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jueves, 21 de abril de 2011

Ateos : 4 – Demás: 0

En el breve plazo de un resfriado han llegado hasta mi apeadero un aluvión de referencias a lo que no sé si calificar como una “furiosa ofensiva librepensadora”, dada su cantidad. Su cantidad sí, porque lo cierto es que de densidad andan todas ellas más bien escasas. Y en cuanto a su identificación librepensadora responde a un cierto exceso léxico, ya que, además de que la libertad no parece figurar entre sus más urgentes prioridades, lo de pensar parece constituir, así mismo, un pasatiempo marginal para sus autores. En el mejor de los casos.

He llevado a cabo una selección que sintetiza el fenómeno, tratando de subrayar el carácter ecuménico (nunca mejor dicho) de la tendencia. Y no vayais a ofenderme ahora coligiendo que puedo estar sugiriendo la idea de un complot u otra maquinación de las fuerzas del mal. No, no. Nada de eso. Esto es como todo. Una moda. Una de esas manifestaciones propias de la masa.

Acordaos de lo ya os he comentado de la masa. La masa “no piensa”. Los componentes de la masa ingresan en ella justamente para desactivar la cabeza. La masa solo “siente”. Para, así, no equivocarse nunca. No se tienen noticias de sentimientos “erroneos”. Y esos sentimientos, las emociones, se manifiestan mediante “ritos colectivos”: las modas. Que son aglutinantes–identificadores del conjunto, que sirven para reconocerse. Los colegas. Los que antes se llamaban camaradas. Es el territorio del logotipo, que es un slogan visual. Del brazalete, o la pañoleta palestina. O el tatoo. O la anilla de becerro en la nariz… es el espacio del uniforme, que no viste al cuerpo. Que abriga, sobre todo, al espíritu aterido de soledad. La masa es el refugio de quienes no soportan estar solos. De quienes no “se” soportan, a secas.

Pero la masa es de naturaleza dinámica. Va en bicicleta. Si se para se cae. Y para estar en “movimiento” necesita una dirección (¡movimiento!¡qué maravilla! nunca me acostumbraré a la mágia de las palabras… ¿os dice algo “la movilización de las masas”?) Una dirección presupone, además, aunque solo sea de ofico, un propósito o una misión. Y una misión, para que sea motivante, necesita, a su vez, unos ciertos requisitos.

Por ejemplo, un enemigo para lincharlo. Alguien o algo que suponga un obstáculo en la inexorable marcha hacia donde sea que se haya señalado el rumbo. En el caso que nos ocupa: hacia la imposición urbe et orbe del ateismo; de la supuesta condición de “librepensador”. Una de las prácticas más comunes de estas sectas manipuladoras consiste en el secuestro y apropiación de denominaciones como “librepensador". Los detentadores del copyrigth de este término estoy convencido de que se hubiesen apuntado a la secta del Ku–Klux–Klan, antes de tolerar el insensato final que el destino tenía reservado para su invento. Los promotores de estos circos cuentan para llevarlos a cabo con pleno éxito, con el proverbial analfabetismo imperante entre su público, y con el suyo propio, que les permite convencerse, incluso, de que son los inventores de la vaina.

El actual sunami ateo de nuestra pecera religiosa, trata todos los días de asaltar nuevas posiciones mal o nada defendidas, con el éxito que suelen tener entre nosotros cualquier manifestación con ínfulas de ironía, o pretendido humor fino como la lija del 4, que se cebe con alguna víctima. Indefensa a poder ser…¡porque es mucho más gracioso, a dónde vas a parar! y ya, si se trata de la Religión y sus fieles, ¡ni te digo! puede llegar a ser el descojone total…

Y aquí llegamos a la cuestión. Lo que os voy a contar a continuación debe ser leído teniendo en cuenta que yo soy agnóstico y de que las procesiones de Semana Santa suelen cogerme siempre, como por casualidad, haciendo Wind Surfing, con lo que mi cultura e interés por las mismas podemos considerarlos muy marginales. Que Dios me perdone.

