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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Vayamos Orientándonos

Pues bien mis queridos cofrades, un angelito musulmán de 13 añitos acaba de denunciar, por medio de su familia, a su profesor de geografía en un instituto de La Línea, por haber insistido en seguir hablando del jamón en clase, después de que el jóven devoto del Islam le hubiese apercibido de no hacerlo.

A lo que parece la cosa iba de clima; y el profesor José Reyes consideró acertado mencionar a la villa granadina de Trévelez, como ejemplo de lugar con clima más bien fresquito. Creyó que un ejemplo de las ventajas que acompañan a un clima semejante quedarían palmariamente demostrados, al mencionar a sus alumnos que los resultados gastronómicamente exquisitos que se obtienen en el jamón serrano, se deben en buena parte al clima seco y gélido del lugar.

¡Ah, no! ¡Eso sí que no…! ¡De cerdo nada! ¡Ni como impuro ejemplo! ¡Que se empieza con un ejemplito de nada y se acaba montando una Cruzada! El alevín de imán llamó la atención al profe sobre la incorrección política del hecho y ante la, primero perpleja y luego severa, advertencia sobre que quién dirigía la clase era el profesor, callose el nazarí, rumiando su implacable e inminente venganza sarracena.

Más tarde, cuando esta llegó en forma de denuncia ante las autoridades, el asombrado maestro se encontró frente al disparate de tener que declarar ante la policía y el juez, por un pretendido delito de falta de respeto a una religión. Religión que ya no se conforma solamente con conseguir, por ejemplo, que los símbolos de una cultura (sí amigos, una cultura, no solo una religión) hayan desaparecido de los ámbitos de la enseñanza, sino que ha emprendido entusiasmada la misión de imponer sus preceptos canónicos al resto de los ciudadanos del país en el que viven y del que reciben educación gratuíta.

¡Ojito con lo que se nos está anunciando …! Para que vayais preparando el pandero, os ilustraré un poco. Y gratis. Habitualmente en nuestro país, solemos hablar demasiado de oídas. En torno a este espinoso tema, eso se acabó. Lo que vais a leer a continuación, si teneis paciencia, son algunos preceptos religiosos del derecho islámico escogidos, tal como están expresados literalmente en los libros de Su Santidad el Ayatollah Khomeiny: “El Reino del Docto (Valayaté–Faghih), La Llave de los Misterios (Kachfol–Asarar) y La Explicación de los Problemas (Towsihol–Masaël)”, todos ellos traducidos al francés por Jean Marie Xavière (Editions Libres Hallier, 1979) ¡Oido cocina!

De la pureza y la impureza.

1.– Once cosas son impuras: la orina, los escrementos, la esperma, los huesos, la sangre, el perro, el cerdo, la mujer y hombre no musulmanes, el vino, la cerveza y el sudor del camello que come basuras.
15.– Todo hombre o mujer que niegue la existencia de Dios, o que crea en sus semejantes, o bien que no crea en su Profeta Muhammad, es impuro ( de igual forma que los excrementos, la orina, el perro, el vino etc) y lo es asimismo si pone en duda sus principios.
16.– El niño impúber es impuro si sus padres y sus abuelos no son musulmanes, pero si hay un musulmán entre sus antepasados, es puro.
18.– El vino y todas las bebidas enervantes son impuras, pero el opio y el haschich no lo son.
23.– El hombre que haya eyaculado durante el coito con una mujer que no sea la suya, y que eyacula de nuevo haciendo el coito con su legítima esposa, no tiene derecho a rezar sus oraciones si se encuentra sudoroso. Pero si lleva a cabo el coito con su mujer legítima y después con una ilegítima, puede hacer sus oraciones incluso si está está sudando.

De la purificación.

f).– El Islám. El hombre o la mujer no musulmanes que se hayan convertido al Islám tienen automáticamente el cuerpo, la saliva, las secreciones nasales y el sudor puros. En cuanto a sus ropas, si estas han estado en contacto con un cuerpo sudoroso antes de su conversión, continuarán siendo impuras.
I).– Los restos de comida del perro, del cerdo y de la mujer o el hombre no musulmanes, son impuros.

Del matrimonio, el adulterio y la relaciones maritales.

1.– La mujer puede pertenecer al hombre de dos maneras: en el matrimonio contínuo o en el matrimonio temporal. Para el primer caso no es necesario precisar la duración; en el sgundo caso se indicará, por ejemplo, que se trata de un período de una hora, un día, un mes o un año como máximo.
7.– Toda hija mayor, es decir que sepa distinguir su interés, para casarse, si es virgen, debe obtener la autorización de su padre o su abuelo paterno. El permiso de su madre o su hermano no es preciso.
22.– La mujer musulmana no puede casarse con un no musulmán; el hombre musulmán no tiene tampoco derecho a esposar a una mujer no musulmana en matrimonio contínuo. Pero puede tomar a una mujer judía o cristiana en matrimonio temporal.
25.– La madre, la hermana y la hija de un hombre que ha sido sodomizado por otro hombre no pueden contraer matrimonio con este último, incluso si los dos, o uno de ellos es impúber; pero si el que ha sufrido el acto no puede probarlo, su madre, su hermana, o su hija pueden hacerlo.
27.– Si el hombre sodomiza al hijo, al hermano o al padre de su mujer después del matrimonio, ese matrimonio será válido.
28.– La mujer que ha contraído matrimonio contínuo no está autorizada a salir de la casa sin permiso de su marido; debe estar a su disposición para cada uno de sus deseos, y no puede rehusarle sin una razón válida. Si es totalmente sumisa, el marido debe asegurarle su alimentación, su vestido y su alojamiento, aunque no tenga medios para ello.
33.– El marido debe tener una relación con su mujer, al menos, una vez cada cuatro meses.
45.– La mujer debe ocultar su cuerpo y sus cabellos a la mirada de los hombres. Está muy recomendado que lo haga incluso ante los niños impúberes si sospecha miradas lujuriosas.
51.–Si un hombre o una mujer se ven obligados, para prestar servicios sanitarios, a mirar las partes genitales de alguien, deben hacerlo indirectamente, en un espejo, salvo en caso de fuerza mayor.

Del divorcio.

7.– La mujer que no haya cumplido nueve años, o la mujer menopaúsica, pueden volver a casarse inmediatamente después del divorcio, sin necesidad de esperar los cien días habitualmente obligatorios.
13.– Si el padre o el abuelo paterno de un niño le hacen esposar a una mujer en un matrimonio temporal, pueden anularlo prematuramente, en interés del niño, aunque ese matrimonio haya sido concertado antes de la pubertad del mismo.

Etc,etc,etc…

¿Bonito eh? Pues ahí donde lo tenéis, nada menos que mil millones de monos desnudos rigen sus vidas a partir de estas simpáticas reglas, y no parecen renunciar a su propósito de hacernos participar a todos los demás de sus notorias ventajas. Pertenecen a una de las civilizaciones con las que, al parecer de nuestros dirigentes, tenemos que aliarnos.

Por cierto, las alianzas, que yo sepa, suelen ser tratados estratégicos útiles en estados de conflicto, que se pactan contra un enemigo común. Me pregunto contra quién tenemos que pactar esta famosa alianza…

¡Ah ya…! ¡Que idiota soy…! ¡Pero si es evidente…!

¡Contra nosotros mismos!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Alguien tiene un herbicida?

Un kamikaze islamista acaba de subir al paraíso desde Estocolmo. Sin llevarse con él a ningún infiel esta vez, afortunadamente. Es un tal Taimur Abdelwahab. Esta perla mahometana, de 29 años, era, según una web islamista, un extremista sunnita irakí que residía (¡ojo al dato!) pacíficamente en Bedfordshire, Inglaterra. Casado polígamo, y padre de dos hijos, buscaba desde su residencia en esa localidad inglesa, otra (¡) esposa musulmana nacida en el Reino Unido.

Según estas fuentes, llegó a ese país en 2001 para estudiar, después de vivir en Suecia desde 1992. O sea, que era un buen ciudadano sueco, a todos los efectos. De momento, y hasta que termine la investigación por parte de las autoridades suecas, no se sabe si su hazaña se preparó en Suecia, en Gran Bretaña, o en Mesopotomia, ni si respondía a un acto organizado apuntando a Suecia o a Europa, o si se trataba de una iniciativa personal del angelito, motivada por algún desengaño amoroso.

Lo que es indispensable tener en cuenta, a la hora de valorar actos como este, son los datos que lo rodean y su analogía con los concurrentes en numeros otros países europeos.

Suecia acoje una numerosa comunidad irakí, tanto kurda como árabe, cristiana y musulmana, fugitivos de Saddam Hussein antes de la guerra, pero también de refugiados que huyen de las matanzas originadas por las luchas inter–religiosas de la época posterior a la misma. Ese es el contexto en el que el atentado ha tenido lugar.

Una simple extrapolación de esos datos a cualquier sociedad europea actual, nos mostraría unas analogías inquietantes. He leído una estadistica publicada hace un año en Holanda, que proyectaba un futuro estremecedor. En 2050, los musulmanes con derecho a voto, reunidos en un partido islamista, obtendrían la mayoría parlamentaria en ese país.

Seamos serios. Todos sabemos que cualquier organización clandestina, en cualquier lugar y circunstancia histórica, necesita que se dé una condición indispensable para su creación y sostenimiento; la colaboración activa o pasiva de la población en cuyo seno opera. Cuando una guerrilla se queda sin apoyo popular se desvanece. Ejs.: maquis español de la posguerra. La guerrilla guevarista de Bolivia. Banda de Baader. Brigadas Rojas, etc. Por el contrario, cuando ese apoyo tiene lugar, las posibilidades de supervivencia dependen ya, únicamente, de otros factores. La Resistencia Francesa, antes de que una legión de oportunistas bloquearan sus oficinas de reclutamiento al final de la Ocupación, eran cuatro gatos; pero, sostenidos por la población civil, hicieron posible, entre otras cosas, el desembarco de Normandía. Asimismo, muchas de las caídas de sus miembros se debieron a las delaciones de sus conciudadanos petenistas.

Ahí está el núcleo del problema. La población europea, si exceptuamos a los aprendices de brujo de los anti–sistema y algunos hermanos cofrades de izquierdas, no prestaría apoyo ninguno a los islamistas, e incluso colaborarían voluntariamente en la desarticulación de sus organizaciones. Pero eso es muy dificil. ¿Cual es la cuestión, entonces? Parece simple. Otro importante segmento de población, musulmana esta vez, está estableciéndose a gran velocidad en estas sociedades, con tasas de nacimiento tercermundistas, formando núcleos de fuerte homogeneidad socio–religiosa, en los que nuestros héroes se mueven como pez en el agua.

Vuelvo a subrayar que la colaboración puede ser ACTIVA o PASIVA. No hablemos ahora de esas escuelas de mártires que son muchas mezquitas. Con el simple hecho de no esforzarse en defender la sociedad abierta que los ha acogido, dejando claro a los asesinos que corren riesgo de ser descubiertos y denunciados, ya se está cooperando pasivamente en su actividad criminal. A ellos, la tranquilidad de saberse seguros entre correligionarios, le es suficiente.

A propósito de esos musulmanes que se declaran contrarios a los métodos terroristas, y a los que hemos dado el nombre de “moderados”, ¿cuantas veces hemos oído a nuestros amigos vascos, nacionalistas moderados, tratar simplemente de “pelmazos” a sus conciudadanos de la ETA? Pero…¿ a cuántos han denunciado?¿Cuántos “nazis moderados” ha conocido nadie, en su época? Planteo estas analogías con plena concienciecia de su potencialidad provocadora, pero, si me perdonaís la falta de correción política, las razones que me hacen detestar una teocracia como la del Islam son idénticas a aquellas que siempre identifiqué en el nazismo o el comunismo.

