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lunes, 28 de marzo de 2011

¡...Porque lo que hacen otros está claro!

(Continuación)

Las Fuerzas Armadas turcas, se harán cargo de la gestión del aeropuerto de Benghazi, en Libia, en el marco de su participación en las operaciones militares en curso. No se sabe si los militares turcos lo harán desde una oficina suspendida sobre el aeropuerto en un globo cautivo o si serán autorizados, en su condición de fieles musulmanes, a poner su pies en el sagrado suelo patrio.

Interesante noticia. Para empezar la OTAN va a emplear tropas en tierra en contra de lo declarado hasta ahora (si me permitís la inmodestia yo ya lo había anunciado en la anterior entrega). Y esas tropas, mira tú por dónde, serán las de un gobierno islamista. El gobierno del SUNITA Erdogán.

Y, oye…¡que casualidad!, el SUNITA Erdogán ha declarado, hoy Lunes, que ha aconsejado a ese apostol de los derechos humanos ALAUITA, el sirio Bachar al-Assad, que se está enfrentando a una revuelta SUNITA desde hace dos semanas, que más le valdría ir aflojando un poco la rienda y conceder “algunas reformas reclamadas por su pueblo”.

Sin dejar Siria, se ha sabido que el Sheik SUNITA Ali Issa al-Ubeidi ha declarado recientemente -en un comunicado de la Unión de Tribus Sunitas Árabes Sirias difundido por Internet-: “…en nombre de Alláh, el Clemente, el Misericordioso, declaramos una revolución contra el régimen (gobierno alauita sirio). Nos comprometemos delante de Alláh a llevarla a cabo”. Esta joya de Ali Issa añade en ese texto oficial que la revolución contra el régimen de Bachar al-Assar la declara en nombre de las tribus pertenicientes a la secta SUNITA, que componen más de la mitad de la sociedad siria.

Por otro lado del mismo lado, otra perla oriental llamada Abdul Hakim el-Hasadi, al que se reconoce como uno de los responsables de la rama SUNITA de los “rebeldes” libios, y que combatió, al parecer, contra la OTAN en Afghanistan hasta el 2002 en las filas islamistas, acaba de declarar acerca de los combatientes SUNITAS miembros de al-Qaeda, que se han integrado en las “tropas rebeldes” libias: “ Los miembros de al-Qaeda son buenos musulmanes.(…) son patriotas y buenos musulmanes, no terroristas”.

O sea que los enemigos de mis aliados, a los que yo combato en Afghanistan, son mis aliados en Libia, en contra de quien últimamente me ayudaba a combatir a los enemigos de mis aliados en Afghanistan.¡Está clarísimo!

Vamos a ver si me salen las cuentas. El “papa” SUNITA turco, Erdogán, dispone de un control, cuyos límites concretos se me escapan, sobre : 1º) Los “rebeldes” libios SUNITAS, incluídos los miembros de al-Qaeda de Abdul Hakim el-Hasadi. 2º) Los “rebeldes” sirios SUNITAS, incluídos los revolucionarios de Ali Issa al-Ubeidi. Y 3º), por si fuera poco, mantiene una alianza -“contra natura” pero alianza-, con la teocracia CHIITA iraní, a cuyos pechos se alimentan los terroristas CHIITAS de Hezbollah y los muchachotes de Hamás. Demasiadas pirañas para una charca tan pequeña. Aunque cuando ya necesito rebobinar urgentemente es cuando pienso que Israel mantiene un tratado con Turquía.

Cuando los cabeza de huevo del HSBC pronosticaban que Turquía, ese apestado que los finos europeos tienen esperando a la intemperie ante la puerta de su Club, probablemente sería de los pocos que se salvarían hacia el 2050, no sé si tendrían en cuenta la fina astucia que está exhibiendo de pronto el tío Erdogán. ¡Un monstruo!

¡No sé, no sé! ¡Verás tú como vamos a tener que inventar otra vez el croissant…!

viernes, 25 de marzo de 2011

¿Alguno sabe que estamos haciendo en Libia?

Por primera vez en la la lista interminable de conflictos recientes, me encuentro delante de uno en el que mi infalible fórmula para un “posicionamiento decente” no funciona. Desde que la democracia adquirió su moderna definición en el siglo XVIII, ninguna nación que hubiese adoptado ese sistema de estado se ha enfrentado a otra democracia en un conflicto armado. En el “normal” enfrentamiento que oponía a una democracia contra otro estado no democrático, la opción era sencilla. Digo sencilla aunque, a veces, no era facilmente entendible por parte de los espíritus “inclinados” ideológicamente. Aún recuerdo mis dificultades para explicar porqué en la guerra de las Malvinas me situé del lado de la Gran Bretaña. Por no hablar de la actual situación bélica entre Israel y las milicias terroristas de Gaza.

Es verdad que dentro de las combinaciones de posibles conflictos entre estados regidos por esos dos sistemas, también cabe el enfrentamiento entre dos de ellos no democráticos. Pero acostumbrados fatalmente a escenarios dependientes de dos bloques, de pronto uno se sorprende ante una situación, como la que se está desarrollando en Libia, en la que tiene que escoger, al parecer, entre lo malo y lo peor.