He recibido estos días un mail de un viejo amigo, que suele hacerme comentarios progres, aunque tratándo de situarse siempre “au dessus de la mêlée”, conocedor de mis escasas simpatías por mís antiguos cómplices de la planicie encefalográfica. Y dice así:

“El profesor de la UMA, José María Hinojosa, está preparando una tesis doctoral que va a revolucionar el mundo de la Ciencia, permitiendo a los costaleros de la Semana Santa Malagueña entrar en los anales del conocimiento científico. Para llegar a conclusiones necesariamente contrastadas, ya en 2009 y 2010, a algunos costaleros elegidos les fueron instalados pulsómetros y GPS para conocer las pulsaciones a lo largo de sus trayectorias, así como la ubicación exacta debajo del trono respecto al callejero de la ciudad. Este año como novedad, para medir su resistencia, el profesor Hinojosa y su compañero Aurelio Díaz realizarán análisis de orina y de ácido láctico en varios puntos del recorrido. Lo que no han manifestado a la redacción del diario “Qué”, es como lo van a llevar a cabo, si sobre la marcha caminando junto a los costaleros debajo del trono, provistos de embudos, tubos y envases herméticos, o en las paradas. Tampoco han indicado de que forma y de dónde extraerán el ácido láctico a los sufridos porteadores, alguno de los cuales van a ciegas -como se refleja en una fotografía-, con un pañuelo negro cubriéndoles los ojos. “Un hombre de trono, sufre lo mismo que un ciclista”, ha afirmado Hinojosa a partir de las conclusiones de su estudio. Aunque no ha explicitado si ese ciclista, estaba subiendo al Tourmalet o realizando una contrareloj. Según otro estudio realizado por el Hospital Quirón de Málaga, centro especializado en estos trances, un costalero medio necesita al menos 5 días para recuperarse.”

Deduzco del texto que es una información redactada y publicada por esa especie de papel de envolver pescado, distribuído gratuitamente entre la planta baja de la masa, y que se denomina nada menos que “Qué”. El suculento ingenio que destila en su sutil ironía no apunta con tiro tenso contra los “pasos” de la procesíon, no; sino que, cuidadoso con los potenciales lectores creyentes que podría perder, dispara por elevación presentando a unos doctores, sobre cuyos experimentos, de ser ciertos, me guardo la opinión, como figuras ridículas dentro un “totum” delirante e histriónico: las procesiones. Ellas constituyen el verdadero objetivo de la sarcástica agresión. Y a mí amigo, esta ocurrencia le parece digna de ser remitida a sus amistades. Vale. Pero yo que lo conozco, sé que posee el suficiente talento como para no reirse ni de esto ni de los bodrios de Santiago Segura. Así que enviarlo… no sé… es como una ceremonia de refresco de viejas convicciones de antiguo combatiente, algo así como “hey mate! I’m still right here ah! Patético.

Pero, como diría mi viejo amigo Alfredo “Chocolate” Armenteros, ¡Sigue el bochinche, cumpay!

Alma López “artista” californiana de origen chicano, y vecina de Santa Mónica, feminista y progresista como suelen ser todos los protegidos de la burguesía bohèmia e influyente de la Costa Oeste, y financiada por toda esa retahila de organismos estatales que aún no han consiguido arruinar del todo al gran estado del Pacífico, ha llevado a cabo la “blasfémia artística” del momento. Ha colgado en el Oakland Museum, hasta el 29 de Mayo, un collage artistico titulado “Our Lady”, al que la prensa ha calificado con prudencia como “controvertido”. La controversia, al parecer, viene de largo, ya que en el 2001 la obra fué obligada ha ser retirada de un museo de Santa Fé (NuevoMéxico) por las autoridades católicas. Se trata de una versión sicalíptica de la Virgen de Guadalupe. (foto)

Y, como el arte y la maldad no descansan, en Avignon unos superfieles, neologísmo que acabo de inventarme para designar a cierta especie de fieles católicos que suelen traspasar los límites sensatos de la indignación, y tomar medidas ejecutivas más propias de otras épocas, felizmente superadas, se han liado la manta a la cabeza, o al lugar donde deberían tenerla, y han destruido una “obra de arte” titulada “Pisse Christ”, de un artista americano llamado Andrés Serrano.

¡Mira tú que no podía llamarse John Smith, el nota! ¡Pues no! Andrés Serrano. Y digo yo, ¿será significativo que traíga aquí dos ejemplos de algo que no me hace maldita la gracia, y que tengan que ser protagonizados por dos “artistas americanos” con apellidos típicos de honrados mueblistas o fotograbadores de la Mancha?

Bueno, la cuestión es que en el caso de Avignon, concurren otros detalles que justifican, a mi juício, su presencia en este rincón de maledicencia. Veamos; para empezar describiré la “obra”. Se trata de un pequeño crucifijo de aspecto banal, introducido en una especie de vaso de sidra, que se rellenó a continuación con la orina del autor de la creación (con minúscula). Se realizó una foto de la obra, y ese soporte fotográfico constituyó la obra terminada.(foto) Llegados a este punto se escogió la Galerie Lambert de la Cité des Papes como escenario digno de su exhibición, y se gestionó con éxito la financiación de dicha exposición por la LVMH, holding propiedad de M. Bernard Arnault.

