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sábado, 4 de diciembre de 2010

Rebelión en el gallinero.

Está visto que ese pollo sin cabeza que parece ser el tal Julian“Vulture”Assange está corriendo alegremente con una antorcha en la mano por el polvorín de la diplomacia universal, lo que nos va a obligar a dedicarle más atención de la que se merece.

Remy Ourdan, periodista de “Le Monde”, acaba de revelar en una radio francesa algunos de los entresijos de la Reclicadora Multinacional de Basura Mediática (RMBM). Al parecer, de las 250.000 notas que han recibido los cinco diarios del “pool” monopolístico en la última remesa de chatarra diplomática, “solo” 2000 han sido seleccionados para su publicación.

Esto quiere decir que la pretendida “transparencia informativa”, pura, total y limpia de contaminación interesada (la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad), se transforma de hecho en, seleccionada, limitada y filtrada, por los clientes comercializadores que la ofrecen al público.

Un sanedrin de 120 periodistas fueron designados por ese cártel de minoristas del rumor, para ejercer un filtraje basado en encuestas, investigación de las fuentes, análisis, deontología periodística, etc, que rechaza los documentos sin fuentes evidentes, o poco fiables, o que son demasiado sensibles o arriesgados etc. Respecto de estos últimos, el periodista habla de las graves amenzas para la integridad física que habrían sufrido ya un centenar de personas.

¿Qué quiere decir todo esto? Pues bien, creo que está bastante claro. El poder descontrolado del pirata nihilista, al final, es vendido por algunos cientos de millones de lo que sea, a un consorcio de poderosas empresas de la comunicación, que se convierten de esa forma en los detentadores/administradores de ese poder, y que deciden lo qué se publica y lo qué no, además de discriminar el lugar y la oportunidad.

Según parece, este procedimento no responde al modelo “ideal” que se proponían llevar a cabo el gang de los filibusteros informàticos en un principio. Ese grupo de idealistas sin ideas habrían imaginado en su delirio anarquista que pondrían provocar la revolución del pueblo engañado y establecer con su apoyo entusiasmado un “Mundo Sin Mentiras”. Solo que para llegar a esas masas confundidas por el vil capitalismo se necesitaban medios. Los Medios de Comunicación. Y eso es algo que no se crea en la virtualidad de un computador. Una vez negociados los mutuos intereses con quien sí tiene esos medios, el resultado es el que está a la vista.

Las preguntas ahora son: ¿ha provocado disidencias en esa Hermandad de la Costa cibernética ese cambio de rumbo? ¿existen otras Islas de la Tortuga en la Red presas del frensí de la Sagrada Transparencia Total, y dispuestas a hacer llegar puras y sin interferencias las Verdades a su destinatario, la Asemblea Soberana del Pueblo? ¿Puede haber un renacimiento de la idea fundamentalista de la “Transparencia Radical”?

Tipos como nuestro héroe han existido desde la época dorada del anarquismo nihilista de los Ravachol, tirando bombas en los patios de butacas de los Teatros de la Ópera europeos de final del XIX. Actualmente, jóvenes que viven dentro de un ordenador veinticuatro horas al dia, siete días a la semana, y que retrasan demasiado, a causa de ello, su salida del huevo adolescente, representan, como en este caso, un evidente peligro para todos. Sobretodo en el supuesto de que en un descuido tengan una idea. Esa solitaria idea suele ser algo relacionado simultaneamente con una overdosis de narcisismo y los devastadores efectos de un angelismo redentor, adquirido en una de las numerosas almonedas ideológicas de todo a cien. Son unos santos.

Si el efecto neutralizador de un sucio dólar se interpone oportunamente en su rumbo de colisión, menos mal para todos. Lo malo, como siempre, son las fotocopias. Lo avatares, que casi siempre suben las apuestas para mear más lejos que el original.

Un pollo sin cabeza puede acabar cayendo en la cazuela. Lo malo es cuando el gallinero se juramenta para ir a cazar al zorro.

Y ni te cuento si además el zorro es “El Zorro”.

1 comentario:

  1. Resulta aterrador, tocayo, pensar en el daño que un individuo como Assange puede llegar a infligir a Occidente. Que lo haga como negocio o afición, ya me importa menos pero me parece muy interesante tu acotación. No tenía ni idea de lo que dice el periodista de Le Monde. Si es que al final, todo atado y bien atado...

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