Un alemán en 1933, y que no era afiliado al Partido Nazi, podía hablar pestes de ellos, mientras les votaba. Y esto, por idénticas razones por las que no le gustaba el aceíte de ricino; porque era un aficaz remedio, aunque muy amargo. El simple hecho de considerar a “algo” un mal menor, es lo mínimo que necesita ese “algo” para existir y desarrollarse. Ya sabrá recompesarles cuando haya triunfado. Probablemente con un bonito poste del que colgarlos. Los “moderados” son un elemento básico en los planes de los “radicales”. Por montones de razones; de entre las cuales, no es la menor la de obligarnos, a los demás, a establecer unos límites de distinción entre ambos, borrosos y de anchura variable, en los que, además, se prescriben guantes de delicada cirugía a los encargados de intervenir contra los malos. Y estos, que conocen el dedillo las debilidades de las sociedades abiertas, suelen partirse de risa mientras recitan antes de acostarse, “gato con mitones no caza ratones, law sá lláh”.

Estamos empezando a cosechar los frutos de una política suicida y, en fin… creo que ya va siendo urgente determinar dónde se sitúa cada cual, en un asunto cuya gravedad requiere que esto se haga de forma precisa y sin complejos. El Islam representa un sistema totalitario de sumisión individual, determinado por normas de naturaleza jurídica, económica y política, de cuyas consecuencias prácticas ya tenemos suficiente y dramática experiencia. Son esas consecuencias las que han hecho de mí un islamófobo. Reconozco humildemente que esa fobia, como todas las fobias, obedece a un temor difuso e irrefrenable hacia la barbarie que los fieles a ese sistema están llevando a cabo desde hace más de quince años. Y, consecuente con ese temor, me pregunto qué medidas precisamos tomar para impedir que se extiendan por nuestro huerto esas plantas invasoras.

Si mi diagnóstico se revela acertado, con respecto a las minorías musulmanas en Europa, y certificándolo con el inquietante asombro que me produce la perfecta mimetización que luce el mártir de la foto, creo que los estados europeos en su conjunto deberían dar alguna solución al problema. Lanzando, por ejemplo, un ultimatum a los residentes musulmanes. Un ultimatum en el sentido de obligarles a contribuir inequívocamente a la defensa de nuestras/sus sociedades, mediante la búsqueda y delación, en un plazo prudencial pero urgente de tiempo, de los terroristas potenciales a los que ellos están en inmejorable situación de indentificar, si tienen la voluntad de hacerlo. Naturalmente, bajo el apercibimiento de ser expulsados si su colaboración se mostrase manifestamente poco entusiasta o ineficaz. Y a continuación, en su caso, ejecutar la amenza sin temor ni mala conciencia.

Nuestro secular miedo a pensar; a hablar sin tapujos de ciertas cosas, es otro factor con el que cuentan estos mujaidines; y por si todo esto fuera poco, además de nuestras propias fronteras tenemos otras que nunca deberíamos olvidar, ni dejar de defender. Esas fronteras son las del estado de Israel. Todo esto podría llegar a ser definitivamente terrorífico si por desgracia, un mal día, nuestro primero y más eficaz escudo en origen colapsase a manos de los malos. Si Dios existe no lo permitirá.

Y si lo vuelve a permitir… tendrá que vérselas conmigo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los bordes de l@s bordes.

Aunque parezca mentira, ciertas actitudes me irritan hasta tal extremo que me sorprende que esté perdiendo mi tiempo escribiendo sobre ellas. Es el caso de esas expresiones que perpetran tan a menudo algunos (o algunas) personajes públicos, y me pregunto porqué lo hago. Creo que el motivo es una mezcla de perplejidad ante el hecho y, al mismo tiempo, el reconocimiento amargo de su implacable lógica.

Ese prodigio de sutileza y matización que es nuestra actual Ministra de Sanidad, ilustre miembra de la estirpe de los Pajín, sin que se le desordenase ni un pelo de su lacia melena, ha declarado recientemente: “ ¡ Solo faltaría que una ministra no pudiese nombrar a quien le salga de los cojones…!”. Lo hizo en respuesta a la pregunta de un periodista sobre el nombramiento de una “colega” para el cargo de Directora General de no sé qué, careciendo, al parecer, del más mísero mérito académico o funcionarial.

Como digo, no sé qué me deja más perplejo; si la contundencia de ese tipo de ladrido, propio de un capataz de cargadores de muelle de los de antes, en boca de una señora, o la insospechada permanencia en el tiempo de un cierto estilo de radical–precursora–del–feminismo–militante, de los lejanos años setenta. Tengo grabado, en la carpeta de mis recuerdos más añejos de aquellos años, la imagen de ciertas chicas universitarias tratando porfiadamente de incrustarse en las bandas “progues” masculinas, exhibiendo a este fin un catálogo de ordinarieces léxicas, a cada cual más cruda e inoportuna. Por otra parte, solían impresionar escasamente a aquella tribu de machistas inveterados, si exceptuamos a aquellos que no ligaban mucho y cifraban sus esperanzas de comerse una rosca, mediante el conocido truco de mostrarse muy interesados por su santa ira reivindicativa.

A veces, trato de imaginar el origen de la caja de grillos en la que estamos viviendo y la única explicación, no muy convincente, es la siguiente. La gente de mi generación no nos damos cuenta de que los años sesenta, entre otras muchos desastres, instituyeron una especie de modelo mítico de “juventud rebelde” que cada generación reclama, no sé si como derecho o como obligación. Es algo así como lo que significaba el servicio militar. Una inevitable experiencia por la que hay que pasar por el simple hecho de tener diecinueve años.

Claro que a los protagonistas de aquellos acontecimientos hay que reconocerles dos cosas como mínimo; primero, el dudoso mérito de ser los genuinos autores de un “invento” sin precedentes, y luego, que los adversarios contra los que se rebelaban poseían una sólida autoridad intelectual, ante la que se hacía indispensable pertrecharse de unos buenos recursos y conocimientos culturales que permitiesen debatir con ellos con un mínimo rigor.

La ola generacional que sucedió a la de los sesenta carecía de todo ello. Y encima surgió, en España, en los jubilosos años de la transición, con lo que fué desarrollando su propia épica en una especie de verbena vital permanente, hueca y carente de cualquier mínima aportación apreciable, llamada “la movida”, refugio de toda la mediocridad existente. Añadamos al lote la impagable aportación, para la indispensable adquisición de un lenguaje propio, llevada a cabo por algunos oportunistas literarios, como el sobrevalorado Paco Umbral y su legión de lameculos, y estaremos muy cerca de la revelación.

Debo declarar, con bastante rubor, que la aparición en los años de la agonia de la dictadura de una revista como Hermano Lobo, que era una transcripción manchega de la francesa Charli Hebdo, me produjo el mismo entusiasmo que casi todo aquello que representaba una mínima novedad en nuestra desolación. Hoy, una vez más, me doy cuenta de que todas aquella mínimas satisfacciones encerraban una bomba de relojería cultural, cuyas consecuencias estamos sufriendo actualmente.

La carga transgresora que podía tener un lenguaje arrebatado a la subcultura semi–delincuente, bautizado con el nombre de “cheli” y semánticamente más “vil” que vulgar, estaba perfectamente identificada, dentro de la complicidad compartida por gente de un cierto nivel cultural, como un arma eficaz contra la cultura oficial. El problema apareció cuando más tarde esa misma carga, que no tenía ya nada que transgredir, enrraizó en unas generaciones cuyo andamiaje intelectual empezaba a sufrir las calamitosas consecuencias de los sistemas educativos llamados “liberales”.

Finalmente, la inadecuación de algo que no era, en origen, más que una seña de identidad de un colectivo concreto en un momento concreto, provocó un efecto inesperado y catastrófico, al convertirse en el único y mísero patrimonio de una generación que creció consentida y festejada hasta el absurdo, por sus “modernos”progenitores. Los resultados están a la vista.

Solo que ahora son ministros

martes, 7 de diciembre de 2010

Por Navidad sube el pescado.

“La teoría de que el MOSSAD habría soltado (en la mar) el tiburón mortal para pertubar el turismo en Egipto no está descartada, pero llevará tiempo confirmar esa información”
Tomaros el trabajo de visitar egynews.net( si sabeis arabe. Sino, podeis creerme, palabra), y os encontrareis con estas sensacionales declaraciones del señor Mohamed Abdel Fadil Choucha, gobernador del Sur del Sinaí, y que hacen referencia a la trágica pérdida de dos vidas humanas, un hombre y una mujer alemanes, como consecuencia de un ataque de tiburones en las playas de la zona turística de Charm–el–Cheikh, en el Mar Rojo.

El legendario servicio secreto israelí debería cobrar algún royalty a esa multitud de autores de la interminable saga de fantasías delirantes que inspira. Sobre todo, dentro del ámbito de la judeofóbia incurable de algunas sociedades.

Lo cierto es que desde hace bastante tiempo, se detecta una afición creciente, por parte de los miembros y miembras de la cultura de todo a cien, por todo lo no comprobable. OVNIS, ocultismo, secretísimos complots que, por otra parte, todo dios conoce, filtraciones de oscuras oficinas anónimas, y la carabina de Ambrosio… Cualquier estrafalaria superstición tiene más credibilidad que las noticias corrientes. En consecuencia, las empresas que viven de suministrarlas están aumentando gradualmente sus dósis de rumores, emboscándolos con el sencillo recurso de no citar las fuentes; y apoyando ese truco en el sempiterno derecho al secreto profesional (que antes tenían solamente los curas).Veáse WikiLeak

Nitsztche, no sabía la que estaba montando matando a Dios.

La historia de esa plaga mítica que son las masas consagró, con su aparición en el siglo XIX y con sus medios de comunicación, una vieja tendencia, tan antigua como nuestra raza de primates espabilados, que consiste en el enfrentamiento de la ciencia y el conocimiento con la magia y la superstición. Cuando yo era niño, los malos de las aventuras, ya tuvieran lugar en la selva, en Roma, en el Oeste o en el mundo de Flash Gordon, eran los científicos, o su trasunto correspondiente en esos diferentes contextos. Lo que daba miedo era todo aquello que, procedente del trabajo de la mente, no estaba al alcance de la cortita mente de los héroes.

¡Ah! Pero como se observaban tercos fenómenos inexplicables, la solución era atribuirlos a la maldad de quien trataba de desentrañarlos con la razón. Lo intolerable de las explicaciones científicas era que nos privaban de los misterios. ¿Y cómo vamos a vivir sin misterios, de los que colgar nuestras obsesiones? Es absolutamente necesario que las cosas sean inexplicables para poder imaginar respuestas fuera del sentido común. Y, claro, para que se pueda creer en ellas hay que inventar complots, seres implacables en su retorcida maldad, monstruos degenerados que persiguen nuestra perdición. Que es lo divertido.

Hemos matado a Dios porque necesitabamos a un Demonio libre de competencia.

¿Qué es el MOSSAD? Fácil. El MOSSAD es la última consecuencia del conocido complot de los Sabios de Sión a los que no les hemos ajustado aún las cuentas, y que siguen con su inagotable afán de conquista y destrucción del mundo. Todopoderoso servicio de inteligencia, detrás de cuyos legendarios logros se esconden las mentes más perversas de la humanidad. La prueba más fehaciente de este hecho estriba en que un pueblo como el judío, cuyo destino secular, conocido por todos, era el de errar sin descanso sobre la faz de la tierra y recibir su merecido castigo como pueblo maldito, ha conseguido modificar ese destino y muestra, contra natura, la intolerable arrogancia propia de un pueblo como los demás.

Frente a la franca valentía que aníma a los héroes y mártires de la fé islámica, luchando abiertamente y dejándose la vida en actos de una bravura incomparable, como cuando se inmolan en un autobús de escolares, el MOSSAD planea sin reposo en las oscuras oficinas de su secreto culpable, como entrenar a un tiburón sionista para que reparta dentelladas entre los ricos turistas que contribuyen generosamente al progreso de las víctimas del Mal.

La verdad es que estoy empezando a sospechar que los del MOSSAD son tan listos que, en realidad, solo hacen la mitad de lo que hacen. La otra mitad se la inventan sus enemigos. Debe ser ese sentido innato para la economía que se atribuye frecuentemente a los judíos. Pero,claro, la mala noticia es que, cuando uno se imagina que alguien puede estar formando militarmente a los marrajos, encuadrándolos en divisiones submarinas de ataque, empieza a temer que la siguiente remesa de reclutas pueden ser los salmonetes, y entonces, ataros los machos con los precios.