El tal M. Arnault, dueño de las suntuosas burbujas de Moët Chandon, los calzos Guzzi, las chalinas Hermés, los bolsos Louis Wuitton y las mochilas Loewe, este Lorenzo de Médicis del siglo XXI digo, tuvo la ocurrencia de denunciar el escándalo de una supuesta censura religiosa, instigada por el arzobispo de Avignon, Mgr. Cattenoz, que pretendía nada menos que perpetrar el “sacrilegio” de la retirada de una “obra mayor del arte contemporáneo”; o sea el citado ”Pisse Christ”. Y todo esto, promovido por alguien cuya divisa comercial le presenta como el: “Embajador del arte de vivir occidental, en aquello que tiene de más refinado”. Sin comentarios.

Naturalmente no podríamos cerrar este refrito sin mencionar el intento de celebrar la cabalgata del “Dia del Orgullo Ateo”, que en forma de parodia de una procesión de Semana Santa, se desarrollaría simultaneamente a las demás procesiones el Jueves y Viernes Santos por el centro de Madrid. Ha faltado un pelo para que consiguieran la autorización de la Delegación del Gobierno, o sea del Ministerio del Interior, para llevarla a cabo. Tan seguros estaban de que la juerga se iba a armar, que empezaron a calentar el ambiente, días antes de que estallase el asunto en la prensa, exhibiendo programas del recorrido en los que, en la parada fundamental del viacrucis, se rendiría sentido homenaje a aquellos “heroes” que llevaron a cabo la “hazaña” de quemar la primera iglesia, en Mayo de 1931. Falla mayor con la que celebraron la proclamación de la Segunda República. La “estación” del viacrucis se realizaría ante la misma iglesia reconstruida. No aclaraban si se pretendía terminar la faena de sus gloriosos antecesores, con una nueva y definitiva pira.

Pero, por si no fuera suficiente esta declaración como prueba irrefutable del ánimo ofensivo y militante de la estrafalaria convocatoria, uno de sus responsables no tuvo el menor inconveniente en declarar abiertamente a un periodista que el propósito de la mascarada era el de agredir e inflingir todo el daño posible a los fieles de la Iglesia Católica.

Bueno amiguitos, tal vez porque la época es propicia, me ha tocado de nuevo ejercer de “oxímoron” moral. Y por lo tanto de descreído defensor de creyentes, para denunciar estos comportamientos a los que a veces tengo la tentación de considerar “paradógicamente necesarios”. Sí, sí… Como suena. Males menores. Válvulas de depresión. Lo digo, porque toda la violencia y el odio que veo encerrados tras estos gestos grotescos, que, en realidad, ocultan en su siempre desmesurada caricatura la gravedad de una enfermedad mental colectiva, me da mucho miedo. Y acabo por pensar que, aunque me repugne decirlo, si tengo que escoger entre lo malo y lo peor…,casi prefiero morir, a perder la vida.

¿O era al revés?

sábado, 9 de abril de 2011

Un estilo inconfundible : el de “El País”.

Iba a volver a comentar algunas cosas referentes a ese extraño conflicto de Libia, que cada día ofrece al lector interesado ángulos verdaderamente sorprendentes. Por ejemplo, las declaraciones de un militar profesional, que acompaña las “tropas rebeldes”, y que se asombraba ante hechos como este: “Después de alguna de las moderadas victorias de los insurgentes, la cantidad de munición que se gastaba en interminables orgías de tiros al aire, hacían imposible una progresión para la “explotación del éxito”, principio táctico elemental, ya que los combatientes tenían que esperar horas hasta restablecer su ya de por sí escasa potencia de fuego, con la llegada de alguna exigua caravana de abastecimiento de munición.” Lo dicho, una guerra muy, muy, extraña.