Porque, vamos a ver. Una vacilante y agotadoramente indecisa coalición de naciones consiguió, vaya usted a saber después de qué sucias transaciones y de qué miserables concesiones, que ese club que reune a la mayor cantidad de regímenes corruptos y dictatoriales de la historia, la ONU, les autorizase a intervenir para, supuestamente, evitar que uno más de los múltiples dictadores con los que se codean en esos organismos internacionales, dejase de machacar al pueblo indefenso de su país.

Hasta aquí, la teoría. Digo teoría porque ni yo, ni nadie que yo conozca, hemos podido evaluar las pruebas de que esos hechos tengan lugar, ni las circunstancias concretas en las que se supone que están sucediendo, por la simple razón de esas pruebas no existen más allá de lo que existieron aquellas otras que demostraban que Sadam Husein estaba en posesión de armas de destrucción masiva, exceptuando la del petroleo. Así es que, si queremos aproximarnos un poco más al problema, antes de arriesgar una toma de partido o compromiso moral con la situación, debemos tener en cuenta una serie de hechos y circunstancias que inexcusablemente deben formar parte de esa reflexión.

La primera cuestión que conviene tener en cuenta es que ese país tiene únicamente dos cosas en común con el resto de sus agitados vecinos del norte de África: la lengua árabe y la religión musulmana. Por lo demás ni su extensión geográfica; ni su historia; ni su densidad de población; ni sus recursos naturales; ni, sobre todo, su estructura social, que determina los aspectos esenciales de su realidad actual, tienen nada que ver con ellos. Conocemos la historia de Libia. Y conocemos, porque lo vivimos en su día, que Muammar al-Ghaddafi, un beduíno nacionalista(?), miembro de una tribu nómada y jóven oficial admirador de Nasser, derrocó mediante una insurrección militar iniciada en Sebba el 1 de Septiembre de 1969, a la Dinastía sanusí, viejos resistentes frente a la Italia fascista y que había sido puesta al frente del nuevo estado independiente de Libia por una resolución de la ONU en Noviembre de 1949,

Quién fue el dictador iluminado al-Ghaddafi a lo largo de estos 42 años es bien conocido. Creador de una original teoría política contenida en su famoso Libro Verde que, en el contexto delirante del tercermundismo de la época, trataba de amalgamar una pizca de socialismo populista con una ración de nacionalismo panarabista(?), un aderezo de democracia directa y una lectura singular del Corán. Todo ello financiado por la nacionalizada industría del petroleo, que en un país con una densidad de población de 1 habitante escaso por Km. cuadrado, permitió en un tiempo record, pasar de ser uno de los países más pobres del continente, a detentar la mayor tasa de renta por cabeza del mismo.

Claro que todo eso no parece que fuera muy dificil de hacer en aquellas circunstancias, dentro del país, para este joven del desierto. Otra cosa era enfrentarse a la tarea de ocupar un puesto en el concierto político mundial. Su arrogante talante de originalidad mesiánica no vió ningún inconveniente en enfrentarse simultaneamente a la URSS y a los USA, y enemistarse de paso con toda la comunidad árabe de Medio Oriente. Así, como te lo cuento. Semejante hazaña tuvo la consecuencia de no dejarle otra opción a su ambición de notoriedad internacional que la de arrimarse a los pobres de África y de Latinoamérica. Y quien dice arrimarse dice apoyar y financiar aventuras revolucionarias de diverso pelaje, en sus diversos niveles. Incluida muy especialmente la lucha terrorista.

En esa carrera hacia ninguna parte, fue recorriendo de fracaso en fracaso todo el viacrucis, sembrando de muertos esa senda, hasta el bombardeo de sus própia residencia, sin aviso ni resolución previa de la ONU, en la que una pobre niña pagó la irresposabilidad de su padre adoptivo con su vida. A partir de ahí las cosas no podían mejorar, a pesar de que algo debió haber aprendido, cuando consiguió evitar, con una discreción impropia del personaje, el verse implicado en los diversos conflictos que avecinaron su país estos últimos años. Aunque veremos más tarde que también esto hay que considerarlo en términos relativos.

¿Quiénes son sus adversarios en el conflicto actual? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que no es un pueblo indefenso a merced del dictador. Son hombres armados. Poco o nada organizados, es cierto; pero que, constituídos en grupos más o menos homogéneos, han hecho recular durante días a las llamadas tropas del Gobierno, cuya organización no parece superar en gran medida a la de sus oponentes, aunque su material bélico sea bastante más intimidatorio. ¿Dónde están los civiles, a todo esto? ¿Son civiles las víctimas, o son combatientes?¿Son todos ellos “rebeldes”, o depende de dónde te pille el baile? ¿Qué pintan entre esos “rebeldes” un par de generales del Ejército como son Omar Hariri o Abdul Fatah Younis, compañeros de Muammar en el golpe que le llevó al poder en 1969? Hay quien dice, entre los adversarios de Ghaddafi, que pueden estar jugando a un doble juego.

Ahora bien, la izquierda (y Zapatero) y la extrema izquierda europeas están, por primera vez en la historia reciente de este tipo de conflictos, al lado de los oponentes a uno de los líderes antioccidentales históricos. Sorpresa. Pero esos oponentes son opacos. Muy opacos. Podrían ser simpatizantes, sino miembros de al-Qaeda, según un dossier llamado “Sinjar Documents”, capturados por los servicios secretos americanos en 2007, en Irak (1), o ciertos testimonios “in situ”(2).