Ríete tú de la subida del besugo en Navidad

sábado, 4 de diciembre de 2010

Rebelión en el gallinero.

Está visto que ese pollo sin cabeza que parece ser el tal Julian“Vulture”Assange está corriendo alegremente con una antorcha en la mano por el polvorín de la diplomacia universal, lo que nos va a obligar a dedicarle más atención de la que se merece.

Remy Ourdan, periodista de “Le Monde”, acaba de revelar en una radio francesa algunos de los entresijos de la Reclicadora Multinacional de Basura Mediática (RMBM). Al parecer, de las 250.000 notas que han recibido los cinco diarios del “pool” monopolístico en la última remesa de chatarra diplomática, “solo” 2000 han sido seleccionados para su publicación.

Esto quiere decir que la pretendida “transparencia informativa”, pura, total y limpia de contaminación interesada (la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad), se transforma de hecho en, seleccionada, limitada y filtrada, por los clientes comercializadores que la ofrecen al público.

Un sanedrin de 120 periodistas fueron designados por ese cártel de minoristas del rumor, para ejercer un filtraje basado en encuestas, investigación de las fuentes, análisis, deontología periodística, etc, que rechaza los documentos sin fuentes evidentes, o poco fiables, o que son demasiado sensibles o arriesgados etc. Respecto de estos últimos, el periodista habla de las graves amenzas para la integridad física que habrían sufrido ya un centenar de personas.

¿Qué quiere decir todo esto? Pues bien, creo que está bastante claro. El poder descontrolado del pirata nihilista, al final, es vendido por algunos cientos de millones de lo que sea, a un consorcio de poderosas empresas de la comunicación, que se convierten de esa forma en los detentadores/administradores de ese poder, y que deciden lo qué se publica y lo qué no, además de discriminar el lugar y la oportunidad.

Según parece, este procedimento no responde al modelo “ideal” que se proponían llevar a cabo el gang de los filibusteros informàticos en un principio. Ese grupo de idealistas sin ideas habrían imaginado en su delirio anarquista que pondrían provocar la revolución del pueblo engañado y establecer con su apoyo entusiasmado un “Mundo Sin Mentiras”. Solo que para llegar a esas masas confundidas por el vil capitalismo se necesitaban medios. Los Medios de Comunicación. Y eso es algo que no se crea en la virtualidad de un computador. Una vez negociados los mutuos intereses con quien sí tiene esos medios, el resultado es el que está a la vista.

Las preguntas ahora son: ¿ha provocado disidencias en esa Hermandad de la Costa cibernética ese cambio de rumbo? ¿existen otras Islas de la Tortuga en la Red presas del frensí de la Sagrada Transparencia Total, y dispuestas a hacer llegar puras y sin interferencias las Verdades a su destinatario, la Asemblea Soberana del Pueblo? ¿Puede haber un renacimiento de la idea fundamentalista de la “Transparencia Radical”?

Tipos como nuestro héroe han existido desde la época dorada del anarquismo nihilista de los Ravachol, tirando bombas en los patios de butacas de los Teatros de la Ópera europeos de final del XIX. Actualmente, jóvenes que viven dentro de un ordenador veinticuatro horas al dia, siete días a la semana, y que retrasan demasiado, a causa de ello, su salida del huevo adolescente, representan, como en este caso, un evidente peligro para todos. Sobretodo en el supuesto de que en un descuido tengan una idea. Esa solitaria idea suele ser algo relacionado simultaneamente con una overdosis de narcisismo y los devastadores efectos de un angelismo redentor, adquirido en una de las numerosas almonedas ideológicas de todo a cien. Son unos santos.

Si el efecto neutralizador de un sucio dólar se interpone oportunamente en su rumbo de colisión, menos mal para todos. Lo malo, como siempre, son las fotocopias. Lo avatares, que casi siempre suben las apuestas para mear más lejos que el original.

Un pollo sin cabeza puede acabar cayendo en la cazuela. Lo malo es cuando el gallinero se juramenta para ir a cazar al zorro.

Y ni te cuento si además el zorro es “El Zorro”.

viernes, 3 de diciembre de 2010

El Tomate cósmico.

Cualquier día de estos, alguien nos anunciará entre estridentes toques de trompetería triunfal que, como dijo aquel ins–Pirado ministro franquista, : “Tras largos años de permanencia al borde del abismo, acabamos de dar un definitivo paso adelante”.

El galopante deficit intelectual que avanza paralelo al económico en el mundo occidental, acaba de recibir un empujón inesperado, que no por poco novedoso deja de alegrarnos esta vida nuestra ávida de primicias.

El rumor; esa indispensable componente eterna de la vida de los españoles, y que, en su vertiente “positiva”, conseguía compensar un poco las chafarderas manipulaciones de la información de la dictadura de Su Excremencia, una vez establecida la democracia, encontró su verdadero espacio conceptual en las crónicas de culos, tetas y cuernos. Estos “formatos”, como se dice ahora, son expuestos con primor en unas emisiones televisivas que, con planos cortos sobre las risueñas caries dentales de los horteras estabulados en las gradas, satisfacen las carencias emocionales de nuestros castizos conciudadanos.

Y, de pronto, los principales periódicos de nuestra mediocre mediocracia, reunidos en un “pool” monopolístico, se han hecho clientes exclusivos de la recientemente creada Recicladora Multinacional de Basura Mediática; la cual ha emprendido su boyante negocio bajo el pomposo nombre, de resonancias vulgo–enciclopédicas, de WikiLeaks.

En los años de la guerra fría, los malos se partían la panza de risa cada vez que verificaban su teoría de que la libertad de expresión era una de las pruebas más evidentes de la debilidad del sistema democrático occidental. Efectivamente algo de razón tenían, ya que este se autosaboteaba, de la mano de unos intrépidos reporteros de “investigación,” los cuales publicaban, con incrementos siderales de tirada, cualquier trapo sucio de sus respectivos gobiernos.

Como ante cualquier ataque al sitema, los tontos útiles como yo, experimentabamos un éxtasis de satisfacción al enterarnos de semejantes “revelaciones". Síntoma inequívoco de la patología masoquista que padecimos durante años, al creer confirmar con esos reportajes la maldad canallesca implícita en nuestro estilo de vida. No puedo precisar cuando me he curado de esa dolencia, pero al día de hoy, constato desolado su terquedad epidémica en el entorno.

Esa Casta de feroz corporaritivismo que son los periodistas, están actualmente babeando ante un “fenómeno” que puede tener de todo, menos de periodismo. De hecho su autor, hoy en día en los altares, ni es periodista, ni siquiera paga a algún corrupto : roba simplemente las pestilencias que ofrece. Es un hacker. O sea un pirata. Un delincuente cibernético. Pero como siempre en este país, la popularidad nunca se ha acercado a los gabinetes científicos, por ejemplo. Eso no vende. En el cuadro de honor del interés popular siempre hay un hueco distinguido, reservado para el último émulo de D. José María “El Tempranillo” o de “El Dioni”.

Lo que está claro es que este sujeto satisface al nicho insaciable de la demanda de carroña política y, 1) ya debe estar forrándose, vendiendo esa chatarra de archivo; 2) pronto narrará su fabulosa aventura cibernética en un best–seller garantizado; y 3) seguro que alguien está ya escribiendo el guión de una superproducción en technicolor, con Leonardo Di Caprio en el papel de Julian ”Vulture” Assange .

Hoy percibía en la radio la espectación creada y sentida entusiásticamente por las diversas ideologías periodísticas presentes, ante la posibilidad de empapelar, nunca mejor dicho, al Fiscal General del Estado. No por el affaire del bar Faisán (no caerá esa breva) sino por sus implicaciones en la presunta demanda de encubrimiento del caso del periodista José Couso por parte de la Embajada Americana, y reveladas por nuestro Robin Hood de la infobasura.

Como recordareis el cámara de TVE Couso resultó lamentablemente muerto en Bagdad, en el curso de la batalla por la conquista de esa ciudad, durante la guerra de Irak.

Este desdichado periodista sufrió la misma suerte lamentable que una larga lista de compañeros, a lo largo de la historia de los conflictos armados, desde que la prensa informa en los campos de batalla. Son los riesgos que conlleva un peligroso trabajo como el suyo. Pero las especiales circunstancias políticas de la participación de España en aquella guerra, propiciaron un ambiente tal, que cualquier hecho directa o indirectamente relacionado con la misma era sectariamente utilizado en la lucha política sin el más mínimo escrúpulo.

Y ese fue “el caso de José Couso”. La irresponsabilidad y falta de ética profesional que se observa aún en un caso como este, es repugnante. Nadie se molestó en valorar las circunstancias en las que se produjo el hecho. En un combate. En un combate callejero; el más mortífero, según la opinión de los expertos en conflictos armados.

Una silueta agazapada en un balcón con un artefacto sobre el hombro (a trescientos metros una cámara no es necesariamente una cámara). Un carro de combate que tiene como misión limpiar de nidos de francotiradores el area, antes de la llegada de los combatientes a pie. Un tripulante con 190 pulsaciones por minuto, que teme más que a nada ser enfilado por un posible lanzagranadas, única arma a la que es vulnerable. Y , finalmente, salta la alarma de un posible emboscado en un balcón a trescientos metros. Después, la tragedia.

¿Qué creían esos “compañeros”, que lo más cerca que han estado de un frente de batalla ha sido viendo películas bélicas con un cucurucho de copos de maíz en la mano, que el jefe del carro iba a convocar a sus tripulantes en asamblea para evaluar el objetivo?

Pero el asunto no era que había muerto un periodista. El asunto era que se trataba de la guerra de Aznar. E incluso periodistas de tendencias no socialistas, en este caso, dejaron destilar ese, al parecer, indeclinable espíritu de cuerpo que oscurece todo rastro de espíritu crítico. Cualidad esta que se supone debe constituir la primera virtud del periodista.

Evidentemente el tanquista era del bando de los malos de la película. Película en la que además el bueno, que seguro que lo era, no era un combatiente. Y, por si fuera poco, estaba grabando desde el lado de los buenos. A su compañero Anguita, muerto en un transporte de tropas americano, no se le supuso vìctima de nadie. Claro. Trabajaba desde el bando de los malos y los causantes de su muerte disparaban desde el lado de los buenos.

O sea que seguimos en lo de siempre y la “levantada de alfombra” de WikiLeaks se produce en nuestro lado. El lado de los malos. Otra vez.

Se leen por internet análisis de todo tipo sobre este “fenómeno”. Incluso se habla de una campaña de destabilización de los EEUU propugnada por el própio Obama. Este sería, en realidad, un infiltrado que persiguiría la destrucción de su país. Delirante. Resíduos de una rídícula clase de nostálgicos paranoicos de la guerra fría que, como deben de padecer el Síndrome del Hermano Pequeño, consideran la actual situación interna y externa mucho menos divertida de la que “gozabamos” sus mayores, y tratan de maquillar con escenarios fantasmagóricos de papel maché un panorama de tensión internacional al que, para su desgracia y nuestra fortuna, le falta una URSS que llevarse a la boca para completar el “revival”.

Y, a propósito de la guerra fría, tal vez la pregunta pertinente sería, hoy como entonces: a todo esto, ¿para cuándo los Papeles de la Asamblea de Pueblo Cubano? ¿tendremos que esperar a la extinción de la dinastía de los Castro para saber quién mato a Camilo Cienfuegos? ¿qué incrementos del Pib cubano, correspondientes a los ingresos por tráfico de drogas, justificaron el fusilamiento de un chivo expiatorio personificado en el general Ochoa? ¿qué papel desempeñan los servicios de inteligencia cubanos en el negocio de la droga de los cárteles narco–guerrileros colombianos? ¿ o en las facilidades con que cuenta la ETA en el area?

Y esto solo por hablar de Cuba. Podríamos preguntar también por las implicaciones de los servicios secretos de Paquistán en el desarrollo de la bomba nuclear iraní, por ejemplo… Añadamos los archivos nacionales de la interminable lista de estados dictatoriales, caudillistas, mollahrquías y totalitarios que facilmente extraeríamos de entre la nómina de miembros “progresistas” de la ONU, y llenaríamos varias enciclopedias.

