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lunes, 23 de mayo de 2011

Dominique nique, nique …non mais, t’exagéres!

¿Os acordais de aquella chansonette un poco bobalicona de nuestra adolescencia? ¿De la Hermana Sonrisa? Claro. Lo que probablemente no conozcais es la triste historia de aquella monjita.Vereis, todo empezó en un convento belga de religiosas Dominicas en el que la hermana Luc–Gabriélle tuvo la idea de componer unas canciones que ayudasen a la enseñanza del Catecismo. Con lo que seguramente no contaba nuestra monja canora era con el éxito de sus obritas, en las que una avispada compañía discográfica intuyó pronto unas buenas posibilidades de ventas. Ya convertida en la Soeur Sourire, los éxitos, que se sucedieron durante un tiempo, proporcionaron al convento y la compañía discográfica unos notables ingresos que se dedicaron a obras benéficas, en el caso de la Orden.

Con el tiempo Luc–Gabriélle decidió que la vida monástica no era el mejor camino para ella, y se alejó de él, fundando una comunidad de religiosas laicas. No tuvo mucha fortuna con esta iniciativa y la compañía discográfica la obligó a cambiar el ya popular nombre de Soeur Sourire por el de Luc Dominique para sus nuevas creaciones. Todas estas novedades no favorecieron su carrera, de manera que las ventas decayeron. Se había pasado su cuarto de hora de fama. Pero lo peor estaba aún por llegar.

Los hados desfavorables, en forma de inspectores de hacienda, se abalanzaron sobre nuestra horoína. De los ingresos que la Orden había recaudado, no habían sido deducidos y liquidados los impuestos correspondientes. Ella no había guardado para sí ni un céntimo del capital producido por sus canciones, pero, para el fisco belga, era ella quien había cobrado de la compañía de discos. El gobierno belga emprendió un acoso furibundo de la monjita, reclamándole una suma equivalente a 200.000 euros actuales. Nadie acudió en su ayuda cuando se hizo insostenible su situación. El fisco rechazó escuchar sus razones, y ni la Orden ni las instituciones benéficas que habían utilizado esos fondos, le proporcionaron el recibo que la exonerase de la responsabilidad de haberese beneficiado de ellos.

Y nuestra pobre monjita, sobrepasada por ese aluvión de acontecimientos kafkianos, acabó suicidándose.

Y, ¿a qué viene esta triste historia, al día de hoy? Puesss… no lo sé muy bien. Tal vez porque acaba de producirse otra que, aunque todo paralelismo con ella sería un disparate, me ha hecho recordar a Soeur Sourire, y su cancioncilla. Fonéticamente. A veces las asociaciones de ideas se producen de una forma curiosa; algo similar a lo que nos sucede en nuestros sueños.

Por un lado, el ex–director gerente del FMI, Strauss–Kahn, se llama Dominique. Y por otro, el término “nique”, corresponde al modo imperativo de un verbo, de carácter vulgar y malsonante [“niquer”: fornicar], que se puso de moda hace unos años en los barrios “problemáticos” que rodean las grandes capitales francesas, a partir de la aparición de un grupo rapero que tomó como apelativo la jacarandosa expresión de “Nique ta Mére”, cuya traducción me excuso de llevar cabo.

El bueno de Dominique nunca se había distinguido hasta la fecha por cantar muy bien. Aunque “cantes”, lo que se dice “cantes”, parece ser que sí había dado los suyos, sobre todo, cuando había sentido el frú–¬frú de unas faldas en las proximidades. Nació rico. Con un padre, judío alsaciano y masón, así mismo ligeramente inclinado sobre los décolletés vertiginosos que le rodeaban en la intensa vida social, tanto en Marruecos como en Mónaco, a la que le obligaba su quehacer de asesor financiero y fiscal de grandes fortunas. De madre asímismo judía, periodista, de origen remoto ruso y próximo tunecino, tuvo una de esas juventudes que los que somos sus coetáneos calificamos de afortunadas cuando las vemos descritas por el F. Scott Fitzgerald de turno.

Tan afortunado era Dominique que, para que no le faltase de nada, se hizo de izquierdas.

Como diría mi amigo El Magnolio: “¡hay que joderse!”

Naturalmente una biografía así pasa indefectiblemente por Les Grandes Écoles. Es la base indispensable sobre la que apoyar un futuro de Cátedras, Ministerios, Asambleas Nacionales, Alcaldías, Gerencias del Fondo Monetario Internacional o candidaturas a la Presidencia del Estado Francés. Todo eso, siempre y cuando no se le ocurra a uno visitar una comisaría del Harlem neoyorquino o una celda de la prisión de Rickers Island y aunque posea una llave de seis millones de dólares para abrir la puerta y para pagarse una cadena de perro de algunos kilómetros de larga, que le permita ira a mear a alguna columna del South Manhattan. Porque resulta que, aunque parezca increible, un pobre juez de la Gran Manzana, que se pasa la vida ahorrando una parte de su sueldo, para mejorar un poco la miserable pensión que le espera después de un montón de años codeándose con lo peor de lo que hay por debajo de la miseria, ese pobre funcionario público digo, puede poner el punto final a la suntuosa biografía de uno de los “escogidos” del destino. Así. Como suena.

