron en su día los nazis con la ocupación permanente de las calles y cientos de miles de uniformados durante un año, lo conseguís hoy aquí diez mil perros-flauta en quince días. En eso la tecnología de la comunicación está cumpliendo una misión semejante a la de la radio en el año 1930, pero de una forma infinitamente más eficaz.
Por cierto, Rocky Suhayda,el presidente del ANP (American Nazi Party) ha animado a sus chicos a que apoyen el movimiento Occupy (indignados americanos inspirados en los españoles)con frases como "El actual sistema capitalista es depredador; recortar las prestaciones sociales es una ofensa, rebajar los impuestos a los ricos es absurdo", y hay que "resistir" contra la "avaricia de los banqueros de Wall Street". ¿Os suena?¿Os preocupa?
Si hombre sí, ya sé que no pueden establecerse analogías lineales entre todas esas cosas. ¡Claro! Ni lo pretendo. Simplemente las pongo de pié sobre el tapete por si una vez vistas así en conjunto y en perspectiva nos llaman un poco más la atención sus inquietantes similitudes. ¿Vale?
Y luego nos ponemos a pensar. Si no es mucho pedir, claro.
Con afecto.
P.S.
¡Ah! Se me olvidaba, creo así mismo que es mi deber declararme totalmente de acuerdo con vuestra petición de no otorgar nuestra confianza a ningún político. Entre los cuales, como es natural, estáis incluidos todos vosotros y vuestros “experten”.
Os envío esta nota como respuesta a las supuestas invitaciones que me ha parecido ver sugeridas en vuestras declaraciones animando a participar en referéndums, ocupaciones de espacios públicos, asambleas, manifestaciones y otras divertidas tareas.
Creo que es deber de todo ciudadano libre expresar sus opiniones sobre aquellos acontecimientos que afectan a la convivencia. No tanto para tratar de influir en ellos – al menos en mí caso- como para dejar constancia de que nada de eso me resulta en absoluto indiferente.
En consecuencia, me veo obligado a declarar, ahora y aquí, mí más cordial desacuerdo con los principios esenciales de vuestra propuesta y a exponer asimismo las razones de mi rechazo.
Tal vez sea bueno aclararos ante todo que el objeto de mí rechazo son los “fundamentos políticos” de vuestra actitud y no los aspectos concretos de vuestra reclamación. Respecto de esto último, algunas de vuestras observaciones sobre el mediocre, cuando no nefasto, funcionamiento de muchos de los instrumentos del Estado, habría que ser un necio para no suscribirlas.
Pero el verdadero problema no radica, en mí opinión, en algo tan evidente como la pésima gestión desarrollada por los dirigentes elegidos libremente por nosotros. No. La cuestión esencial se sitúa en un terreno mucho más difícil de manejar. Es este un terreno en el que no hay papel de víctima en el que refugiarse. En él es inútil pretender trasladar la responsabilidad a ”un culpable”. A un demonio “origen de todos los males”.
Ese es un escenario que nunca montarán los políticos. Porque a muy pocos autores se les ha ocurrido nunca escribir una obra declarando culpable de algo al publico cuyo aplauso se ambiciona. Y si ha habido alguno probablemente haya acabado dedicándose a otros menesteres.
Y, sin embargo, yo opino que nada se conseguirá en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas colectivos sino empezamos a indagar por el principio, de una vez por todas. Es decir, en torno a algo tan aparentemente absurdo como es la hipótesis de que los primeros, verdaderos y únicos responsables de cualquier situación que nos afecte podamos ser nosotros mismos; los propios ciudadanos.
Y el caso es que no se trata de nada absurdo ya que desde hace treinta y tres años los españoles hemos aceptado vivir en un Estado regido por un sistema democrático. Sistema, por cierto, que nos fue impuesto afortunadamente, porque si por el pueblo soberano fuera, aún seguiríamos venerando la imagen de “aquel santo”, ante el catafalco del cual hemos visto desfilar tres millones de afligidos adoradores. (Supongo que todos ellos votarían al PSOE algunos meses más tarde)
[Lo expreso así porque, siempre en mí modesta opinión, los pueblos suelen vivir bajo el régimen que prefiere la mayoría; ya sea este dictatorial o democrático. Y ya sea así mismo motivado por voluntad, por complicidad, por desidia cívica o por todo ello a un tiempo]
Lo que suele conocerse por democracia [digamos “moderna” para distinguirla de la “clásica” de los atenienses] no es ni más ni menos que un mecanismo de relaciones políticas. Un sistema. Una herramienta sin cualidades. Y por lo tanto neutral. O sea que en ningún caso puede ser de izquierdas, de derechas, de arriba o de abajo…
Aunque en boca de Alexis de Tocqueville y hablando de la Revolución Americana, sería mejor describirla como “actitud individual”; un estado de ánimo adoptado por una mayoría. Definición (o más bien deseo) con la que no puedo estar más de acuerdo. No se puede simplemente asumir la democracia. Eso significaría que también se podría asumir cualquier otra ocurrencia política, o dejar de asumirla si las circunstancias cambiasen.
Se es demócrata, como se es decente. Y probablemente por razones análogas. Y no se deja nunca de serlo porque para ninguna de las dos cosas hay alternativa.
En cualquier caso, ese sistema es lo que es. Con todas las limitaciones que le impone el problema esencial que tratamos de resolver con él : la convivencia con nuestros semejantes. Y a nadie se le ha ocurrido nada menos malo, de momento.
Si os soy plenamente sincero, al ver el adjetivo calificativo REAL de vuestro lema, se me disiparon algunas de las dudas que la novedad de vuestra aparición me había suscitado.
Para mí, que empecé a suspirar adolescentemente con el término DEMOCRACIA allá por los últimos cincuenta, todo adjetivo asociado a esa palabra, por ejemplo “popular, orgánica, bolivariana, islamista, progresista, real o imaginaria”, denota en quien lo utiliza una de estas dos cosas: a) O no ha alcanzado el grado de madurez política mínimamente exigible a un adulto consciente (pocos), y b) O simplemente es un anti-demócrata (la mayoría).
Con las frecuentes fórmulas bienintencionadas que tratan de mejorar la "mala salud" sempiterna de la dichosa democracia, pasa exactamente lo mismo. “Hay que profundizar en la democracia”. “Reclamamos una regeneración democrática...”
Al parecer Diderot, Montesquieu, Jefferson y compañía no fueron lo suficientemente buenos como para detectar la superficialidad de su invento, ni su probable degeneración. Menos mal que han aparecido entre vosotros unos inspirados “expertos en cada materia” que van a salvar a nuestra recién estrenada/caducada forma de convivir, sacándonos de nuestro porfiado error.
Lo malo es que algunos de nosotros procedemos de los ambientes políticos en los que se inventaron hace muchos años todos esos trasnochados cachivaches ideológicos [que parecen tener siete vidas] que presentáis como el top del top político. El olor a naftalina que desprenden es tan persistente que se percibe incluso a través de esa maraña reticular en la que tanta gente anónima parece estar ”enredada”.
De momento, vuestros “expertos” no me han contado nada que no sepa que es falso desde hace más de cuarenta años. Y a no ser que tengan alguna idea original guardada donde yo no puedo verla, creedme, no tienen mucho futuro. O a lo mejor sí. Y entonces… ¡ Dios nos coja confesados!
¿Qué decir del “referendum”, arma predilecta de todo dictador que se precie?
¿Qué legitimidad tienen sus organizadores? ¿Alguien los eligió y no me enteré? ¿A quién se refiere en concreto el impersonal SE en vuestra expresión: “La formulación exacta de las preguntas SE irá concretando durante los próximos meses”?¿Es un impersonal o un reflexivo ese SE? ¿Cuánta gente se supone que es suficiente para legitimar el proceso, sus mecanismos, su contenido y las conclusiones derivadas de su “resultado”? ¿Con qué autoridad moral, u otra, una minoría (necesariamente) decide quién o quienes dirigirán esa experiencia? ¿Cuántas consultas populares habrá que convocar al cabo del año? ¿Puede un país moderno estar sometiendo permanentemente sus decisiones urgentes a un proceso asambleario?¿No correrá ese país el riesgo de morirse de igualitarismo que es, al fin y al cabo, una muerte como otra cualquiera?
Leyendo al profesor Ferrán Gallego de la Universidad de Barcelona, y uno de los especialistas más respetados en el estudio de los precedentes y desarrollo del nazismo en la Alemania de entreguerras, se llega a la conclusión de que una de las estrategias más eficazmente utilizadas por la peste parda para ganar las elecciones de Septiembre de 1930, fecha de la "postura" del huevo fatídico, fue la de una política de presencia física, de ocupación de los espacios públicos de la indefensa República de Weimar.
Esa presencia permanente, ubicua y obsesiva de unos signos de identidad y la tabarra cacofónica de unos símbolos astutamente escogidos, acabó por convertirse en una especie de refugio virtual para el espíritu del ciudadano alemán, aún no recuperado del terrorífico trauma de la Gran Guerra , en el que esconder sus temores crecientes a un colapso total. Temores realimentados durante varios años por la verborrea demagógica y el populismo ramplón de los profetas del apocalipsis democrático.
“En cierto sentido tienen bastante razón” aseguraban ciertas almas cándidas. “En realidad son un mal menor” declaraban los optimistas incorregibles. Parecería un mal mayor o un mal menor, pero tres años más tarde, y precisamente mediante un referendum sin sombra de duda respecto de su rigor democrático, se otorgaron al fantoche bohemio los plenos poderes con los que inició su portentosa carrera. Su hazaña culminó doce años más tarde con un “aligeramiento” de la población mundial estimado en 70 millones de sus habitantes.
También los nazis contaban con “experten" en muchas materias útiles para sus fines y supieron emplearlos con gran eficiencia. Las técnicas de integración de masas, desarrolladas entonces en base a la recientemente inventada “propaganda”, lo fueron con tal eficacia que algunos de sus preceptos siguen en vigor actualmente, noventa años después.
Un buen ejemplo fue su innovadora utilización de un lenguaje semántico–emotivo en textos, imágenes y sonidos. La sustitución del discurso por la consigna. El uso de la emoción y no de la razón como vector primero del entendimiento. El slogan integrador como síntesis conceptual.
Fue algo así como el invento del fast food de la comunicación.
Aunque parezca increíble, algunas de las frases ingeniosas con vocación de grafittis de deslumbrante brillantez; obras maestras del tumultuoso triunfo de la adrenalina sobre el cerebro en el momento de su aparición en las paredes del París de los años sesenta, están sustituyendo aquí y ahora a la reflexión individual. Con la misma eficacia que tuvieron en su tiempo. Y con la “ventaja” añadida de que no hay ni siquiera necesidad de re-inventarlas, pues gracias al analfabetismo insuperable que afecta a las actuales masas de nuestro país, con traducirlas tal cual es suficiente.
¿Y qué decir de símbolos como el de “La Acampada”? Concepto este perfectamente absurdo, ya que solo se acampa en el campo, o por lo menos así era hasta la aparición de los trasmallos sociales. Ese bucólico enunciado, de astuta ambigüedad, reiterado infatigablemente mediante una apabullante tautología, se convierte en un aglutinante social poliédrico casi perfecto. Se le pueden atribuir toda clase de cualidades; el ser provisional, colectivo, horizontal, igualitario, molesto, “colorista”, okupa, alternativo, ruidoso, transversal, multicultural, transgresor...etc. Sin embargo, a pesar de eso y por encima de todo, lo que es de verdad es MEDIÁTICO.
Cuando una pintoresca anécdota protagonizada por una exigua minoría de ociosos aburridos alcanza su warholiano cuarto de hora de fama impreso en una página del “The New York Times”, la cosa empieza a ser inquietante. Y así fue efectivamente como se inventó la “Espanich Revoluchion” de mí querido Luis Español.
El mismo eco que consiguieron en su día los nazis con la ocupación permanente de las calles y cientos de miles de uniformados durante un año, lo conseguís hoy aquí diez mil perros-flauta en quince días. En eso la tecnología de la comunicación está cumpliendo una misión semejante a la de la radio en el año 1930, pero de una forma infinitamente más eficaz.
Por cierto, Rocky Suhayda,el presidente del ANP (American Nazi Party) ha animado a sus chicos a que apoyen el movimiento Occupy (indignados americanos inspirados en los españoles)con frases como "El actual sistema capitalista es depredador; recortar las prestaciones sociales es una ofensa, rebajar los impuestos a los ricos es absurdo", y hay que "resistir" contra la "avaricia de los banqueros de Wall Street". ¿Os suena?¿Os preocupa?
Si hombre sí, ya sé que no pueden establecerse analogías lineales entre todas esas cosas. ¡Claro! Ni lo pretendo. Simplemente las pongo de pié sobre el tapete por si una vez vistas así en conjunto y en perspectiva nos llaman un poco más la atención sus inquietantes similitudes. ¿Vale?
Y luego nos ponemos a pensar. Si no es mucho pedir, claro.
Con afecto.
P.S.
¡Ah! Se me olvidaba, creo así mismo que es mi deber declararme totalmente de acuerdo con vuestra petición de no otorgar nuestra confianza a ningún político. Entre los cuales, como es natural, estáis incluidos todos vosotros y vuestros “experten”.
lunes, 7 de noviembre de 2011
El prodigioso destino de un antisemita
“Y que sea lo que Dios quiera (aunque me temo que volverá a ser lo que quiera Yahveh!)”
Con esta ingeniosa frase terminaba un artículo titulado “Vote a Palestina en la ONU, señor presidente” en el blog de Federico Mayor Zaragoza el pasado 12 de Septiembre. Así mismo, y afirmando enérgicamente su vocación de guerrero del antifaz de la causa de los pobres y oprimidos del mundo entero, se desmelenaba animando a la manifestación convocada por el 15 M, con un indignado panegírico del movimiento okupa de la Puerta del Sol.
Además de apoyar asiduamente a ese prodigio de la pestilencia demagógica llamada Isabel Gemio, hace unos días se congratulaba de la admisión de la Autoridad palestina por parte de la Unesco, sede de su califato durante doce largos años, y remataba la jugada apoyando al candidato Rubalcaba en un mitin, al lado de un coro de conocidos lameculos del cesante chico de la guitarra. ¡Este muchacho es infatigable!
En cualquier caso, este a lo que parece inevitable personaje tiene una biografía ejemplar. Ejemplar porque simboliza paradigmáticamente un modelo de político español afortunadamente en vías de extinción. Incluso parece ser que ha declarado, en un desesperado esfuerzo de justificación, que su vocación de resistencia al sistema franquista comenzó desde su más tierna etapa estudiantil. No obstante, no ha aparecido de momento nadie que recuerde ese episodio, salvo él mismo. Merece la pena perder unos minutos con esta perla.
Aunque catalán de nacimiento (Barcelona 1934), se doctoró en Farmacia en Madrid en 1958. Fue catedrático en Granada cinco años después y se le proclamó “rector más joven del franquismo” en Junio de 1968 en esa misma universidad.
Como coincidencia significativa con esa gesta conviene recordar que esta tendría lugar un mes después de la expulsión de sus colegas Agustín García Calvo, Enrique Tierno Galván, y José Luis López Aranguren de sus respectivas cátedras, a causa de las escasas simpatías que manifestaban hacia un Movimiento del que, poco después, formaría parte nuestro Federico como Consejero Nacional.
En cuanto a su “protector”, el ministro de educación Villar Palasí, de cuya política de represión en los campus algunos guardamos un fresco recuerdo entre patético y vergonzante, parece ser que el Opus estaba detrás de su empeño por reformar la enseñanza con su tecnocrática Ley de Educación de 1971. Nombrado subsecretario del mencionado ministro, nuestro héroe entró a formar parte de los cuadros del Movimiento, como Consejero Nacional, con su camisita y su canesú.
Con la presidencia del CSIC, poco después, arranca una fulgurante carrera político-científica, que le lleva a ser, en 1974, subsecretario del gabinete ministerial de Carlos Arias Navarro. Este sujeto, conocido por “Carnicerito de Málaga” en los fluidos ideológicos en los que actualmente nada Federico, ganó ese épico sobrenombre en mérito a su actuación estelar como fiscal en los consejos de guerra sumarísimos celebrados en la guerra y en la posguerra, y que dejaron con su firma más de 4300 republicanos tendidos al pié de las tapias de los cementerios.
Tal vez hubiese podido ser útil la relación de nuestro subsecretario con aquel Presidente del Gobierno, si hubiera servido para recordar algún detalle “interesante” tal vez evocado por Arias en aquella época, que pudiese contribuir a esclarecer algunos de los crímenes franquistas que la Ley de Memoria Histórica trata de elucidar. Lo digo a juzgar por el entusiasmo que dicha ley ha suscitado en nuestro personaje, si creemos en sus elogiosas declaraciones al respecto.