Pero, ante la lectura de unos reportajes sobre la actual recrudescencia de las agresiones terroristas desde la Franja de Gaza, que pueden dar lugar a otra intervención del Ejercito Israelí en la zona, no he podido evitar comentar el increíble ejercicio de manipulación que lleva a cabo el diario “El País”. Haciéndose eco del súbito incremento de los ataques palestinos, con lanzamientos de cohetes y disparos de mortero,este diario presentaba así los hechos:

“Una semana de intensos bombardeos israelís sobre Gaza, de lluvia de cohetes palestinos sobre Israel, de muertos civiles en la Franja, acompañada de un incremento de las amenazas por parte de responsables políticos y grupos armados han despertado en las últimas horas el fantasma de la Operación Plomo Fundido, la incursión israelí que dejó 1.400 palestinos muertos a su paso por la franja de Gaza durante las Navidades de 2008. La aviación israelí ha lanzado un ataque hoy contra el norte de la franja, donde asegura que ha destruido un depósito de armas perteneciente a Hamás, horas después de que dos cohetes Grad lanzados desde Gaza impactaran contra territorio israelí.”

El vulgar truco utilizado para la manipulción es tan sencillo como eficaz : consiste en establecer un “orden moral de aparición” de los protagonistas, en el momento de redactar del texto. En virtud de ese orden, el que figura en primer lugar es el “agresor” y el que viene detrás la “víctima”. La cual, claro, no tiene más remedio que defenderse de la citada agresión. ¿Adivinais quién figura siempre en primer lugar en estos relatos? ¡Bingo! Se trata de Israel.

“Intensos bombardeos ISRAELÍES/lluvia de cohetes PALESTINOS (…) RESPONSABLES POLÍTICOS/GRUPOS ARMADOS (…)la INCURSIÓN ISRAELÍ que dejó 1400 PALESTINOS muertos (…) La aviación ISRAELÍ ha lanzado un ataque (…)HORAS DESPUÉS de que dos cohetes Grad lanzados DESDE GAZA…”
Incoscientemente el lector hará una valoración inmediata respecto del papel de cada contendiente en el conflicto: “El que da el primero siempre es el agresor”. Y el colmo de este cínico juego se produce cuando dice: HORAS DESPUÉS DE, al final del útimo párrafo, en lugar de empezar la frase por el principio, o sea, por la causa del ataque aereo israelí: el lanzamiento de dos cohetes desde Gaza contra Israel.

Por otra parte, en una acción aíslada, los terroristas atacaron a un autobús público, hiriendo gravemente al único pasajero, un joven estudiante, y al chofer. El pie de la foto que muestra (foto) a unos militares israelís al lado de la carcasa del autobús la describe así: “Soldados israelíes pasan junto a un autobús contra el que IMPACTÓ un PROYECTIL DE MORTERO disparado desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel, en la carretera entre kibbutz de Nahal Oz y kibutz Saad”.

Cualquiera puede saberlo, pero por si acaso lo explicaré yo mismo; un proyectil de mortero cae desde arriba, vertilcalmente, al haber sido disparado por un arma de tiro parabólico o tiro por elevación. La precisión de un mortero es muy escasa y suele usarse saturando blancos concentrados, ya que suele “impactar un poco al azar”, dentro de un perímetro determinado. Cualquier militar se troncharía de risa ante la pretensión de alcanzar con un disparo de mortero a un blanco en movimiento. Pero esa ESCASA PRECISIÓN, precisamente, es la que proporciona una coartada, en este caso, al agresor: “un autobús alcanzado al azar”, en lugar de afirmar de que se trató, sin asomo de duda, de una AGRESIÓN PREMEDITADA CONTRA UN OBJETIVO CIVIL, como es un autobús.

Efectivamente, el impacto que se aprecia en la foto no está en el techo del autobus, como sería de esperar en el caso de un morterazo. Está claramente en el faldón vertical trasero del vehículo. Es, sin duda alguna, el impacto producido por el disparo directo –horizontal- de un lanzagranadas antitanque –seguramente uno de origen soviético denominado RPG7, comunmente usado por todas las milicias terroristas desde hace decadas. No se necesita ser muy malpensado para imaginar que ningún miliciano malgastaría una valiosa granada de carga hueca para herir únicamente a un chofer y a un crío. Lo más probable es que creyese que el autobús estaba lleno de civiles, y en ese caso “rentabilizarla”. Pero, a la “prudente” distancia desde la que efectuó el disparo no pudo comprobarlo.

“Bombardeos desde aviones y helicópteros, disparos de artillería procedentes de blindados y el lanzamiento de cohetes artesanales fueron algunas de las armas empleadas el jueves por el EJÉRCITO ISRAELÍ y los GRUPOS ARMADOS que operan en la franja de Gaza". Nuevamente, el “orden moral” de la redacción se hace presente; primero los bombardeos, luego los cohetes; con el “adorno” esta vez del adjetivo artesanales, referido a los cohetes de los terroristas. Ese es un recurso retórico seguramente eficaz, pero absolutamente impropio ya que los artefactos utilizados por los “mártires” yihadistas son, desde hace bastante tiempo, no armas “artesanales” como antes, sino perfectamente convencionales y de mortal eficacia dentro de sus moderados alcances, por el momento. El ejemplo lo constituyen los misiles Grad y Kassan, que si no están causando todas las víctimas que los asesinos esperaban se debe a las rigurosas medidas de autoprotección adoptadas por las poblaciones amenazadas.