Ay amiguín, pero ese es otro cantar. En esos paraísos no se la agarran con papel de fumar. Todavía hay miles de archivos reservados, cerrados a cal y canto, en Rusia, veintitrés años después del derrumbe del tabique. Y fíjate si no habrá corruptos potenciales para intentar sobornar en la patria de la corrupción,... Pero allí, cuando alguien saca los pies del tiesto, acaba comiendo algo en Londres que le sienta pésimamente, traído expresamente para él desde un restaurante de la plaza del Kremlin. Entonces, ¿para qué arriesgar el pellejo si lo tenemos chupado con nuestras propias miserias, y que además son la munición preferida por los aguerridos combatientes de las guerras por el poder, que la pagan a precio de oro?

O sea, que la reciente Recicladora Multinacional de Basura Mediática no aporta nada nuevo. En realidad el invento es antiguo, y todo lo que cuenta ya estaba más o menos en la calle. ¿Cual es la clave entonces de su fulgurante éxito? Ninguna. Es algo automático. Algo que tenía que pasar. Es una “actualización”. Como todo.

En un mundo global, la bazofia debe ser igualmente cósmica.

Así de sencillo.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Paralelo 38.

La guerra de Corea fue mi primera guerra. Bueno, la verdad es que tenía entre ocho y once años, pero la recuerdo perfectamente. Paralelo 38. Pamunjong. Inchon. El hèroe de Corregidor, el general McArthur, fumigado por el presidente Truman por querer hacer una barbacoa atómica, más allá del río Yalú. Pilotos rusos disfrazados de norcoreanos (¿os acordais del Jarama?) probando sus Mig–15 frente a las brigadas internacionales de la ONU.

Era la primera vez que se oía la expresión “guerra fria”. Pero no debió ser tan fría para los 38.000 combatientes de la ONU, 70.000 surcoreanos, 2 millones de norcoreanos y chinos, y 3 millones de civiles, que cayeron en ella.

Todo empezó con la invasión de Corea de Sur por las tropas de sus primos comunistas del Norte. Claro que solo respondían a una agresión occidental.¡Faltaría más!

¡Qué gran idea para el guión de una película geoestratégica!

Y, ante la imposibilidad de rodar una superproducción, que se preveía catastrófica, optaron por una serie de cortometrajes, cuyos títulos se hicieron legendarios. Ya había habido un pre–estreno, en 1948, para la inacabable serie ”Palestina”, que aun sigue proyectándose, con el Mufti de Jerusalem, aliado de Hitler, como director. Luego se estrenaron, “Indochina”, “Argelia”, “Cuba”, “Viet–Nam”, “Laos” y “Camboya” con la rutilante estrella Pol–Pot.

Cuando los productores intentaron encontrar nuevos escenarios en hispanoamérica, resultó un fracaso. La productora de serie B, The Castro Brothers, no consiguió lanzar a su galán, Che Guevara. Un productor“indy”(independiente) argentino, Galtieri, lo intentó con “Malvinas” y fué un fiasco monumental; mientras, el poco relieve de las co¬–producciones en África ya auguraban el período de declive del género. Ni ”Angola”, ni “Zimbawe”, ni “Uganda”, etc, alcanzaron el éxito de sus predecesoras.

Hay que reconocer que los largometrajes de terror que proponían como alternativa, la URRSS y la China comunistas, nos dieron tanto miedo y durante tanto tiempo, que los que vivimos la experiencia no queremos ni acordarnos. Pero todo es relativo. En aquel momento, cuando todavía había algunas ejércitos que conservaban regimientos de palomas mensajeras, las cosas dependían mucho de lo ricos o pobres que fueran los matones nucleares. De hecho, Reagan no derrotó a la Unión Soviética. Simplemente la arruinó.

Y, de pronto, cuando parecía que el género no daba más de sí, se inaugura la era de los videos caseros. El terrorismo. Ya no es el éxito de taquilla lo que se persigue. En la era de la publicidad, lo que cuenta es la obtención de publi–reportajes gratuitos en las primeras páginas de los periódicos. Con costes de producción tan irrisorios, cualquier muerto de hambre ayudado por la sociedad del bienestar, que le subvenciona su teléfono movil, te puede montar una película. A lo mejor más corta, es cierto, pero al que le pille va jodido. El scoop del World Trade Canter fué un pelotazo, y se ha constituído en paradigma. Se han creado productoras muntinacionales low cost, con capital propio y sucursales por todo el mundo, como la Bin–Laden Entertainment, a las que se les augura un largo recorrido.

También es cierto que sobreviven algunos productores–quinquis en los desguaces de los antiguos estudios.Tenemos, por ejemplo a esa perla nazi de Irán, no solo con la tabarra de su guión nuclear, sino que dirigiendo además la productora de los video–clips de terrorismo anti–israelí, en Oriente Medio. O a ese Pakistán, con una realidad nuclear muy real, dirigido por un servicio secreto, que si no ha montado más que la co¬–producción “Afganistán” hasta ahora, es, únicamente, porque los indús también tienen un garrote atómico (y muchas ganas de atizarle con él). Aunque también algunos empresarios, como el malogrado Hussein, diseñaron producciones muy au dessus de son cul, y no aguantaron el tirón.

¿Y el “nota” este de Corea? ¡Pura “Dinastía” hereditaria! Y eso que, a pesar de la pinta de pinche de cocina de restaurante chino que tiene, hay quien sostiene que es un gran aficionado al cine. Viendo su fotografía no parece probable que le gusten las de risa. Y eso que no tenía más que mirarse él mismo al espejo o al colega de su izquierda, con cara de pollo de Simago, para partirse la panza. Esperemos que todo quede en un trailer de promoción, como hasta ahora, y no acabe incendiándonos la sala.

Y lo grande del caso es que, este forúnculo en el culo del mundo, tampoco está exento de “Avatares”. ¿Qué me contais del “Gran Jeque” beduino de diseño, con su SSLeibestandarte femenino y su jaima portatil?¿ Y del “King–Kong” venezolano con su chándal bolivarero?¿Y de las otras “Dinastías 1” y “Dinastía 2” de Cuba y Siria? ¡Fascinantes!

¡Pero ojo! Ante todo, ¡mucha calma! En nuestra particular sala de cine, el proyeccionista y los acomodador@s nos han salido pacifistas. ¡Como suena! Y eso que seguimos teniendo en antena una serie muy añeja y con boina, titulada: “ETA o El Triunfo de la Voluntad”.

¡Y la peña de titiriteros haciéndoles la ola! ¡Que grandioso espectáculo!

La verdad es que nos quejamos de vicio.

sábado, 20 de noviembre de 2010

¡Sic transit gloria mundi…!

Entre las cosas que señalaba el responsable de las excavaciones de Atapuerca, en una de las primeras entrevistas que concedió, hubo una que me impresionó. Según él, la importancia del extraordinario descubrimiento estribaba, entre otras cosas, en el hecho de que aquellos primitivos ancestros situaban la acción de enterrar a sus muertos como el acto central de su existencia. Este primer gesto de civilización constituye un dato esencial, a la hora de estimar la distancia evolutiva entre aquellos seres y sus abuelos los primates.

Han pasado unos millones de años y los actuales ocupantes de aquellos solares seguimos obsesionados en no descentrar de nuestras vidas tan funerarias tareas. Para nosotros, los muertos o sus tumbas no son los seres que nos han dejado y sus lugares de reposo, con los que nos relacionamos en el recuerdo íntimo y el respeto.

No señor. Son mucho más.

Ha prevalecido en el espíritu carpetovetónico una tendencia malsana y perversa a apoderarse de los despojos de nuestros antecesores para usarlos en nuestras miserables pendencias, ya sea como amuletos (brazo incorrupto de Santa Teresa), ya como banderas de no se sabe que secta ideológica(restos de D. Antonio Machado) o incluso de siniestros tratos comerciales ( algo leí en ese sentido sobre el robo de la cabeza de Goya de su tumba en Burdeos) etc, etc. El hecho es que no paramos de mover huesos de un santuario a otro, entre disputas dignas de un mugriento culebrón de herederos ambiciosos y mal avenidos.

Este aquelarre, en el que nos entretenemos tan a menudo y con tanta delectación, acaba de inaugurar un nuevo(?) capítulo, dentro de esa cinta de Moebius que es la “memoria histórica”. Se trata en esta ocasión de la luminosa idea (subvencionada of course) de dinamitar la “obra de arte” de la Cruz de los Caídos.

Debo confesar aquí, para que no haya malentendidos, que mi memoria y yo mantenemos un confortable acuerdo en el que ella desempeña el papel de un perrito distraído que siempre me viene con una bonita pelota cuando yo le lanzo una vulgar piedra. Lo hemos decidido así de mútuo acuerdo con el fin de mantener a raya al “alemán” (el Alzehimer ese). Y claro, como decía el otro, aquí no hay más memoria que la mía. De modo que de la memoria histórica que me hable quien la tiene, o sea ella, la historia.

En fin, lo cierto es que eso de dinamitar a mí no me suena bien. A lo mejor es porque, en mí condición de asturiano, he oído recitar demasiadas veces “las odas mineras” a no se qué revolución dinamitera, siempre pendiente. O tal vez sea porque ví, asímismo en repetidas ocasiones, la voladura de la monumental esvástica que presidía el estadio de Nüremberg, ejecutada por los aliados en 1945, y algo me dice que aquí se está buscando, una vez más, encajar con calzador una analogía de regímenes . Ya me entiendes…, si las dos se dinamitan algo tendrán en común.

Sobre el apego que yo pueda tener por la “obra de arte” del Valle de los Caídos, no perderé ni un segundo de mi vida en exponerlo, pero si convocasen un concurso de ideas para establecer la lista de realizaciones pétreas que están demandando a voces un tratamiento de choque o derribo, se me ocurren tantas que no creo que quedase dinamita para la famosa Cruz. Cuestión de prioridades. Comme d'habitude...

El caso es que los profetas de siempre han conseguido que la foto de Su Excremencia vuelva a las portadas de los periódicos (ver El País digital). No sé si pensar que les añade alguna dudosa grandeza a su vidas pequeñitas, o simplemente que les gusta. La verdad es que aburren a las ovejas, pero textos como este que menciona dicho diário : “una comisión de expertos del ministerio que dirige Ángeles González-Sinde todavía no ha logrado decidir qué elementos del Valle deben ser eliminados y cuáles amnistiados”, si le quitamos la expresión “del Valle”, me produce escalofríos. Hay retóricas que parecen resistir invariablemente el paso del tiempo.

Como las pestes.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Reirse para no llorar...

De pequeño, cuando comencé a frecuentar a los ciudadanos de mi clase, o sea a los niños, me encantaba dibujar caricaturas de los profes; entre otras cosas porque me proporcionaban un notable prestigio entre la peña. Aún conservo algunos libros de texto atiborrados de ellas en los escasos márgenes blancos de sus páginas.

Sin embargo, cuando la vida me condujo hasta la profesión de pintamonas en los papeles, nunca tuve la tentación de meterme en la nómina especializada de los caricaturistas. Y eso que siempre me fascinaron los rostros de las personas; y que, durante un tiempo, me gané la vida dibujando retratos de los protagonistas del momento.

Viene esto al caso de una reflexión que hace tiempo que me ronda la cabeza, y que trata sobre la naturaleza de los “humoristas” de nuestra historia reciente (la historia reciente de nuestro país empieza, como todos sabeis, con la llamada transición política).

Pues bien, por más que reviso mis archivos, salvo con la excepción del maestro Mingote (maestro por tantas razones), no encuentro ningún caso en el que el autor nos invite a una sonrisa sin hacer escarnio de alguien socialmente notable en base a una deformación de su imagen; ya sea esa escrita, dibujada o imitada de viva voz.