Esos combatientes, que nos piden angustiados ayuda (por cierto, a esa ayuda, en términos militares, se la conoce como “apoyo al suelo”, o sea ataques aereos tácticos sobre posiciones terrestres enemigas, apoyando los asaltos de las tropas propias de infantería), nos previenen acerca de una posible tentación de poner nuestros pies “infieles” sobre su territorio sagrado. Según la resolución de la ONU solo podemos “mancillar” su aire. No su suelo.

Entre esos desconocidos grupos de resistencia a Ghaddafi figura, sin embargo, uno del que sí se tienen noticias. Es más, figura por méritos propios en la lista de organizaciones terroristas internacionales, en los archivos de varios servicios de inteligencia occidentales. Es el autodenominado Grupo Armado Islámico Libio. Etos combatientes proceden del Este de Libia. Se sabe que durante la guerra de Irak, era del Este de Libia de donde procedían muchos de los guerrilleros integrados en los grupos controlados por al-Qaeda. Una quinta parte de los combatientes extranjeros antioccidentales de esa guerra, venían de ciudades orientales libias como Darnah. Del Este del país. De la Cirenaica, la parte del país que se considera más puramente árabe, y no berebere. De ahí proceden los sanusíes, secta puritana que se estableció a mediados del siglo XIX; que encabezó la resistencia frente a los colonos italianos hasta 1931, y a la que pertenecía el rey Muhammad Idris al-Sanusi primer y único rey de la Libia independendiente hasta su derrocamiento por el sátrapa actual.

No sé como lo veis vosotros, pero yo no tengo nada claro en este asunto. Tras una actuación de las fuerzas terrestres de la OTAN que cualquiera que sepa un mínimo de estos asuntos dará por descontada, diga lo que diga la ONU, aparte de las de inteligencia que están sobre el terreno desde antes de empezar este lío, y después de la fuga o ejecución del coronel drag-queen de la foto de ahí arriba, lo que sería el colmo es que tuvieramos que volver las armas 180 grados para defender a la población civil de nuestros recientes aliados “los rebeldes”, que pueden empezar, a su vez, a hacer “limpieza”. Acordaros de cómo acabó la historia de la ayuda a los mujaidines afganos (más tarde talibanes) contra los rusos invasores...

Podríamos acabar este culebrón, teniendo una segunda Somalia, y a los señores piratas sentados en las mesas des los consejos de administración de las empresas de exportación de crudo libio.

¡No sé si una vez llegados al borde del abismo, habremos dado un enorme paso hacia delante!

(Continuará)

(1) http://www.ctc.usma.edu/harmony/FF-Bios-Trans.pdf
(2) http://www.huffingtonpost.com/2011/03/19/extremists-among-libya-rebels_n_837894.html

sábado, 19 de marzo de 2011

Con los terremotos resucitan los trogloditas

Os advierto con tiempo que algún día trataré de acercarme a un misterio que me intriga desde hace mucho tiempo: ¿Es el instinto de supervivencia un deseo? ¿Tienen, en caso de que así sea, deseos los animales? ¿Y las plantas? Por el momento, y aprovechando que estamos pasando actualmente muy cerca de ese famoso instinto, y de una prueba más que evidente de su existencia en Japón ¿qué os parece si nos acercamos un poco más eh? Por ejemplo: ¿os habeis preguntado alguna vez qué significa en efecto la expresión: “instinto de supervivencia”?

La cuestión ya sería importante aunque solo fuera porque afecta a todo lo que vive. Casi nada. Y vaya usted a saber si también a “lo que no vive”. O sea al mundo mineral. Porque, a lo mejor, lo que le pasa simplemente es que sí vive, pero a una velocidad mucho más lenta.

El asunto es inquietante, ya que implica varios interrogantes sin respuesta aparente. Para empezar, ¿cómo pueden compartir un mismo instinto seres vivos que saben que van a morir, como los humanos, con otros que lo ignoran, como el resto? Desde mariposas que duran venticuatro horas, hasta escarabajos con trescientos años de existencia, por no salir de la entomología. Además, cuando mediante ese instinto uno desarrolla una serie de estrategias que le permiten “sobrevivir”, debe ser sin duda porque su vida se encuentra en peligro ¿o no? Y si además es únicamente de ese “instinto” del que proceden esas estrategias, o sea de una pulsión involuntaria y e innata, entonces ya podemos concluir que ese peligro es ¡permanente! ¡Lo que faltaba!

Siguiendo esa intuición, si desde el día que nacemos nuestra vida es una extenuante carrera de obstaculos, en la que solo se salvan los más fuertes, los más hábiles, los más astutos, y a veces los más hijoputas, en una palabra darwiniana : “los más aptos”, ¿quién demonios está permanentemente detrás de ese complot criminal?

Veamos, ¿qué ocurriría si abandonásemos un bebé en cualquier lugar? En cualquier lugar civilizado o salvaje. Evidentemente, que se moriría casi de inmediato. ¿Se moriría? ¡Na! ¡Le mataría nuestra madre Naturaleza! Que no permite vivir, aunque la maten, más que a los que se lo curran. ¿Una madre dionisíaca que devora a sus hijos? Pues sí. Tal como suena. Ella lo ha dispuesto todo así. Y en la diversidad de las múltiples manifestaciones de vida; en ese conjunto tan caótico de todo lo que palpita, respira y se multiplica, los códigos que regulan esas vibraciones son distintos, variados, autónomos, pero sobre todo conflictivos entre sí. Para que sea más divertido…

¿Armónica Naturaleza? ¡Mon cul!