Pero donde realmente ha brillado la “enviada especial”, ese portento de reportera que se hace llamar Ana Carbajosa, es cuando nos suelta : "La Yihad Islámica se responsabilizó además del lanzamiento ayer de tres cohetes tipo Grad, dos de los cuales ATERRIZARON en Bersheva, la gran ciudad del sur israelí, y un tercero cerca de la ciudad portuaria de Ashdod".

¡Extraordinario! La sofisticada tecnología armamentística del pueblo palestino ha conseguido llevar a cabo el prodigio balístico de que sus cohetes Grad, en vez de impactar, alcanzar o destruir sus objetivos, ATERRICEN seráficamente a su lado, como mensajeros de la ansiada paz. En serio, me parece intolerable que, en un organo de prensa que pasa por ser uno de los grandes rotativos de occidente, se le pague un salario, por ínfimo que este sea, a quien demuestra una ignorancia y una falta de profesionalidad como la exhibida por este ejemplar.

Claro que lo que parece desprenderse de este sorprendente caso, y de otros similares, es que la prioridad básica requerida para ser corresponsal en Oriente Medio tal vez sea la de profesar una devoción sin fisuras a la llamada causa palestina. En virtud de esa fé inquebrantable y libre de cualquier duda moral, la precisión, objetividad y veracidad de lo datos, dejan de ser la función esencial de la profesión del periodista, para ser sacrificados en el altar de la “justicia histórica” de la causa. A la que ¡aleluya! no solo se asiste como testigo remunerado, sino como activo militante. Desde butaca preferente. Y así, todos los días de Dios.

Para ilustrar todo esto hoy, y sin que sirva de precedente, os adjunto una serie de dibujos aparecidos en la prensa de la que estoy hablando, o en sus primas hermanas. Son ejemplos extraídos del muestrario de esa estupidez irresponsablemente judeófobica que nos rodea. Incluso en el ámbito de una actividad profesional, la de dibujante, que goza de una independencia editorial casi total dentro de las redacciones. Quiero decir que no está apenas condicionada por la línea ideológica del medio. Sus autores, a los que todos vosotros reconocereis, han sido y aún son parte de la “crème” del oficio. De hecho no conozco ningún ejemplo que apunte en sentido inverso. Y os lo digo yo, que sé de lo que estoy hablando.

Y es que he compartido mi tiempo, mi vida, durante años, con estas “perlas orientales”. ¿Cómo habré podido?

Me he salvado de puuuuro milagro…

miércoles, 6 de abril de 2011

Una mítica realidad.

Todos sabemos que los mitos constituyen una materia de estudio ampliamente desarrollada por eminentes eruditos de la antropologia, la historia, la etnología y otras ciencias sociales, que han tratado el tema desde ángulos altamente especializados. No obsatante, siempre que he tenido en mis manos alguna obra de divulgación de esos autores, nunca me pareció que ese asunto transcendiese la obra científica para afectarme personalmente en mi vida cotidiana. Y eso era así, porque en esos ensayos no se trataba del MITO MODERNO. Es decir, de un mito que hace irrupción en la historia del hombre, en un momento realmente inesperado, contradiciendo una especie de lógica histórica. Y, sin embargo, ese mito responde esencialmente a los mismos mecanismos psico-sociológicos que el resto de los mitos “clásicos”.

Hoy en día, repuesto de mi error, no hay momento de mi reflexión cotidina que no se contamine en mayor o menor grado con los colgajos sempiternos de la alienación mítica de mis conciudadanos. Y claro, algún día había que hablar del asunto. Y analizar el que, a mi parecer, podría ser el origen y ulterior desarrollo de este evidente paso atrás de la civilización. Aunque no sea nada divertido, la verdad.

