Os traigo hoy esa bonita foto de ahí arriba, porque en ella
se encuentran dos o tres detalles dignos de ser comentados.
Para empezar, los rasgos fisonómicos de los presentes,
entusiasmados partidarios de François Hollande que celebran en la plaza de la
Bastilla el triunfo de quien era, según parece, su candidato a la presidencia
del Estado Francés.
No sé a cuantas nacionalidades distinta de las francesa
representan, desde su condición de votantes franceses. En cualquier caso y
visto con la mirada de un no francés, parecen la representación genuina de la
multiculturalidad.
Luego está la variada presencia textil. Al menos cuatro
banderas ajenas, que yo sea capaz de identificar; egipcia, tunecina, marroquí y
argelina. En otra foto desde otro ángulo se distinguían una croata, cerca de
una irlandesa, y no muy lejos de una roja de todos lados, y la inevitable
ecologista.
Según cuentan testigos presenciales en esa plaza de épicos y
añejos hechos revolucionarios, los gritos de victoria más repetidos eran del
tenor del: “¡Allah Ouh Akbar!” O la más “asimiliada”, “¡ C’est la victoire des
Arabes!”, que no creo necesario transcribir al castellano.
Algunas observaciones en la red hablaban con indisimulada
satisfacción meláncolica : “ C’est le retour de la France black-blanc-beurs de
1998”, (hace alusión al acrónimo B-B-B, negro-blanco-moro
del penúltimo ocaso socialista del pasado siglo) evocando un salto atrás en el
tiempo propio de los tristes e incorregibles devotos antiimperialistas del
cretáceo ideológico.
Pero lo que más me ha llamado la atención de una escena, por
lo demás presentida en los últimos tiempos, es el ángulo escogido por el
fotógrafo (lapsus casual o elegido con una mala leche digna de
mejores empeños).
Como cabecera de la imagen y justo en el ángulo más notorio,
desde el punto de vista de la estructura formal de la misma, aparece una fecha.
¡1830!
En la historia contemporánea francesa y más concretamente en
un siglo como el XIX, en el que se recorrieron en ese país todas las casillas
disponibles del repertorio habido y por haber de los sistemas de gobierno, de
la República al Imperio, pasando por Restauraciones tanto monárquicas como
Imperiales para terminar en otra Repupblica, 1830 es la efemérides de dos
acontecimientos poco oportunos para mencionarlos el día de la vuelta de la
izquierda al poder en el solar vecino.
Uno, porque en Junio de ese año, con el bombardeo de Argel
por parte del almirante Dupperé y el consiguiente desembarco y conquista de la
ciudad por del general Bourmont, tiene lugar el desalojo de la potencia
colonial otomana, y da comienzo la colonización francesa de ese país.
Y dos, porque, al mismo tiempo prácticamente (Julio de 1830)
tiene lugar una de esas revoluciones liberales europeas, que tuvieron sus
prolegómenos en el Cádiz de 1812, en las que se restaura la monarquía. Liberal
pero monarquía.
Así que los alegres compadres de Sieur Hollande han elegido,
seguramente debido a su analfabetismo endémico, los vagos ecos revolucionarios
de la toma de una cárcel legendariamente tenebrosa en el imaginario de los
sansculottes, en la que por todo trofeo liberador encontraron a un par de
delincuentes famélicos y a un loco, y se retratan con ese aire farouche que
adoptan siempre los revolucionarios de pacotilla, justo bajo la fecha de dos
triunfos de sus teóricos adversarios.
Los colonizadores y los liberales.
Esta foto y su miserable anécdota no tendría cabida ni en
este ni ningún otro rincón seguramente más culto y ameno, si no fuera porque,
en mí modesta opinión, nos acerca un poco más, por si no tuviéramos suficientes
pruebas, a un próximo período histórico, me temo que poco pródigo en lo
intelectual y muy áspero en lo social. Esperemos que, al menos, sea breve.
Ojalá me equivoque.
Ya sabes don Luis lo que pienso al respecto: los franceses de raíces europeas y cultura cristiana, como los españoles, decidieron un buen día no tener más hijos o trocear los que concebían. El futuro pertenece a aquellos que tras nosotros existiran y desde luego la futura Francia se reirá a carcajadas cuando oiga "nos ancêtres les gaulois". Nosotros sólo tenemos un derecho, y es el de callarnos,yo el primero que a mi edad ni tengo un amor que me quiera ni me he reproducido. Hollande sabía perfectamente para quien hablaba y le han escuchado. Lo siento, porque sé que los del Front Subnormal se han alegrado mucho con la derrota de Sarkozy y que esperan en aguas turbias hacer ganancia. Alea jacta est, etc. como decía no sé qué viejo en una célebre ocasión.
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