Los seres vivos compiten todos contra todos. O se alían en UTES, uniones temporales de empresa, que cuando todavía se estudiaba en castellano se llamaban asociaciones simbióticas. La lucha es la regla. ¡Que astutamente lo ha montado esa maliciosa madrasta, que es peor que la de Blancanieves! Ni siquiera se molesta en matarnos con sus medios. No. Es mucho más malvada. Pone a todo lo que vive en medio de la escasez para que nos despedacemos entre nosotros. Los animales que sobreviven a las dificultades de su entorno, lo hacen a costa de otros seres vivos menos adaptados, animales o plantas, y así hasta las bacterias. O más allá.

Y mira tú por donde, tal vez el menos preparado. Una especie de errata. Una pieza defectuosa. El patito feo condenado a su rápida desaparición, a la vista de sus escasos méritos físicos y fisiológicos. Esa lamentable “cosa”, al que hoy conocemos por hombre, a todo esto va, y se pone a pensar.

Y es que resulta que aquella famosa caja de herramientas y soluciones, el mencionado “instinto de supervivencia”, tan pronto miró al hombre de arriba a abajo, se declaró impotente ante la hercúlea tarea de salvar lo insalvable. Y aquel sujeto malparido, abandonado a su triste suerte, cuando ya estaba al borde de la desesperación, se le ocurrió gritar mirando fijamente a los ojos aterrorizados de su colega: “¡ Joderrrrr… !” Su compadre, asombrado ante semejante hallazgo, levantó su cabeza, y extendiendo el brazo con su dedo índice señalando al inmenso horizonte, remachó con aire de triunfo :”¡Exacto!”

Acababan de inventar el lenguaje. Y, con él, el pensamiento abtracto. Este artefacto es una especie de flotador con el que hemos conseguido mantener la cabeza fuera del caos circundante. Aunque, claro, nunca podamos garantizar que un tiburón absurdamente bizco no tome nuestras nerviosas pantorrillas por las rabas de un calamar y nos degluta, justo antes de que con el primer eructo se dé cuenta de su error. Es lo malo que tiene el instinto. El del tiburón.

Cuando le aclaras a algún capullo que el hombre es hombre porque camina con la cabeza, se queda de piedra. Más todavía, aunque parezca dificil. Pues hombre ¡aviados estaríamos si tuvieramos que caminar con esa especie piesecitos de bailarina que nos gastamos! Sé que esto me lo discutiría mi amigo Victor que quería ir a FITUR descalzo, como cuando está por los acantilados de Fuerteventura, porque le molestaban los calzos. Se lo perdono porque sé que ciertos apegos no se pueden evitar cuando eres medio rodaballo o medio barracuda. Pero.. ¡qué va…! La cabeza colega, la cabeza. Con ella inventamos unos pies de piel, de cuero o de goma o hasta con forma de pie de hotentote o de palmípedo, o algo así. Sin olvidar los calcetines, los picantes de mi primo Miguel, que son asímismo muy prácticos.

Pero,…¡ah! ¿cómo no iba a haber un pero, eh? Como en toda comunidad, y más en una en la que se supone que se piensa, entre estos artistas de los hombres que son capaces de caminar con la cabeza y hasta de hacer cosas más dificiles, aparecieron unos tipos de esos que necesitan ir a todos lados en grupo. Hasta cuando van al “baño”(¡que ganas tengo de escribir algo referente a este extraordinario eufemismo…!¿se “bañará” la gente realmente en el “baño” de una estación de servicio?). Bueno, el caso es que esos notas se autoproclamaron guardias jurados del bosque universal y, desde entonces, con su bonito traje de pana, han coseguido ganar todos los años el OMPTM. (Oscar al Mayor Pelmazo Tocapelotas del Mapamundi).

¿De quién estoy hablando…? ¡Muy bien chaval, de los ecologistas! De ese superviviente fósil del sector crítico del hombre del Cromagnon (al que criticaban por pintarrajear las paredes de las cuevas y por su despilfarro de leña para calentarse) auténtico vestigio vivo de nuestros más ancestrales parientes, y prueba fehaciente que nos permite apreciar empíricamente el asombroso proceso de desarrollo de la mente humana, desde el protocerebro de los postreros homínidos, del que ellos constituyen el último ejemplar vivo, hasta la cabeza superdotada de quien hizo posible el prodigioso invento de la cremallera. O del descalzador, que tampoco es manco.

Lo malo, o lo peor, es que esta secta no ha hecho otra cosa que inventarse y desarrollar una serie de fobias, que yo calificaría sin temor de criminales, ya que han provocado la muerte, la pobreza y las enfermedades en numerosos lugares del mundo. El abandono irresponsablemente acientífico del DDT en lugares como el África subsahariana o Asia, ha provocado la persistencia y extensión de la malaria. A esa banda de obsesos se debe asimismo el boicot y las presiones políticas que han determinado el abandono de muchos proyectos de biotecnología agrícola en países subdesarrollados, con el consiguiente aumento del hambre y las enfermedades, y la frustración de una esperanza de progreso para millones de seres humanos.

