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jueves, 28 de marzo de 2013

Carta de un impío.

Querido Francisco;

Ante todo debo declararte mí simpatía. Simpatía tan infundada como el rechazo que has suscitado entre las filas de los creyentes que se declaran ateos, desde antes de ser elegido. No te aflijas, se lo tenían reservado a cualquiera que lo hubiese sido. Figura en el folleto de uso del progre. No es nada personal.

Este pecador empedernido se ha considerado, desde que asumió su condición de mamífero pensante, un ser afortunado por haber nacido en un entorno cultural y civilizado basado en la razón, de origen judeo-greco-cristiano. Que esto vaya por delante.

Tal vez sea esta la razón por la que siempre he tardado tanto en asumir el absurdo de aquellos que, declarándose estrepitosamente ajenos a cualquier fe que no sea la de los evangelios marxistas, se dedican incansablemente a repetir su interminable jaculatoria de reproches a la Iglesia, como si de auténticos cruzados de la fe verdadera se tratase.

Aún no se me ha pasado del todo el asombro que me produjo, en los lejanos tiempos de la elección de tu pre-antecesor Juan Pablo II, el desmelenado ataque del que le hizo objeto una compañera fotógrafa de una redacción en la que me ganaba la vida a la sazón. Su apocalíptico cabreo se producía como consecuencia del hecho de que, el recién nombrado para ocupar la silla de S. Pedro, era un empecinado adversario de la práctica del aborto.

Se daba el caso de que aquella aguerrida defensora de los derechos inalienables de la mujer a decidir sobre el destino de su cuerpo, y de aquello que se derivaba de él, era la esposa de un conocido pontífice de la modernidad atea, como era Paco Umbral. La familia que ora unida a los santos laicos, siempre permanece unida.

Mi reacción en aquel momento fue consecuente con mis convicciones de rechazo de cualquier dios y cualquier amo. Por eso imaginaba desasosegado la posibilidad de un papa favorable al aborto, siguiendo los deseos de aquella criatura marxista, y me daban escalofríos.

Uno podría sobrevivir con el resto de los mortales, fuesen cuales fuesen sus íntimas convicciones y  la jerarquías de poder que compartiesen, siempre que se observasen las reglas del juego, esto es, manteniéndose cada cual dentro de unos códigos acordados.

Ahora bien, si empezábamos a romper la norma, y esos poderes, a los que obedecía cada miembro de los diversos credos, podían desbordar sus limites de forma arbitraria, no me quedaba otra que encomendarme algún dios ajeno.

Y es que la pregunta subsiguiente a la fumata blanca siempre es la misma en los círculos progres, ¿…y este qué es, conservador o progresista? La hacen levantando la ceja con aires de expertos en vaticanismo, mientras desenfundan y arman su anatema subversivo de reglamento.

Matrimonio gay. Preservativo obligatorio junto al cepillo de dientes. Mujeres al sacerdocio. Casamiento de los curas. Abortos a la carta. Encuesta policíaco-arqueológica para aclarar la tendencia sexual de Jesús. Creación de un comité apostólico anti-capitalista. Conversión del Banco Vaticano en una ONG para la financiación de los movimientos tercermundistas. Tribunales Populares de Represión y Depuración del Conservadurismo Eclesial, etc etc.

Estos serían algunos de los puntos del PMTIRCO. Programa Mínimo para la Transformación de una Iglesia Reaccionaria, Clasista y pro-Occidental.

Debo declararte, eso sí, que en el legítimo derecho que me asiste de criticar todo lo divino, nunca mejor dicho, y humano, considero que tu iglesia está llena de actitudes, hechos y realidades que no me gustan un pelo. Perdóname mi crudeza.

No sólo se trata de esa imagen de festival de oropel que rodea todas estas celebraciones, con su estética por demás exquisita, pero un poco fuera de foco en épocas de penuria como la actual. ¿Estaría de más un poco de estoicismo, de antigua tradición filosófica dentro de la propia iglesia, por otro lado? Hay mucho más, pero este no es el momento ni el lugar para exponerlo.

Por otro lado, lo cierto es que no soy yo nadie para sugerirte cosas que seguramente tiene en la mente, alguien que ha escogido un nombre tan significativo como tú.

En fin, tienes por delante un buen montón de asuntos que resolver. A ver como te portas en el tema del turco, que esa es otra. Acuérdate de los reaños que le echó tu pre-antecesor Juan Pablo en el asunto del comunismo. El totalitarismo no descansa y tú estás en primera línea de fuego. Y ahí me tendrás a tu lado, junto con muchos otros socios sin carnet.

Tu antecesor dejó muy clara, en su memorable conferencia con Sarkocy, la pertinencia del “A Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es del Cesar”. Un gran tipo el tal Benedicto. Tal vez esa sea la clave, mí querido Paco ( ...me perdonarás la confianza pero creo que así debían llamar a tu predecesor S. Francisco los cabritos…como yo, ¡je, je! )

Recuerda que, mientras se respete al individuo y sus íntimas convicciones, habrá muchos pecadores que en el improbable caso, para mí, de que exista ese Paraíso transcendente que promete la doctrina cristiana, pero coincidiendo sin embargo matemáticamente sus principios morales con la Ley de los Evangelios, tal vez también ellos accedan a él. Y además directamente, aunque por otra puerta, y con la ventaja añadida de no hacer el examen de ingreso, ya que no somos socios de número.

En fin hermano Francisco, te deseo que tengas un feliz y largo mandato, horrible término este, y que este mundo, que según lo que la Iglesia nos enseñaba cuando yo era niño no recibió a Cristo sino que nos fue donado por él, te acoja con la benevolencia y la simpatía que lo hace tu amigo.

Luis.

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