Sostiene el filósofo Ernst Cassirer que el período del Terror, y la posterior irrupción en la vida política de Napoleón, certificaron la defunción de aquella gran esperanza que el advenimiento de la Revolución Francesa había traido consigo: la realización práctica de algo que no era más que un ideal, una especie de utopía, hasta entonces. Pero, ¿qué significaron esos hechos en definitiva? Pues algo que tendría unas consecuencias históricas tan graves, que aún las estamos padeciendo hoy en día. Se trató del arranque de una ruda crítica de la filosofía política clásica que suspuso el final, y la derrota, en la larga LUCHA CONTRA EL MITO. Esta, a través de la obra de los grandes teóricos del derecho natural y del contrato social, se había prolongado a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, tras su esperanzador inicio en el Renacimiento.

Habitualmente, suele considerarse a los románticos como los iniciadores de la tendencia reaccionaria y nacionalista, radicalmente crítica con derecho natural de los Ilustrados. Pero, según el mencionado pensador, aunque algunas personalidades románticas cantaban a los héroes, como Carlyle, y por lo tanto podrían ser sospechosas de un cierto culto al mito de la patria –quintaesencia del mito del Estado–, no por eso dejaban de reconocer el papel esencial del individuo. Este mismo filósofo romántico declaraba: ”Mi reino no reside en lo que tengo sino en lo que hago”. Este reconocimiento de la responsabilidad individual contradecía esencialmente al culto del mito de la raza, en el que toda acción individual está condicionada por las circunstancias de nacimiento del sujeto. Esto supone que incluso entre los románticos había diferencias y no todos ellos fueron, como Gobineau, las comadronas del MITO DEL ESTADO. Sin embargo los mitos románticos del héroe arquetípico, junto con el de la raza, constituirán los dos ingredientes mayores de todos los MITOS POLÍTICOS MODERNOS.

La descomposición del tejido social tradicional que trajo consigo la industrialización, y la consecuente atomización de la sociedad, exigió a la gente un grado inesperado de responsabilidad individual. La falta de la cultura política indispensable para hacerse cargo de ella, sumada a unas dificultades económicas y sociales aparentemente insuperables, determinaron el ambiente social perfecto para la aparición de los “medios deseperados”; esto es, los modernos mitos y sus rituales mágicos.

Pero los NUEVOS MITOS no seguían una itinerario clásico en su desarrollo. No. A estos nuevos mitos había que “fabricarlos”, siguiendo la lógica propia de aquella modernidad. Y es entonces cuando se echa mano de un recurso que acabará definiendo al futuro a partir de entonces: la TÉCNICA. Empezando por la técnica en el uso del lenguaje. La propaganda. El descubrimiento de las extraordinarias posibilidades de manipulación que encerraba el lenguaje, puso en manos de los profetas de la reacción contra el progreso el instrumento definitivo para alcanzar sus fines.

A la función “conceptual” del lenguaje, la propia de éste a lo largo del período de la Ilustración, la sustituyó una función “mágica” del mismo, destinada a sustituir los “conceptos” por las “emociones”. No es muy dificil entender el éxito de esa innovación. Los conceptos requieren un esfuerzo intelectual, y, lo que es más grave, comprometen al sujeto con las respuestas a sus propias reflexiones. Es muy probable que entre los “innovadores” del lenguaje, abundasen aquellos que consideraban al lenguaje conceptual como algo propio de las élites. Como una reminiscencia del Ancien Régime, del absolutismo… Ya empezaba a brotar esa planta parásita conocida por “igualitarismo”. Por abajo, claro.

Por el contrario, las “emociones” llegan por sí solas. Estimuladas únicamente por los sentidos y, por si fuera poco, al no surgir del propio individuo ¡no son de su responsabilidad! Son ajenas. Además, para la utilización de esa clase de lenguaje, solo se requiere el conocimiento de la “técnica” adecuada por parte del “estimulador”. Una técnica, por otra parte, perfectamente adaptada a un interlocutor mítico también recién inventado: la MASA. El interlocutor “virtual” que vino a sustituir al individuo real. Este nuevo y siniestro “lenguaje” se ha convertido a partir de entonces, y hasta el momento, en el instrumento de manipulación política por excelencia. George Orwell lo describe de manera magistral en “1984”.

A esa estrategia de destrucción sitemática del lenguaje como forma simbólica superior, se sumó otra versión de esa técnica, consistente en la “ritualización” de los actos. La utilización fáctica de las emociones, mediante montajes escénicos como las ceremonias multitudinarias, o ritos folclóricos de vibrante comunión social, etc. Bueno, en realidad era más de lo mismo, ya que, en definitiva, de lo que se trataba era de hacer desaparecer toda forma simbólica de comunicación, que es la que define al individuo como tal. No hay más que pensar en el papel que le reservaron al arte, la ciencia o cualquier formulación ética, religiosa o no, las experiancias más terminadas de esas nuevas tendencias, como fueron los totalitarismos.