Pero no acabó aquí su asombrosa singladura histórica. Montando el tigre de la Transición, de la mano de otro Consejero Nacional, Adolfo Suarez [este sí admirable por su demostrada sinceridad respecto de su caída del caballo, el 23 de Febrero] llega a Ministro de Educación con el gobierno de Calvo Sotelo, después de entrenarse como diputado durante cinco años. Como en 1978 ya había sido nombrado vicepresidente de la UNESCO, tras la travesía del desierto en la desvencijada carreta del CDS conducida por un Suarez caído en desgracia, consigue la presidencia del organismo internacional en 1987. La conservó hasta 1999.
La actitud antisemita de Mayor Zaragoza para con el estado de Israel, a lo largo de aquellos tiempos, se verifica en una serie de decisiones harto significativas.
Después del abandono de la institución por parte de los EEUU, de la Gran Bretaña y de otros países europeos en base a “la guerra cultural que sostiene la institución contra Israel y Occidente” en 1984, este enfrentamiento es recogido por Mayor Zaragoza, que parece asumirlo como una contienda personal, declarando en 1989 que “la ocupación de Jerusalem por parte de Israel”, destruía la ciudad santa a causa de sus “interferencias, destrucciones y transformaciones”.
En 1990 critica los “cambios irreversibles” sufridos por el patrimonio arquitectónico, como consecuencia de la “ocupación” de la capital por parte de Israel.
En 1993 nuestro protagonista rechaza participar en una conferencia científica internacional porque debería tener lugar en Jerusalem.
En el coloquio convocado por la UNESCO sobre Jerusalem que se desarrolló en París en 1996, participan todos los estados árabes, pero Israel no es invitada.
En 1998 una delegación de la institución que visita Israel rechaza un encuentro con oficiales israelíes.
En el año 1999 Mayor deja la presidencia, pero sus sucesores continúan su particular cruzada anti-Israel.
En 2001 la UNESCO adoptaba la denominada “Declaración de El Cairo para la preservación de las antigüedades de Jerusalem”, en la que se acusa falsamente a Israel de destruir el “patrimonio musulmán” del Monte del Templo de la ciudad vieja, y que tenía por objetivo desviar la atención de los actos de vandalismo palestinos contra la herencia arqueológica e histórica.
En el año 2005, en el marco del 50º aniversario de la ONU, la UNESCO rehusó mencionar la Shoah en su declaración sobre la Segunda Guerra Mundial.
En 2009 la UNESCO designa Jerusalem “Capital de la cultura árabe”.
Una de las actuaciones más patéticas de estos sulfurosos antisemitas tiene lugar en el 2010, cuando publican un informe sobre la ciencia en los países árabes y transforman al filósofo judío Maimonides en un musulmán de nombre Moussa Ben Maimoun.
En el mismo 2010 adoptan una resolución en virtud de la cual la tumba de Raquel en Belén y la tumba de los Patriarcas en Hebrón se convierten en mezquitas musulmanas, a pesar de formar parte de los lugares más sagrados para el judaísmo.
En el mes de Julio del presente año y bajo la presión del bloque árabe capitaneado por Jordania, la UNESCO ha prohibido todos los trabajos arqueológicos de Israel en Jerusalem.
Por último, según el ministro palestino de la Cultura, el arqueólogo Hamdam Taha, la arqueología de la UNESCO ”sirve para escribir o reescribir la historia de Palestina”.
La UNESCO, institución dependiente de la ONU, lleva a cabo en Medio Oriente una política militante contra la cultura occidental y en especial la israelí, que desmiente los principios contenidos en sus propios estatutos. Se podría afirmar sin mucho riesgo que, desde su fundación, esta institución fue uno de los baluartes avanzados del comunismo en el contexto de la guerra fría. Pero lo más preocupante es que tras la derrota y desmantelamiento del paraíso proletario, esa institución se ha convertido en un bastión irredento, animado infatigablemente por un reducido gang de pretendidos intelectuales de tendencias totalitarias, cuya labor trasnochada y caduca sirve de coartada a los enemigos de nuestra civilización, dotando a toda clase de mediocres donnadies, oportunistas y carroñeros, de una supuesta “buena imagen internacional”.
Como hemos visto, gente con una conciencia de chicle, acomodaticios e irrelevantes, como nuestro ilustre pelotillero Federico Mayor Zaragoza, han desarrollado una astucia darwiniana asombrosa a la hora de adaptarse a las rugosidades de la historia.
Yo tuve la ocasión de conocerlo personalmente, cuando era ministro de Educación, con Calvo Sotelo, con motivo de una serie de entrevistas que hicimos Lalo Azcona y yo para “La Gaceta Ilustrada”(dibujo de ahí arriba). Honestamente debo reconocer que me dejé seducir por su discurso de corte liberal y culto, que no era tan frecuente en boca de ningún político en aquella época. El único que sostuvo un postura análoga ante nosotros entonces, fue esa especie de telepredicador de la ciencia “todo a cien” que es hoy Eduardo Punset, asimismo ministro de Relaciones con las Comunidades Europeas con Suarez, en la época.
Al héroe prodigioso de nuestra historia de hoy, solo nos falta encontrarlo en un par de sitios. Formando parte del fantasmagórico Tribunal Russell sobre Palestina -espectral resurrección del Tribunal Russell-Sartre de la guerra del Viet-Nam, diseñado en Marzo del 2009 por algunas viejas glorias del antisemitismo progre- o en una foto posando sobre la cubierta de uno de los barcos que provocan a la Armada israelí en los confines del bloqueo marítimo de Gaza, esperando a que un marino judío le agarre de la camisa azul desvaído y lo facture de vuelta, como paquete con destino equivocado y la etiqueta: “Frágil/Antigüedad”.
Pero no nos desanimemos.
Todo se andará, Dios mediante, y si Yahveh no lo remedia.
Con esta ingeniosa frase terminaba un artículo titulado “Vote a Palestina en la ONU, señor presidente” en el blog de Federico Mayor Zaragoza el pasado 12 de Septiembre. Así mismo, y afirmando enérgicamente su vocación de guerrero del antifaz de la causa de los pobres y oprimidos del mundo entero, se desmelenaba animando a la manifestación convocada por el 15 M, con un indignado panegírico del movimiento okupa de la Puerta del Sol.
Además de apoyar asiduamente a ese prodigio de la pestilencia demagógica llamada Isabel Gemio, hace unos días se congratulaba de la admisión de la Autoridad palestina por parte de la Unesco, sede de su califato durante doce largos años, y remataba la jugada apoyando al candidato Rubalcaba en un mitin, al lado de un coro de conocidos lameculos del cesante chico de la guitarra. ¡Este muchacho es infatigable!
En cualquier caso, este a lo que parece inevitable personaje tiene una biografía ejemplar. Ejemplar porque simboliza paradigmáticamente un modelo de político español afortunadamente en vías de extinción. Incluso parece ser que ha declarado, en un desesperado esfuerzo de justificación, que su vocación de resistencia al sistema franquista comenzó desde su más tierna etapa estudiantil. No obstante, no ha aparecido de momento nadie que recuerde ese episodio, salvo él mismo. Merece la pena perder unos minutos con esta perla.
Aunque catalán de nacimiento (Barcelona 1934), se doctoró en Farmacia en Madrid en 1958. Fue catedrático en Granada cinco años después y se le proclamó “rector más joven del franquismo” en Junio de 1968 en esa misma universidad.
Como coincidencia significativa con esa gesta conviene recordar que esta tendría lugar un mes después de la expulsión de sus colegas Agustín García Calvo, Enrique Tierno Galván, y José Luis López Aranguren de sus respectivas cátedras, a causa de las escasas simpatías que manifestaban hacia un Movimiento del que, poco después, formaría parte nuestro Federico como Consejero Nacional.
En cuanto a su “protector”, el ministro de educación Villar Palasí, de cuya política de represión en los campus algunos guardamos un fresco recuerdo entre patético y vergonzante, parece ser que el Opus estaba detrás de su empeño por reformar la enseñanza con su tecnocrática Ley de Educación de 1971. Nombrado subsecretario del mencionado ministro, nuestro héroe entró a formar parte de los cuadros del Movimiento, como Consejero Nacional, con su camisita y su canesú.
Con la presidencia del CSIC, poco después, arranca una fulgurante carrera político-científica, que le lleva a ser, en 1974, subsecretario del gabinete ministerial de Carlos Arias Navarro. Este sujeto, conocido por “Carnicerito de Málaga” en los fluidos ideológicos en los que actualmente nada Federico, ganó ese épico sobrenombre en mérito a su actuación estelar como fiscal en los consejos de guerra sumarísimos celebrados en la guerra y en la posguerra, y que dejaron con su firma más de 4300 republicanos tendidos al pié de las tapias de los cementerios.
Tal vez hubiese podido ser útil la relación de nuestro subsecretario con aquel Presidente del Gobierno, si hubiera servido para recordar algún detalle “interesante” tal vez evocado por Arias en aquella época, que pudiese contribuir a esclarecer algunos de los crímenes franquistas que la Ley de Memoria Histórica trata de elucidar. Lo digo a juzgar por el entusiasmo que dicha ley ha suscitado en nuestro personaje, si creemos en sus elogiosas declaraciones al respecto.
Pero no acabó aquí su asombrosa singladura histórica. Montando el tigre de la Transición, de la mano de otro Consejero Nacional, Adolfo Suarez [este sí admirable por su demostrada sinceridad respecto de su caída del caballo, el 23 de Febrero] llega a Ministro de Educación con el gobierno de Calvo Sotelo, después de entrenarse como diputado durante cinco años. Como en 1978 ya había sido nombrado vicepresidente de la UNESCO, tras la travesía del desierto en la desvencijada carreta del CDS conducida por un Suarez caído en desgracia, consigue la presidencia del organismo internacional en 1987. La conservó hasta 1999.
La actitud antisemita de Mayor Zaragoza para con el estado de Israel, a lo largo de aquellos tiempos, se verifica en una serie de decisiones harto significativas.
Después del abandono de la institución por parte de los EEUU, de la Gran Bretaña y de otros países europeos en base a “la guerra cultural que sostiene la institución contra Israel y Occidente” en 1984, este enfrentamiento es recogido por Mayor Zaragoza, que parece asumirlo como una contienda personal, declarando en 1989 que “la ocupación de Jerusalem por parte de Israel”, destruía la ciudad santa a causa de sus “interferencias, destrucciones y transformaciones”.
En 1990 critica los “cambios irreversibles” sufridos por el patrimonio arquitectónico, como consecuencia de la “ocupación” de la capital por parte de Israel.
En 1993 nuestro protagonista rechaza participar en una conferencia científica internacional porque debería tener lugar en Jerusalem.
En el coloquio convocado por la UNESCO sobre Jerusalem que se desarrolló en París en 1996, participan todos los estados árabes, pero Israel no es invitada.
En 1998 una delegación de la institución que visita Israel rechaza un encuentro con oficiales israelíes.
En el año 1999 Mayor deja la presidencia, pero sus sucesores continúan su particular cruzada anti-Israel.
En 2001 la UNESCO adoptaba la denominada “Declaración de El Cairo para la preservación de las antigüedades de Jerusalem”, en la que se acusa falsamente a Israel de destruir el “patrimonio musulmán” del Monte del Templo de la ciudad vieja, y que tenía por objetivo desviar la atención de los actos de vandalismo palestinos contra la herencia arqueológica e histórica.
En el año 2005, en el marco del 50º aniversario de la ONU, la UNESCO rehusó mencionar la Shoah en su declaración sobre la Segunda Guerra Mundial.
En 2009 la UNESCO designa Jerusalem “Capital de la cultura árabe”.
Una de las actuaciones más patéticas de estos sulfurosos antisemitas tiene lugar en el 2010, cuando publican un informe sobre la ciencia en los países árabes y transforman al filósofo judío Maimonides en un musulmán de nombre Moussa Ben Maimoun.
En el mismo 2010 adoptan una resolución en virtud de la cual la tumba de Raquel en Belén y la tumba de los Patriarcas en Hebrón se convierten en mezquitas musulmanas, a pesar de formar parte de los lugares más sagrados para el judaísmo.
En el mes de Julio del presente año y bajo la presión del bloque árabe capitaneado por Jordania, la UNESCO ha prohibido todos los trabajos arqueológicos de Israel en Jerusalem.
Por último, según el ministro palestino de la Cultura, el arqueólogo Hamdam Taha, la arqueología de la UNESCO ”sirve para escribir o reescribir la historia de Palestina”.
La UNESCO, institución dependiente de la ONU, lleva a cabo en Medio Oriente una política militante contra la cultura occidental y en especial la israelí, que desmiente los principios contenidos en sus propios estatutos. Se podría afirmar sin mucho riesgo que, desde su fundación, esta institución fue uno de los baluartes avanzados del comunismo en el contexto de la guerra fría. Pero lo más preocupante es que tras la derrota y desmantelamiento del paraíso proletario, esa institución se ha convertido en un bastión irredento, animado infatigablemente por un reducido gang de pretendidos intelectuales de tendencias totalitarias, cuya labor trasnochada y caduca sirve de coartada a los enemigos de nuestra civilización, dotando a toda clase de mediocres donnadies, oportunistas y carroñeros, de una supuesta “buena imagen internacional”.
Como hemos visto, gente con una conciencia de chicle, acomodaticios e irrelevantes, como nuestro ilustre pelotillero Federico Mayor Zaragoza, han desarrollado una astucia darwiniana asombrosa a la hora de adaptarse a las rugosidades de la historia.
Yo tuve la ocasión de conocerlo personalmente, cuando era ministro de Educación, con Calvo Sotelo, con motivo de una serie de entrevistas que hicimos Lalo Azcona y yo para “La Gaceta Ilustrada”(dibujo de ahí arriba). Honestamente debo reconocer que me dejé seducir por su discurso de corte liberal y culto, que no era tan frecuente en boca de ningún político en aquella época. El único que sostuvo un postura análoga ante nosotros entonces, fue esa especie de telepredicador de la ciencia “todo a cien” que es hoy Eduardo Punset, asimismo ministro de Relaciones con las Comunidades Europeas con Suarez, en la época.
Al héroe prodigioso de nuestra historia de hoy, solo nos falta encontrarlo en un par de sitios. Formando parte del fantasmagórico Tribunal Russell sobre Palestina -espectral resurrección del Tribunal Russell-Sartre de la guerra del Viet-Nam, diseñado en Marzo del 2009 por algunas viejas glorias del antisemitismo progre- o en una foto posando sobre la cubierta de uno de los barcos que provocan a la Armada israelí en los confines del bloqueo marítimo de Gaza, esperando a que un marino judío le agarre de la camisa azul desvaído y lo facture de vuelta, como paquete con destino equivocado y la etiqueta: “Frágil/Antigüedad”.
Pero no nos desanimemos.
Todo se andará, Dios mediante, y si Yahveh no lo remedia.
viernes, 4 de noviembre de 2011
¡Ojo con el turco! (...y van dos)
Caricatures de notre bien-aimé Prophète Mohamad Salla Allah`alayhi wa salam
Une évidence pour les doués de raison
Mise à jour :
L’incendie d’origine criminelle qui a ravagé les locaux de l’hebdomadaire à Paris suscite de Rabat l’indifférence, voire une certaine complaisance vis-à-vis des auteurs. «Charlie Hebdo brûlé par les flammes de l’enfer» a été un commentaire très repris sur Facebook au Maroc.
Interrogé de Casablanca par Radio Atlantic, le dessinateur Charb, directeur de l’hebdo a exprimé pourtant son incompréhension vis-à-vis de «ces c*** qui croient que détruire des locaux d’un journal pourrait tuer sa liberté». Pour lui, «les vrais musulmans n’incendient pas les journaux» comme s’il connaissait quoi que ce soit de l’islam.
Pourtant, son discours passe mal au Maroc où Charb est jugé suspect et ambivalent. Pire, on le qualifie de «fasciste» proférées par un porte-parole des Frères musulmans en Hollande sur le 7ème Jour, un site égyptien basé au Caire (en arabe), sont abondamment relayées par les Facebookiens marocains. On annonce même qu’un procès sera intenté contre Charlie Hebdo avec le concours d’une brochette d’avocats tunisiens et libyens, et l’on se plaît à diffuser le message d’un site syrien (en arabe) qui relate comment et par qui celui de Charlie Hebdo a été hacké.
Una página web, http://www.forsane-alizza.com, que os recomiendo encarecidamente si queréis estar al tanto de la mansedumbre de los llamados islamistas moderados, publicó el comentario de ahí arriba que os paso a traducir, a pesar de su deleznable redacción ¡el 2 de Noviembre a la 1h 06m! Ojo a este detalle, porque la policía de París estableció la hora del atentado a la 1 de la mañana del mismo día.
“Caricaturas de nuestro amado Profeta Mohamad, Salla Allah`alayhi wa salam.
Una evidencia para gente razonable.