Es como si no fuesen capaces de inventar una historia divertida o ingeniosa protagonizada por la gente corriente. Como si algo en su personalidad les impidiese reírse de sí mismos. Que era lo que hacían los chistes de “antes”. Aquellos a los que mi abuela ramataba, después de troncharse de risa, con un: “ Pero eso eso no puede ser verdad…” Eugenio, su silla y su cigarrillo, constituyeron un singular ejemplo de archivo viviente de esas pequeñas obras del arte de hacer reir, lamentablemente desaparecido.

Esto me lleva a pensar que las nuevas generaciones de graciosos padecen algo así como un “síndrome caníbal” que les impide buscar el alimento de su ingenio fuera de esa dieta especializada.

No hay emisión radiofónica o espacio televisivo o papel impreso que no cuente en su nómina con un “imitador–caricato”, (o un comentarista sarasa, pero eso lo dejo para otro día). Sería seguramente muy interesante que alguno de los injustamente desacreditados psicoanalistas (argentinos lacanianos, o no), fuera rescatado del paro y nos ofreciese algún comentario sobre ese afán vampirista de la personalidad ajena que aqueja a esos profesionales; y, sobre todo, sobre el efecto catártico que estimulan en su público.

Esto último nos conduciría, así mismo, a una reflexión más profunda y general (si seguieramos la lógica de la oferta y la demanda) sobre esa característica ontológica de nuestro pueblo que se emparenta con la depredación. Pero ese es otro problema.

Aquí hay una larga tradición en el deporte del “despelleje”. Es cierto. Pero los innumerables seguidores que Quevedo ha tenido en los senderos de la ironía, la sátira y el remoquete, siempre demostraron, con mayor o menor fortuna, un trabajo del espíritu hecho en base a la aproximación al límite, justo sin rebasarlo. Claro, eso no es fácil; pero en eso consistía la cosa.

También en el territorio de la baja cuna cultural existieron talentos especialmente dotados para la guasa que, aunque nunca pasaron el fielato de la consagración, fueron avalados por esa otra academia de la lengua que es la transmisión oral. Este fenómeno es aún espléndidamente notorio en lugares de gran tradición humorística como es Cádiz.

Finalmente, al parecer también padecemos otros síndromes que limitan nuestra capaciadad para la risa. Son los derivados de ese otro chiste del que nadie se ríe y que se conoce como la “correción política”. ¡Ojito con reirse de los islamistas!¡…O de los gays! ¡…O de las feministas!¡Teneis montones de cristianos, de judíos y de leperos para desahogaros!¡Tengamos la fiesta en paz!

No está facil esto de la risa. No. A lo mejor es otra de las consecuencias de la revolución de las masas.

Y van…

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Saben aquel que diu…?

Está visto que el preámbulo con el que aquel contador de chistes genial que fue Eugenio nos introducía en su surrealista submundo, está revelándose cada día más adecuado para comenzar cualquier relato de nuestra patética realidad cultural, dado su carácter de serie inacabable.

¿Querrá esto decir que esa realidad es un chiste? En cualquier caso, la historia que os voy a contar maldita la gracia que tiene. Al menos a mí me ha causado una irritación dificil de contener. Aunque tenga que reconocer que no responde más que a más de lo mismo –otra muestra de esa tabarra progresista que no cesa– lo cierto es que el específico ámbito cultural(?) en el que se produjo, no hace más que añadir una nueva parcela al sobrecargado plano del urbanismo de la estupidez.

Bertha es una chica venezolana que reside en Jerusalén desde hace años. Intentando mejorar su nivel de conocimientos para la redacción de textos en español, solicitó inscribirse en el curso correspondiente, ofrecido por una página web que se da a conocer como “Organización Escritores”. Visitando la mencionada página uno se encuentra con la oferta de una serie de actividades relacionada con la edición, la técnica literaria, agentes, asociaciones, becas, bibliotecas etc, etc etc. Todo ello bien ordenado y con una imagen correcta. Pero como suele suceder tercamente en nuestra patria, debajo del barniz hay esto :

Respuesta a la solicitud de Bertha.

“Hola Bertha 

Con relación a tu inscripción en el Curso de Redacción y Estilo Lamentamos no poder tramitar tu solicitud. 
Escritores.org, al igual que otros muchos centros en España y Europa, mantiene un boicot hacía Israel por las políticas de su gobierno. 

Quedamos a tu disposición 

María”

Obsérvese la “maestría” ortográfica y estilística del texto… Bonito ¿Eh? Pero la cosa no queda ahí. Tras la expresión de su triste estrañeza por el rechazo, por parte de la aspirante a alumna del curso de redacción, la tal María remata la jugada asi:

“Bertha 

Los saqueos y crimenes se están produciendo AHORA y contra un pueblo al que su gobierno (¿con su aprobación al parecer?) han despojado de su tierra y de su dignidad como personas encerrándoles en miserables guetos y sometiéndoles a todo tipo de barbaries, sin omitir que incumpliendo TODAS las resoluciones de Naciones Unidas y del derecho internacional. 
Allá usted y su conciencia; en esta ocasión ya nadie podrá decir que no lo sabía. 

Cordiales saludos 

María”

¿Será una táctica más del boycot la utilización de esa ortografía y sintaxis torpes y zarrapastrosas, para evitar cualquier aprovechamiento redaccional por parte de Bertha? ¿O será simplemente una prueba del nivel “profesional” que ofrece la mencionada organización literaria?

Hace años, cuando nuestra torpe ingenuidad nos relacionaba con los círculos homónimos de la progresía actual, y aunque su pétreo sectarismo ideológico era equiparable al de los actuales cachorros del tardo–estalinismo, al menos aquellos poseían un nivel cultural más que aceptable. La pregunta es: ¿están las cosas tan mal que ya ni siquiera necesitan salir del analfabetismo funcional para llevar a cabo su cruzada? ¿o será que en la solicitud de las subvenciones con las que ese dinero, –“que no es de nadie”,en palabras de una insigne ministra– los financian, no se exige como requisito?

La verdad es que estos simpáticos chicos tampoco inventan nada nuevo. Ya sus antecesores nazis habían puesto en marcha un boycot comercial y cultural a la población judía (ver foto). En los años previos a su aniquilación definitiva.

En cualquier caso, actuaciones como la descrita corroboran el dato terrorífico de una reciente encuesta, en la que más del treinta por ciento de nuestros conciudadanos se declaraban explícitamente ANTISEMITAS.

Visto lo cual, el último que se vaya que apague la luz, por favor.

viernes, 5 de noviembre de 2010

No todos los solistas son “castrati”.

Al parecer, todas las “primadonnas” de la Compañía Drámatica Feminista, se encuentran afectadas por una laringitis severa, justo cuando la orquesta iniciaba el aria del sacrificio de Sakineh Mohammadi Ashtini, en el Gran Teatro de la Opera de Teheran.
Ha tenido que ser un único solista, Nicolás Sarkocy –que se ve que no forma parte del numeroso elenco de “castrati” de la escena política–, quien haya roto el vergonzoso silencio de la sala de ópera internacional.

Según ha afirmado Bernard Henry–Levy, en Europa 1 y Radio Motecarlo, el 3 de Noviembre, el presidente francés ha telefoneado personalmente a la “conferencia episcopal islamista” que dirige la dictatadura totalitaria de Irán, para hacerles una seria advertancia. “He hecho saber a las autoridades iranís que consideraba el “affaire Sakineh” como un asunto personal, y que si tocaban un pelo de la condenada – términos literales empleados en la conversación entre presidente y el filósofo–, se interrumpirían ipso–facto todos los diálogos en curso entre los dos países". El mensaje fue recibido directamente y parece que, asi mismo, atendido.

Si no fuera por la atención mediática que este asunto ha suscitado en todo el mundo civilizado, esta no sería más que otra “banal” ejecución que añadir, a la práctica de la barbarie habitual por parte de otro de los respetados miembros de La Alianza de Civilizaciones. Sin embrago, en este caso concreto, se reúnen una serie de circunstancias significativas que permiten llevar a cabo un análisis especialmente clarificador, de la lamentable deriva moral que, día a día, podemos observar en nuestro próximo entorno.

En primer lugar, el hecho de que se trate de una mujer musulmana acusada en un primer momento de adulterio. Y que, como prescriben las humanitarias leyes islámicas, ha sido condenada a ser lapidada públicamente. Después, ante el horror de los biempensantes occidentales –no por la condena a muerte, sino por la “modalidad” de la ejecución–, fué acusada de complicidad en el supuesto asesinato de su conyuge; lo cual permitiría a sus verdugos “atenuar” el método operativo mediante una forma más “civilizada” de muerte, o sea, la de colgarla por el cuello en una grúa. Todo este horror nos conduce a preguntarnos por la respuesta que correspondería dar, en este caso, a quienes estan permanentemente vigilantes a cualquier injusticia de género; como es, por ejemplo, el intolerable agravio de postergar a un segundo término el apellido de las madres, en el registro civil.
Eso, por no hablar del autismo demostrado por los esforzados partidarios de la abolición de la pena de muerte.

En segundo término, nos preguntamos, asi mismo, a qué esperan para decir algo al respecto los firmantes de los contínuos alegatos humanitarios contra los infames tratos a los prisioneros “políticos” de Guantánamo, convictos de la ETA, refugiados palestinos de Gaza, talibanes y otras “perlas”. Con esas proclamas se fustigan y nos fustigan sin piedad, en nuestra condición –en palabras de Susan Sontag– de miembros del “cancer de la civilización” que es Occidente. Seguramente la respuesta que explica ese silencio ensordecedor sea acorde con ciertas posturas morales, como la de un ilustre intelectual izquierdista que declaraba haber encontrado el origen de los campos de extermínio, como Auschwitz, en las “inhumanas” instalaciones de nuestros gallineros industriales.

Asimismo, la delicada labor diplomática de nuestros dirigentes –siempre atentos a no provocar la "legítima y santa ira por ofensas a las respetables convicciones" de todo tirano medieval o cibernético– nos protege de cualquier derrapage que pudiera alterar “nuestro” talante angélicamente pacífico. Condenarán, asi mismo y en la calle si es preciso, toda acción de repulsa hacia hechos como el que comento, que puedieran crear el más mínimo rizo en la serena superficie de su océano de paz infinita.

Una vez más, y esta me recuerda dramáticamente el caso de Miguel Angel Blanco en nuestra insoportable espera de lo peor, permanecemos pasivos ante un acto de barbarie que debería provocarnos una profunda reflexión sobre la naturaleza humana. Y no tanto en cuanto a un posible análisis de la mente perversa de los asesinos, sino al de nuestra propia conciencia.

Mientras nuestros dirigentes admiten que un "turista solidario" reclame una indemnización a la sociedad española por haber "únicamente" pagado un rescate multimillonario a sus secuestradores, las responsabilidades morales derivadas de su pasividad criminal en este caso, son nuestras própias responsabilidades.

Más nos valdría no olvidarlo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Travestismos y otras jubilaciones

Ahora, que no se habla de otra cosa en Europa más que de la dichosa edad del retiro profesional, se anuncia LA JUBILACIÓN, así con mayúsculas, del que fue, para los que tenemos más edad que la obligatoria, el símbolo viviente de nuestra alegre rebeldía juvenil, allá por los lejanos años sesenta.

Se jubila Daniel Cohn Bendit.

Diputado europeo por el partido de “Los Verdes”, acaba de anunciar su renuncia a presentarse a las elecciones del 2014.

¡No se me desmelenen, nostálgicos incurables del adoquín parisino! Se nos jubila sí, pero no se nos va.

¿Cómo se arreglará este hombre para ser siempre la cereza del pastel?¿Para encontrar sempiternamente el nicho de la actualidad en el que mantener, enhiesta como el primer día, la bandera de su insaciable narcisismo? ¿De dónde le vendrá esa capacidad asombrosa para la provocación? Bueno, si pensamos que empezó por ser judío y alemán justo después de la guerra, pues eso…

Su delicada pituitaria debe de haber detectado, desde hace tiempo, el sospechoso olor a naftalina que estaba sustituyendo a la fresca fragancia de lo verde, a medida que este se tornaba melancólicamente amarillento, como es propio en el otoño de las ideologías.

