Querido
Francisco;
Ante todo
debo declararte mí simpatía. Simpatía tan infundada como el rechazo que has
suscitado entre las filas de los creyentes que se declaran ateos, desde antes
de ser elegido. No te aflijas, se lo tenían reservado a cualquiera que lo
hubiese sido. Figura en el folleto de uso del progre. No es nada personal.
Este
pecador empedernido se ha considerado, desde que asumió su condición de
mamífero pensante, un ser afortunado por haber nacido en un entorno cultural y
civilizado basado en la razón, de
origen judeo-greco-cristiano. Que esto vaya por delante.
Tal vez
sea esta la razón por la que siempre
he tardado tanto en asumir el absurdo
de aquellos que, declarándose estrepitosamente ajenos a cualquier fe que no sea
la de los evangelios marxistas, se dedican incansablemente a repetir su interminable jaculatoria de reproches a la Iglesia, como si de auténticos
cruzados de la fe verdadera se
tratase.
Aún no se
me ha pasado del todo el asombro que me produjo, en los lejanos tiempos de la
elección de tu pre-antecesor Juan Pablo II, el desmelenado ataque del que le
hizo objeto una compañera fotógrafa de una redacción en la que me ganaba la
vida a la sazón. Su apocalíptico cabreo se producía como consecuencia del hecho
de que, el recién nombrado para ocupar la silla de S. Pedro, era un empecinado
adversario de la práctica del aborto.
Se daba
el caso de que aquella aguerrida defensora de los derechos inalienables de la
mujer a decidir sobre el destino de su cuerpo, y de aquello que se derivaba de
él, era la esposa de un conocido pontífice de la modernidad atea, como era Paco
Umbral. La familia que ora unida a los santos laicos, siempre permanece unida.
Mi
reacción en aquel momento fue consecuente con mis convicciones de rechazo de cualquier dios y cualquier amo. Por eso imaginaba
desasosegado la posibilidad de un papa favorable al aborto, siguiendo los
deseos de aquella criatura marxista, y me daban escalofríos.
Uno
podría sobrevivir con el resto de los mortales, fuesen cuales fuesen sus
íntimas convicciones y la
jerarquías de poder que compartiesen, siempre que se observasen las reglas del
juego, esto es, manteniéndose cada cual dentro de unos códigos acordados.
Ahora
bien, si empezábamos a romper la norma, y esos poderes, a los que obedecía cada
miembro de los diversos credos, podían desbordar sus limites de forma
arbitraria, no me quedaba otra que encomendarme algún dios ajeno.
Y es que
la pregunta subsiguiente a la fumata blanca siempre es la misma en los círculos
progres, ¿…y este qué es, conservador o
progresista? La hacen levantando la ceja con aires de expertos en
vaticanismo, mientras desenfundan y arman su anatema subversivo de reglamento.
Matrimonio
gay. Preservativo obligatorio junto al cepillo de dientes. Mujeres al sacerdocio.
Casamiento de los curas. Abortos a la carta. Encuesta policíaco-arqueológica
para aclarar la tendencia sexual de Jesús. Creación de un comité apostólico
anti-capitalista. Conversión del Banco Vaticano en una ONG para la financiación
de los movimientos tercermundistas. Tribunales Populares de Represión y
Depuración del Conservadurismo Eclesial, etc etc.
Estos
serían algunos de los puntos del PMTIRCO. Programa Mínimo para la
Transformación de una Iglesia Reaccionaria, Clasista y pro-Occidental.
Debo declararte,
eso sí, que en el legítimo derecho que me asiste de criticar todo lo divino,
nunca mejor dicho, y humano, considero que tu iglesia está llena de actitudes,
hechos y realidades que no me gustan un pelo. Perdóname mi crudeza.
No sólo
se trata de esa imagen de festival de oropel que rodea todas estas
celebraciones, con su estética por demás exquisita, pero un poco fuera de foco
en épocas de penuria como la actual. ¿Estaría de más un poco de estoicismo, de
antigua tradición filosófica dentro de la propia iglesia, por otro lado? Hay mucho
más, pero este no es el momento ni el lugar para exponerlo.
Por otro
lado, lo cierto es que no soy yo nadie para sugerirte cosas que seguramente tiene
en la mente, alguien que ha escogido un nombre tan significativo como tú.
En fin,
tienes por delante un buen montón de asuntos que resolver. A ver como te portas en el tema del turco, que esa es otra. Acuérdate de los reaños que le echó
tu pre-antecesor Juan Pablo en el asunto del comunismo. El totalitarismo no
descansa y tú estás en primera línea de fuego. Y ahí me tendrás a tu lado,
junto con muchos otros socios sin carnet.
Tu
antecesor dejó muy clara, en su memorable conferencia con Sarkocy, la
pertinencia del “A Dios lo que es de Dios
y a Cesar lo que es del Cesar”. Un gran tipo el tal Benedicto. Tal vez esa sea
la clave, mí querido Paco ( ...me perdonarás la confianza pero creo que así debían
llamar a tu predecesor S. Francisco los cabritos…como yo, ¡je, je! )
Recuerda
que, mientras se respete al individuo y sus íntimas convicciones, habrá muchos
pecadores que en el improbable caso, para mí, de que exista ese Paraíso
transcendente que promete la doctrina cristiana, pero coincidiendo sin embargo
matemáticamente sus principios morales con la Ley de los Evangelios, tal vez
también ellos accedan a él. Y además directamente, aunque por otra puerta, y
con la ventaja añadida de no hacer el examen de ingreso, ya que no somos socios
de número.
En fin
hermano Francisco, te deseo que tengas un feliz y largo mandato, horrible
término este, y que este mundo, que según lo que la Iglesia nos enseñaba cuando yo
era niño no recibió a Cristo sino que nos fue donado por él, te acoja con la
benevolencia y la simpatía que lo hace tu amigo.
Luis.