Recapitulemos,
El incendio de origen criminal que a devastado los locales del semanario de París, suscita la indiferencia de Rabat o incluso una cierta complacencia, respecto de sus autores. ”Charlie-Hebdo quemado en las llamas del infierno” ha sido un comentario muy difundido en el Facebook de Marruecos.
El dibujante Charb, entrevistado por Radio Atlantic de Casablanca, ha expresado, sin embargo, su extrañeza respecto de “esos jilipollas que creen que destruyendo los locales de un periódico pueden suprimir su libertad”. Para él, “los verdaderos musulmanes no incendian periódicos”, como si conociese mínimamente algo del islam.
Sin embargo, su discurso no cuela en Marruecos donde Charb es considerado sospechoso y ambiguo. O aún peor, la calificación de “fascista” por parte de un portavoz de los Hermanos Musulmanes en Holanda en el ”El séptimo día” , un portal egipcio basado en El Cairo (en árabe), es abundantemente secundada por los miembros marroquíes de Facebook. Se anuncia incluso que se tratará de procesar a Charlie-Hebdo, por parte de un equipo de abogados tunecinos y libios, y que un portal sirio (en árabe) se prepara para difundir un mensaje relatando cómo y por quién ha sido hackeado el de Charlie-Hebdo”
Bien, creo que el asunto se comenta por sí solo.
Para los que no os hayáis enterado, el semanario satírico Charlie Hebdo publicó la semana pasada una portada que os ofrezco más arriba. Respuesta de los interesados : incendio de los locales de la revista y ataque a su página web. Al día siguiente, Bluevision, servidor de esa página web rechazó publicarla en línea de nuevo, tras ser amenazados de muerte sus responsables.
Yo he sido suscriptor de Charlie-Hebdo desde los años sesenta, nada más aparecer, hasta bien entrados los ochenta, y me siento concernido por el atentado en calidad de lector y en la de antiguo miembro de la profesión periodística. Concernido y profundamente cabreado.
Ya sabíamos como se las gasta la conferencia episcopal islámica cada vez que a alguien se le ocurre imaginar el careto de malaostia de su amado pastor árabe. Su sentido del humor solo es comparable a su sentido de la tolerancia. Cualidades que suelen estar siempre relacionadas, por otro lado. Ya. Pero todas esta basura nauseabunda acumulada, llegado un momento, es insoportable. ¡Y mira que lo vengo avisando!
¡Cuidado con el turco!
¿Todavía hay algún estúpido ingenuo que no vea lo que está pasando?
Cuando yo trabajaba en la prensa, publicamos en un semanario del grupo editorial un reportaje sobre la “profecía” de Nostradamus; era el año 1980, el señalado en su previsión como el del fin del mundo. Recuerdo haber leído con una sonrisa distante el detalle del relato en el que se describía como el Rey de España derrotaba al Islam que amenazaba a Occidente. La “propuesta histórica” del supuesto profeta del apocalipsis me pareció en1980, y ahora en 2011, difícil de mejorar en cuanto a la delirante ucronía que supone el Islam como amenaza, en el relato histórico, cuando unos neutrinos están a punto de desmentir la teoría general de la relatividad.
Debo reconocer que aún hoy tengo la tentación de pensar que alguien me está gastando una broma, o que me he pasado con las sustancias no autorizadas, sino fuera por las trágicas realidades que esa ideología de asesinos nos proporciona periódicamente. Pero creo que esta increíble incoherencia histórica no es el producto de una improbable modernización del Islam, cosa descartada por su radical naturaleza inmutable, sino de la arrogante ceguera y paralizante cobardía de la que hacen gala los actuales dirigentes políticos occidentales.
Y claro, así mismo, de los acojonados pueblos que los eligen y que viven amodorrados en sus suicidas estándares de libertad, bienestar y prosperidad, en los que no figuran más que derechos. Y es que esas condiciones de existencia fueron heredadas por quienes son incapaces de recordar los sacrificios que costaron. Y lo son por la simple razón de que no se puede recordar lo que nunca se aprendió. Y eso lo explica casi todo.
Pero mira tú por dónde, están coincidiendo en el tiempo y el espacio el declive del estado como Providencia, y una inesperada ofensiva de la barbarie analfabeta de la babucha y el turbante. ¿Casualidad? ¡Ná! La realidad (¿o era Dios?) no juega a los dados, como dijo el tío Albert. Cuando el de aquí retrocede, el de allí avanza. Física pura. Horror al vacío. Y lo peor es que conocemos perfectamente lo que sucede. Y lo que seguirá a lo que sucede. Ya pasó otras veces. ¿Ganarán los buenos? Seguro. Lo malo es el precio a pagar por no evitarlo a tiempo. Precio que pagaremos todos. Los que avisamos y los que no quieren enterarse.
Y la cuestión es : ¿no aprenderemos nunca?
¡Hay que joderse!
Une évidence pour les doués de raison
Mise à jour :
L’incendie d’origine criminelle qui a ravagé les locaux de l’hebdomadaire à Paris suscite de Rabat l’indifférence, voire une certaine complaisance vis-à-vis des auteurs. «Charlie Hebdo brûlé par les flammes de l’enfer» a été un commentaire très repris sur Facebook au Maroc.
Interrogé de Casablanca par Radio Atlantic, le dessinateur Charb, directeur de l’hebdo a exprimé pourtant son incompréhension vis-à-vis de «ces c*** qui croient que détruire des locaux d’un journal pourrait tuer sa liberté». Pour lui, «les vrais musulmans n’incendient pas les journaux» comme s’il connaissait quoi que ce soit de l’islam.
Pourtant, son discours passe mal au Maroc où Charb est jugé suspect et ambivalent. Pire, on le qualifie de «fasciste» proférées par un porte-parole des Frères musulmans en Hollande sur le 7ème Jour, un site égyptien basé au Caire (en arabe), sont abondamment relayées par les Facebookiens marocains. On annonce même qu’un procès sera intenté contre Charlie Hebdo avec le concours d’une brochette d’avocats tunisiens et libyens, et l’on se plaît à diffuser le message d’un site syrien (en arabe) qui relate comment et par qui celui de Charlie Hebdo a été hacké.
Una página web, http://www.forsane-alizza.com, que os recomiendo encarecidamente si queréis estar al tanto de la mansedumbre de los llamados islamistas moderados, publicó el comentario de ahí arriba que os paso a traducir, a pesar de su deleznable redacción ¡el 2 de Noviembre a la 1h 06m! Ojo a este detalle, porque la policía de París estableció la hora del atentado a la 1 de la mañana del mismo día.
“Caricaturas de nuestro amado Profeta Mohamad, Salla Allah`alayhi wa salam.
Una evidencia para gente razonable.
Recapitulemos,
El incendio de origen criminal que a devastado los locales del semanario de París, suscita la indiferencia de Rabat o incluso una cierta complacencia, respecto de sus autores. ”Charlie-Hebdo quemado en las llamas del infierno” ha sido un comentario muy difundido en el Facebook de Marruecos.
El dibujante Charb, entrevistado por Radio Atlantic de Casablanca, ha expresado, sin embargo, su extrañeza respecto de “esos jilipollas que creen que destruyendo los locales de un periódico pueden suprimir su libertad”. Para él, “los verdaderos musulmanes no incendian periódicos”, como si conociese mínimamente algo del islam.
Sin embargo, su discurso no cuela en Marruecos donde Charb es considerado sospechoso y ambiguo. O aún peor, la calificación de “fascista” por parte de un portavoz de los Hermanos Musulmanes en Holanda en el ”El séptimo día” , un portal egipcio basado en El Cairo (en árabe), es abundantemente secundada por los miembros marroquíes de Facebook. Se anuncia incluso que se tratará de procesar a Charlie-Hebdo, por parte de un equipo de abogados tunecinos y libios, y que un portal sirio (en árabe) se prepara para difundir un mensaje relatando cómo y por quién ha sido hackeado el de Charlie-Hebdo”
Bien, creo que el asunto se comenta por sí solo.
Para los que no os hayáis enterado, el semanario satírico Charlie Hebdo publicó la semana pasada una portada que os ofrezco más arriba. Respuesta de los interesados : incendio de los locales de la revista y ataque a su página web. Al día siguiente, Bluevision, servidor de esa página web rechazó publicarla en línea de nuevo, tras ser amenazados de muerte sus responsables.
Yo he sido suscriptor de Charlie-Hebdo desde los años sesenta, nada más aparecer, hasta bien entrados los ochenta, y me siento concernido por el atentado en calidad de lector y en la de antiguo miembro de la profesión periodística. Concernido y profundamente cabreado.
Ya sabíamos como se las gasta la conferencia episcopal islámica cada vez que a alguien se le ocurre imaginar el careto de malaostia de su amado pastor árabe. Su sentido del humor solo es comparable a su sentido de la tolerancia. Cualidades que suelen estar siempre relacionadas, por otro lado. Ya. Pero todas esta basura nauseabunda acumulada, llegado un momento, es insoportable. ¡Y mira que lo vengo avisando!
¡Cuidado con el turco!
¿Todavía hay algún estúpido ingenuo que no vea lo que está pasando?
Cuando yo trabajaba en la prensa, publicamos en un semanario del grupo editorial un reportaje sobre la “profecía” de Nostradamus; era el año 1980, el señalado en su previsión como el del fin del mundo. Recuerdo haber leído con una sonrisa distante el detalle del relato en el que se describía como el Rey de España derrotaba al Islam que amenazaba a Occidente. La “propuesta histórica” del supuesto profeta del apocalipsis me pareció en1980, y ahora en 2011, difícil de mejorar en cuanto a la delirante ucronía que supone el Islam como amenaza, en el relato histórico, cuando unos neutrinos están a punto de desmentir la teoría general de la relatividad.
Debo reconocer que aún hoy tengo la tentación de pensar que alguien me está gastando una broma, o que me he pasado con las sustancias no autorizadas, sino fuera por las trágicas realidades que esa ideología de asesinos nos proporciona periódicamente. Pero creo que esta increíble incoherencia histórica no es el producto de una improbable modernización del Islam, cosa descartada por su radical naturaleza inmutable, sino de la arrogante ceguera y paralizante cobardía de la que hacen gala los actuales dirigentes políticos occidentales.
Y claro, así mismo, de los acojonados pueblos que los eligen y que viven amodorrados en sus suicidas estándares de libertad, bienestar y prosperidad, en los que no figuran más que derechos. Y es que esas condiciones de existencia fueron heredadas por quienes son incapaces de recordar los sacrificios que costaron. Y lo son por la simple razón de que no se puede recordar lo que nunca se aprendió. Y eso lo explica casi todo.
Pero mira tú por dónde, están coincidiendo en el tiempo y el espacio el declive del estado como Providencia, y una inesperada ofensiva de la barbarie analfabeta de la babucha y el turbante. ¿Casualidad? ¡Ná! La realidad (¿o era Dios?) no juega a los dados, como dijo el tío Albert. Cuando el de aquí retrocede, el de allí avanza. Física pura. Horror al vacío. Y lo peor es que conocemos perfectamente lo que sucede. Y lo que seguirá a lo que sucede. Ya pasó otras veces. ¿Ganarán los buenos? Seguro. Lo malo es el precio a pagar por no evitarlo a tiempo. Precio que pagaremos todos. Los que avisamos y los que no quieren enterarse.
Y la cuestión es : ¿no aprenderemos nunca?
¡Hay que joderse!
viernes, 21 de octubre de 2011
No news, good news!
Bonita semana de noticias que llevamos. Bueno, en realidad, noticias… lo que se dice noticias –en el sentido que este término tenía hasta hace unos años- no ha habido ninguna.
Me explicaré. Ha habido tres grandes titulares. Cronológicamente: 1º) el canje de un montón asesinos por un secuestrado en Israel/Franja de Gaza. 2º) El anuncio-bazofia de nuestros asesinos del norte, anunciando que se va acercando el momento en el que se harán con el poder, según el plan acordado con los progres. 3º) El festín antropofágico de caimán linchado que se han pegado la otra banda de asesinos islámicos. Los indignados de Libia.
Y llegados a este punto, deberíamos reflexionar sobre la curiosa deriva que va adquiriendo la relación entre el titular y el texto en el nuevo periodismo.
Cuando yo trabajaba en ese otrora soberbio oficio del periodismo, había un tipo en la sala de redacción que se ocupaba de redactar los titulares. Era generalmente uno de los mejores redactores y un hombre de plena confianza del director, ya que su función era una parte esencial en la identidad del medio. El estilo de los titulares denotaba la categoría profesional del mismo, además de exponer sutilmente su tenor ideológico. Algunos de esos titulares eran auténticas joyas del lenguaje. Alguien debería hacer una antología.
Un lector de periódicos, hablo de uno de los de verdad, recorría entonces de un vistazo las secciones, leyendo únicamente los titulares. En unos escasos minutos había adquirido una matizada síntesis de su contenido total, reservando el placer de la lectura del los textos para el momento adecuado. Ese singular momento cada cual lo situaba según unas sagradas reglas muy particulares: bien mientras comía en solitario, apoyándolo en la frasca del vino ; o a la hora del café en compañía de otros lectores y salpicando la lectura con jugosos comentarios; tal vez en la íntima soledad del WC; iniciando la senda del sueño - variante siesta o variante nocturna- etc. etc.
Naturalmente, aun siendo indispensable, el titular era un atributo del texto. Formaban un todo, es cierto, tanto lo urgente del titular como lo sosegado del texto. Pero lo esencial, la razón última del un medio de comunicación, era literaria, era el texto. El titular era la emoción de efecto inmediato, eléctrico, y el texto la reflexión y el estilo. Pero las emociones a las que apela el titular siempre deambulan por la estrecha senda que separa lo interesante de lo sensacional. Por eso siempre ha habido buenos y malos periódicos.
En los malos, en aquellos de titulares compuestos en cuerpos por encima de cien puntos, empezó todo. Una afirmación sensacional y difícil de creer lo es menos a medida que aumenta la masa negra de las letras. Pones, “el mundo se acabará el próximo miércoles” en una tipografía elegante como la Times y en un cuerpo de 10,5 puntos y no te hace caso ni el Tato. Lo compones en una Block que es una tipografía alemana clásica -en la que los nazis escribían sus papeles apestosos, por cierto- gruesa y pétrea, y lo haces además en un cuerpo 170 y se agotarán los condones por aquello de morir pasándoselo de miedo. Nunca mejor dicho.
¿Qué está ocurriendo actualmente entre el titular y el texto? Pues a mí me parece sencillo de explicar. Se han invertido los papeles. Una vez que los lectores comenzaron a metamorfosearse en espectadores, la capacidad de sugestión de la imagen, por un lado extraordinariamente interesante por la complejidad de los mecanismos de su percepción, pero por otro extremadamente peligrosa para el ejercicio de la reflexión por su carácter fuertemente emotivo, han transformado a la parte más emotiva del tándem titular/texto, es decir al titular, en nuevo protagonista del hecho comunicativo. La reflexión esta siendo derrotada por goleada por la emoción. Vamos perdiendo el partido.
Ya, ya sé, falta mucho hasta el pitido final, pero uno juega los minutos que le dan, oye…
Y aquí llegan los ejemplos de hoy. El gobierno de Israel acuerda con la asociación de terroristas llamada Hamás, el canje del soldado Gilad Shalit por 1207 asesinos condenados por matar a centenares de inocentes. ¿Cual es la noticia? Era evidente que Israel tenía que conseguir traer a casa a un soldado que simbolizaba a todo el pueblo judío, hoy en día, y que no se encontraba prisionero en manos de un enemigo militar como consecuencia de una guerra. Había sido secuestrado por una banda de criminales y permaneció privado de todo contacto con los suyos o con instituciones que se ocupan de los prisioneros como Cruz Roja, Amnisty International, Human Rigths Wacht etc etc. durante cinco años.
¿Cuánto tiempo llevaba Israel detrás de este canje? Años. ¿Porqué lo han llevado a cabo ahora precisamente? Seguramente se lo sirvió en bandeja Abbas con su desinflado viaje de propaganda a la ONU. A Hamás se le ofrecía una oportunidad de oro para coger a su rival de la Mutaka con los pantalones bajados. E Israel lo sabía tan bien como ellos. Total, todos ganan. Cada cual en su terreno.
Insisto, no hay noticia. Todo sigue igual. Tal vez lo que sí podríamos hacer es reflexionar sobre lo que Adam Smith llamó valor de cambio. En este caso, 1 soldado contra 1207 asesinos; lo cual no hace más que poner en evidencia lo que vale para cada contendiente uno de los suyos. ¿Cambiaría por casualidad Hamas o Fatah a uno de sus condenados en las cárceles israelíes, contra 1027 secuestrados judíos? ¡El día que los pájaros mamen!
Pero todo dios se ha pasado una semana comentando una NO NOTICIA.