Fino lebrel de la comunicación, –su auténtica pasion– ha declarado su intención de llevar a cabo un nuevo ejercicio de travestismo, reciclándose esta vez, o actualizándose como se dice ahora, en “consultor de futbol” de esa “empresa oxímoron” (gauchiste-capitaliste) llamada Canal Plus France.

En una palabra, decidió cambiar de lado, en la ventanilla de los jubilados, como afirma genialmente Luc Rosenzweig en “Le Causeur”.

Se escapan a mi entendimiento las oscuras concomitancias que pudieran existir entre los exabruptos de los ecologistas de su partido, ante los apocalípticos desmanes del desarrollo, y los alaridos “ostentoreos” de los espectadores ante un penalty injusto. Se pierden entre los umbrosos repliegues de esos misteriosos fenómenos de masas que son los partidos de futbol o los partidos a secas.

Tal vez la hierba –o alguna hierba- podría constituir el eslabón perdido entre ambos hechos socio-culturales.

Hasta aquí la noticia. Y digo yo…¿Qué pasaría si el ejemplo cundiese en un país como el nuestro? Ya sé, ya sé… la hipótesis de la retirada voluntaria de un político aquí, no se le ocurriría ni al que asó la manteca. Pero…¡que no cunda el pánico! Es solo un juego.

¿Qué tal la metamorfosis de Llamazares en ingenioso humorista televisivo?

¿Y Rajoy con airosa capa encintada como líder de púa, en una tuna de bandurrias?

¿No sería genial ver a Pérez(Rubalcaba) tocando las maracas y agitando sus mangas de volantes, como vocalista vacilón de un combo salsero?

Impagable resultaría el reciclaje de la señorita ¬–¡huy perdón!– Aído, en asesor@ artístic@ de una compañía de variedades en “El Molino”.

Nadie mejor que el rector Gabilondo, en su calidad de catedrático de metafísica, para llevar a cabo una profunda mejora en la estética facial de los pollos de Simago.

Por no mencionar el avance sideral que supondría en la calidad del servicio, si Rodriguez(Zapatero) utilizara su natural habilidad para el braceo, como instructor de la banda de sardanas del cuerpo de Marines.

Cuantos disgustos nos ahorraríamos, si el etarra Otegui decidiera, por fin, abandonar su alegre ocupación de animador de verbenas terroristas de fin de semana, para entregarse en cuerpo y alma a la doma de insectos sifonápteros, en un circo de pulgas.

La precisión semántica de un Chaves –el nuestro– demuestra que somos un país de despilfarro. ¡Mira que no haber sabido aprovecharlo como probable líder mundial de ese interesantísimo fenómeno cultural que son las tabarras de los telepredicadores raperos! ¿De veras no lo veis con su gorrilla del revés y los pantalones colgones por debajo de la rabadilla? Incompresible.

En fin amigos, perded toda esperanza. Ninguno de estos probos servidores públicos está por la labor de abandonarnos a nuestros nefandos vicios de libertad individual, que nos conducirían directos al cataclismo. Su inquebrantable generosidad no se lo permite.

Nunca jamás veréis al@ compañer@ Fernández(de la Vega) patroneando una trainera en las regatas de S.Sebastián. Su siempre adusto gesto indica a las claras el inmenso sufrimiento que esa renuncia a su auténtica vocación le produce.

Esta triste realidad patria, me ha provocado de pronto una gran melancolía.

Me voy al botellón de la plaza de Chamberí. Ciao.

miércoles, 20 de octubre de 2010

No tienen arreglo.(las palabras las carga el diablo)

Algunas veces he pensado que el adjetivo capitalista era un vocablo que no tenía el más mínimo significado para mí, dada mi firme convicción anticomunista y, de rebote, la risa nerviosa que me produce el marxismo como filosofía. Solamente me he hecho cargo de su acepción taurina, que designa irónicamente la figura del espontáneo.

Pero, bien pensado, el sustantivo o adjetivo capital da mucho juego, como todas las palabras que poseen una estructura polisémica:“la capital del vino”, “las letras capitales”, “la pena capital”, ”la capital importancia”…aparte de “el capital social”, el capital financiero” o, sencillamente, el título de la obra capital de don Carlos Marx, “El capital”.

Ahora,héteme aquí que que la dichosa palabra ha transcendido el territorio semántico própio de la jerga de los catecúmenos de la llamada “izquierda”, para integrarse en el vocabulario de los más conspícuos próceres de la llamada “derecha”.

Esto, como tantas cosas hoy en día, no me provocaría más que las lágrimas de otra carcajada entre irónica y patética, si no fuera porque significa otra decepción más, respecto de la posibilidad de que aparezca, por fin, alguna señal esperanzadora en el horizonte, en forma de un pensamiento ajeno al actual erial ideológico.

Pues bien, resulta que los adversarios del cadáver viviente de la izquierda, no sólo se reconocen en el lugar político (“la derecha",término referencial indispensable para que exista “la izquierda”) en el que los sitúa el difunto, sino que su última ocurrencia consiste en reivindicar “el capitalismo”, término marxista por excelencia.

Ya sostenía Nebrija, hace seis siglos, que el poder no lo dan las armas sino la gramática. Pero estos no se enteran, o, peor aún, lo ignoran, cosa que no me estrañaría en absoluto dado el nivel cultural medio del que suelen gozar. Al adoptar su terminología, no sólo admiten sus reglas del juego, sino que se muestran de acuerdo con su método de analisis. Marxista.

Dicen algo así como, “somos capitalistas, y a mucha honra”. Y digo yo, ¿por qué les costará tanto esfuerzo entender que eso que ellos llaman capitalismo no es más que una práctica de carácter económico que puede ejercerse legitimamente dentro de una sociedad libre, pero que no constituye ni su esencia, ni siquiera la más meritoría de la ocupaciones que esa forma de sociedad permite realizar?

El adjetivo liberal que, como palabra y solo como palabra, tenemos la satisfacción de haberlo parido en este país, es el témino al que le cabe el mérito fundamental de constituir la prueba más fehaciente de la analogía totalitaria entre el nazismo y el comunismo. Esos sistemas, cuyas consecuencias seguimos padeciendo, lo situaron conjuntamente en el pináculo de la lista de sus enemigos mortales, como la enfermedad más virulentamente infecciosa de la sociedad.

Pero, al parecer, ese afán tan español de inventar lo que ya está inventado, mediante el ramplón y barato método de aplicarle un simple eslogan o eufemismo, ha propiciado que nuestros líderes de la oposición consigan mirarse en el espejo sin ruborizarse por sus pecados; llevando a cabo otra de las prácticas características de los cobardes sin imaginación, y que consiste en huir hacia adelante. Como el espontáneo.

¡Dios nos coja confesados!

miércoles, 13 de octubre de 2010

¡Menuda tropa!

Menuda tropa…

Una de las cosas (no son muchas eh!) que me hicieron derivar desde mi anarquismo utópico hasta mi actual situación de anarquista viable, fue la reflexión sobre el concepto de Ejercito Nacional o, si os entra un sarpullido al oír esa denominación, común en casi todos los países civilizados, puedo usar el eufemismo a la moda de Fuerzas Armadas.

Esa institución que acompañó como pieza fundamental al nacimiento del concepto de nación, en las postrimerías del siglo XVIII, representaba entonces otra novedad histórica para los alborozados seres que acababan de convertirse en ciudadanos, y suponía el derecho y la obligación de todos a participar de la defensa de su recién estrenado estado democrático. Pero bueno… supongo que esto es bien sabido por todos vosotros, cultos e instruidos lectores.

Sin embargo, la posterior embestida de las “ideologías emancipadoras”, que trajo consigo ese inventó del saco de malicia marxista que se denominó la “masa”, trataron, y tratan aún, de demolir aquel concepto ilustrado, que alumbró un buen día la cultura burguesa. Esas ideologías reaccionarias (de “reacción” contra lo nuevo), tratando de derribar al estado burgués, se encontraron con la respuesta defensiva de este, llevada a cabo con los medios previstos para ello, esto es, con el Ejército del Estado. Recordad los hechos de La Commune, etc.etc. Nunca se lo perdonaron.

Hoy en día, los burgueses que más se aburren permanecen incansablemente complotando contra ese estado burgués, y su ejército. Ellos sabrán (o no…) el porqué de su mala conciencia.

Y de aquellos polvos vinieron estos lodos. El Ejercito Nacional no es el ejército de una estado dictatorial o totalitario. Esos son ejércitos privados de los dictadores o tiranos. Por eso, cuando llegó la normalidad a este país, tuve que revisar mi postura con relación a él, y a todas las instituciones que habían estado secuestradas por Su Excremencia.

Pero como los españoles padecemos un síndrome de guerra civil, que llevamos pegado al culo como si nos hubiéramos sentado sobre un chicle, a la tradicional tabarra occidental de antibelicismo, antimilitarismo y pacifismo, le añadimos nuestra peculiar coñazo de la amalgama franquismo/ejército.

Antes de que el Ejército se convirtiera en una profesión a todos los niveles, aparecieron modalidades de “servicios atenuados”: objeción de conciencia, religiones pacifistas como los Testigos de Jehová, insumisos etc. Ninguno de ellos me pareció legítimo en absoluto. ¿De qué conciencia objetaban?¿De la conciencia ciudadana?¿ Qué significaba ser pacifista?¿Tolerar, sin mover un dedo, que se agrediese a tus semejantes?¿De qué se era insumiso?¿De las leyes que regulan la libertad de todos?

Cuando yo hice el servicio militar (en el ejército privado del Caudillo y de la mayoría de mis cómplices compatriotas) el servicio más incómodo de todos eran las guardias de imaginaria. Te despertaban a la tres de la madrugada y te tirabas dos horas, despierto y con el correaje puesto, mientras el resto de la compañía planchaba la oreja.

Más tarde, cuando reflexionaba sobre todo esto, tuve la sensación de que ese servicio, precisamente, simbolizaba mejor que nada lo que ahora yo entendía que significaba el Ejército. Cada ciudadano se responsabilizaba, durante un período de su vida, de que sus conciudadanos duerman tranquilos. Y la experiencia de asumir esa responsabilidad podría constituir además, para el recluta, la mejor lección práctica sobre su condición de miembro de una comunidad de derechos compartidos, como es una democracia.

Si nuestro Ejército sigue estando sometido a una sospecha moral permanente, es nuestro sistema el que está puesto en cuestión. Y la contumaz actitud al respecto, que nuestras actuales autoridades mantienen, con su “recalificación” del propósito de las Fuerzas Armadas como misiones “únicamente” de paz, (como si alguna vez un ejercito de una sociedad democrática hubiese tenido otra finalidad que la de alcanzar la paz, luchando por ella contra los adversarios de la misma), tratando de que aparezca como una especie de ONG y omitiendo de forma premeditada su vocación de instrumento de violencia legítima es, cuando menos, una actitud cobarde por su parte en cuanto no declara abiertamente su secular y enraizado rechazo de las mismas.

La historia de ese rechazo es larga y hunde sus raíces en la guerra fría. Entonces, los partidarios de esa posición, se mostraron indefectiblemente partidarios de los dictadores y los sistemas totalitarios. En Corea, en Argelia, en Viet-Nam, en Cuba, en las Malvinas, en Irak, en Israel…Nunca se dio el caso, en la historia posterior a la aparición del estado democrático, de que dos estados con ese sistema se hayan enfrentado en un conflicto armado. Siempre ha ocurrido esto entre una dictadura, o un estado totalitario, y una democracia. Pero ellos siempre se han mostrado partidarios del malo, o sea, del adversario de la democracia; ya fuera esta defendida por los USA o por cualquier pais occidental.

…O sea, en contra de los defensores de la democracia. O sea, en contra de la democracia.

viernes, 8 de octubre de 2010

¿Emprendedor? Pero…¿de qué estamos hablando?

No sé si estareis de acuerdo conmigo, pero a mí empieza a preocuparme la creciente indiferencia con la que observo los acontecimientos que tienen lugar en nuestro país.

Y claro, si descarto el tópico de que me estoy haciendo mayor, deduzco que debe haber algunas razones de fondo que expliquen esta sensación de aburrimiento general, la tediosa reiteración de los análisis que oígo, la ausencia de la mínima originalidad en sus conclusiones y la inanidad de las pretendidas recetas que se apuntan como soluciones.