¿Y cuál es el papel actual de los mitos? En mi opinión, la increible supervivencia de los mitos modernos solo se puede intentar entender desde un análisis que se aleje de su naturaleza concreta, y tratar de observar su contexto. Valorando de esta forma cómo esos mitos han sido capaces de “alterar” la propia realidad. Es decir, que tal vez la pregunta sería: ¿siguen siendo los mitos un medio, irracional o no, de relacionarse con la realidad, o ya se han convertido ellos mismos, parcial o totalmente, en la propia REALIDAD?

Analicémoslo desde el punto de vista del receptor del “mensaje”. El mito de la MASA ha sustituído al individuo a partir del mismo momento en que se inventó, en la era de la Industralización. La masa es “la expresión industrial” del individuo. Pero, a todo esto, ¿qué es la masa? Un concepto abstracto. Es una palabra que tiene una particularidad muy interesante. Es un sustantivo SINGULAR. Aunque represente a la PLURALIDAD por antonomasia. ¿Qué nos puede sugerir esa particularidad? Pues yo creo que algo esencial.

La pretensión de manejar un conjunto HETEROGÉNEO de voluntades potenciales en cada momento es un objetivo absurdo. Convencer a todos los elementos que constituyen ese conjunto de que no poseen otra forma de existencia fuera de su condición de MIEMBROS DE ESE CONJUNTO y reunir a todas esas diversas voluntades en un único sujeto SINGULAR y desprovisto de voluntad propia, y por lo tanto MANEJABLE, eso, sí es posible. La historia nos lo ha demostrado y aún nos lo demuestra cada día.

Una vez conseguido ese objetivo, y creadas las estructuras de conexión –los medios de comunicación de MASA-, todo lo que se decide y que nos afecta personalmente no está decidido pensando en cada uno de nosotros. El poder declara que está decidido pensando en lo que le conviene al conjunto social. La masa. Un MITO. Parece evidente, entonces, que si nosotros INDIVIDUALMENTE no contamos para nada en nuestras supuestas relaciones con ese poder, es que, simplemente, NO EXISTIMOS, como tales individuos. O sea que una abstración, el mito de la masa, ha SUSTITUÍDO, a todos los efectos prácticos, a una realidad concreta que somos nosotros. En una palabra, debo revisar urgentemente lo que hasta ahora percibía como realidad. ¡Casi nada!

Bueno, si a todo este desastre le añadimos que la vida en general, y globalmente hablando, parece transformarse cada día más en una imagen virtual en la pantalla de un ordenador, vamos a tener que echarle mucha IMAGINACIÓN a la REALIDAD para que vuelva a ser REAL, tal como siempre la hemos IMAGINADO. Y el caso es que que, a veces, miro a mí alrededor y veo a algunos individuos. Normales. Como si todos los que me rodean no fuesen mandriles carnívoros. No tengo ni idea de dónde puede venirme esa alucinación. Tal vez de algún recóndito lugar de ese mecanismo insospechado que es la memoria. Como ya he dicho otras veces, la memoria, o al menos la mía, parece un perro un poco tonto y lameculos, que cuando le lanzo un simple piedra, siempre se siente obligado a traerme una bonita pelotita de colores, bastante cursi. Pero muchas veces, otros recuerdos son como frágiles e ingrávidas pompas de jabón que duran lo que duran y nunca está uno seguro de volver a verlas.

Sobre todo si aparece el alemán ese, ya sabeis… Alzheimer, y le pega una patada al cubo del agua enjabonada.

¡Que Dios no lo quiera!

domingo, 3 de abril de 2011

Los Trasmallos virtuales.

Cuando yo era niño, y toda mi pasión pendía de una caña de pescar, oí hablar por primera vez del Trasmallo. Los marineros, nuestros maestros pescadores, echaban pestes del Trasmallo. Lo responsabilizaban de las malas pesquerías que hacían y pronosticaban una próxima e inexorable ruina para su oficio. ¿ Y en qué consistía el objeto de aquella especie de fobia que iba apoderándose de las conversaciones, a menudo picantes e ingeniosas, de los marineros para convertirse en un monotema casi obsesivo ?