Otro titular que todavía culebrea por las primeras de toda la prensa es el anuncio-bazofia de los héroes esos del norte. ¡Pero hombre si la secuencia lleva anunciada una eternidad! Primero, por parte del gobierno y sus palanganeros judiciales, cesión de legalidad para las chicas esas tan monas y los de la mosca de pelos debajo de la boca, que ellos aprovechan, como estaba previsto, para sentarse en los terciopelos de las poltronas de los gobiernos municipales, instituciones forales, etc.
Segundo, montarles a los abertzales una pitanza en el choco del Palacio de Ayete, -sí, sí, donde se reunía Franco con sus excrementos por el verano, je, je…- para que unos cuantos donnadie consigan algo de notoriedad y unas propinas, y todo porque tienen entrada en esa prensa extranjera que sigue creyendo que en España la sombra del Galápago sigue saliendo las noches de luna llena del Pardo para matar de nuevo a algún García Lorca vasco.
Tercero, que los picapiedras estos paguen prenda a su compinche del gobierno central, regalándoles una nada con sifón en forma de discurso hortera y trasnochado que no les compromete a nada, para que los Jaureguis de turno puedan darse montones de palmadas en la espalda unos a otros, como si se hubiesen contado un chiste malo. Y lo mejor es que sí se lo han contado: “los tronzatroncos abandonan definitivamente la famosa lucha armada” ¡Que descojono, oye!
Fijaros si es poco noticia que ya sabemos cual va a ser el siguiente titular: “Los partidos abertzales legalizados ganan las elecciones autonómicas en las provincias vascongadas; el PNV consigue colocar a Iruin de chófer del lendakari Otegui”.
(Provincias Vascongadas, así es como yo aprendí a llamarlas cuando alguien me dijo que existía un paisajín, una especie de teatrin de guiñol, al final del Cantábrico y que, los muy grandones, se atrevían a compararlo con la Scala de Milán asturiana…¡probinos!)
Y hasta la siguiente : “El lendakari del Gobierno Vasco proclamará unilateralmente, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la independencia del País Vasco de las siete provincias, para la que solicitará su ingreso en la institución internacional” A Abbas le salió mal; pero fue porque no estudió suficientemente a fondo el caso de Kosovo, y también porque hay demasiado petróleo en el patio trasero de su vertedero.
¿Cómo va a haber una noticia si todos sabemos lo que va a pasar? ¡Pues nada! Dale que te pego. Toda la dichosa semana con la NO NOTICIA.
Y para terminar, los mártires de Gadaffi , que nunca murieron aplastados por ejército del nota beduino gracias a Dios, aprovecharon precisamente el no haber muerto para linchar alegremente al que tenía que ser su genocida. Siempre me pregunté, de pequeño, que si unos antropófagos se revelaban contra su jefe se lo comerían. Pues mira…
¿Cuánto tiempo hace que ya sabemos a ciencia cierta quienes son y que quieren esas perlas desdentadas que ayer acabaron con las reservas de munición de un año celebrando la heroica muerte del sátrapa? A este, atrapado en una alcantarilla como amargo símbolo de la justicia eterna, un jovenzuelo parece haberle dado -“a moro muerto gran lanzada”- matarile con su propia pistola chapada en oro. Ese chico acaba de entrar en la nómina de futuros millonarios contando su conmovedora historia a algún productor de Hollywood. Que, a lo mejor, hasta es judío.
Aparte de regodearse con las atroces imágenes que los propios antropófagos no olvidaron de grabar y colgar en el trasmallo electrónico en el acto, -alguna vez tendremos que ocuparnos de esta reciente y exitosa modalidad de onanismo- ¿dónde está la noticia, una vez más?
-Elemental querido Watson. LA NOTICIA ESTÁ EN EL TITULAR.
Lo que sí espero que acabe por ser una verdadera noticia es que a nuestros gobernantes occidentales se les pase el ciego que llevan encima y se den cuenta de ¡que llega el turco! Como le pasó a Felipe II. Lo malo es que a lo mejor ya es muy tarde.
Menos mal que aun queda mucho partido, oye…
Me explicaré. Ha habido tres grandes titulares. Cronológicamente: 1º) el canje de un montón asesinos por un secuestrado en Israel/Franja de Gaza. 2º) El anuncio-bazofia de nuestros asesinos del norte, anunciando que se va acercando el momento en el que se harán con el poder, según el plan acordado con los progres. 3º) El festín antropofágico de caimán linchado que se han pegado la otra banda de asesinos islámicos. Los indignados de Libia.
Y llegados a este punto, deberíamos reflexionar sobre la curiosa deriva que va adquiriendo la relación entre el titular y el texto en el nuevo periodismo.
Cuando yo trabajaba en ese otrora soberbio oficio del periodismo, había un tipo en la sala de redacción que se ocupaba de redactar los titulares. Era generalmente uno de los mejores redactores y un hombre de plena confianza del director, ya que su función era una parte esencial en la identidad del medio. El estilo de los titulares denotaba la categoría profesional del mismo, además de exponer sutilmente su tenor ideológico. Algunos de esos titulares eran auténticas joyas del lenguaje. Alguien debería hacer una antología.
Un lector de periódicos, hablo de uno de los de verdad, recorría entonces de un vistazo las secciones, leyendo únicamente los titulares. En unos escasos minutos había adquirido una matizada síntesis de su contenido total, reservando el placer de la lectura del los textos para el momento adecuado. Ese singular momento cada cual lo situaba según unas sagradas reglas muy particulares: bien mientras comía en solitario, apoyándolo en la frasca del vino ; o a la hora del café en compañía de otros lectores y salpicando la lectura con jugosos comentarios; tal vez en la íntima soledad del WC; iniciando la senda del sueño - variante siesta o variante nocturna- etc. etc.
Naturalmente, aun siendo indispensable, el titular era un atributo del texto. Formaban un todo, es cierto, tanto lo urgente del titular como lo sosegado del texto. Pero lo esencial, la razón última del un medio de comunicación, era literaria, era el texto. El titular era la emoción de efecto inmediato, eléctrico, y el texto la reflexión y el estilo. Pero las emociones a las que apela el titular siempre deambulan por la estrecha senda que separa lo interesante de lo sensacional. Por eso siempre ha habido buenos y malos periódicos.
En los malos, en aquellos de titulares compuestos en cuerpos por encima de cien puntos, empezó todo. Una afirmación sensacional y difícil de creer lo es menos a medida que aumenta la masa negra de las letras. Pones, “el mundo se acabará el próximo miércoles” en una tipografía elegante como la Times y en un cuerpo de 10,5 puntos y no te hace caso ni el Tato. Lo compones en una Block que es una tipografía alemana clásica -en la que los nazis escribían sus papeles apestosos, por cierto- gruesa y pétrea, y lo haces además en un cuerpo 170 y se agotarán los condones por aquello de morir pasándoselo de miedo. Nunca mejor dicho.
¿Qué está ocurriendo actualmente entre el titular y el texto? Pues a mí me parece sencillo de explicar. Se han invertido los papeles. Una vez que los lectores comenzaron a metamorfosearse en espectadores, la capacidad de sugestión de la imagen, por un lado extraordinariamente interesante por la complejidad de los mecanismos de su percepción, pero por otro extremadamente peligrosa para el ejercicio de la reflexión por su carácter fuertemente emotivo, han transformado a la parte más emotiva del tándem titular/texto, es decir al titular, en nuevo protagonista del hecho comunicativo. La reflexión esta siendo derrotada por goleada por la emoción. Vamos perdiendo el partido.
Ya, ya sé, falta mucho hasta el pitido final, pero uno juega los minutos que le dan, oye…
Y aquí llegan los ejemplos de hoy. El gobierno de Israel acuerda con la asociación de terroristas llamada Hamás, el canje del soldado Gilad Shalit por 1207 asesinos condenados por matar a centenares de inocentes. ¿Cual es la noticia? Era evidente que Israel tenía que conseguir traer a casa a un soldado que simbolizaba a todo el pueblo judío, hoy en día, y que no se encontraba prisionero en manos de un enemigo militar como consecuencia de una guerra. Había sido secuestrado por una banda de criminales y permaneció privado de todo contacto con los suyos o con instituciones que se ocupan de los prisioneros como Cruz Roja, Amnisty International, Human Rigths Wacht etc etc. durante cinco años.
¿Cuánto tiempo llevaba Israel detrás de este canje? Años. ¿Porqué lo han llevado a cabo ahora precisamente? Seguramente se lo sirvió en bandeja Abbas con su desinflado viaje de propaganda a la ONU. A Hamás se le ofrecía una oportunidad de oro para coger a su rival de la Mutaka con los pantalones bajados. E Israel lo sabía tan bien como ellos. Total, todos ganan. Cada cual en su terreno.
Insisto, no hay noticia. Todo sigue igual. Tal vez lo que sí podríamos hacer es reflexionar sobre lo que Adam Smith llamó valor de cambio. En este caso, 1 soldado contra 1207 asesinos; lo cual no hace más que poner en evidencia lo que vale para cada contendiente uno de los suyos. ¿Cambiaría por casualidad Hamas o Fatah a uno de sus condenados en las cárceles israelíes, contra 1027 secuestrados judíos? ¡El día que los pájaros mamen!
Pero todo dios se ha pasado una semana comentando una NO NOTICIA.
Otro titular que todavía culebrea por las primeras de toda la prensa es el anuncio-bazofia de los héroes esos del norte. ¡Pero hombre si la secuencia lleva anunciada una eternidad! Primero, por parte del gobierno y sus palanganeros judiciales, cesión de legalidad para las chicas esas tan monas y los de la mosca de pelos debajo de la boca, que ellos aprovechan, como estaba previsto, para sentarse en los terciopelos de las poltronas de los gobiernos municipales, instituciones forales, etc.
Segundo, montarles a los abertzales una pitanza en el choco del Palacio de Ayete, -sí, sí, donde se reunía Franco con sus excrementos por el verano, je, je…- para que unos cuantos donnadie consigan algo de notoriedad y unas propinas, y todo porque tienen entrada en esa prensa extranjera que sigue creyendo que en España la sombra del Galápago sigue saliendo las noches de luna llena del Pardo para matar de nuevo a algún García Lorca vasco.
Tercero, que los picapiedras estos paguen prenda a su compinche del gobierno central, regalándoles una nada con sifón en forma de discurso hortera y trasnochado que no les compromete a nada, para que los Jaureguis de turno puedan darse montones de palmadas en la espalda unos a otros, como si se hubiesen contado un chiste malo. Y lo mejor es que sí se lo han contado: “los tronzatroncos abandonan definitivamente la famosa lucha armada” ¡Que descojono, oye!
Fijaros si es poco noticia que ya sabemos cual va a ser el siguiente titular: “Los partidos abertzales legalizados ganan las elecciones autonómicas en las provincias vascongadas; el PNV consigue colocar a Iruin de chófer del lendakari Otegui”.
(Provincias Vascongadas, así es como yo aprendí a llamarlas cuando alguien me dijo que existía un paisajín, una especie de teatrin de guiñol, al final del Cantábrico y que, los muy grandones, se atrevían a compararlo con la Scala de Milán asturiana…¡probinos!)
Y hasta la siguiente : “El lendakari del Gobierno Vasco proclamará unilateralmente, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la independencia del País Vasco de las siete provincias, para la que solicitará su ingreso en la institución internacional” A Abbas le salió mal; pero fue porque no estudió suficientemente a fondo el caso de Kosovo, y también porque hay demasiado petróleo en el patio trasero de su vertedero.
¿Cómo va a haber una noticia si todos sabemos lo que va a pasar? ¡Pues nada! Dale que te pego. Toda la dichosa semana con la NO NOTICIA.
Y para terminar, los mártires de Gadaffi , que nunca murieron aplastados por ejército del nota beduino gracias a Dios, aprovecharon precisamente el no haber muerto para linchar alegremente al que tenía que ser su genocida. Siempre me pregunté, de pequeño, que si unos antropófagos se revelaban contra su jefe se lo comerían. Pues mira…
¿Cuánto tiempo hace que ya sabemos a ciencia cierta quienes son y que quieren esas perlas desdentadas que ayer acabaron con las reservas de munición de un año celebrando la heroica muerte del sátrapa? A este, atrapado en una alcantarilla como amargo símbolo de la justicia eterna, un jovenzuelo parece haberle dado -“a moro muerto gran lanzada”- matarile con su propia pistola chapada en oro. Ese chico acaba de entrar en la nómina de futuros millonarios contando su conmovedora historia a algún productor de Hollywood. Que, a lo mejor, hasta es judío.
Aparte de regodearse con las atroces imágenes que los propios antropófagos no olvidaron de grabar y colgar en el trasmallo electrónico en el acto, -alguna vez tendremos que ocuparnos de esta reciente y exitosa modalidad de onanismo- ¿dónde está la noticia, una vez más?
-Elemental querido Watson. LA NOTICIA ESTÁ EN EL TITULAR.
Lo que sí espero que acabe por ser una verdadera noticia es que a nuestros gobernantes occidentales se les pase el ciego que llevan encima y se den cuenta de ¡que llega el turco! Como le pasó a Felipe II. Lo malo es que a lo mejor ya es muy tarde.
Menos mal que aun queda mucho partido, oye…
sábado, 8 de octubre de 2011
¡Maldición! ¡Soy un "maquero"!
Un desconsolado llanto denotaba la frustración, tal vez desmesurada para un alma tan pequeña como debía ser la mía, cuando mi madre depositaba de forma inconsideradamente descuidada la cuchara sobre aquel paradigma de la perfección que representaba para mí la tenue membrana satinada que se había formado en la superficie de aquella papilla, al enfriarse. Esa prodigiosa textura competía en términos de estímulo de placer absoluto, con aquel color imposible que sólo volvería a reconocer, años más tarde, en algunos tonos de amarillo lechoso que se ven en la raya del horizonte justo unos segundos antes de que salga sol.
Textura, color y sabor formaban un todo exquisito que fracasaba cuando aquella desdichada cuchara caía con un catastrófico efecto, solo comparable al producido por el pié de un estúpido adulto sobre el primoroso castillo de arena acabado de construir en la playa.
Es el recuerdo más remoto que conservo sobre mi sempiterna e incómoda obsesión por esa condición que deberían poseer todas las cosas, en mi opinión, y que es que su estado perfecto.
Su estado perfecto no significa la perfección. Eso no es más que una míserable utopía; una aspiración de conformistas sofisticados con mala conciencia. Su estado perfecto es simplemente ser como son. Se trata de aquel estado en el que están las cosas cuando decidimos si nos gustan o no.
Lo que quiero decir es facilmente comprensible en el caso ejemplar de aquellas palabras que dejan de ser como son. O sea como nos gustan.
Cuando era lo suficientemete pequeño como para creer que todavía podría llegar a aprender todo lo que había que aprender, escuché un día la palabra “moña”. Inmediatamente comprendí que se trataba de un eufemismo para evitar mencionar a la borrachera por su digno nombre. Pero lo que me llamó negativamente la atención no fué esa solución que los hipócritas suelen encontrar para defenderse de su miedo a las palabras; lo que me resultó realmente irritante fué la distorsión de una soberbia palabra como es “moño” que, al reflejarla en el espejo deformante de esos miedos, la transformaba en un pingajo léxico deforme y afeminado.
Otro tanto me ocurrió el día que dejé de pronunciar el término “moda”, sin reparar en su infame morfología. El modelo del que malvadamente hicieron derivar la palabreja, es otro monumento de la forma privilegiada de la que habla la Ley del Todo de la teoría del Gestaldt. La palabra “modo”.
Pero, como toda persona decentemente dotada de itelecto sabe, las palabras no son inocentes.
El vocablo “moda” no expresa simplemente una deformación fruto de la pereza y la inanidad intelectual de multitud de nuestros hermanos homúnculos. Eso no pasaría de ser una enfermedad leve. La “moda” nació con vocación usurpadora. Usurpadora de la voluntad individual.
No soy de los partidarios de las explicaciones basadas en supuestos complots. Es evidente que desde el nacimiento de este concepto -simultaneo a la gozosa aparición de la burguesia- han sido multitud los oportunistas que han derivado intereses más o menos legítimos del fenómeno, pero habría que ser mucho más ingenuo de lo que yo soy para creer que la moda está manejada por algún oscuro gabinete de poder. La realidad es mucho peor.
La moda es uno de esos leviatanes a los que, una vez puestos en circulación, resulta tan fácil controlarlos como devolver la pasta del dentífrico al tubo, una vez vaciado. Tiene una existencia propia, y los humanos son sus gozosas víctimas.
Pero en esto, como en todo lo demás, no hay ni rastro de determinismo. Cada cual decidirá si sabe de qué se trata y si opta por integrarse en el juego o seguir por libre.
Particularmente no creo que la moda tenga ningún aspecto positivo. Es un sistema de integración disciplinada basado en la condición de piezas indiscriminadas en un organismo ( la sociedad )de los seres individuales, fuera del cual no hay existencia posible. El grado de adaptación al mismo se valora de acuerdo con el seguimiento más o menos fiel a sus preceptos. La exclusión de la que la propia sociedad de la moda hace objeto a los seguidores torpes, los horteras, es una especie de terapia saludable que permite establecer las referencias negativas indispensables, como guía para catecúmenos.