Gracias a su actuación en otros escenarios de miseria parecidos, algunos proyectos de producción de energía eléctrica fueron asimismo descartados por “agredir” al paisaje, e introducir modelos de desarrollo poco “adaptados” al ecosistema. Se anularon de esta forma no solo ese desarrollo económico, condenando a esos pueblos a seguir viviendo en las mismas condiciones que sus tatarabuelos, sino que, de paso, les privaron de cosas más elementales y urgentes como de la posibilidad de una correcta conservación de los alimentos o del saneamiento del agua.

En estos dramáticos días estamos asitiendo a una especie de epifanía de este malvado clan, que con el abyecto oportunismo al que nos tiene acostumbrados, y pasando por encima de cualquier atisbo de compasión por el sufrimiento y la heroicidad de quienes están sufriendo una de las mayores catástrofes conocidas, ha sacado de sus baules de charlatán de feria, todo su apolillado repertorio pseudocientífico para deficientes mentales, que deja patente su ausencia absoluta de preocupación por el ser humano. Bueno, en realidad, en su delirante idolatría por lo que llaman naturaleza solo hay un lugar para él: el que tiene reservado en el banquillo de los acusados por “delito ecológico”. Son como los kapos de esa Naturaleza asesina. Unos lameculos que deben esperar algún trato de favor, llegada la hora.

Como sostiene el viejo adagio:” los valientes nunca dejan de ver una oportunidad en cada calamidad, mientras, los cobardes, solo ven una calamidad en cada oportunidad” y así, una vez más, el agotador discurso de esta mortífera plaga no habla de la extraordinaria lección de humanidad, imaginación y voluntad de vivir del pueblo japonés. No. Lo suyo es la sempiterna tabarra heideggeriana del rechazo de la técnica, la fobia del desarrollo económico y la superstición obsesiva de un mundo “puro”. Que es semejante a la de “una raza pura”, una “religión pura” o una “revolución pura…” etc, etc. ¿Qué…os suena?

Sinceramente, para mí, (como para Sir Winston y para mi abuelo Anselmo) puro lo que se dice puro, hoy como siempre: “Romeo y Julieta Nº 1”.

martes, 15 de marzo de 2011

Malas noticias

Lunes 14 de Marzo de 2011. Paso de Kerem Shalom, en la Banda de Gaza. 214 camiones cargados de bienes de consumo, gasolina y fuel-oil han sido entregados a los palestinos por Israel.

Dos días antes, el sábado 12 de Marzo de 2011, una o varias bestias inmundas llevaron a cabo una masacre que nos recuerda, a los que tenemos la suficiente edad, a la perpretada por la llamada “hermandad” de Charles Manson en la casa del director de cine Román Polanski, pero llevada a cabo esta vez contra una familia judía en Intamar, cerca de la localidad cisjordana de Naplusa.

Estas dos noticias procedentes del mismo escenario, deberían ser lo suficientemente elocuentes, dispuestas por orden cronológico, para tener una idea cabal de lo que está sucediendo en realidad en el llamado conflicto palestino-israelí.

Pero estas noticias solo están al alcance de aquellos para quienes la existencia del estado de Israel forma parte de las prioridades esenciales de su propia seguridad, y procuran mantener al día su información relativa a esa area geográfica. Y lo están porque visitan los medios que la Red les proporciona, afortunadamente. Porque si confíasen sus conocimientos a lo que los medios nacionales les proporcionan, se mantendrían en el limbo informativo en el que, como peces rojos en una exigua pecera, bogan en círculos la mayoría de nuestros conciudadanos.

Bueno, en realidad eso no es del todo exacto. Lo cierto es que cuando las noticias hacen referencia a sujetos del lado de los “buenos”, o sea de los palestinos, el seguimiento y el nivel de datos aportados aumenta exponencialmente. No hay más que analizar el tenor de las referencias que acerca de este caso se han publicado en las escasas páginas escritas que se le han dedicado.

En ellas se ha cuidado muy bien de no utilizar la expresión “familia de judíos”. No. Lo “correcto” es denominarla “familia de colonos judíos”. Ya se sabe, “colono” es el sustantivo del que se deriva el verbo “colonizar”. Y de este, Iósif Vissiarionovich Dzhugashvili más conocido por Stalin, extrajo el concepto de la “forma superior del capitalismo”, denominada por él imperialismo, ejercido por las potencias “colonialistas”.

Una vez acabada la guerra fría, con el apolillamiento del muro de Berlín, la semilla anticolonialista, que había germinado en los países arruinados por el sistema comunista, siguió permitiendo a los sátrapas de turno mantener la zanahoria del “anticolonialismo” delante de los ojos de unos pueblos aleccionados desde su nacimiento en el odio y el nihilismo, mientras que la propaganda difundida entre los círculos burgueses izquierdistas de occidente proporcionaba la cantidad indispensable de tontos útiles dentro de los países adversarios.

Así vemos desde hace años que el conflicto derivado de la existencia del estado de Israel es tratado en nuestros civilizados países como la sumisión del pueblo palestino a un pueblo arrogante y dominador que ejecuta una política de terror sobre él, y del que se nos ofrecen pruebas periodísticas totalmente “manufacturadas” por empresas especializadas, a las que no se les exije la más mínima garantía de su veracidad.

