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miércoles, 19 de enero de 2011

En el 2050, todos calvos. (Je, je…)

Acabo de leer un comentario sobre un informe que el banco HSBC (Hongkong & Shanghai Banking Corporation) ha hecho público recientemente, y que trata sobre la evolución de la economía planetaria en los próximos cuarenta años.

Y me he divertido como un niño travieso.

Y es que, desde que soy mayor, puedo disfrutar de algo que es privilegio exclusivo de los miembros (y miembras) de nuestro curso: sentirme, por fín, únicamente espectador de las catástrofes venideras. Hasta hace relativamente poco, no dejaban de producirme una extraña mezcla de temor difuso y algo de risa floja, esas profecías, a las que han sido y son siempre tan aficionados tanto los catecúmenos ávidos de futurología, como los sempiternos sanjuanevagelistas de turno (que son una mezcla de “tarots científicos” y milenaristas de variado pelaje).

Pero éteme aquí que, súbitamente, he descubierto que puedo ser un abuelo–adolescente que goza a la vez de la suficiente sabiduría y la curiosidad necesaria, como para presenciar esos pretendidos “futuros”, sin que se me rice el pelo (el futuro, por su própia naturaleza especulativa, siempre es una desmesurada pretensión). Observese que eso del pelo está muy bien traído por diversas razones, en mí caso; pero sobre todo porque, como siempre, he sido un pionero, en cuanto al estado capilar que luciremos todos nosotros en el 2050. ¡Inch Allha!

Pero, volviendo al asunto de la profecia que nos ocupa, los analistas de la prestigiosa corporación bancaria resumen su estudio con una conclusión geográfica, como es de rigor en un mundo globalizado: “los líderes mundiales que encabezarán el ranking económico del desarrollo, en 2050, se bañarán todos en el Oceano Pacífico”.

Esto es: USA, China, India, Australia y Canadá.

Africa sub-sahariana continuará siendo un erial en el que las ya devaluadas materias primas lo habrán convertido en una zona marginal de ese futuro mundo desarrollado. En la America Latina, solo destacará relativamente Brasil, en un conjunto de países reducidos al papel de subcontratistas industriales y productores de una agricultura extensiva, en los que una minoría de empleadores poco creativos malvivirán de las rentas obtenidas sobre el trabajo no calificado de una mayoría empobrecida.

Estos expertos le dedican todo un capítulo completo al mundo musulmán. Ese universo de creyentes se estancará; y se deslizará lenta, pero inexorablemente, hacia la insinificancia. Esto será debido a lo que, educadamente, califican de “un destino propio de un dogma que incita al fatalismo y a la ausencia de iniciativa individual”. Esa región seguirá constituida por una serie de dictaduras de la pobreza y la radicalización, en la que ni siquiera la violencia conseguirá influir en la marcha del mundo.

Dos países en esa región parecen escapar a ese destino fatal : Israel y Turquía. Israel se integrará en el pelotón de cabeza de los países que tendrán un PIB por cabeza más alto, a pesar del desequilibrio de sus gastos de defensa. Turquía, se alejará del islamismo, después de su noviazgo frustrado, y eso propiciará un arranque moderadamente esperanzador.

¿Y Europa? ¡Agárrense fuerte, los más jóvenes de mis pacientes lectores! ¡Se acabó la diversión! Aunque, afortunadamente, los profetas asiáticos no prevén ningún comandante que mande callar (por ahora). La demografía nos irá alejando paulatinamente del grupo de los líderes de la carrera. Estos chicos estiman nuestra pérdida de población en nada menos que 50 millones de europeos, que faltarán a clase en 2050. Si a eso sumamos las pateras llenas de los mejor formados que partirán hacia ambientes más propicios en busca de mejores condiciones de realización, y las que seguirán llegando con ciudadanos mal preparados y con dificultades de integración, el desastre está servido.

Inglaterra aparece en los papeles de nuestros pitonisos, como la mejor parada, dada su menos mala demografía y su sólido sector financiero. Francia se descolgará de la docena de países con un mejor PIB y PIB por cabeza, aunque su decadencia será menos brutal. ¿Menos brutal que qué? Pues que la nuestra. España, Italia, Polonia y Alemania (sí, sí Alemania) sufrirán una caída dramática y espectacular. ¿Cómo se os quedó el cuerpo, eh?

Al parecer, Rusia también se dará el panzazo, así como Corea del Sur y el Japón, donde el envejecimiento es muy notable, dada su política restrictiva respecto de la inmigración.

En términos generales, ciertos países fuera del area del Pacífico, como Inglaterra e Israel, y que mantienen unas relaciones privilegiadas con los pletóricos Estados Unidos, constituirán los únicos islotes de prosperidad, aunque amenazados, dentro de nuestra area. En la zona de Europa-Mediterraneo, Turquía parece destinada a cobrar una posición relativamente relevante, frente a la cultura dominante del Islam. Europa Continental cerrará el negocio por quiebra, y su civilización milenaria se habrá convertido así en una interesante curiosidad histórica.

El comentario que leí, terminaba afirmando que este estudio coincidía, casi literalmente, con los diversos análisis llevados a cabo en otros gabinetes de expertos, que trataban de imaginar el mundo resultante del cambio de modelo, o “post–capitalismo”. Derivada obligada, al parecer, a la conclusión de la presente crisis.

Menos mal que todo esto, los de mi generación, lo veremos en butaca de patio. ¡Alguna ventaja teníamos que tener los abueletes, a parte del Inserso!¡Coño!

Total, que todavía me dura la risa.

1 comentario:

  1. Muy sugestivo, tu tremendo gráfico de los futuros menguantes. Bueno, ¿qué quieres que te diga? Que es difícil no darte la razón ni avalar la exactitud de tu análisis, por deprimentes que sean tus conclusiones.
    La verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero. Mira que lees cosas interesantes...
    Por cierto, qué fracaso el del mundo hispano-parlante y qué éxito el del inglés. Menos China, 3 de las cinco potencias tienen como lengua exclusiva el inglés y la cuarta, la India, la tiene de cooficial...

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