Cuando se habla de las razones objetivas que explicann la lastimosa situación en la que se encuentra actualmente el país, suele mencionarse una, que no por manoseada deja de ser objetiva : nuestra falta de competividad. Sería probablemente muy aleccionador, por otra parte, averiguar qué significado da cada cual a ese término, competividad, y cuándo y dónde sitúa el origen de dicha tara.

Si admitimos que otro término, modernidad, tiene también tantas acepciones como opinantes entre nuestro conciudadanos, yo mismo me atrevería a opinar que modernidad tiene algo que ver con industrialización, y este vocablo se relaciona, a su vez, con empresa.

Empresario es un concepto tan sobado en España, que apenas quiere decir estrictamente nada. Tanto es así que, huérfano de contenido como tantas otros conceptos actualmente, se le trata de conservar mediante ese truco tan español que consiste en “recalificarlo”. Ahora, ha sido rebautizado como “emprendedor”, por parte de nuestra legión de expertos en eufemismos. Pero, en realidad, sólo es una vez más un patético intento de disfrazar la vulgaridad y la falacia que dicho término ha encerrado, y encierra, a lo largo de nuestra historia de los últimos dos siglos.

Que los empleados, trabajadores, asalariados, proletarios o como queramos denominar a los que ganan su vida trabajando para otro, tienen una responsabilidad evidente en la “falta de productividad” lo podemos constatar, todos los dias de Dios, en nuestro próximo entorno. Para muchos de ellos, la falta de compromiso con la finalidad del trabajo que desarrollan para ganar su salario es, a veces, una especie de virtud de clase, o algo así. Yo mismo he oido alguna vez como era revindicada, como si tratara de una especie de instrumento de lucha legítimo de los trabajadores.

Pero todo eso no puede honestamente presentarse como la causa principal del mencionado mal funcionamiento. Hay otra causa, de las llamadas estructurales, que lo explica mucho más adecuadamente, en mi opinión: la inexistencia real de la figura del empresario. Entendida esta en los términos en los que ese concepto fue establecido en aquellos países en los que sí se llevó a cabo la revolución industrial. Lo que ha habido y sigue habiendo abundantemente en España son hombres de negocios. Los hombre de negocios son personas que buscan oportunidades para multiplicar su capital. Y como tales han existido desde tiempo inmemorial; interviniendo en el comercio de bienes y servicios y naturalmente en la empresa, como inversores. Otra cosa muy distinta son los empresarios.

El empresario
es una persona que se propone poner en marcha una idea original, y que es, frecuentemente, un profesional enamorado de su profesión. Para ello, contará únicamente con un equipo técnico adecuado, su própio capital y, si hay suerte, con los hombres de negocios a los que consiga interesar en su proyecto. La idea, en la que cree razonablemente, es su activo principal.

Lo que hemos venido llamando progreso ha sido posible, en un porcentaje muy alto de los casos, gracias a la confianza depositada por ese tipo de empresario en sus ideas, en las cuales algunos hombres de negocios no creyeron. Podríamos decir que aquellos países que se significan hoy por haber sido históricamente sedes de grandes ideas y, en consecuencia de ese progreso, se lo deben a ellos.

La noción de riesgo en las inversiones en empresas es algo muy significativo. Yo lo valoraría en función del plazo, para entenderlo más facilmente. El corto plazo es el terreno de los que podríamos llamar hombres de negocios oportunistas, sin más. Ese es el caso más frecuente entre nosotros. El “pelotazo” es su gran hallazgo semántico. El riesgo se minimiza, y los beneficios se fundan en la presión que el capital pueda ejercer sobre la oportunidad; también llegan a veces a la especulación si, además, ponen en práctica métodos que rozan, cuando no entran de lleno, en la inmoralidad.

Cuanto más largo es el plazo, más riesgos se asumen y más se necesita creer en la idea. Hasta el punto de que la satisfacción profesional resultante de su realización final, suele ser el objetivo fundamental de sus promotores. Los cuales, encima, suelen acabar forrándose.

En mi experiencia concreta he observado síntomas inequívocos de lo que afirmo. Como ejemplo, puedo ofrecer una cantidad significativa de personas tituladas en carreras universitarias que he conocido, y que jamás ejercieron su profesión por dedicarse a hacer negocios. Algunos sí las ejercieron, y hasta con notable brillantez. Lo hicieron hasta que las oportunidades que su notoriedad profesional les había proporcionado, los situaron ante la ocasión de hacer más rentable económicamente su existencia. Cuestión de prioridades, como siempre.

Por otro lado, si mi experiencia no fuera todo lo objetiva que este análisis requiere, bastaría con preguntarse por el desarrollo general que la empresa ha tenido en este país a lo largo de nuestra historia moderna, en términos de realizaciones concretas. Nada. Si no han sido grandes frustaciones. De la Cierva, Hispano-Suiza, Monturiol… y todos los ilustres miembros de nuestro secular y numerosísimo exilio científico, técnico e intelectual. ¿Estaremos biológicamente incapacitados para diseñar un coche o cualquier otro bien industrial?

Hoy, en ese terreno, seguimos igual. Lo demuestra el hecho de que países, incluso sin ninguna tradición industrial como Corea del Sur, nos inunden con sus productos automovilísticos, contribuyendo a desequilibrar de paso, un poco más, nuestra maltrecha balanza de pagos. Observad alrededor de la silla en la que estais sentados ( y, a lo mejor, la própia silla), y decidme cuantos productos veis, diseñados y producidos en nuestro amado país.

En una ocasión en la que acudí invitado a la presentación del catálogo de una prestigiosa industria de muebles italiana, escuché, entre incrédulo y maravillado, como el manager general de la empresa hablaba de los procesos de diseño y ejecución de sus productos, con una pasión y un conocimiento que ninguno de sus diseñadores igualaría. Y no estaba vendiendo nada, ya que el único público asistente éramos los profesionales. Ese era un empresario.

Mientras ejercí mi profesión, una de las calificaciones más frecuentes que les oí a una buena parte de mis clientes, respecto de las propuestas que les presentaba, fué la de: “ Es demasiado bueno…”. ¿Qué valor gramatical se le podría atribuir al término demasiado? ¿Era un adjetivo, y en ese caso tendría un valor positivo? ¿O, por el contrario, era un adverbio y significaría que era inadecuado? Ni una cosa ni la otra. Era un subterfugio. Ante la ausencia absoluta de criterio para evaluar la idoneidad de la propuesta, buscaban desembarazarse de la responsabilidad del juício; no atreviéndose a rechazar sin razones válidas lo que sencillamente no les satisfacía. Y no les satisfacía porque no correspodía exactamente a lo ellos que tenían en la cabeza.

En aquel momento yo no era capaz de comprender lo que pasaba. ¡Yo nunca les había dicho lo que tenían que hacer, ni a mi dentista, ni a mi mecánico! Ni ellos tampoco. Pero porque esas profesiones no les proponen ideas. Preguntad a un arquitecto…o a un cineasta…a un diseñador de prêt-à-porter…o industrial…etc,etc,etc. Pero lo que pasaba era algo perfectamente acorde con la canija mentalidad de aquellos falsos empresarios: simplemente, no habían llamado a un profesional confirmado para confiarle la búsqueda de la solución de un problema y confiar en su capacidad creativa, cosa que no se les pasaba por la cabeza; sino que lo habían hecho, únicamente, para que respaldase con su prestigio la solución que ellos ya habían decidido antes de acudir a él, y que era la única en la que confiaban, precisamente, por ser suya. Normalmente, se trataba de un torpe plágio de algo ya existente, cuyo éxito comprobado, aunque no comprendido, trataban de vampirizar mediante su simple extrapolación.

Luego, está la variante de los falsos empresarios/hombres de negocios que compran o alquilan ideas en el extranjero para producirlas en nuestro país. Naturalmente, una vez que la rentabilidad de esos productos o servicios ya ha sido confirmada por los mercados, fuera de aquí. O sea, más de lo mismo. De los falsos empresarios/hombres de negocios de la exportación hablaremos otro día, porque el tema da para otro patético artículo tragi-cómico.

La desconfianza endocrina en la labor del profesional, es uno de los rasgos más característicos que definen al falso empresario/hombre de negocios español. Y la consecuencia fatal de todo esto es que, aunque en un ejercicio absurdo de humildad el profesional pudiera dudar de sus razones y considerar que, tal vez llevado por su arrogancia, se hubiera alejado de la realidad, la realidad real, es que estamos donde estamos. A la cola del mundo desarrollado, llevados de la mano por esos emprendedores que nos conducen, con sus sabias y realistas iniciativas, no se sabe muy bien adonde.

La inteligencia sigue siendo algo alarmantemente sopechoso en nuestro amado país. No olvideis que, aquí, a una idea se la suele denominar “invento”. O sea, algo altamente peligroso ¡Y eso que Heidegger no nació en Badajoz!

El corolario de toda esta tabarra es que, cuando el otro día me tropecé con un joven aspirante a diseñador, que me había reconocido como autor de algunos trabajos que le habían gustado, y me pidió mí opinión sobre la opción profesional que había escogido, lo único que honestamente se me ocurrió decirle fue:

¡SI YO TUVIERA TU EDAD, ME LARGARÍA DE ESTE PAÍS A TODA HOSTIA!

domingo, 3 de octubre de 2010

Un nuevo síndrome :"El Síndrome de Afghanistán"

¡Agárrense al asiento, y pongan a salvo a las menores de edad!
El diario "Brussel Journal"acaba de publicar un artículo titulado: "Los talibanes me han violado, pero me han respetado". Sí, sí, como suena...¡¡Violada con todo respeto!!
Al parecer, según relata en una interviú, la intrépida periodista de izquierdas Joanie de Rijke( 43 años) se presentó en Afghanistán dispuesta a entrevistar a alguno de sus héroes talibanes,bravos resistentes frente a la incalificabe agresión de Occidente, que acababan de llevar a cabo la hazaña de dar muerte a diez soldados invasores de nacionalidad francesa.
La cosa transcurrió, como era de esperar, con la consiguiente toma de nuestra heroína como rehén y la petición de dos millones de dólares de rescate a los gobiernos belga y neerlandés.
Lo que no estoy seguro que fuese de esperar -aunque nunca se sabe, como demuestra la continuación de la historia- era la violación repetida de la reportera, durante los siguientes seis días, por parte del boss de la simpática banda de patriotas.
Y he hecho esa acotación, porque nuestra valiente protagonista contaba al entrevistador con honda emoción, como había sido "respetada" por sus raptores, aunque, por desgracia, a causa del "exceso incontrolado de testosterona"que sufría el Sandokan al mando,éste se vió impelido a satisfacer sus instintos en ella, durante una semana. Finalmente, Joanie de Rijke le debe la vida al rescate pagado por su empleador, De Vrije Pers en Amberes.
Como es natural, la periodista en cuestión mostraba una justificada indignación, pero no apuesten por cual era el objeto de la misma porque perderán su dinero.
Su santo cabreo iba dirigido contra la intolerable actitud de los mencionados gobiernos, que había rechazado hacer efectivo el rescate reclamado.
Lo cierto, queridos amigos, es que estoy echo un mar de dudas.
Que existan ejemplares seres humanos henchidos de piadosas intenciones pacifistas, altermondialistas, antiimperialistas, antiglobacionistas, antitabaquista y turistas-en-búsqueda-de-emociones-fuertes , pase..., pero el peligro de que hechos como el relatado puedan suponer estímulos hacia nuevas vías de super-mega-sensaciones, que aderecen esas excitantes aventuras, empieza a parecerme un poco fuerte. ¿Qué quieren que les diga?

sábado, 25 de septiembre de 2010

la oveja descarriada

A pesar de que mi amiga Catherine goza de una legendaria reputación de generosidad y “bien recibir”, justamente adquirida entre sus amigos (mamíferos bipedos, pero también felinos domésticos),no era de esperar que el conocimiento de su bondadosa actitud hubiera llegado a extenderse por latitudes inexploradas como ocurrió, a juzgar por el entusiasmo con que un inesperado visitante se ha presentado ante su morada y se ha instalado con toda naturalidad en su jardín encantador.