Parece mantira que a un mujeriego compulsivo, como este, no se le haya pasado por la imaginación que, para mear más lejos que nadie en su delirante competición consigo mismo, bastaría con contratar por Internet al chulo más caro de Nueva York, para que le propocionase a la pupila que él, como experto, considerase la más inaccesible para los simples aficionados a ese arte. El no hacerlo, aparte de poder costarle el pasar el último tramo de su prometedora existencia en el “trullo”, no puede demostrar más que este sujeto, a pesar de todos sus títulos, es un auténtico “capullo”. Una decisión así, por otra parte, le habría resultado infinitamente más barata que el demencial “numerito” que se ha montado. Pero es que aparte de ser una auténtico “pringao”, se trata de un desalmado violador al que habría que privar, de alguna forma, de aquellas funciones fisio–psicológicas hipertrofiadas que hacen de él un peligro público.

Camilo José Cela decretaría seguramente : “Una buena capa, y a otra cosa”.

En fín, seguir hablando de la vida y milagros de un tipo que, si ha podido batir algun Guiness World Record, este habrá sido sin duda el del “Mayor Payaso del siglo XXI”, no creo que merezca la pena.

Otra cosa, como siempre, son los efectos públicos y mediáticos del asunto.

Para abrir boca digamos que un 57% de franceses consideraron que esta joya de la corona es víctima de un super–complot internacional. “ Denunciar un complot es un mecanismo de defensa fácil. Se simplifica el problema dándole una forma clara y aceptable. Se obtiene de esta manera un salvavidas en un contexto de incertidumbre y angustia …/… Pero para que haya un complot hace falta un grupo organizador trabajando en secreto, un objetivo, un plan de acción y un beneficiario, y aquí no hay nada de todo esto…/… Los denunciantes del complot o de la maquinación no pueden responder claramente a la pregunta de “¿A quién favorece el crimen?” El único beneficiario de la hipótesis complotista es el mismo DSK, ya que aparece como víctima”. Quien así habla es Pierre André Taguieff, historiador y sociólogo, especialista en desmontar teorías de complots famosos, como “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, en declaraciones hechas al semanario Le Point.

Esta inexplicable actitud exculpatoria, por parte de una gran proporción de franceses, que son reflejadas en encuestas publicadas en diversos países, está induciendo una dudosa reputación internacional al pueblo francés, próxima de la de los machos retrógrados que razonan todavía en función del derecho de pernada. Unos franceses que, por otra parte, se lamentan del acoso a la imagen externa de Francia que llevan a cabo los medios de comunicación extranjeros, no dándose cuenta de que están pegándose un tiro en el pié al no considerar que en el evidente naufragio de esa imagen externa la única vía de agua es precisamente monsieur DSK . Eva Cantarella, editorialista de renombre del “Corriere de la Sera”, titula su editorial del viernes pasado : “El hombre predador y la violación “viril” : un odioso mito que nos remite a Zeus”. En él denuncia esa dudosa cualidad, más francesa incluso que italiana, del predador macho y conquistador, en virtud de la cual la virilidad y la infidelidad serían los atributos del hombre poderoso y secretamente admirado. Como Mitterand. Como Bill Clinton. Como Chirac…como DSK.

Claro está, la prensa francesa, en especial la de izquierda, no acaba de encontrar radicalemente condenable el supuesto delito de violación atribuido a DSK. No tuvieron tanto reparo en condenar a Berlusconi del que, por más repugnante que sea su conducta, no se tienen noticias de que haya intentado nunca violar a nadie. Esa prensa francesa de izquierdas que montó todo un espectáculo reprochándole a su presidente, Sarkozy, el haber gastado algo así como 5000 euros en el Fouquet`s para celebrar su elección, ha torcido el hocico ante una justicia que ha dado a conocer lo que significa para ella la igualdad ante la ley. Considera que la sub–cultura americana exagera un poco dando más crédito a la versión de una camarera que a la de un miembro de la elite progresista europea. Respecto de los $ 6.000.000 que ofreció DSK al juez, en metálico y en fianzas, para poder ducharse fuera de la celda, los comentarios de los medios progresistas han sido solo de satisfacción y alivio. ¡La izquierda saluda al capital!

Se comenta en los cenáculos políticos franceses que podríamos pensar con escaso riesgo de equivocarnos que, de ser DSK juzgado en Francia por los mismos supuestos delitos, la pena no rebasaría la de un año de prisión en libertad vigilada y unos 3000 euros de indemnización para la camarera. Lo dicho, ¡le falta mucha finezza a la justicia americana!

Como repetiría mi amigo El Magnolio: “¡hay que joderse!”

1 comentario:

  1. Mon cher, es que en Francia somos mucho más condescendientes y especialmente con la gauche caviar; sería distinto caso de que DSK perteneciera a la droite sardine. Si las oscuras golondrinas de la bande à Mitterand volvieran a nuestros balcones sus nidos colgar, ¿volverían los Dumas con sus republicanas meretrices? ¿Los Papa M'a dit si no unigénitos desde luego bienamados? ¿Los viajes presidenciales a Toledo para saludar, vite fait bien fait derrière les fagots, al amor de turno? Si DSK se hubiera tirado la camarera después de proporcionarle porros, pastillas y alcol y la camarera tuviera 13 años, el noble financiero sería émulo de Roman Polanski, ese genio; si hubiera jugado a que un niño o una niña de cuatro años le tocara el pito-ito-ito, habría sido comparado con Daniel Cohn-Bendit, ese santo; y si en lugar de ser una camarera fuera un camarero, muy joven y de pago, sería el bueno de Dominique ministro de la Cultura de Sarkozy. Frederic, nique, nique.

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