El Trasmallo es un arte de pesca de gran efectividad, que seguramente se deriva de otros anteriores, pero que en el litoral donde yo me hacía adolescente apareció hacia mediados de los años ’50. Es un arte de red de enmalle constituído por tres mallas paralelas, de donde le vendrá seguramente el nombre. No voy a describirlo aquí, ni a explicar como funciona. Solo diré que, como predijeron auquellos sabios profesionales, la aparición del trasmallo cambió el panorama de la pesca de bajura. Para peor. Y de paso contribuyó a que yo, al mismo tiempo que me crecía el bigote, buscase otro tipo de caladero en el que las presas no tenían escamas.

O eso creía yo, pero esa es otra historia.

Dígamos que el verbo “enredar” deriva del sustantivo red, como arte de pesca, y por lo tanto tiene un origen marinero. Se refiere a la captura de un pez cuyas aletas espinosas o agallas se enmarañan en el tejido de una malla. Casi naturalmente, un resultado tan eficiente conseguido mediante un mecanismo tan astutamente ingenioso, como era una red o malla, inspiró de inmediato el desarrollo retórico del concepto. Y así inventamos la acción de enredarse.

Enredarse posee una connotación negativa. Quien se enreda, como el pez, está atrapado; inmovilizado. Pero ello no responde obligatoriamente a una acción transitiva. Te puede enredar un trilero con la malla de sus tres cartas, sus habilidosos dedos y tu ambición, pero también te puedes enredar tú solito, extraviándote en los meandros de tu discurso o acción, y quedando al devalo, al haber perdido de vista tu primer propósito.

Pero una red es, asi mismo, toda organización estructurada en torno a las interconexiones de sus elementos. Antes, las redes eran cosa de empresas o estados y cosas así. Como la red eléctrica o la telefónica. Nada nuestro. Hasta que que, de pronto, apareció LA RED. Así, con mayúscula. La red de redes. Más conocida por Internet. En aquella misma época de mi niñez, de la que os hablaba, mis colegas y yo no sabíamos ni una palabra de ingés. Miento. Sabíamos una porque jugábamos al pin-pon, y cuando la pelota de saque pasaba al campo del adversario, pero había tocado la red, había que repetir el saque porque había sido “net”. Net=Red.

La red Internet es un invento maravilloso como todos los que surgen de la mente humana. Otro cantar es lo que hacemos con ellos. De entrada, vivimos una época en la que para la adquisición de conocimientos, de conceptos, se ha ido rebajando el precio –el esfuerzo requerido para su comprensión– hasta hacerlo innecesario, o sea, hasta hacerlo gratuito. El término “social”, es aplicado a cualquier cosa a la que se le haya abolido su valor. Gratis para todo el mundo. De esta manera se nos nos iguala a todos al nivel del mayor capullo del coro. Igualados por “abajo”.

Lo “social” hacía referencia, en origen, a algo compartido colectivamente. Sin más. Como un adverbio de modo. Hasta que ese saco de malicia que fue Karl Marx le atribuyó la condición de protagonista histórico, al editar ese engendro conceptual que es el término “justicia social”. Éxito total. Ahora ya no hace falta ni siquiera conocer su origen ni su significado. “Social” es como “solidario”. Es como “guay”… Es lo que tiene que ser. Lo correcto. Pero, sobre todo, lo que es “social” es GRATIS.

Hoy en día, el concepto de “estado providencia” está tan sumamente metabolizado por el personal, que todo lo que NO es gratis –para todo ser nacido, y por el simple hecho de haber nacido– es una pura injusticia. Asi que la aparición de Internet, que es GRATIS –una vez que papá fetén o papá estado, han cumplido con su obligación de proveer de un ordenador y una conexión– ha venido a corroborar el sacrosanto principio de “igualdad”.

Y claro, como no podía ser de otra manera, aparecieron las “redes sociales”.

Cuando el trasmallo se convierte en una mala arte, es cuando deja de ser un “arte claro”, con luz o abertura de malla adecuada, para convertirse en “arte ciego”, o sea con una luz de malla mínima en el que quedan atrapados los alevines o inmaduros. Eso ocurre cuando se calcula esa abertura a partir de la talla del más canijo. De nuevo, igualando por “abajo”.

Las llamadas redes sociales son trasmallos. Algunos tienen escala pelágica. Redes de altura, como Internet. Otros son volantas de bajura, Facebook, Twiter, etc, “artes ciegos” en los que a veces los pescadores perdemos plomos y aparejos. Pero en ellos viven, encantadamente enredados en su sortilegio, los alevines que nunca crecerán. Unos inmaduros cuya escasa personalidad se ha evaporado definitivamente tras un seudónimo y que danzan sin cesar, seducidos por un eterno y estremecedor raquitismo.

Eso sí, muy “social”. Que conste.