Esto da lugar, a veces, a sonrrojantes consecuencias como fue el caso del ”fusilamiento” a sangre fría de un niño y su padre por parte de las tropas israelíes. Filmado en directo por un operador palestino que, como por casualidad, estaba presente en pleno tiroteo, el fabuloso scoop fue desmontado pieza a pieza por un periodista francés, que ha llevado ante los tribunales nada menos que al director de la 2ª cadena de la televisión pública francesa, que lo había comprado y difundido, declarando que puede demostrar que las “victimas” gozan hoy en día de una excelente salud.

Pese a todo, hasta ahora ni siquiera las mentes atormentadas de estos bárbaros, educados en el mito del “Complot Universal Sionista”, han podido construir una falacia en la que supuestos asesinos de niños (mito recurrente, por otra parte, en la leyenda secular del los judeófobos), hayan planeado y ejecutado el asesinato de una pareja joven y sus niños mientras dormían.

Una vez más los medios de comunicación occidentales han actuado según el guión previsto. En el caso actual, se ha instalado un silencio ensordecedor. Titular a tres columnas en las páginas de internacional, perdido en el mar de las manifestaciones de Libia.

¿Alguna reflexión sobre los sórdidos detalles de la matanza? ¿Alguien se preguntó qué puede pasarle por la mente al asesino de un bebé dormido de tres meses, mientras le secciona el cuello? ¿Le haría recordar los degollamientos de los corderos y otros animales que forman parte del espectáculo cotidiano de su vida, desde su más tierna infancia? ¿Algún periodista se preguntó que plan tenía en su desquiciada cabeza, ya que entró primero en una casa de la que estaban ausentes sus propietarios, penetrando a continuación en la de la familia Fogel? Y, cuando se encontró a tres niños durmiendo tranquilamente, ¿se sorprendió y pensó durante un instante qué hacer? ¿o bien el único plan era acuchillar y degollar a cualquier ser humano que se encontrase en su camino?

Nada. Ni siquiera un comentario sobre la catadura moral de ese monstruo que, una vez que se hartó de apuñalar a un bebé que dormía en los brazos de su padre, a su madre y a dos de sus pequeños hermanos, corrío a refugiarse en los brazos de sus hermanos de Hamás.

Al día siguiente, Hamás anunció la hazaña y repartió por las calles de Gaza dulces y caramelos, como es habitual cada vez que se celebra una “heroica victoria” similar.

También lo hicieron, y aquí nadie lo publicó, el 12 de Marzo de 2004. ¿Os acordais?

A los que imaginan el Islam como una senda de perfeccionamiento y serenidad interior, al estilo de los ashram hindús, les recomiendo que se den prisa en despertar e imaginar unos barbudos para quienes la muerte no es un mal asunto porque la vida de verdad comienza después, y que son capaces de inspirar u ordenar las mayores atrocidades en nombre de Mahoma y sus delirios.

Creo que estos días debemos concentrar toda nuestra compasión en un pueblo, el japonés, que lucha por recuperarse del furor de la naturaleza; por unos ciudadanos libios que se enfrentan a la arbitrariedad y la injusticia y por las víctimas inocentes de la barbarie, como los tres hijos supervivientes de la familia Fogel, para quienes el futuro se quebró a manos de un ser que no merece el adjetivo de humano.

domingo, 13 de marzo de 2011

El Correcional.

“¡Como sigas portándote mal te voy a meter interno!”
Como entre vosotros hay gente de diverso pelaje (como es de rigor en todo grupo de amigos con un mínimo de clase), no sé cuantos habreis escuchado este ultimatum alguna vez durante vuestra niñez. Yo sí lo oí. Y varias veces. Claro que yo detento el dudoso honor de haber sido, cuando era un angelito de catorce años, el primer alumno expulsado del Instituto Nacional de Enseñanza Media Alfonso II el Casto de Oviedo, desde que babía terminado la Guerra Civil.O sea, una auténtica perla.

Se trataba de una advertencia propia de unos padres que se encontraban en el penúltimo peldaño, antes de la declaración de quiebra de su autoridad. Se producía ante una flagrante “falta”, en el código de conducta. El siguiente escalón del conflicto correspondía al “delito”, dentro de ese mismo código.

Eso eran ya palabras mayores. Una vez asumida la bancarrota de la disciplina, aparecía la palabra clave. El término que suponía la entrada en escena de instancias ajenas al espacio doméstico. Era el Reformatorio. Donde se reforma. El CORRECCIONAL. Donde se corrige. Donde se transforma en CORRECTO al que es INCORRECTO.

Pues bien, he ahí que después de establecer como “norma de obligatoria obediencia”, la desobediencia de toda norma, durante los felices años del triunfo de la transgresión como valor absoluto, hemos terminado por estructurar todos esos principios un poco abtractos y vaporosos en eficaces COMISARIAS de la CORRECCIÓN POLÍTICA bien reales y concretas, en cuyas oficinas de reclutamiento hace cola permanente la gran mayoría de nuestros actuales conciudadanos.

Y así asistimos extasiados al milagro de escuchar en boca de un sujeto, que representa la expresión más terminada de la insignificancia intelectual, un discurso redondo y niquelado en el que, sin que se le despeine un rizo de su engominada cresta, nos admoniza sin compasión, en su papel de kapo (cabo de vara, en castellano) del CORRECIONAL.