El mecanismo de la moda es tan eficiente que ha creado modelos periféricos; los dandys, snobs, enfants térribles, malditos etc, que constituyen su vanguardia. Son miembros destacados del mismo cuya distancia a los estándares genéricos permanece constante y que representan el falso conflicto interno indispensable a toda estructura de poder que pretenda mantenerse en ejercicio.
A veces en mi intento de permanecer al margen de este fenómeno, he optado por decisiones que me parecían incontaminadas. Pero la moda es, además de infinidad de otras cosas, un fenómeno comunicativo y como tal puede absorber cualquier cosa situada fuera de sus límites con un simple titular de prensa.
El manejo de la noticia de la muerte de Steve Jobs es una de las manifestaciones más recientes de ese poder.
Adquirí mis primeros equipos Apple, dentro del cuadro de la dotación profesional de mi antigua empresa, hacia 1987. Las razones de la opción de esas máquinas entre la oferta disponible en el momento, era la adecuación incomparablemente más adaptada a nuestras necesidades concretas de los sistemas ofrecidos por McIntosh. Desde entonces hasta el momento, mi incurable pereza me ha aconsejado no cambiar de sistema, aunque solo sea por evitar un nuevo aprendizaje.
Y mira tú por donde, después de venticinco años y en cuatro días de duelo, me he enterado de que, al parecer y sin mí consentimiento, formo parte de una “tribu”. De una moda.
O sea,que a pesar de que mi música portatil la envaso en otra mochila electrónica desde mucho antes de la aparición del I-Pod de marras, y a pesar de que tengo un terminal telefónico vulgar y con botones.
Soy un “maquero”.
¡Maldita sea mí estampa!
Textura, color y sabor formaban un todo exquisito que fracasaba cuando aquella desdichada cuchara caía con un catastrófico efecto, solo comparable al producido por el pié de un estúpido adulto sobre el primoroso castillo de arena acabado de construir en la playa.
Es el recuerdo más remoto que conservo sobre mi sempiterna e incómoda obsesión por esa condición que deberían poseer todas las cosas, en mi opinión, y que es que su estado perfecto.
Su estado perfecto no significa la perfección. Eso no es más que una míserable utopía; una aspiración de conformistas sofisticados con mala conciencia. Su estado perfecto es simplemente ser como son. Se trata de aquel estado en el que están las cosas cuando decidimos si nos gustan o no.
Lo que quiero decir es facilmente comprensible en el caso ejemplar de aquellas palabras que dejan de ser como son. O sea como nos gustan.
Cuando era lo suficientemete pequeño como para creer que todavía podría llegar a aprender todo lo que había que aprender, escuché un día la palabra “moña”. Inmediatamente comprendí que se trataba de un eufemismo para evitar mencionar a la borrachera por su digno nombre. Pero lo que me llamó negativamente la atención no fué esa solución que los hipócritas suelen encontrar para defenderse de su miedo a las palabras; lo que me resultó realmente irritante fué la distorsión de una soberbia palabra como es “moño” que, al reflejarla en el espejo deformante de esos miedos, la transformaba en un pingajo léxico deforme y afeminado.
Otro tanto me ocurrió el día que dejé de pronunciar el término “moda”, sin reparar en su infame morfología. El modelo del que malvadamente hicieron derivar la palabreja, es otro monumento de la forma privilegiada de la que habla la Ley del Todo de la teoría del Gestaldt. La palabra “modo”.
Pero, como toda persona decentemente dotada de itelecto sabe, las palabras no son inocentes.
El vocablo “moda” no expresa simplemente una deformación fruto de la pereza y la inanidad intelectual de multitud de nuestros hermanos homúnculos. Eso no pasaría de ser una enfermedad leve. La “moda” nació con vocación usurpadora. Usurpadora de la voluntad individual.
No soy de los partidarios de las explicaciones basadas en supuestos complots. Es evidente que desde el nacimiento de este concepto -simultaneo a la gozosa aparición de la burguesia- han sido multitud los oportunistas que han derivado intereses más o menos legítimos del fenómeno, pero habría que ser mucho más ingenuo de lo que yo soy para creer que la moda está manejada por algún oscuro gabinete de poder. La realidad es mucho peor.
La moda es uno de esos leviatanes a los que, una vez puestos en circulación, resulta tan fácil controlarlos como devolver la pasta del dentífrico al tubo, una vez vaciado. Tiene una existencia propia, y los humanos son sus gozosas víctimas.
Pero en esto, como en todo lo demás, no hay ni rastro de determinismo. Cada cual decidirá si sabe de qué se trata y si opta por integrarse en el juego o seguir por libre.
Particularmente no creo que la moda tenga ningún aspecto positivo. Es un sistema de integración disciplinada basado en la condición de piezas indiscriminadas en un organismo ( la sociedad )de los seres individuales, fuera del cual no hay existencia posible. El grado de adaptación al mismo se valora de acuerdo con el seguimiento más o menos fiel a sus preceptos. La exclusión de la que la propia sociedad de la moda hace objeto a los seguidores torpes, los horteras, es una especie de terapia saludable que permite establecer las referencias negativas indispensables, como guía para catecúmenos.
El mecanismo de la moda es tan eficiente que ha creado modelos periféricos; los dandys, snobs, enfants térribles, malditos etc, que constituyen su vanguardia. Son miembros destacados del mismo cuya distancia a los estándares genéricos permanece constante y que representan el falso conflicto interno indispensable a toda estructura de poder que pretenda mantenerse en ejercicio.
A veces en mi intento de permanecer al margen de este fenómeno, he optado por decisiones que me parecían incontaminadas. Pero la moda es, además de infinidad de otras cosas, un fenómeno comunicativo y como tal puede absorber cualquier cosa situada fuera de sus límites con un simple titular de prensa.
El manejo de la noticia de la muerte de Steve Jobs es una de las manifestaciones más recientes de ese poder.
Adquirí mis primeros equipos Apple, dentro del cuadro de la dotación profesional de mi antigua empresa, hacia 1987. Las razones de la opción de esas máquinas entre la oferta disponible en el momento, era la adecuación incomparablemente más adaptada a nuestras necesidades concretas de los sistemas ofrecidos por McIntosh. Desde entonces hasta el momento, mi incurable pereza me ha aconsejado no cambiar de sistema, aunque solo sea por evitar un nuevo aprendizaje.
Y mira tú por donde, después de venticinco años y en cuatro días de duelo, me he enterado de que, al parecer y sin mí consentimiento, formo parte de una “tribu”. De una moda.
O sea,que a pesar de que mi música portatil la envaso en otra mochila electrónica desde mucho antes de la aparición del I-Pod de marras, y a pesar de que tengo un terminal telefónico vulgar y con botones.
Soy un “maquero”.
¡Maldita sea mí estampa!
sábado, 1 de octubre de 2011
(Malas) Noticias de Libia
Hasta ahora no me había atrevido a dibujar un contorno ni siquiera aproximado del perfil del conflicto libio. Pero empieza a haber informaciones, si se sabe buscar en la confusa chatarrería de Internet.
¿Os acordais de Irak? Las famosas armas de destrucción masiva nunca fueron encontradas. Ya. Lo que conviene recordar asímismo es que el gobierno de Sadam tuvo dos meses de respiro, graciosamente concedidos por Chirac y su palanganero Villepin, para llevar a cabo un posible truco de prestidigitación, digno del mejor Hudini. Lo digo porque en el zoco de armamento en el que se está convirtiendo Libia, y del que os daré más datos después, se han encontrado, depósitos de todo tipo de armas químicas y componentes de armas nucleares almacenados en el desierto. Restos que Gadaffi escondió a los controladores internacionales, tras su acuerdo del desmantelamiento de sus proyectos nucleares.
Pues bien, entre ese siniestro amasijo perdido en los arenales del desierto y sin vigilancia alguna, han aparecido contenedores de una sustancia muy particular: el llamado Yellowcake. El mismo que las tropas aliadas encontraron en Irak en cantidades significativas. Con el nombre de Yellowcake designan los especialistas occidentales a un producto que es ni más ni menos que un precursor altamente radioactivo del combustible nuclear. Únicamente con él no pueden producirse armas atómicas, pero sí facilmente bombas de las denominadas ”sucias”.
Y aquí es donde comienza a ser muy inquietante el escenario libio en el momento presente.
Si en Irak se pudo neutralizar y poner en lugar seguro toda la almoneda armamentística hallada el los stocks del ejercito de Sadam, es porque había tropas americanas pisando el terreno. Eso no está sucediendo en Libia, donde desde hace cuatro meses existe un mercado abierto, con oferta de todos los artefactos procedentes de los arsenales saqueados por los “rebeldes demócratas” en venta al por menor, cuyos clientes detectados hasta la hora presente por los servicios occidentales son diversas versiones de una conocida canción. Es decir, las distintas franquicias del terrorismo jihadista.
El pueblo irakí y las tropas aliadas tuvieron que sufrir tras la ocupación los ataques encarnizados de los terroristas islamistas, pero se consiguió que la normalidad democrática se fuese instalando, y en eso estamos aún. Eso no está sucediendo en Libia, por la simple razón de que no hay tropas occidentales sobre el terreno y son esos mismos islamistas quienes tienen el poder.
Y en medio de este desastre, una noticia ha saltado en los círculos de informadores que se ocupan de algo más que de acompañar alborozados la orgía de tiros al aire de los alegres rebeldes democráticos en sus dudosas hazañas liberadoras: ¡unos 20.000 misiles tierra–aire del modelo Grinch SA–24, también conocidos por la designación Igla–S, versión rusa del famoso Stinger americano, han desaparecido de los depósitos en los que estaban almacenados, y circulan por toda Libia a la búsqueda de uno o otro comprador!
Un equipo de la CNN y de la Human Rights Watch han entrado en un almacén cercano a la base de la Khamis Brigade, fuerzas especiales de Gadhafi, al suroeste de Trìpoli, donde se han encontrado con docenas de cajas de embalaje vacías de dichas armas, con etiquetas en ruso e inglés en las que se reseña su contenido : Missile 9M324. (foto).
El Director de Emergencias de la Human Rigths Watch, Peter Boukaert que dice haber visto el mismo escenario en otros polvorines saqueados, un poco por toda Libia, agrega que: ” …en todas las ciudades que he visitado, las primeras cosas que desaparecen son los misiles tierra–aire”.
La CIA proveyó de miles de misiles Stinger a los mouhaidines afganos, en la guerra contra la Unión Soviética, considerándose a menudo que el disponer de ese artefacto supuso el punto de inflexión hacia su victoria, para los llamados “freedom figthers” islamistas. Más tarde, cuando los chicos buenos empezaron a mostrar su patita de chicos malos, los americanos invirtieron decenas de millones de dolares en tratar de que los misiles restantes regresasen a casa. Inutilmente. Se sospecha que al llegar más tarde las tropas occidentales, algunas de las bajas iniciales en combate en aquellos parajes se debieron a estas armas, pintadas ahora con los colores talibanes.
¿De qué se trata en efecto? El Stinger o su versión rusa el SA–2, es un arma de guía infrarroja u óptica que se dispara desde el hombro por un soldado. Es decir, indetectable por su escasa masa y su total movilidad. Es absolutamente letal para cualquier cosa que vuele en un entorno de uno 5 Km. del tirador, y a una altura de hasta 3,5Km. Aviones de carga o pasaje, helicópteros, aviones sin piloto, misiles de crucero, etc. volando a baja cota en misiones de combate o de ayuda humanitaria, son los objetivos típicos de este misil.
Oficiales occidentales consultados por la CNN se han declarado severamente alarmados por la posibilidad de que este tipo de armas robadas de los depósitos gadafistas acaben cayendo en las manos equivocadas. Como por ejemplo las de Iran.
Los gobiernos vecinos de Niger y Chad, sospechan que muchas de estas armas ya hayan podido entrar clandestinamente a través de sus fronteras y acaben en poder de al Qaeda del Magreb. Y no son solo misiles, también hay detonadores y explosivos plásticos Sentex. El propio Buckaert recuerda a la cadena americana que: “… dos simples obuses de artillería son suficientes para construir un camión–bomba”.
Por último según la agencia Debka, se sabe de fuentes militares israelíes que el domingo 25 de Septiembre fuerzas de seguridad egipcias, actuando en base a una información de la inteligencia occidental, encontraron cerca de Ismailia contenedores vacíos de los mencionados misiles, en lo que parece ser una ruta de aprovisionamiento de Gaza desde Libia. Algunos de los contenedores encontrados tenían etiquetas en ruso indicando otro inquietante contenido: minas marinas MDM–3, del mismo tipo de las usadas por Gadhafi en los puertos libios al principio de conflicto. En calquier caso, la presencia de miembros de Hamás y Hezbolah con los bolsillos repletos de petrodólares iranís en Bengazi y mezclados con los anárquicos comandos próximos al Consejo Nacional de Transición, fué detectada hace ya meses por agentes de la CIA.
Lo dicho. Me temo que en Libia se está dibujando un escenario confuso y muy peligroso, en el que bandas terroristas y oportunistas de diverso pelaje, mezclados con delincuentes, contrabandistas y aventureros a la búsqueda de emociones fuertes, se están aprovechando del caos sin pisarse de momento la manguera y en el que una vez más los servicios de inteligencia occidentales están brillando por lo “acertado” de sus análisis, a juzgar por la volátil actitud de los gobiernos que les pagan el sueldo, que siguen convencidos del progreso de la democracia en la zona, cogidos de la mano de sus aliados fundamentalistas.
Hay demasiados invitados en esta fiesta, atraídos por el petroleo de la bodega. Pero huele a Somalia. La razón por la que nunco hubo apoyo aereo, portaviones, fragatas, tropas especiales, vigilancia satélite, ni visitas de jefes de gobierno europeos en aquel paupérrimo pais del cuerno, fue que allí no había petroleo. Pero… aun así, Libia no deja de ser una especie de Somalia. Con una estructura social tribal y nómada como dudoso recurso para empezar a articular una sociedad vertebrada, que nunca existió en ese lugar, y cuya eventual transformación en clanes armados al estilo somalí o afgano no debería descartarse.
Ojalá esa riqueza petrolera sea la solución y no el problema.
Y, a todo esto, uno solo de esos SA–2, en las proximidades de un aeropuerto, puede ser el preludio de otra tragedia. Con la simple presión de un delirio místico sobre un disparador.
Dios no lo quiera
¿Os acordais de Irak? Las famosas armas de destrucción masiva nunca fueron encontradas. Ya. Lo que conviene recordar asímismo es que el gobierno de Sadam tuvo dos meses de respiro, graciosamente concedidos por Chirac y su palanganero Villepin, para llevar a cabo un posible truco de prestidigitación, digno del mejor Hudini. Lo digo porque en el zoco de armamento en el que se está convirtiendo Libia, y del que os daré más datos después, se han encontrado, depósitos de todo tipo de armas químicas y componentes de armas nucleares almacenados en el desierto. Restos que Gadaffi escondió a los controladores internacionales, tras su acuerdo del desmantelamiento de sus proyectos nucleares.
Pues bien, entre ese siniestro amasijo perdido en los arenales del desierto y sin vigilancia alguna, han aparecido contenedores de una sustancia muy particular: el llamado Yellowcake. El mismo que las tropas aliadas encontraron en Irak en cantidades significativas. Con el nombre de Yellowcake designan los especialistas occidentales a un producto que es ni más ni menos que un precursor altamente radioactivo del combustible nuclear. Únicamente con él no pueden producirse armas atómicas, pero sí facilmente bombas de las denominadas ”sucias”.
Y aquí es donde comienza a ser muy inquietante el escenario libio en el momento presente.
Si en Irak se pudo neutralizar y poner en lugar seguro toda la almoneda armamentística hallada el los stocks del ejercito de Sadam, es porque había tropas americanas pisando el terreno. Eso no está sucediendo en Libia, donde desde hace cuatro meses existe un mercado abierto, con oferta de todos los artefactos procedentes de los arsenales saqueados por los “rebeldes demócratas” en venta al por menor, cuyos clientes detectados hasta la hora presente por los servicios occidentales son diversas versiones de una conocida canción. Es decir, las distintas franquicias del terrorismo jihadista.
El pueblo irakí y las tropas aliadas tuvieron que sufrir tras la ocupación los ataques encarnizados de los terroristas islamistas, pero se consiguió que la normalidad democrática se fuese instalando, y en eso estamos aún. Eso no está sucediendo en Libia, por la simple razón de que no hay tropas occidentales sobre el terreno y son esos mismos islamistas quienes tienen el poder.
