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sábado, 9 de abril de 2011

Un estilo inconfundible : el de “El País”.

Iba a volver a comentar algunas cosas referentes a ese extraño conflicto de Libia, que cada día ofrece al lector interesado ángulos verdaderamente sorprendentes. Por ejemplo, las declaraciones de un militar profesional, que acompaña las “tropas rebeldes”, y que se asombraba ante hechos como este: “Después de alguna de las moderadas victorias de los insurgentes, la cantidad de munición que se gastaba en interminables orgías de tiros al aire, hacían imposible una progresión para la “explotación del éxito”, principio táctico elemental, ya que los combatientes tenían que esperar horas hasta restablecer su ya de por sí escasa potencia de fuego, con la llegada de alguna exigua caravana de abastecimiento de munición.” Lo dicho, una guerra muy, muy, extraña.

Pero, ante la lectura de unos reportajes sobre la actual recrudescencia de las agresiones terroristas desde la Franja de Gaza, que pueden dar lugar a otra intervención del Ejercito Israelí en la zona, no he podido evitar comentar el increíble ejercicio de manipulación que lleva a cabo el diario “El País”. Haciéndose eco del súbito incremento de los ataques palestinos, con lanzamientos de cohetes y disparos de mortero,este diario presentaba así los hechos:

“Una semana de intensos bombardeos israelís sobre Gaza, de lluvia de cohetes palestinos sobre Israel, de muertos civiles en la Franja, acompañada de un incremento de las amenazas por parte de responsables políticos y grupos armados han despertado en las últimas horas el fantasma de la Operación Plomo Fundido, la incursión israelí que dejó 1.400 palestinos muertos a su paso por la franja de Gaza durante las Navidades de 2008. La aviación israelí ha lanzado un ataque hoy contra el norte de la franja, donde asegura que ha destruido un depósito de armas perteneciente a Hamás, horas después de que dos cohetes Grad lanzados desde Gaza impactaran contra territorio israelí.”

El vulgar truco utilizado para la manipulción es tan sencillo como eficaz : consiste en establecer un “orden moral de aparición” de los protagonistas, en el momento de redactar del texto. En virtud de ese orden, el que figura en primer lugar es el “agresor” y el que viene detrás la “víctima”. La cual, claro, no tiene más remedio que defenderse de la citada agresión. ¿Adivinais quién figura siempre en primer lugar en estos relatos? ¡Bingo! Se trata de Israel.

“Intensos bombardeos ISRAELÍES/lluvia de cohetes PALESTINOS (…) RESPONSABLES POLÍTICOS/GRUPOS ARMADOS (…)la INCURSIÓN ISRAELÍ que dejó 1400 PALESTINOS muertos (…) La aviación ISRAELÍ ha lanzado un ataque (…)HORAS DESPUÉS de que dos cohetes Grad lanzados DESDE GAZA…”
Incoscientemente el lector hará una valoración inmediata respecto del papel de cada contendiente en el conflicto: “El que da el primero siempre es el agresor”. Y el colmo de este cínico juego se produce cuando dice: HORAS DESPUÉS DE, al final del útimo párrafo, en lugar de empezar la frase por el principio, o sea, por la causa del ataque aereo israelí: el lanzamiento de dos cohetes desde Gaza contra Israel.

Por otra parte, en una acción aíslada, los terroristas atacaron a un autobús público, hiriendo gravemente al único pasajero, un joven estudiante, y al chofer. El pie de la foto que muestra (foto) a unos militares israelís al lado de la carcasa del autobús la describe así: “Soldados israelíes pasan junto a un autobús contra el que IMPACTÓ un PROYECTIL DE MORTERO disparado desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel, en la carretera entre kibbutz de Nahal Oz y kibutz Saad”.

Cualquiera puede saberlo, pero por si acaso lo explicaré yo mismo; un proyectil de mortero cae desde arriba, vertilcalmente, al haber sido disparado por un arma de tiro parabólico o tiro por elevación. La precisión de un mortero es muy escasa y suele usarse saturando blancos concentrados, ya que suele “impactar un poco al azar”, dentro de un perímetro determinado. Cualquier militar se troncharía de risa ante la pretensión de alcanzar con un disparo de mortero a un blanco en movimiento. Pero esa ESCASA PRECISIÓN, precisamente, es la que proporciona una coartada, en este caso, al agresor: “un autobús alcanzado al azar”, en lugar de afirmar de que se trató, sin asomo de duda, de una AGRESIÓN PREMEDITADA CONTRA UN OBJETIVO CIVIL, como es un autobús.

Efectivamente, el impacto que se aprecia en la foto no está en el techo del autobus, como sería de esperar en el caso de un morterazo. Está claramente en el faldón vertical trasero del vehículo. Es, sin duda alguna, el impacto producido por el disparo directo –horizontal- de un lanzagranadas antitanque –seguramente uno de origen soviético denominado RPG7, comunmente usado por todas las milicias terroristas desde hace decadas. No se necesita ser muy malpensado para imaginar que ningún miliciano malgastaría una valiosa granada de carga hueca para herir únicamente a un chofer y a un crío. Lo más probable es que creyese que el autobús estaba lleno de civiles, y en ese caso “rentabilizarla”. Pero, a la “prudente” distancia desde la que efectuó el disparo no pudo comprobarlo.

