Un reverendo (¿serà lo que aqui llamos cura?) estadounidense ha llamado a sus fieles a realizar un "auto da fe", consistente en la quema pública de libros del Corán.
La cuestión me sugiere una conjunto de sentimientos confusos. Por un lado, le repugnacia que todo akelarre me produce. Después, la resonancia histórica de acontecimientos similares que llevaron a cabo las masas totalitarias, no hace muchos años. También la terca supervivencia de esa nefasta fobia hacia la palabra escrita que llevamos adherida secularmente.Y, en este orden de cosas, la negación implícita de la libertad individual, que conlleva la suposición de que cada cual no es capaz de sacar sus própias conclusiones de la lectura, sin estar determinados por el destino fatal una coindidencia unánime de las mismas.
Ahra bien, la pregunta esencial es la que plantea si el Corán, aparte de su materalización concreta en un libro, es realmente UN LIBRO.
Sin el menor afán provocador, y consciente de su posible analogía excesiva, yo también me haría otra pregunata sobre si un manual técnico, que aleccione sobre la construción de bombas artesanales, debidamente editado, impreso y encuadernado es en realidad UN LIBRO.
El Corán representa más bien un protocolo total y completo para la conducta de los fieles de una religión, que basa su esencia en la consecución de un mundo fiel a esa creencia. Y, así mismo, la forma en que sus miembros deben contribuir a ese propósito, LUCHANDO contra todos los obstáculos humanos o no que se opongan a dicho fin.
Los principios morales universales sobre los que nuestra cultura ha edificado un mundo soportable, a pesar de sus problemas y contradiciones, están en conflicto radical con cualquier tipo de intransigencia y, precisamente por su carácter universal, incluyen a cualquier ser humano, independientemente de sus convicciones INDIVIDUALES.
En nuestra civilizacón la violencia no tiene por sí misma más carácter moral que el que deriva del juicio sobre su utilización. Si esta está inspirada por un acto agresivo, es ilegítima, y estaremos obligados moralmente a neutralizar dicha agresión con los medios adecuados, incluida la violencia defensiva.
¿ Podríamos plantearnos honestamente que la religión que se basa en el Corán contiene ESENCIALMENTE la agresión como un medio legítimo, para alcanzar sus fines ?
Ni soy un experto en el conocimiento del Islam, ni siquiera me planteo la necesidad de saber mucho más de lo que conozco para enfrentarme a esa pregunta.
Y esto es así porque el problema, desde mi punto de vista, no tiene carácter religioso.
Las religiones más importantes que conviven hoy con nosotros no intervienen en ninguna cuestión política, más allá de las convicciones particulares de las personas vinculadas a ella, y mucho menos no tienen un programa para la organización del estado.
No es este el caso del Islam, en el que, en la idea totalizadora de esa creencia, se incluyen TODAS las relaciones entre los fieles y, por lo tanto, establece la estructuras (religiosas, naturalmente) mediante las cuales esas relaciones se organizan.A ese conjunto de estructuras se le conoce por el nombre de ESTADO.
Esa religión se define, en consecuencia, como una TEOCRACIA.
Una vez establecido este principio, todos los debates o conflictos que nos relacionen con ella, deberán plantearse, lógicamente, en el terreno POLÍTICO y no en el de las creencias religiosas.
No se debate sobre cuestiones TEOLÓGICAS, sino sobre problemas CIVILES.Y entre ellos tal vez el más grave es aquel que afecta a conceptos tan básicos de nuestra civilación como es la declaración universal de los derechos humanos.
Cualquier análisis relativista de esos derechos, estará negándolos y aboliéndolos de hecho.
Soy de los que creo que la actual situación de las relaciones del mundo occidental con el Islám es, como todo, el resultado de la combinación de un sinfín de factores históricos, políticos, culturales, etc, y no de un complot específico urdido por ne se sabe que galáxia diabólica.
La cuestión clave es que la civilazión occidental se enfrenta a unos gravísimos problemas relacionados con el Islám, de los que no es menor de ellos la própia actitud pesimista y disolvente de algunos círculos ideológicos, cuya miopía no desentona con aquellas que, en otras épocas recientes, estuvieron a punto de llevar a nuestra civilación, al desastre.
Esperemos que también salgamos de esta.
Amén.
A tus acertados e interesantes comentarios puedes además añadir mi perplejidad por el hecho de que los medios lancen a la fama mundial a un chiflado.
ResponderEliminarHay millones de pastores protestantes y sacerdotes católicos y ortodoxos que NO se dedican a quemar ejemplares del Corán. Pero lo normal no es noticia...
La irresponsabilidad de los medios me parece cada día más grave. No digo que sea labor suya apagar conflictos, pero se supone que deben informar sobre ellos, no provocarlos. Es el síndrome Hearst: "yo pondré la guerra".
¡Aleluya! ¡ Por fin tengo un seguidor ! ¡Y que seguidor...!
ResponderEliminarWelcome on board mi querido tocayo.
¡Claro que añado tu observación!
No mucho más arriba comento el inseparable papel que reopresentan los medios de comunicación en todo conflicto, y su irresponsable actitud [en sentido literal] respecto de los mismos.
Lo dicho. Soy un privilegiado recibiéndote en este diminuto espejo de mí mismo.
Gracias.