Me pregunto a menudo cuando aparecerá la antología de esta época, en la que podamos partirnos la panza de risa escuchando los eruptos de Ramoncín (el Rey del Pollo Frito), desmontando de cuatro certeros hachazos y con la naturalidad propia de un profesor universitario, el discurso liberal de cualquier Hermann Tersch, precipitándolo en el más terrorífico averno ideológico, y asentando su infumable cacareo en esas cuatro verdades cuadradas que constituyen el alfa y el omega de lo POLÍTICAMENTE CORRECTO.

Los principios activos del “igualitarismo endocrino” que padece esa correcta tropa, se sintetizan en uno : “la única manera de establecer una sociedad igualitaria y justa, es la de la nivelación de todos los miembros (y miembras) de ella, a la altura mínima que pueda alcanzar el menos dotado de esos miembros, a fin de que nadie quede excluído”. ¡Así de sencillo!

La autocensura, que es de los productos de más fácil metabolización, ha situado ya sus groseras balizas sobre vastos territorios colectivos creados al efecto, como son el Colectivo Gay, considerado como un movimiento revindicativo de no se sabe muy bien qué cosa; el feminismo, con la reclamación asombrosa de la ¡¡ defensa de la salud sexual infantil !!; la militancia a favor de movimientos totalitarios, como el castrismo, el chavismo, Hamas o Hezbolláh, etc. etc. Esa parcelación del debate provoca que, en el mejor de los casos, cuando uno saca a relucir alguno de estos temas, se encuentra con un silencio embarazoso, cuando no con un cambio brusco de tema de conversación.

Y eso en el terreno colectivo, porque si hablamos del individual, ya hemos llegado al extremo de tener que esforzarnos para encontrar el límite donde empieza el de cada cual. Todo aquello que pueda admitir el adjetivo de íntimo, privado, personal o individual, está bajo sospecha. Sospecha de insolidario, egoista, clasista, elitista, explotador en potencia o en esencia, liberal y cosmopolita. ¡La de dios!

Al final, la única vaga satisfacción que nos proporciona esta situación es la de la ensoñación melancólicamente nostálgica de otros tiempos, cuando la sombra del correccional, como mito disuasorio, se cernía amenazadora sobre los débiles andamios de nuestra existencia en construcción.

Hoy en día, esa amenaza me resulta tan grotesca que he decidido ingresar voluntariamente en el CORRECCIONAL e instalar un taller de provocación en plena sede central del mismo. Y para que quede constancia y no subsista el más mínimo rastro de duda, en el día de hoy me declaro públicamante:

HOMÓFOBO. ANTIFEMINISTA. ISLAMÓFOBO. ANARQUISTA INDIVIDUALISTA VÍABLE (O SEA, LIBERAL). TABAQUISTA Y OTRAS HIERBAS. EPICÚREO. CRISTIANO AGNÓSTICO. ESPAÑOL. SIONISTA. FILOYANQUI Y ADICTO AL LLOCÁNTARO CON BERCES DE CASA MÁXIMO, EN BAÑUGUES.

¿Pasa algo?

jueves, 3 de marzo de 2011

The freak offensive.

Recuerdo haber mirado por primera vez en el diccionario el término ingés “freak”, allá por los ’60. La primera acepción era “monstruo”, en el sentido de atracción de feria. Véase el hombre oruga o la mujer barbuda. Para nosotros, entonces, hacía más bien referencia a alguien que había escogido marginarse de la sociedad, y lo había conseguido. A través de algún potingue químico o botánico, de los muchos con los que acompañabamos habitualmente a la castiza y legal droga del alcohol, se conseguía derrapar algunos metros fuera de la ruta, durante un período corto de tiempo. Era toda nuestra experiencia como freaks.

Pero desde hacía unos años, unos seres admirados, no se sabía entonces muy bien porqué, pertenecientes a un club conocido como la Beatnik Generation, le habían contado al único que había leído a un tal Jack Kerouak, que lo suyo era largarse por el mundo y abrir los ojos. De ahí partió todo. Largarse, apartarse, dejar el sendero de los mayores. Y lo que habríamos de encontrar debería ser mucho más “real” que la oferta “fraudulentamente almibarada” que nos ofrecia la sociedad que había vencido a uno de los dos totalitarismos.

Claro está que más “real” significaba más sucia, deprimente, gris, triste, amarga, violenta, etc. Si realmente te había sido de provecho la experiencia, lo sabrías enseguida. Deberías, en ese caso, haberte convertido en un “loser”; en un perdedor; “triunfantemente amargado”, eso sí. Y si asumías de verdad tu nueva condición, se te abrirían grandes espectativas de futuro. A poco que exhibieses una imagen bien acabada de “prueba andante del fracaso del sitema”, estarías a un paso de entrar en la vitrina de los “malditos”.

Lo importante de aquel “poeta maldito”(¿qué habrá sido de Carlos Oroza?) que vivía de los sablazos que propinaba en el Café Gijón a sus promotores, con una técnica inventada siglos atrás por los mendigos de catedral, y que basaba su eficacia en la capacidad intimidatoria de una posible maldición en el caso de estos, o una maledicencia en la de aquel, lo importante digo, no era si no le publicaban sus ripios por impublicables, lo que era natural si lo pensamos bien, sino que ocupaba un puesto insustituíble en el gran escenario de la modernidad.