Si señor. Una oveja merina venida a menos - como es de rigor por los tiempos que corren- , mostrando una noble y distinguida indiferencia, pasó a espaldas de nuestra afitriona preferida, con una leve inclinación de la testud a guisa de saludo, mientras aquella se relajaba en el jardín enfrascada en la lectura de un libro.

Cuando la señora de la casa levantó su mirada de la lectura para observar a tan sorprendente visitante, sus ojos tropezaron con unos bovinos cuartos traseros que presentaban una lamentable asimetría en cuanto a su tocado lanar. La cosa no favoreció una corriente de simpatía inmediata. Todos sabemos que la seducción depende siempre, en un primer momento, de la primera impresión estética.

Aquel ser, que a pesar de su lamentable aspecto se puso a pastar con gran dedicación las hierbas que tapizaban un rincón del jardín, demostraba que, o bien era alguien poco sensible al aspecto exterior (actitud muy frecuente entre los intelectuales, por otro lado) o bien simplemente se creía invisible.

Esta segunda parte de la desagradable alternativa pareció ser la más plausible, a ojos de mi amiga, ya que su actitud resueltamente dirigida a la expulsión inmediata del intruso no pareció afectar demasiado a este, que con su indiferente mirada trataba de mostrar que no sólo era invisible, sino que además era ciega y sordomuda. Astuta estrategia muy comun entre casi todos los gorrones.

Puestas así las cosas, y teniendo en cuenta que en aquella casa viven dos personas, y que no tienen exactamente los mismos criterios en cuanto a la acogida de seres irracionales, mi amiga optó por evitar en lo posible que aquella poco encantadora oveja acabase saliendo por algún sitio que no fuese la puerta.

Decidió pedir ayuda externa. Acordándose de que vive en un pais en el que avanzamos a pasos agigantados hacia la consecución de otro título mundial: el del País Más Sosteniblemente Ecológico del Universo, no dudó un segundo en acudir telefónicamente a un organismo siempre vigilante y atento a los problemas medioambientales y otros: ¡EL SEPRONA!

Ese organismo, que está soportado por la Guardia Civil, entre otras benéficas labores se ocupa de impedirnos a los winsurfistas el perpetrar nuestra nociva actividad en los pantanos de Madrid, bajo sanción de 500 euros. ¿Quién mejor entonces que él para ocuparse de nuestra oveja, ahora que ya no quedan navegantes impertinentes que sancionar?




¡Ay amigo mío…! Nuestra ilusionada heroína no contaba con un inconveniente insalvable : ¡ LA INCUMBENCIA !

Curioso término este de la “incunbencia”. Moliner lo define como : “Acción, función etc., que corresponde a determinada persona: “Eso no es incumbencia mía.” ¡Asombroso! CORRESPONDE a determinada persona (u organismo, se supone), pero el ejemplo que figura en el diccionario es la ACEPCIÓN NEGATIVA del término… ¿Porqué será? ¿Será porque el criterio del diccionario obedece a escoger la más FRECUENTE de sus utilizaciones?

Pues bien, el SEPRONA, fiel a Moliner, respodió a la demanda de mi amiga en términos inequívocos : “ Señora, eso NO es de nuestra incumbencia. Llame usted a la policía”

De nada sirvió que jurase que la oveja, no sólo no iba armada, sino que se mostraba más bien pacífica. Nada. ¡A la policia! Y la policía de Malaga asombró a mi amiga por la simplicidad y la inmediatez con la que hallaron una solución infalible: “ Abra usted la puerta de su casa, y que se vaya”.

Cuando nuestra amiga les declaró la poca disposición que el animal demostraba a alejarse de los pastos de jardín, la respuesta fue tajante: “Eso señora, NO es incumbencia nuestra”. Al insistir en que, en el improbable caso de que convenciese al animal de que podría haber pastos más jugosos en otro lugar, el problema podría complicarse si provocaba un accidente en la vía pública, los abnegados agentes declararon terminantes: “En ese caso, SI sería de nuestra incumbencia”.

La oveja, que actuaba como si estuviera al corriente de todo esta movida, y hasta esbozaba una sonrisa entre satisfecha e ironíca, siguió pastando a sus anchas todo el fin de semana.
El Lunes, Catherine llamó a la oficina de la urbanización (cara urbanización, por cierto), donde le aclararon que a los empleados de los servicios NO les incumbía un tarea de esa índole :” Llame usted a la Perrera Municipal”

En la Perrera Municipal, en la que diligentemente empezaron por pedir los datos de identidad de mi amiga -cosa a la que se negó, previendo posibles complicaciones ulteriores- declinaron, en ese caso, ni siquiera escuchar el problema.

A todo esto, al obstinado animal debió empezar a aburrirle la situación, en vista que no se montaba el pollo previsto en sus malvados planes, y empezó a dar signos de buscar una salida. Mi amiga como buena normanda que es, se acordó del lenguaje con el que se relacionaba, de niña, con las vacas, y consideró que tal vez tratando de disimular su acento francés, y adaptando el “Meuh. Meuh” vacuno al “Beeh,Beeh” bovino, podría hacerse seguir por su intrusa hasta los pastos naturales próximos a su casa, de donde sin duda se había fugado la interfecta en su búsqueda de un poco de marcha en su aburrida vida de oveja.

Y lo consiguió. La oveja, mientras se alejaba hacia los pastos, volvió la testud y a Catherine le pareció ver una mirada comprensiva… pero, en cuanto volvió de nuevo la cabeza al frente se escuchó una carcajada apenas contenida.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿ Quién da más ?

A pesar de haber conocido bastante bien la región andaluza, en una época y a una edad en que uno prestaba mucha atención a "las tierras y los hombres de España", ese paisanaje no deja de asombrarme.
Se han publicado, casi simultaneamente, dos noticias procedentes de esa autonomía.
Al parecer, los sindicatos cuentan con la supuesta "solidadridad"[probablemente fundada] de los mayores andaluces, para que apoyen la huelga general mediante el plante frente a sus "obligaciones" familiares, y dejen sin tutela a sus nietos, afín de obligar a declararse en huelga a los padres trabajadores, que no hubiesen pensado hacerlo.
Así mismo, las mujeres que, entre los años 1939 y 1950, consideren que fueron ofendidas por el franquismo podrán reclamar daños por valor de 1800 euros.
Enfín, todos sabemos que los períodos electorales, o pre-electorales, son una fuente inagotable de oportunidades para ejercer los más insólitos alardes de imaginación, en lo que a carnada de anzuelo partidista se refiere.
Pero esta vez se han pasado un poco.¿O no?
Partir del supuesto de que ocuparse de jugar con los nietos es un "deber" denota, cuando menos, una concepción de la existencia en la que el sacrificio, el esfuerzo,"la voluntad de servicio" o la maldición bíblica de la condena del placer, no deja el más mínimo resquicio a esos seres humanos, para gozar de las carantoñas del abuelete con su nieto. Recurso que, en muchos casos, rellena una existencia condenada por una sociedad deshumanizada al papel de mueble inservible y molesto.
Pero sino... ¿Cómo covencer a esos agentes indirectos de la huelga a cumplir con sus responsabilidades gremiales, sino se reconocen en su identidad proletaria, eh ?
Lo de la indemnización a las mujeres ofendidas es aún más delirante.
Vamos a ver...¿Fueron la mujeres los únicos individuos[¡Huy perdón!]"individu@s ofendid@s", por la dictadura? ¿Y sólo entre 1939 y 1950?¿A partir de esta última fecha, conservaron todas las ciudadanas intacta sus dignidad?
Sé que tendrán una respuesta acorde con los principios del movimiento[¡Huy perdón otra vez!¿En qué diablos estaría pensando?]de la Memoria Histórica.
Pero no toleraré que me la expongan.
¡Hasta ahí podíamos llegar!

lunes, 13 de septiembre de 2010

Fahrenheit 451

Un reverendo (¿serà lo que aqui llamos cura?) estadounidense ha llamado a sus fieles a realizar un "auto da fe", consistente en la quema pública de libros del Corán.
La cuestión me sugiere una conjunto de sentimientos confusos. Por un lado, le repugnacia que todo akelarre me produce. Después, la resonancia histórica de acontecimientos similares que llevaron a cabo las masas totalitarias, no hace muchos años. También la terca supervivencia de esa nefasta fobia hacia la palabra escrita que llevamos adherida secularmente.Y, en este orden de cosas, la negación implícita de la libertad individual, que conlleva la suposición de que cada cual no es capaz de sacar sus própias conclusiones de la lectura, sin estar determinados por el destino fatal una coindidencia unánime de las mismas.
Ahra bien, la pregunta esencial es la que plantea si el Corán, aparte de su materalización concreta en un libro, es realmente UN LIBRO.
Sin el menor afán provocador, y consciente de su posible analogía excesiva, yo también me haría otra pregunata sobre si un manual técnico, que aleccione sobre la construción de bombas artesanales, debidamente editado, impreso y encuadernado es en realidad UN LIBRO.
El Corán representa más bien un protocolo total y completo para la conducta de los fieles de una religión, que basa su esencia en la consecución de un mundo fiel a esa creencia. Y, así mismo, la forma en que sus miembros deben contribuir a ese propósito, LUCHANDO contra todos los obstáculos humanos o no que se opongan a dicho fin.
Los principios morales universales sobre los que nuestra cultura ha edificado un mundo soportable, a pesar de sus problemas y contradiciones, están en conflicto radical con cualquier tipo de intransigencia y, precisamente por su carácter universal, incluyen a cualquier ser humano, independientemente de sus convicciones INDIVIDUALES.
En nuestra civilizacón la violencia no tiene por sí misma más carácter moral que el que deriva del juicio sobre su utilización. Si esta está inspirada por un acto agresivo, es ilegítima, y estaremos obligados moralmente a neutralizar dicha agresión con los medios adecuados, incluida la violencia defensiva.
¿ Podríamos plantearnos honestamente que la religión que se basa en el Corán contiene ESENCIALMENTE la agresión como un medio legítimo, para alcanzar sus fines ?
Ni soy un experto en el conocimiento del Islam, ni siquiera me planteo la necesidad de saber mucho más de lo que conozco para enfrentarme a esa pregunta.
Y esto es así porque el problema, desde mi punto de vista, no tiene carácter religioso.
Las religiones más importantes que conviven hoy con nosotros no intervienen en ninguna cuestión política, más allá de las convicciones particulares de las personas vinculadas a ella, y mucho menos no tienen un programa para la organización del estado.
No es este el caso del Islam, en el que, en la idea totalizadora de esa creencia, se incluyen TODAS las relaciones entre los fieles y, por lo tanto, establece la estructuras (religiosas, naturalmente) mediante las cuales esas relaciones se organizan.A ese conjunto de estructuras se le conoce por el nombre de ESTADO.
Esa religión se define, en consecuencia, como una TEOCRACIA.
Una vez establecido este principio, todos los debates o conflictos que nos relacionen con ella, deberán plantearse, lógicamente, en el terreno POLÍTICO y no en el de las creencias religiosas.
No se debate sobre cuestiones TEOLÓGICAS, sino sobre problemas CIVILES.Y entre ellos tal vez el más grave es aquel que afecta a conceptos tan básicos de nuestra civilación como es la declaración universal de los derechos humanos.
Cualquier análisis relativista de esos derechos, estará negándolos y aboliéndolos de hecho.
Soy de los que creo que la actual situación de las relaciones del mundo occidental con el Islám es, como todo, el resultado de la combinación de un sinfín de factores históricos, políticos, culturales, etc, y no de un complot específico urdido por ne se sabe que galáxia diabólica.
La cuestión clave es que la civilazión occidental se enfrenta a unos gravísimos problemas relacionados con el Islám, de los que no es menor de ellos la própia actitud pesimista y disolvente de algunos círculos ideológicos, cuya miopía no desentona con aquellas que, en otras épocas recientes, estuvieron a punto de llevar a nuestra civilación, al desastre.
Esperemos que también salgamos de esta.
Amén.