Y en medio de este desastre, una noticia ha saltado en los círculos de informadores que se ocupan de algo más que de acompañar alborozados la orgía de tiros al aire de los alegres rebeldes democráticos en sus dudosas hazañas liberadoras: ¡unos 20.000 misiles tierra–aire del modelo Grinch SA–24, también conocidos por la designación Igla–S, versión rusa del famoso Stinger americano, han desaparecido de los depósitos en los que estaban almacenados, y circulan por toda Libia a la búsqueda de uno o otro comprador!
Un equipo de la CNN y de la Human Rights Watch han entrado en un almacén cercano a la base de la Khamis Brigade, fuerzas especiales de Gadhafi, al suroeste de Trìpoli, donde se han encontrado con docenas de cajas de embalaje vacías de dichas armas, con etiquetas en ruso e inglés en las que se reseña su contenido : Missile 9M324. (foto).
El Director de Emergencias de la Human Rigths Watch, Peter Boukaert que dice haber visto el mismo escenario en otros polvorines saqueados, un poco por toda Libia, agrega que: ” …en todas las ciudades que he visitado, las primeras cosas que desaparecen son los misiles tierra–aire”.
La CIA proveyó de miles de misiles Stinger a los mouhaidines afganos, en la guerra contra la Unión Soviética, considerándose a menudo que el disponer de ese artefacto supuso el punto de inflexión hacia su victoria, para los llamados “freedom figthers” islamistas. Más tarde, cuando los chicos buenos empezaron a mostrar su patita de chicos malos, los americanos invirtieron decenas de millones de dolares en tratar de que los misiles restantes regresasen a casa. Inutilmente. Se sospecha que al llegar más tarde las tropas occidentales, algunas de las bajas iniciales en combate en aquellos parajes se debieron a estas armas, pintadas ahora con los colores talibanes.
¿De qué se trata en efecto? El Stinger o su versión rusa el SA–2, es un arma de guía infrarroja u óptica que se dispara desde el hombro por un soldado. Es decir, indetectable por su escasa masa y su total movilidad. Es absolutamente letal para cualquier cosa que vuele en un entorno de uno 5 Km. del tirador, y a una altura de hasta 3,5Km. Aviones de carga o pasaje, helicópteros, aviones sin piloto, misiles de crucero, etc. volando a baja cota en misiones de combate o de ayuda humanitaria, son los objetivos típicos de este misil.
Oficiales occidentales consultados por la CNN se han declarado severamente alarmados por la posibilidad de que este tipo de armas robadas de los depósitos gadafistas acaben cayendo en las manos equivocadas. Como por ejemplo las de Iran.
Los gobiernos vecinos de Niger y Chad, sospechan que muchas de estas armas ya hayan podido entrar clandestinamente a través de sus fronteras y acaben en poder de al Qaeda del Magreb. Y no son solo misiles, también hay detonadores y explosivos plásticos Sentex. El propio Buckaert recuerda a la cadena americana que: “… dos simples obuses de artillería son suficientes para construir un camión–bomba”.
Por último según la agencia Debka, se sabe de fuentes militares israelíes que el domingo 25 de Septiembre fuerzas de seguridad egipcias, actuando en base a una información de la inteligencia occidental, encontraron cerca de Ismailia contenedores vacíos de los mencionados misiles, en lo que parece ser una ruta de aprovisionamiento de Gaza desde Libia. Algunos de los contenedores encontrados tenían etiquetas en ruso indicando otro inquietante contenido: minas marinas MDM–3, del mismo tipo de las usadas por Gadhafi en los puertos libios al principio de conflicto. En calquier caso, la presencia de miembros de Hamás y Hezbolah con los bolsillos repletos de petrodólares iranís en Bengazi y mezclados con los anárquicos comandos próximos al Consejo Nacional de Transición, fué detectada hace ya meses por agentes de la CIA.
Lo dicho. Me temo que en Libia se está dibujando un escenario confuso y muy peligroso, en el que bandas terroristas y oportunistas de diverso pelaje, mezclados con delincuentes, contrabandistas y aventureros a la búsqueda de emociones fuertes, se están aprovechando del caos sin pisarse de momento la manguera y en el que una vez más los servicios de inteligencia occidentales están brillando por lo “acertado” de sus análisis, a juzgar por la volátil actitud de los gobiernos que les pagan el sueldo, que siguen convencidos del progreso de la democracia en la zona, cogidos de la mano de sus aliados fundamentalistas.
Hay demasiados invitados en esta fiesta, atraídos por el petroleo de la bodega. Pero huele a Somalia. La razón por la que nunco hubo apoyo aereo, portaviones, fragatas, tropas especiales, vigilancia satélite, ni visitas de jefes de gobierno europeos en aquel paupérrimo pais del cuerno, fue que allí no había petroleo. Pero… aun así, Libia no deja de ser una especie de Somalia. Con una estructura social tribal y nómada como dudoso recurso para empezar a articular una sociedad vertebrada, que nunca existió en ese lugar, y cuya eventual transformación en clanes armados al estilo somalí o afgano no debería descartarse.
Ojalá esa riqueza petrolera sea la solución y no el problema.
Y, a todo esto, uno solo de esos SA–2, en las proximidades de un aeropuerto, puede ser el preludio de otra tragedia. Con la simple presión de un delirio místico sobre un disparador.
Dios no lo quiera
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Los trinos de la Trini
Bueno mis queridos amigos, el curso ya ha comenzado. O lo que es lo mismo, las vacaciones no son más que un feliz recuerdo.
Y, de todos los acontecimientos que nos esperaban ansiosos por llenar nuestras almas de zozobra e inquietud, he escogido uno que reune los ingredientes necesarios para aglutinar en una noticia todo lo que de crepuscular, obtuso y descorazonador ha tenido el último período gubernamenteal.
Aunque la amenaza palestina, reiterada a lo largo de los últimos tres meses, sobre una declaración unilateral del Estado palestino en la Asamblea General de la ONU de la que esperaban el placet indispensable, ha acabado en un fiasco con poco relieve informativo - seguramente para no contrariar el famoso adagio de Abba Evan sobre la secular capacidad de los palestinos de “no perder ocasión de perder una ocasión” - nuestra ínclita ministra de Asuntos Exteriores tampoco dejó pasar la oportunidad de obsequiar a la Asamblea con un discurso que ha hecho levantar la ceja circunspecta a algunos comentaristas internacionales.
¿Y a qué se debió esa inesperada y raramente frecuente atención provocada por nuestra “Trini”, que suele tener que pasar dos veces por el mismo sitio para que se enteren de que está presente?
Pues, en mi humilde opinión, a que esos comentaristas desconocen las claves que descifran las marañas de contradicciones que han sido el cimiento fundamental del discurso zapaterista durante sus dos legislaturas.
Después de enarbolar la bandera rojo-verdi-negra, con la kefiah arafática enrrollada alrededor del pescuezo de ZP, en la primera fila de todas las romerias pro-palestinas de Europa, héteme aquí que nuestra “Trini” se descuelga de pronto con frases de la talla de: “España tiene el deber de considerar a Israel como la encarnación del proyecto de la patria del pueblo judío”.
Cuando al camarada Abbas empezó a alargársele la ceniza del cigarrillo que le colgaba de la boca, en un rostro petrificado por la sorpresa, la Jimenez remató la faena con el recuerdo de las numerosas guerras y atentados sufridos por Israel añadiendo sin pestañear que ”la seguridad del Estado Judio es la prioridad de España”.
O sea que, después servir de caja de resonancia a las toneladas de manipulaciones que el servicio de Agit-Prop palestino lleva vertidas en nuestra sociedad. Después de constituirse en el vocero de los pacifistas pro Sadam Hussein. Después de condenar las guerras defensivas del estado de Israel, por “falta de proporcionalidad”. Después de alinearse en la arrogancia moral, típica de todos los antisémitas de izquierdas, con cualquier pacifista de flotilla que trata de matar a palos a quienes intentan de virificar si lo que dicen es cierto, respecto de su carga.
Después de todo eso, resulta que los que lo habíamos presenciado nos habíamos equivocado. Israel y su seguridad están situados en la vanguardia de nuestras prioridades.
Claro que, como el alacrán bíblico, la autoflagelación de su cultura europea y cristiana es una necesidad endocrina de la izquierda, aunque se sostenga el cilicio con una mano y el Dry Martini con la otra.
“La identidad de España no es nada sin su herencia judía y árabe”
Multiculturalismo en estado puro. Ya sabeis; o somos árabes y judios, o no somos nada.
Antes muertos que cristianos.
¿Qué les pasa? ¿Hasta dónde pueden llegar en su estupidez? ¡ Qué alivio ! Dentro de unos días ya no tendremos que seguir preguntándonos cosas como estas. Aunque no hay que fiarse. A lo mejor los que vienen nos siguen martirizando con nuevos jeroglíficos.
Y en gallego, que tampoco es manco.
P.S.
¡Ah! Otra cosita…
LAS COSAS EN SU SITIO.
Acaba de caer en mis manos una nota de mi admirado Pierre-André Taguieff, en la que se puntualiza el sobrevalorado papel de “resistente” del indignado abuelete Stéphane Hessel.
A esta clase de “lideres morales”, la edad y una pretendidamente sólida reputación, cuyas raíces se hunden en un pretérito casi perfecto dado el nivel de mitificación con el que se maquilla la ignorancia de la historia, les permiten gozar actualmente de una circunstancia muy favorable como es la rareza de su estirpe de “heroes” (especie en vías de extinción).
Pues bien, el adorado icono del Movimiento del 11 M participó en la Resistencia Francesa durante la segunda Guerra Mundial desde una modesta oficina de Londres entre Mayo de 1941 hasta finales de Marzo de 1944, y esa decisión, que raros franceses de su época adoptaron, no puede ni debe menospreciarse.
Es a partir de esa fecha cuando entra en la sección R de la BCRA ( Oficina Central de Inteligencia y Acción ) en Londres. A fines de Marzo de 1944 un avión Lysander le deposita en Francia para participar en la misión denominada “Greco” que consiste en reorganizar sobre el terreno francés las diversas redes de radio clandestinas, de cara a la inminente invasión del continente por parte de los Aliados. Su corta participación en la lucha sobre el territorio francés se desarrollará entre principios del mes de Abril de 1944 y el 9 de Julio del mismo año en que es detenido por la Gestapo.
Nadie puede negar la contribución de Stephane Hessel a la causa de la liberación de Europa. Simplemente se trata de situarla en el nivel en el que realmente tuvo lugar.
Un nivel útil, pero secundario.
Y, de todos los acontecimientos que nos esperaban ansiosos por llenar nuestras almas de zozobra e inquietud, he escogido uno que reune los ingredientes necesarios para aglutinar en una noticia todo lo que de crepuscular, obtuso y descorazonador ha tenido el último período gubernamenteal.
Aunque la amenaza palestina, reiterada a lo largo de los últimos tres meses, sobre una declaración unilateral del Estado palestino en la Asamblea General de la ONU de la que esperaban el placet indispensable, ha acabado en un fiasco con poco relieve informativo - seguramente para no contrariar el famoso adagio de Abba Evan sobre la secular capacidad de los palestinos de “no perder ocasión de perder una ocasión” - nuestra ínclita ministra de Asuntos Exteriores tampoco dejó pasar la oportunidad de obsequiar a la Asamblea con un discurso que ha hecho levantar la ceja circunspecta a algunos comentaristas internacionales.
¿Y a qué se debió esa inesperada y raramente frecuente atención provocada por nuestra “Trini”, que suele tener que pasar dos veces por el mismo sitio para que se enteren de que está presente?
Pues, en mi humilde opinión, a que esos comentaristas desconocen las claves que descifran las marañas de contradicciones que han sido el cimiento fundamental del discurso zapaterista durante sus dos legislaturas.
Después de enarbolar la bandera rojo-verdi-negra, con la kefiah arafática enrrollada alrededor del pescuezo de ZP, en la primera fila de todas las romerias pro-palestinas de Europa, héteme aquí que nuestra “Trini” se descuelga de pronto con frases de la talla de: “España tiene el deber de considerar a Israel como la encarnación del proyecto de la patria del pueblo judío”.
Cuando al camarada Abbas empezó a alargársele la ceniza del cigarrillo que le colgaba de la boca, en un rostro petrificado por la sorpresa, la Jimenez remató la faena con el recuerdo de las numerosas guerras y atentados sufridos por Israel añadiendo sin pestañear que ”la seguridad del Estado Judio es la prioridad de España”.
O sea que, después servir de caja de resonancia a las toneladas de manipulaciones que el servicio de Agit-Prop palestino lleva vertidas en nuestra sociedad. Después de constituirse en el vocero de los pacifistas pro Sadam Hussein. Después de condenar las guerras defensivas del estado de Israel, por “falta de proporcionalidad”. Después de alinearse en la arrogancia moral, típica de todos los antisémitas de izquierdas, con cualquier pacifista de flotilla que trata de matar a palos a quienes intentan de virificar si lo que dicen es cierto, respecto de su carga.
Después de todo eso, resulta que los que lo habíamos presenciado nos habíamos equivocado. Israel y su seguridad están situados en la vanguardia de nuestras prioridades.
Claro que, como el alacrán bíblico, la autoflagelación de su cultura europea y cristiana es una necesidad endocrina de la izquierda, aunque se sostenga el cilicio con una mano y el Dry Martini con la otra.
“La identidad de España no es nada sin su herencia judía y árabe”
Multiculturalismo en estado puro. Ya sabeis; o somos árabes y judios, o no somos nada.
Antes muertos que cristianos.
¿Qué les pasa? ¿Hasta dónde pueden llegar en su estupidez? ¡ Qué alivio ! Dentro de unos días ya no tendremos que seguir preguntándonos cosas como estas. Aunque no hay que fiarse. A lo mejor los que vienen nos siguen martirizando con nuevos jeroglíficos.
Y en gallego, que tampoco es manco.
P.S.
¡Ah! Otra cosita…
LAS COSAS EN SU SITIO.
Acaba de caer en mis manos una nota de mi admirado Pierre-André Taguieff, en la que se puntualiza el sobrevalorado papel de “resistente” del indignado abuelete Stéphane Hessel.
A esta clase de “lideres morales”, la edad y una pretendidamente sólida reputación, cuyas raíces se hunden en un pretérito casi perfecto dado el nivel de mitificación con el que se maquilla la ignorancia de la historia, les permiten gozar actualmente de una circunstancia muy favorable como es la rareza de su estirpe de “heroes” (especie en vías de extinción).
Pues bien, el adorado icono del Movimiento del 11 M participó en la Resistencia Francesa durante la segunda Guerra Mundial desde una modesta oficina de Londres entre Mayo de 1941 hasta finales de Marzo de 1944, y esa decisión, que raros franceses de su época adoptaron, no puede ni debe menospreciarse.
Es a partir de esa fecha cuando entra en la sección R de la BCRA ( Oficina Central de Inteligencia y Acción ) en Londres. A fines de Marzo de 1944 un avión Lysander le deposita en Francia para participar en la misión denominada “Greco” que consiste en reorganizar sobre el terreno francés las diversas redes de radio clandestinas, de cara a la inminente invasión del continente por parte de los Aliados. Su corta participación en la lucha sobre el territorio francés se desarrollará entre principios del mes de Abril de 1944 y el 9 de Julio del mismo año en que es detenido por la Gestapo.
Nadie puede negar la contribución de Stephane Hessel a la causa de la liberación de Europa. Simplemente se trata de situarla en el nivel en el que realmente tuvo lugar.
Un nivel útil, pero secundario.
lunes, 25 de julio de 2011
annus horribilis
La verdad es que no pensaba escribir nada hasta la vuelta de vacaciones. Pero, como siempre, ha ocurrido algo terrible sobre lo que uno no puede dejar de reflexionar aunque sea en términos de urgencia y a falta de unos datos mínimos en los que basar un análisis causal.
Pero es que la indignación y la conmoción que ese casi centenar de vidas que han sido aniquiladas me provocan, son en sí mismas, si necesidad de más detalles, un hecho que nos concierne a todas las personas civilizadas irremisiblemente.
El retrato robot del autor que los medios de comunicación progresistas se han apresurado a lanzar al aire es ciertamente inquietante para una persona con mis conviciones.
Me explico. Entré en la página del perfil de Facebook de Anders Behring, autor confeso de la massacre, antes de que la policía la clausurase (http://publicintelligence.net/wp-content/uploads/2011/07/FireShot-capture-020-Anders-Behring-Breivik-nb-no_facebook_com_people_Anders-Behring-Breivik_100002651290254.png.)
Tanto en su posición antitotalitaria, como en su advertencia ante la “invasión” islamista de Europa, así como en sus preferencias literarias y de pensamiento : El Proceso; La Crítica de la Razón Pura; 1984; El Principe; Leviathan; La Divina Comedia; La Republica; obra de Shakespeare; de Williams James, de John Stuart Mills etc, etc, no puedo por menos que reconocer su coherencia ideológica, al tiempo que una gran turbación se apodera de mí. Me reconozco a mí mismo indudablemente en la totalidad de esos planteamientos.