“Bombardeos desde aviones y helicópteros, disparos de artillería procedentes de blindados y el lanzamiento de cohetes artesanales fueron algunas de las armas empleadas el jueves por el EJÉRCITO ISRAELÍ y los GRUPOS ARMADOS que operan en la franja de Gaza". Nuevamente, el “orden moral” de la redacción se hace presente; primero los bombardeos, luego los cohetes; con el “adorno” esta vez del adjetivo artesanales, referido a los cohetes de los terroristas. Ese es un recurso retórico seguramente eficaz, pero absolutamente impropio ya que los artefactos utilizados por los “mártires” yihadistas son, desde hace bastante tiempo, no armas “artesanales” como antes, sino perfectamente convencionales y de mortal eficacia dentro de sus moderados alcances, por el momento. El ejemplo lo constituyen los misiles Grad y Kassan, que si no están causando todas las víctimas que los asesinos esperaban se debe a las rigurosas medidas de autoprotección adoptadas por las poblaciones amenazadas.

Pero donde realmente ha brillado la “enviada especial”, ese portento de reportera que se hace llamar Ana Carbajosa, es cuando nos suelta : "La Yihad Islámica se responsabilizó además del lanzamiento ayer de tres cohetes tipo Grad, dos de los cuales ATERRIZARON en Bersheva, la gran ciudad del sur israelí, y un tercero cerca de la ciudad portuaria de Ashdod".

¡Extraordinario! La sofisticada tecnología armamentística del pueblo palestino ha conseguido llevar a cabo el prodigio balístico de que sus cohetes Grad, en vez de impactar, alcanzar o destruir sus objetivos, ATERRICEN seráficamente a su lado, como mensajeros de la ansiada paz. En serio, me parece intolerable que, en un organo de prensa que pasa por ser uno de los grandes rotativos de occidente, se le pague un salario, por ínfimo que este sea, a quien demuestra una ignorancia y una falta de profesionalidad como la exhibida por este ejemplar.

Claro que lo que parece desprenderse de este sorprendente caso, y de otros similares, es que la prioridad básica requerida para ser corresponsal en Oriente Medio tal vez sea la de profesar una devoción sin fisuras a la llamada causa palestina. En virtud de esa fé inquebrantable y libre de cualquier duda moral, la precisión, objetividad y veracidad de lo datos, dejan de ser la función esencial de la profesión del periodista, para ser sacrificados en el altar de la “justicia histórica” de la causa. A la que ¡aleluya! no solo se asiste como testigo remunerado, sino como activo militante. Desde butaca preferente. Y así, todos los días de Dios.

Para ilustrar todo esto hoy, y sin que sirva de precedente, os adjunto una serie de dibujos aparecidos en la prensa de la que estoy hablando, o en sus primas hermanas. Son ejemplos extraídos del muestrario de esa estupidez irresponsablemente judeófobica que nos rodea. Incluso en el ámbito de una actividad profesional, la de dibujante, que goza de una independencia editorial casi total dentro de las redacciones. Quiero decir que no está apenas condicionada por la línea ideológica del medio. Sus autores, a los que todos vosotros reconocereis, han sido y aún son parte de la “crème” del oficio. De hecho no conozco ningún ejemplo que apunte en sentido inverso. Y os lo digo yo, que sé de lo que estoy hablando.

Y es que he compartido mi tiempo, mi vida, durante años, con estas “perlas orientales”. ¿Cómo habré podido?

Me he salvado de puuuuro milagro…

1 comentario:

  1. Tienes mucha razón, tocayo, el próximo artículo de nuestros oxigenaos será más o menos del siguiente tenor: "Ana Frank, responsable del holocausto palestino". Todo el mundo sabe que en Israel hay hornos crematorios, campos de exterminio, etc. A los palestinos sólo los matan los israelíes -el rey Hussein de Jordania era un malvado judío de una dinastía hebrea, los Hachemitas, que controlaban la Meca- y además tienen orejas grandes y una nariz espantosa, y mataron a Cristo y al Santo Niño de la Guarda y conspiran para que el Barsa gane la liga -Joan Gamper fingía ser ario pero en realidad todos sabemos que se llamaba Yehuda ben Salomón... Podría añadir que tengo pruebas de que los judíos son los responsables de que se vendan palomitas de maíz en los cines, para que los inocentes niños españoles se pongan gordos y así el pueblo de Israel reina sobre la Tierra... Y como el holocausto de los indios de América empezó con Cristobal Colón, otro converso del judaísmo, deducimos que Israel no sólo exterminó a los palestinos sino a los indios americanos." Firmado: L. Progre.

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