Sus sarcásticos improperios, dirigidos a aquellos que financiban su dolce farniente, al igual que los cuadros de los pintores anticapitalistas que fustigaban con furor a los burgueses que los colgaban en sus salones o, mejor aún, en el despacho de dirección del banco, formaban parte de una colosal comedia, en la que cada actor recibía su salario correspondiente, en términos de raciones generosas de autoestima, de penitencia, de frivolidad, de vanidad o de cheque político endosable en el cada vez menos lejano, y más amenazador, futuro de aquella época.

Pero éteme aquí, que los desarrapados herederos de todo ese espectacular período de nuestra vida, los post-modernos, que tuvieron que inventarse ese término por no reconocerse como reaccionarios antimodernos, o sea para no identificarse con los fachas de sus papás, han reinventado una vez más la pólvora y sacan, como "friqui", al término de marras de la faltriquera de la bisabuela, asociándolo, en una nueva y alegre ensalada “ideo-ilógica”, con el de “anarcoide”(¿el que "padece" anarquía?). Ya no saben que inventar, como decía mi abuela Amparo.

Pero no nos equivoquemos. La actual imparable marcha de nuestra sociedad, en su obcecado rumbo de colisión, nutre cotidianamente nuestra lista de freaks con nuevas adquisiciones cuya principal originalidad, ya no se basa como antes en ser únicos, especiales, exclusivos o simplemente raros. No señor. La modernidad, en su incansable búsqueda de la igualdad, ha llegado a la conclusión que lo verdaderamente original en la nueva generación de “fenómenos” es, precisamente, que sean exactamente idénticos. Colectivamente. Como clones.

Y aquí es donde aparece el último grito (histérico) en la reciente generación de estos engendros clónicos que, en su última versión, consiguen vender sus taras envueltas con el provocativo (¡Ya me entiendes, oyes... Sólo es una provocación, ¿sabes?) papel de regalo de la más nauseabunda bazofia nazi.

John Galliano. Se trata de un macarra de La Linea, que supongo que a través de una exitosa carrera de chapero hortera en el puerto mercante de Gibraltar, acabaría vendiendo su pátetica y zarrapastrosa silueta en cualquier esquina del East End de Londres, donde la suerte, o vaya usted a saber qué, lo catapultó a uno de esos salones “divinos” donde sujetos como Ali Agka, el asesino frustado del Papa Juan Pablo II, pululaba ofreciendo su trasero al mejor postor, antes de su hazaña. Según declaró Bertolucci, que de eso debe saber lo suyo. Y de ahí a la Gloria.

"Es muy mala suerte que le grabaran todo lo que ha dicho, pero creo que la firma está respondiendo bien, como debe", declara Tamara Falcó, que no sé quien es pero a la que los medios proporcionan la posibilidad de declarar esa estupidez. Bimba Bosé, que tampoco sé que pito toca en este asunto, pero que si se pasea con ese nombre de perro debe ser una pija más de ese selecto entorno de divinos sarasas, también se creyó obligada a emitir unos ruidos guturales: "Es muy delicado echar a un artista por no se sabe qué motivo, porque alguien haya dicho... No sé, esas cosas son muy delicadas. Nunca sabremos la verdad y mejor no saberla. A la prensa le llega la punta del iceberg, es una pena que un genio como él tenga que ser echado de una casa de esa forma”.

“Mejor no saber la verdad” dice esta lumbrera. Aunque sean cosas muy delicadas voy a arriesgarme a decirlo: Se puede ser mas idiota pero no más gilipollas.

Johnny se declara devoto de Hitler. Acepta deprimido la imposibilidad de envíar a una cámara de gas a unas personas que no parecen reírle las gracias ni extasiarse con sus harapos divinos. La fascinación que el averno nazi ejerce sobre esa anomalía psico-sociológica que constituye la autoproclamada Comunidad Gay, es un fenómeno que transciende la banal simplificación de una atracción puramente estética.

Esa lógia, cuyo argumentario hunde sus enfermizas raices en una de las patologías de autorechazo más grave y extendida de nuestra sociedad, ha conseguido culpabilizar a la parte de esa sociedad que consigue asumir con naturalidad los problemas de su própia sexualidad, sea la que sea, e incluyendo por supuesto a la opcion homosexual. Y lo ha hecho con las mismas tácticas con las que cualquier ideología totalitaria consigue el efecto de auto-represión en sus respectivas sociedades. Acordaros del Pais Vasco.

Todo el repertorio simbólico-lingüístico del victimismo más ramplón es puesto en circulación. Pero cuidado, cuando un colectivo llega a estar íntimamente convencido de su condición de víctima histórica, y adquiere poder real, no tarda en encontrar a otra víctima, más débil que él mismo, a la que colgarle la responsabilidad de su persecución (O sea, de su incapacidad de soportar su propia imagen en el espejo). Y entonces será implacable. Y no tanto para salir de una supuesta situación de injusticia actual inexistente, sino, sobre todo, para llevar a cabo un arreglo de cuentas histórico. Una satisfacción total para un pecado que hunde su origen en la propia definición (erronea) del hombre.

No sé vosotros, pero yo estoy hasta la coronilla de aguantar con un simple y esteril gesto de cansancio a todos estos tarados que no paran de invadir mi intimidad con sus miserias de confesonario o manicomio.

Y con su puto arco iris. Dicho sea con todo el respeto