¿Qué explicación puedo darme que no me conduzca directamente a la camisa de fuerza? Por el momento creo que una reflexión sobre la tradicional imprudencia de los medios, capaces de condenar a cualquiera con una ligereza únicamente comparable a su congénito analfabetismo, les llevaría, una vez más, a tratar de forzar los hechos hasta que encajen con un modelo establecido de antemano. Yo mismo encajaría sin atisbo de duda en su definición de “neocom”. Cosa que asumo, por otra parte, sin temblarme el pulso lo más mínimo. Y el sicópata noruego respondería también, al menos aparentemente, a ese perfil ideológico conservador.
Por si fuera poco, al parecer él es alguien que practica deportes. Y yo también. Y para colmo le gustan las armas. Como a mí. Y parece ser pro-israelí. Y ahí estamos.
Claro que, por otra parte, podría ser mi nieto. Y que tonteó con los masones. Y que tiene una extraña granja “Bio” en la que, curiosamente, entraban abonos químicos industriales por toneladas. Y que acaba de asesinar a un centenar de ciudadanos.
Mira tú, en eso ya no nos parecemos nada.
Pero como la actualidad se desliza a una vertiginosa velocidad, y nuestra española sociedad, ejemplo de modernidad y progresismo, no puede dejar escapar una oportunidad de dar el cante, he aquí que una psicóloga sevillana, profesora de la Universidad de Sevilla, de nombre María José Lera y persona de rompe y rasga como su fisonómía nos sugiere (foto), acaba de proporcionar un scoop mundial (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132857), al plantear una hipótesis que dará que pensar a todas las cancillerías, servicios secretos y agencias de seguridad del mundo conocido.
Y dice así:”… Si esto es así, el blog de Fjordman muestra que Breivic sería un extremista neocon que odia a los inmigrantes y especialmente a los musulmanes y, además pro-israelí; véase el blog, «por qué la lucha de Israel también es nuestra lucha». Podría ser que, al final, los tentáculos del Estado de Israel no estén tan lejos de esta matanza; al fin y al cabo no habría sido la primera que cometen ni, lamentablemente, será la última. Eso sí, la Liga Juvenil de Trabajadores Noruega (AUF), el Ministro de Asuntos Exteriores noruego y su gobierno al completo han recibido un tremendo golpe”.
Y continúa: “Justamente quienes más se han posicionado en el rechazo a la política genocida de Israel hacia el pueblo palestino son quiénes más sufren, previamente advertidos por Israel de su «tremenda osadía»… algo que en el lenguaje israelí significa que se pagan las consecuencias”.
Más claro ni el agua.
Bueno, independientemente de la ya habitual ignorancia léxica, sintáctica y morfológica de nuestra ilustre profesora de universidad, de lo que no cabe la menor duda es del grado de odio irrefrenable a los judíos que padece este angelito.
En fin mis queridos cofrades, esto va para largo y yo me voy al trópico canario a olvidarme de este, hasta ahora, annus horribilis y como desde mi más tierna infancia escolar para mí los años empiezan y terminan con las vacaciones:
¡Feliz año nuevo a todas y todos!
Pero es que la indignación y la conmoción que ese casi centenar de vidas que han sido aniquiladas me provocan, son en sí mismas, si necesidad de más detalles, un hecho que nos concierne a todas las personas civilizadas irremisiblemente.
El retrato robot del autor que los medios de comunicación progresistas se han apresurado a lanzar al aire es ciertamente inquietante para una persona con mis conviciones.
Me explico. Entré en la página del perfil de Facebook de Anders Behring, autor confeso de la massacre, antes de que la policía la clausurase (http://publicintelligence.net/wp-content/uploads/2011/07/FireShot-capture-020-Anders-Behring-Breivik-nb-no_facebook_com_people_Anders-Behring-Breivik_100002651290254.png.)
Tanto en su posición antitotalitaria, como en su advertencia ante la “invasión” islamista de Europa, así como en sus preferencias literarias y de pensamiento : El Proceso; La Crítica de la Razón Pura; 1984; El Principe; Leviathan; La Divina Comedia; La Republica; obra de Shakespeare; de Williams James, de John Stuart Mills etc, etc, no puedo por menos que reconocer su coherencia ideológica, al tiempo que una gran turbación se apodera de mí. Me reconozco a mí mismo indudablemente en la totalidad de esos planteamientos.
¿Qué explicación puedo darme que no me conduzca directamente a la camisa de fuerza? Por el momento creo que una reflexión sobre la tradicional imprudencia de los medios, capaces de condenar a cualquiera con una ligereza únicamente comparable a su congénito analfabetismo, les llevaría, una vez más, a tratar de forzar los hechos hasta que encajen con un modelo establecido de antemano. Yo mismo encajaría sin atisbo de duda en su definición de “neocom”. Cosa que asumo, por otra parte, sin temblarme el pulso lo más mínimo. Y el sicópata noruego respondería también, al menos aparentemente, a ese perfil ideológico conservador.
Por si fuera poco, al parecer él es alguien que practica deportes. Y yo también. Y para colmo le gustan las armas. Como a mí. Y parece ser pro-israelí. Y ahí estamos.
Claro que, por otra parte, podría ser mi nieto. Y que tonteó con los masones. Y que tiene una extraña granja “Bio” en la que, curiosamente, entraban abonos químicos industriales por toneladas. Y que acaba de asesinar a un centenar de ciudadanos.
Mira tú, en eso ya no nos parecemos nada.
Pero como la actualidad se desliza a una vertiginosa velocidad, y nuestra española sociedad, ejemplo de modernidad y progresismo, no puede dejar escapar una oportunidad de dar el cante, he aquí que una psicóloga sevillana, profesora de la Universidad de Sevilla, de nombre María José Lera y persona de rompe y rasga como su fisonómía nos sugiere (foto), acaba de proporcionar un scoop mundial (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132857), al plantear una hipótesis que dará que pensar a todas las cancillerías, servicios secretos y agencias de seguridad del mundo conocido.
Y dice así:”… Si esto es así, el blog de Fjordman muestra que Breivic sería un extremista neocon que odia a los inmigrantes y especialmente a los musulmanes y, además pro-israelí; véase el blog, «por qué la lucha de Israel también es nuestra lucha». Podría ser que, al final, los tentáculos del Estado de Israel no estén tan lejos de esta matanza; al fin y al cabo no habría sido la primera que cometen ni, lamentablemente, será la última. Eso sí, la Liga Juvenil de Trabajadores Noruega (AUF), el Ministro de Asuntos Exteriores noruego y su gobierno al completo han recibido un tremendo golpe”.
Y continúa: “Justamente quienes más se han posicionado en el rechazo a la política genocida de Israel hacia el pueblo palestino son quiénes más sufren, previamente advertidos por Israel de su «tremenda osadía»… algo que en el lenguaje israelí significa que se pagan las consecuencias”.
Más claro ni el agua.
Bueno, independientemente de la ya habitual ignorancia léxica, sintáctica y morfológica de nuestra ilustre profesora de universidad, de lo que no cabe la menor duda es del grado de odio irrefrenable a los judíos que padece este angelito.
En fin mis queridos cofrades, esto va para largo y yo me voy al trópico canario a olvidarme de este, hasta ahora, annus horribilis y como desde mi más tierna infancia escolar para mí los años empiezan y terminan con las vacaciones:
¡Feliz año nuevo a todas y todos!
jueves, 30 de junio de 2011
Sarasas
En estos días, cuando comienzan los festejos del Carnaval Sarasa en este país, país que es la envidia del mundo en cuanto a su favorable legislación respecto de la legalización y el reconocimiento público de las relaciones extravagantes (perdón, diferentes), y en estos mismos días digo, el estado de New York acaba de declarar legal el matrimonio homosexual, arrogándose, según determinadas opiniones, unas prerrogativas normativas de dudosa legitimidad.
En los Estados Unidos no suelen abundar los debates de política interna a nivel de todo el país, es decir que transcienden el ambito estatal. Este es el caso del llamado “matrimonio gay”. El Senado del estado de New York lo acaba de instaurar por 33 votos a favor frente a 29 en contra, el pasado día 18. Para darse cuenta del ambiente reinante en este debate, basta leer las declaraciones del alcalde demócrata de New York City, Michael Bloomberg : ” Recordad que cuando empezamos, los negros eran esclavos, los católicos de New York no podían celebrar la misa, las mujeres no podían votar ni ser elegidas. Y en algunos lugares, la homosexualidad era considerada como un crimen”.
Eso está muy claro. Salvo que lo que se le olvidó señalar al alcalde es que, hoy en día, los homoxesuales no son esclavos, gozan del derecho de acudir a la misa que prefieran, pueden votar, pueden ser elegidos y pueden casarse a condidición de observar las reglas que rigen esa institución desde hace siglos (edad, alteridad, etc) y que son las mismas para todos los ciudadanos.
Si bien una encuesta reciente revela que una mayoría de neoyorquinos (58%) eran favorables a la instauración del “matrimonio” homosexual, es necesario precisar que resultados de consultas similares precedieron a la neta victoria en referendum, de los adversarios de una eventual instauración, en el 2009, en estados considerados progresistas como California y Maine.
Respecto de la forzada analogía entre las dificultades que los homosexuales pudieran encontrar en la actual sociedad americana y las sufridas por las minorias negras en los años de las movilizaciones pro–derechos humanos, George Weigel dirigente de la Ethics and Public Policy Center, denunciaba la usurpación de legitimidad de esos movimientos revindicativos de los años sesenta, por parte del movimiento gay.
Según este tratadista, el estado de New York no posee la competencia necesaria para dar cobertura jurídica a la solicitud de un grupo privado de presión, que persigue la aceptación social de su exigencia en base a esa cobertura legal. Esa iniciativa supondría la redefinición de una institución humana fundamental, con un origen histórico muy anterior a la del propio Estado. Y todo como resultado de la simple obstinación de un colectivo que no se conforma únicamente con la tolerancia de la sociedad hacia sus peculiaridades y las de cualquier otro ciudadano.
Pero Weigel va más lejos al señalar que existe una tentación permanente, en los estados modernos actuales, de usurpar la voluntad individual mediante lo que denomina la recreación de la realidad. Una especial forma de tendencia totalitaria. El Movimiento Americano Pro Derechos Civiles reclamaba en su momento el reconocimiento de unos principios morales presentes en la Constitución y arrinconados por malvadas costumbres y prejuicios arcaícos, mientras que el movimiento gay demanda ahora la reinvención de una realidad que está basada precisamente en esos mismos principios. Acceder a esa demanda representaría de hecho una modificación de los mismos.
Por último, este dirigente social trata de llamar la atención de los llamados libertarios americanos [equivalentes a los liberales versión europea], tradicionales guardianes de la ortodoxia constitucional y que en este caso han apoyado la petición de los homosexuales, advirtiéndoles de la carga de relativismo moral que encierra la solicitud, en su opinión.
Llama la atención, o al menos me la llama a mí, el terreno en el que el debate sobre el famoso “Matrimonio Sarasa” está teniendo lugar en los USA. Ningún parecido con lo ocurrido aquí, con ocasión del vergonzoso “trágala” del gobierno socialista. Circunstancia que explica, en mí humilde opinión, el desastroso final del asunto.
Por lo que he podido leer, e independientemente de los medios políticos, religiosos o extrictamente sociales que han participado en el debate americano, el campo referencial admitido por todos ellos ha sido, y aún es hoy en día, el territorio de la declaración de derechos humanos, contenida en la Constitución. Y, una vez admitido ese campo de juego, las cuestiones que plantea la modificación de determinadas leyes estatales, exponen sobre el tablero de la moral constitucional cosas tan interesantes como es la necesidad de establecer un límite en los criterios que determinan qué relaciones humanas caben en el adjetivo “natural” y cuales no.
Ni que decir tiene que el viejo tabú del incesto, o la actual y pestilente pedofília, pueden ser los extremos entre los que cabe un catálogo de combinaciones “naturales” que desafía la imaginación más enfermiza. Un vistazo a los bajorrelieves de algunos templos sudasiáticos, o indostánicos, pueden constituir un muestrario realmente sugerente, si no quiere uno meterse en berenjenales (término nunca mejor traído) más próximos y montaraces.
Y ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿dónde se sitúa la raya roja?
Una vez abierta la veda, no veo demasiado claro qué razones van a constituir los argumentos del magistrado, cuando le rompa el corazón a algún pastor que, legítimamente, anhele normalizar por fín su relación ocultada durante años de incompresión e intolerancia por parte de quienes no ven en un rebaño de cabras más que el origen remoto del queso manchego bien curado, con el que se deleítan a la sombra de una parra. ¿Y qué decirle a quien nunca encontró más comprensión y dulce compañía que la que siempre le proporcionaron las calladas y perfumadas sandías de su huerto?
Esta mañana escuchaba en la radio una entrevista que le hacían a un reprentante, o presidente, o vocal, o cabo furriel del Movimiento Sarasa, con relación a “la problemática” que planteaba
(¡Ufff! ¡Con esta calor…!) los festejos previstos en el barrio de Chueca. Era evidente que el periodista quería hablar de los detalles curiosos de la fiesta, como esa extraordinaria iniciativa de los “conciertos sordos” (¡Silent Disco’s, chato!). Con auriculares. Para no dar la tabarra a los vecinos. No sé si los promotores de la idea habrán reparado en algún detalle que podría crear situaciones “inesperadas”. Por ejemplo, ¿habrán tenido en cuenta la tendencia a gritar que suelen tener las personas que hablan con los auriculares puestos?
Imaginaros el quiosco de la música con el grupo rapero encerrado en una especie de pecera transparente e insonorizada. Gesticulando con ese estilo tan peculiar de mover las manos y los dedos que tienen esos telepredicadores de fin de semana con medallón. Y, ahora llenad la plaza imaginaria con unos miles de personajes, más disfrazados que de costumbre si eso es posible, exhibiendo todo el trousseau de ropa interior femenina imaginable, meneando furiosamente las crestas multicolores, y machacando con entusiamo el asfalto con sus zapatos de seis pisos. Todo eso, mientras descoyuntan sus gimnásticos cuerpos en el silencio musical, y berrean a grito pelado en la oreja de su pareja lo guay que es la movida de este año.
La “señá Engracia”, del nº5 de la plaza, 4º derecha exterior, que solía sentarse un “ratico” en la losa del balcón con su abanico y su cervecita, o el botijo fresquito, a presenciar la cabalgata de los maricones [“porque m’entretiene, ¿sabe usted?”] se quedará unos minutos perpleja tratando de entender qué está pasando allá abajo. “Pues la luz no se l’han cortao…” pensará, interrogándose sobre el prodigio de ver tocar a los músicos y no oir ni una nota, mientras los miembros de una muchedumbre multicolor, debajo de su balcón, ahullando y gesticulando, parecen a punto de depedazarse mutuamente de un momento a otro.
“ ’cucha Eusebio, qu’esto v’acabar mal, que te lo digo yo… ¿no será mejor avisar a los municipales?”
No sé. A lo mejor es un riesgo calculado. O simplemente no es lo que parece y forma parte una “istalación” de un artista muy cotizado en Dinamarca, al que Gallardón ha subvencionado para dar envidia al alcalde de New York. Vaya usted a saber…
El replicante del Movimiento de Homosexuales, Lesbianas, Transexuales y Transgénicos Varios, no le entraba al trapo al entrevistador y se empecinaba en repetir, con la insistencia del conejo de Duracell, que no solo se trataba de pasárselo bien, sino, sobre todo, de recordar sin descanso las revindicaciones pendientes. Y yo, mientras sudaba como un pollo trotando por el estadio, escuchaba preguntándome con perplejidad en que podían consistir la mencionadas revindicaciones “pendientes”.
Si ya se casan, alquilan úteros, adoptan criaturas, gozan de las ventajas fiscales de cualquier pareja de hecho o de contrahecho, ¿a que podía referirse aquella delicada libélula?... De pronto, una duda maliciosa provocó un súbito estremecimiento en mi mente. ¿Porqué se refirió a las famosas revindicaciones con aquel aire misterioso y conspirativo?¿Porqué no se les había dado la habitual publicidad, por parte de un colectivo que no se distigue precisamente por su discreción?¿Estará el lobby sarasa reclamando una ley que les permita denunciar a aquellos que “no entienden”?¿ al estilo de los reos de la ley de menosprecio de la Aido?
Bueno, apartè de mi cabeza semejante pesadilla, tratando de convencerme de que no es bueno para la mente correr a pleno sol. El reportero fue abandonando todo propósito de llevar al mensajero gay al terreno que le interesaba y dió por terminada la entrevista. La entrevista se terminó pero el escenario de las ondas fue inmediatamente ocupado por la estrafalaria sintaxis del sarasa de guardia de la emisora, quien sin darse descanso ni pausa, fue ametrallando a los oyentes con una crónica minuciosamente detallada, sobre los entresijos de la boda de esa pepona que es el Príncipe de Mónaco, quien, según los rumores, amenaza con estrenar una revista de varietés en su pequeño estado–teatro, presentando como super–vedette a una especie de armario empotrado que pretende nada menos que convertirse en la heredera de nuestra llorada musa Grace Kelly.
Debo confesar que, desde hace años, esa especie de imposición dictatorial a la que nos vemos sometidos los que somos radioyentes, por parte de los directores de programa de manera inmisericorde, y que consiste en tener en nómina a uno o más sarasas inpúdicos, me puede acabar produciendo una úlcera de duodeno.
Si no me falla la memoria, todo empezó con la irrupción en las ondas de un super–¬plumerazo venezolano, mezcla de reinona de belleza y actor de culebrón, al que al parecer “adoraban” sus tele–radio–oyentes en su país. No tengo ni idea de quien fué la lumbrera que intuyó el éxito potencial que encerraba esta perla del Caribe, pero acertó de pleno. Un año después de que empezase a castigarnos con su prosa zarrapastrosa, se habían abierto las ventanillas de enganche del resto de las emisoras, y una cola interminable de batas de cola, y gacelas desmuñecadas daba la vuelta a la manzana.
Hoy en día, ocupan los más variados espacios temáticos. Si al descaro propio del género se le añade la desmesura y la osadía que las legiones de analfabetos que soportamos suelen exhibir en cualquier ámbito de la comunicación, el resultado sería asombroso sino fuera por que nos conocemos demasiado a nosotros mismos como para asombrarnos.
La crónica social (ojo al término) o del corazón o del tomate, es el terreno para el que parecen estar mejor dotados genéticamente. Y, aunque están empezando a invadir el territorio de la gastronomía, no se pierdan como curiosidad antropológica, los especialistas en “cultura”.
Están los que aconsejan con irritado distanciamiento, qué color de calcetines conviene ponerse para acudir a una conferencia al Ateneo. Estos pueden ser reaccionarios melancólicos que añoran las alegres fiestas del franquismo, con sus constructores de moratalaces y puertos deportivos o poseedores de licencias de importación de chocolates belgas y estraperlistas de penicilina.
Tambien los hay rojos(más bien carmesís)a quienes Castro les privó de sus palacetes coloniales y sus ingenios azucareros o cafetales en Santa Clara, pero que llaman fascista a cualquiera a quien no le guste “El combo de José Luis y sus furiosos rumberos”. Estos rojos son “cultos” por familia, y, como los reaccionarios, estuvieron de niños en Suiza. Son tan horteras los unos, en su babeante culto a Botticelli, al que tratan como una propiedad privada, como los otros en su devoción a Juan de Ávalos.
Las alegres comadres del teatro hace ya muchos años que colocaron las alambradas y miradores de vigilancia para impedir que alguien que “no entienda” pueda contaminar lo que es su exclusivo territorio.¿Qué decir del diseño de interiores? ¿O del gremio de anticuarios? Cualquier intromisión, ya sea por descuido, es considerada hostil por definición, y toda esa potencia corporativa que constituye uno de nuestros rasgos más definitorios, se pone en marcha automáticamente para excluir al intruso.
Cuando la humanidad parecía caminar hacia la integración de cualquier diferencia, por el simple método de reducir esas diferencias a su verdadera naturaleza, es decir, al plano de lo privado, y liberando de esta manera a la comunidad de conflictos estériles, de improviso, como secuela inesperada de la “lucha anticolonialista” y en medio de los delirios diferenciadores de regiones, razas, sectas, clanes, géneros y especies vegetales, aparecieron los sarasas como movimiento revindicativo.
O sea, que si eramos pocos parió la abuela.
Pero asi están las cosas. Ya he dejado de fumar porque se me recomendó desde instancias inapelables. Vale. Pero desde la inalcanzable altura de mí innegociable desobediencia advierto y prevengo contra todo intento de colocarme cualquier murmullo seductor con olor a Varón Dandy.
¡Estoy en guardia y seré implacable!
¡Estais avisados!
En los Estados Unidos no suelen abundar los debates de política interna a nivel de todo el país, es decir que transcienden el ambito estatal. Este es el caso del llamado “matrimonio gay”. El Senado del estado de New York lo acaba de instaurar por 33 votos a favor frente a 29 en contra, el pasado día 18. Para darse cuenta del ambiente reinante en este debate, basta leer las declaraciones del alcalde demócrata de New York City, Michael Bloomberg : ” Recordad que cuando empezamos, los negros eran esclavos, los católicos de New York no podían celebrar la misa, las mujeres no podían votar ni ser elegidas. Y en algunos lugares, la homosexualidad era considerada como un crimen”.
Eso está muy claro. Salvo que lo que se le olvidó señalar al alcalde es que, hoy en día, los homoxesuales no son esclavos, gozan del derecho de acudir a la misa que prefieran, pueden votar, pueden ser elegidos y pueden casarse a condidición de observar las reglas que rigen esa institución desde hace siglos (edad, alteridad, etc) y que son las mismas para todos los ciudadanos.
Si bien una encuesta reciente revela que una mayoría de neoyorquinos (58%) eran favorables a la instauración del “matrimonio” homosexual, es necesario precisar que resultados de consultas similares precedieron a la neta victoria en referendum, de los adversarios de una eventual instauración, en el 2009, en estados considerados progresistas como California y Maine.
Respecto de la forzada analogía entre las dificultades que los homosexuales pudieran encontrar en la actual sociedad americana y las sufridas por las minorias negras en los años de las movilizaciones pro–derechos humanos, George Weigel dirigente de la Ethics and Public Policy Center, denunciaba la usurpación de legitimidad de esos movimientos revindicativos de los años sesenta, por parte del movimiento gay.
Según este tratadista, el estado de New York no posee la competencia necesaria para dar cobertura jurídica a la solicitud de un grupo privado de presión, que persigue la aceptación social de su exigencia en base a esa cobertura legal. Esa iniciativa supondría la redefinición de una institución humana fundamental, con un origen histórico muy anterior a la del propio Estado. Y todo como resultado de la simple obstinación de un colectivo que no se conforma únicamente con la tolerancia de la sociedad hacia sus peculiaridades y las de cualquier otro ciudadano.
Pero Weigel va más lejos al señalar que existe una tentación permanente, en los estados modernos actuales, de usurpar la voluntad individual mediante lo que denomina la recreación de la realidad. Una especial forma de tendencia totalitaria. El Movimiento Americano Pro Derechos Civiles reclamaba en su momento el reconocimiento de unos principios morales presentes en la Constitución y arrinconados por malvadas costumbres y prejuicios arcaícos, mientras que el movimiento gay demanda ahora la reinvención de una realidad que está basada precisamente en esos mismos principios. Acceder a esa demanda representaría de hecho una modificación de los mismos.
Por último, este dirigente social trata de llamar la atención de los llamados libertarios americanos [equivalentes a los liberales versión europea], tradicionales guardianes de la ortodoxia constitucional y que en este caso han apoyado la petición de los homosexuales, advirtiéndoles de la carga de relativismo moral que encierra la solicitud, en su opinión.
Llama la atención, o al menos me la llama a mí, el terreno en el que el debate sobre el famoso “Matrimonio Sarasa” está teniendo lugar en los USA. Ningún parecido con lo ocurrido aquí, con ocasión del vergonzoso “trágala” del gobierno socialista. Circunstancia que explica, en mí humilde opinión, el desastroso final del asunto.
Por lo que he podido leer, e independientemente de los medios políticos, religiosos o extrictamente sociales que han participado en el debate americano, el campo referencial admitido por todos ellos ha sido, y aún es hoy en día, el territorio de la declaración de derechos humanos, contenida en la Constitución. Y, una vez admitido ese campo de juego, las cuestiones que plantea la modificación de determinadas leyes estatales, exponen sobre el tablero de la moral constitucional cosas tan interesantes como es la necesidad de establecer un límite en los criterios que determinan qué relaciones humanas caben en el adjetivo “natural” y cuales no.
Ni que decir tiene que el viejo tabú del incesto, o la actual y pestilente pedofília, pueden ser los extremos entre los que cabe un catálogo de combinaciones “naturales” que desafía la imaginación más enfermiza. Un vistazo a los bajorrelieves de algunos templos sudasiáticos, o indostánicos, pueden constituir un muestrario realmente sugerente, si no quiere uno meterse en berenjenales (término nunca mejor traído) más próximos y montaraces.
Y ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿dónde se sitúa la raya roja?
Una vez abierta la veda, no veo demasiado claro qué razones van a constituir los argumentos del magistrado, cuando le rompa el corazón a algún pastor que, legítimamente, anhele normalizar por fín su relación ocultada durante años de incompresión e intolerancia por parte de quienes no ven en un rebaño de cabras más que el origen remoto del queso manchego bien curado, con el que se deleítan a la sombra de una parra. ¿Y qué decirle a quien nunca encontró más comprensión y dulce compañía que la que siempre le proporcionaron las calladas y perfumadas sandías de su huerto?
Esta mañana escuchaba en la radio una entrevista que le hacían a un reprentante, o presidente, o vocal, o cabo furriel del Movimiento Sarasa, con relación a “la problemática” que planteaba
(¡Ufff! ¡Con esta calor…!) los festejos previstos en el barrio de Chueca. Era evidente que el periodista quería hablar de los detalles curiosos de la fiesta, como esa extraordinaria iniciativa de los “conciertos sordos” (¡Silent Disco’s, chato!). Con auriculares. Para no dar la tabarra a los vecinos. No sé si los promotores de la idea habrán reparado en algún detalle que podría crear situaciones “inesperadas”. Por ejemplo, ¿habrán tenido en cuenta la tendencia a gritar que suelen tener las personas que hablan con los auriculares puestos?
Imaginaros el quiosco de la música con el grupo rapero encerrado en una especie de pecera transparente e insonorizada. Gesticulando con ese estilo tan peculiar de mover las manos y los dedos que tienen esos telepredicadores de fin de semana con medallón. Y, ahora llenad la plaza imaginaria con unos miles de personajes, más disfrazados que de costumbre si eso es posible, exhibiendo todo el trousseau de ropa interior femenina imaginable, meneando furiosamente las crestas multicolores, y machacando con entusiamo el asfalto con sus zapatos de seis pisos. Todo eso, mientras descoyuntan sus gimnásticos cuerpos en el silencio musical, y berrean a grito pelado en la oreja de su pareja lo guay que es la movida de este año.
La “señá Engracia”, del nº5 de la plaza, 4º derecha exterior, que solía sentarse un “ratico” en la losa del balcón con su abanico y su cervecita, o el botijo fresquito, a presenciar la cabalgata de los maricones [“porque m’entretiene, ¿sabe usted?”] se quedará unos minutos perpleja tratando de entender qué está pasando allá abajo. “Pues la luz no se l’han cortao…” pensará, interrogándose sobre el prodigio de ver tocar a los músicos y no oir ni una nota, mientras los miembros de una muchedumbre multicolor, debajo de su balcón, ahullando y gesticulando, parecen a punto de depedazarse mutuamente de un momento a otro.
“ ’cucha Eusebio, qu’esto v’acabar mal, que te lo digo yo… ¿no será mejor avisar a los municipales?”
No sé. A lo mejor es un riesgo calculado. O simplemente no es lo que parece y forma parte una “istalación” de un artista muy cotizado en Dinamarca, al que Gallardón ha subvencionado para dar envidia al alcalde de New York. Vaya usted a saber…
El replicante del Movimiento de Homosexuales, Lesbianas, Transexuales y Transgénicos Varios, no le entraba al trapo al entrevistador y se empecinaba en repetir, con la insistencia del conejo de Duracell, que no solo se trataba de pasárselo bien, sino, sobre todo, de recordar sin descanso las revindicaciones pendientes. Y yo, mientras sudaba como un pollo trotando por el estadio, escuchaba preguntándome con perplejidad en que podían consistir la mencionadas revindicaciones “pendientes”.
Si ya se casan, alquilan úteros, adoptan criaturas, gozan de las ventajas fiscales de cualquier pareja de hecho o de contrahecho, ¿a que podía referirse aquella delicada libélula?... De pronto, una duda maliciosa provocó un súbito estremecimiento en mi mente. ¿Porqué se refirió a las famosas revindicaciones con aquel aire misterioso y conspirativo?¿Porqué no se les había dado la habitual publicidad, por parte de un colectivo que no se distigue precisamente por su discreción?¿Estará el lobby sarasa reclamando una ley que les permita denunciar a aquellos que “no entienden”?¿ al estilo de los reos de la ley de menosprecio de la Aido?
Bueno, apartè de mi cabeza semejante pesadilla, tratando de convencerme de que no es bueno para la mente correr a pleno sol. El reportero fue abandonando todo propósito de llevar al mensajero gay al terreno que le interesaba y dió por terminada la entrevista. La entrevista se terminó pero el escenario de las ondas fue inmediatamente ocupado por la estrafalaria sintaxis del sarasa de guardia de la emisora, quien sin darse descanso ni pausa, fue ametrallando a los oyentes con una crónica minuciosamente detallada, sobre los entresijos de la boda de esa pepona que es el Príncipe de Mónaco, quien, según los rumores, amenaza con estrenar una revista de varietés en su pequeño estado–teatro, presentando como super–vedette a una especie de armario empotrado que pretende nada menos que convertirse en la heredera de nuestra llorada musa Grace Kelly.
Debo confesar que, desde hace años, esa especie de imposición dictatorial a la que nos vemos sometidos los que somos radioyentes, por parte de los directores de programa de manera inmisericorde, y que consiste en tener en nómina a uno o más sarasas inpúdicos, me puede acabar produciendo una úlcera de duodeno.
Si no me falla la memoria, todo empezó con la irrupción en las ondas de un super–¬plumerazo venezolano, mezcla de reinona de belleza y actor de culebrón, al que al parecer “adoraban” sus tele–radio–oyentes en su país. No tengo ni idea de quien fué la lumbrera que intuyó el éxito potencial que encerraba esta perla del Caribe, pero acertó de pleno. Un año después de que empezase a castigarnos con su prosa zarrapastrosa, se habían abierto las ventanillas de enganche del resto de las emisoras, y una cola interminable de batas de cola, y gacelas desmuñecadas daba la vuelta a la manzana.
Hoy en día, ocupan los más variados espacios temáticos. Si al descaro propio del género se le añade la desmesura y la osadía que las legiones de analfabetos que soportamos suelen exhibir en cualquier ámbito de la comunicación, el resultado sería asombroso sino fuera por que nos conocemos demasiado a nosotros mismos como para asombrarnos.
La crónica social (ojo al término) o del corazón o del tomate, es el terreno para el que parecen estar mejor dotados genéticamente. Y, aunque están empezando a invadir el territorio de la gastronomía, no se pierdan como curiosidad antropológica, los especialistas en “cultura”.
Están los que aconsejan con irritado distanciamiento, qué color de calcetines conviene ponerse para acudir a una conferencia al Ateneo. Estos pueden ser reaccionarios melancólicos que añoran las alegres fiestas del franquismo, con sus constructores de moratalaces y puertos deportivos o poseedores de licencias de importación de chocolates belgas y estraperlistas de penicilina.
Tambien los hay rojos(más bien carmesís)a quienes Castro les privó de sus palacetes coloniales y sus ingenios azucareros o cafetales en Santa Clara, pero que llaman fascista a cualquiera a quien no le guste “El combo de José Luis y sus furiosos rumberos”. Estos rojos son “cultos” por familia, y, como los reaccionarios, estuvieron de niños en Suiza. Son tan horteras los unos, en su babeante culto a Botticelli, al que tratan como una propiedad privada, como los otros en su devoción a Juan de Ávalos.
Las alegres comadres del teatro hace ya muchos años que colocaron las alambradas y miradores de vigilancia para impedir que alguien que “no entienda” pueda contaminar lo que es su exclusivo territorio.¿Qué decir del diseño de interiores? ¿O del gremio de anticuarios? Cualquier intromisión, ya sea por descuido, es considerada hostil por definición, y toda esa potencia corporativa que constituye uno de nuestros rasgos más definitorios, se pone en marcha automáticamente para excluir al intruso.
Cuando la humanidad parecía caminar hacia la integración de cualquier diferencia, por el simple método de reducir esas diferencias a su verdadera naturaleza, es decir, al plano de lo privado, y liberando de esta manera a la comunidad de conflictos estériles, de improviso, como secuela inesperada de la “lucha anticolonialista” y en medio de los delirios diferenciadores de regiones, razas, sectas, clanes, géneros y especies vegetales, aparecieron los sarasas como movimiento revindicativo.
O sea, que si eramos pocos parió la abuela.
Pero asi están las cosas. Ya he dejado de fumar porque se me recomendó desde instancias inapelables. Vale. Pero desde la inalcanzable altura de mí innegociable desobediencia advierto y prevengo contra todo intento de colocarme cualquier murmullo seductor con olor a Varón Dandy.
¡Estoy en guardia y seré implacable!
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